Amanece un nuevo día y ya estamos de vuelta en Barcelona. Para variar no hemos notado el movimiento en el atraque, algo que ha sido la constante durante toda la semana. Empieza el día más amargo del viaje: la despedida del barco y la vuelta a casa y a la rutina.
[align=center]UBICACIÓN DEL CRUCERO EN EL PUERTO DE BARCELONA

Teniendo en cuenta que la idea es desembarcar hacia las 08:30 dado que tenemos el tren de vuelta a las 10:00 en la estación de Sants, programamos la hora de levantarse, desayunar y demás. Hoy volveremos al bufé Windjammer a darle el último tiento.
Me asomo por la ventana del camarote para empaparme de las últimas vistas a Central Park y que nos han acompañado a lo largo del viaje. Sentarse en el poyete de la ventana y contemplar la vegetación o los paseos del pasaje ha sido una buena experiencia.

Mientras vamos al Windjammer ya se nota que una buena parte de los viajeros dejaremos el crucero en las próximas horas dado el ajetreo y el ir y venir de maletas que se advierte por doquier. Los que embarcaron en Civitavecchia el pasado jueves aún les queda semana y la inmensa mayoría bajarán en Barcelona como un puerto de escala pero para nosotros significará el fin de la aventura. En el bufé poca historia aparte de que ver a la gente algo cabizbaja y resignada. Nos nutrimos bien para pasar el trayecto de vuelta a casa y regresamos al camarote. Dan ganas de esconderse en algún sitio y continuar viaje como un polizón de los de antaño.

Había quedado con mi primo el pasado sábado en que nos recogería a pie de terminal en el día de hoy para llevarnos a la estación de Sants. Le llamo para comunicarle que ya estamos casi preparados para irnos y me pregunta por cual terminal vamos a bajar. Le digo que por la terminal A, la misma que usamos la semana pasada para empezar el crucero y me rebate diciendo que ello no es posible porque vuelve de hacer una carrera desde el puerto hasta el aeropuerto de Barcelona y en la terminal A hay otro crucero y el Allure ocupa las B y C. ¡Ups…!
Esto pasa por ir de sobrado…. Si ayer me hubiera fijado en los papeles que dejó en el camarote nuestro cabinista habría advertido, porque se especificaba claramente, que el Allure atracaba hoy efectivamente en las terminales B y C del Moll Adossat.
Bueno, pues le digo a mi primo que entonces bajaremos por la B, que es la más próxima a la salida y me dice que allí nos espera. Terminamos de empacar, nos aseguramos de que no nos olvidamos nada y lenta y tristemente avanzamos por los pasillos como una cuerda de presos. No vemos ni rastro de Komang por lo que no podemos despedirnos de él y seguimos hasta los ascensores que nos llevarán inexorablemente fuera del barco.

Nuestra idea es bajar a la Royal Promenade y salir por el acceso de proa de la rampa de la terminal pero cuando llegamos a la cola un tripulante nos dice que si salimos por libre que tenemos que bajar a la cubierta 3 y salir por allí. Vuelta a los ascensores, que van llenísimos, y bajamos a pie de muelle donde dejamos con toda la pena del mundo el Allure of the seas y unas buenas vacaciones.
El cambio de salida nos ha venido bien porque nos hemos evitado la procesión de la pasarela y porque nos pilla al lado de la terminal de equipajes. Dejamos la misma donde todo es bullicio y trasiego y salimos al exterior donde ya nos está esperando mi primo. Nos reconoce, nos abrazamos y nos vamos al coche a dejar el equipaje. Nos comenta que nos ve más entrados en carnes y más morenos, lo cual corroboramos con entusiasmo, añadiendo que ha sido una semana memorable en todos los sentidos.
Durante el viaje charlamos de todo un poco y ya en la estación nos despedimos, esperando vernos muy pronto.
Arrastramos las maletas por la estación de Sants, identificamos el andén de salida del tren y nos ponemos en la cola para el control de acceso. Hace ya un sofoco importante y se nota la humedad de la ciudad Condal. Con algo de retraso la fila va avanzando, mostramos los billetes, bajamos al andén y nos aposentamos en nuestros asientos tras dejar las maletas en el portaequipajes.
Lentamente el AVLO deja la estación y el traqueteo nos pone en camino hacia los madriles. La IA de Google nos da su adiós a Barcelona:
Las Ramblas, un eco de risas y sueños,
ahora se desvanecen en el viento.
Las luces de Montjuïc, un recuerdo lejano,
mientras el tren me aleja del puerto catalán.
Tantos rincones guardados en el alma,
el Park Güell, la Sagrada Familia,
la Boqueria, un festín de sabores,
que ahora solo viven en mi memoria.
El mar, testigo silencioso de amores y despedidas,
me observa partir con olas susurrantes.
Barcelona, ciudad de contrastes y magia,
me dejas un vacío que solo tú puedes llenar.
Adiós, Barcelona, mi tiempo contigo ha terminado,
pero tus calles, tus plazas, tu esencia,
permanecerán grabadas en mi ser,
como un tatuaje imborrable de felicidad.
Digresión. Tanta IA, tanta IA y a los efectos de componer un poema con una serie de datos los resultados son manifiestamente mejorables. Afortunadamente, diría yo, le queda mucho para poder rivalizar con los versos de nuestros grandes literatos, llámese Jorge Manrique, Francisco de Quevedo, Rosalía de Castro o Juan Ramón Jiménez, entre un larguísimo etcétera.
Hoy no estamos en el vagón del silencio porque, entre otras cosas, los AVLO de Renfe no disponen de ellos por lo que las conversaciones se mezclan sin reparo. Delante nuestro hay una pareja que por el acento podríamos afirmar que proceden de la Argentina. Llevan un rato hablando pero tampoco les hemos hecho caso hasta ahora y, por mero solaz, pegamos la hebra y advertimos que están discutiendo acerca del orden de los asientos y cuál es el correspondiente a pasillo y cuál a ventana.

Ella significa que el 10A es el de pasillo y el 10B el de ventana mientras su pareja es de contraria opinión. Pasan los minutos y la discusión continúa esgrimiendo cada uno parecidos argumentos. En un momento dado pasa un empleado del tren, le paran al unísono y le preguntan sobre el particular. El empleado lleva prisa pero se para, mira los billetes, mira la señalética de encima de los asientos y concluye que tampoco lo tiene claro porque dependiendo del tono que uno quiera tomar como del asiento principal así se asignará a un lado u otro. En un momento dado nos sumamos al dilema tanto nosotros como los pasajeros de delante y de al lado y cada uno damos nuestra opinión al respecto. Yo lo tengo clarísimo y es que el 10A es ventana y el 10B es pasillo porque el asiento con el color más oscuro es el que marca la posición pero otros pasajeros son del criterio contrario, que el color más claro es el que establece el orden.
Estimado lector, eres libre de dar tu sincera opinión al respecto en los comentarios de esta etapa para salir de una vez de dudas.
El empleado se escabulle, nos sentamos en nuestros asientos y parece que todo ha quedado aclarado (o no) porque la pareja continúa con el “dale la burra al trigo” unos diez minutos más. Ganas dan de pedirles que se callen porque, ¡qué más da!, ¡que vais juntos y os podéis sentar donde os dé la real gana…!
Por fin reina un relativo silencio sólo interrumpido por el traqueteo constante del vagón sobre los raíles. Demasiado traqueteo me parece pese a la velocidad que ha alcanzado el convoy y es que el estado de las vías de alta velocidad ya se está viendo que ya no es lo que era… Bueno, mientras no tengamos una avería, no nos quedemos tirados y lleguemos sanos y salvos a casa….
El viaje transcurre poniendo comentarios informativos en este foro para aprovechar el tiempo de trayecto y mi acompañante poniéndose al día en internet tras la desconexión de la semana. Llegamos a la estación de Atocha, nos despedimos con efusividad y cada mochuelo a su olivo.
Ya en casa es cuestión de comer y beber cortesía de Royal Caribbean Internacional y más concretamente del Loco Fresh y el Café Promenade y proceder a continuación con la ingrata tarea de deshacer la maleta y poner las lavadoras de turno. Es la parte invisible de todo buen viaje que se precie.
Por la noche, tras otro ágape con el sello de denominación de la corona y el ancla, observo que ya ha llegado la famosa encuesta de satisfacción del viaje. Contacto con mi acompañante vía telefónica y procedemos a cumplimentarla de consuno. Como no podía ser de otro modo intentamos ser justos con nuestras puntuaciones pero también nos vemos obligados a no dejar títere con cabeza resaltando todos los fallos y cosas a mejorar que nos hemos encontrado en el crucero. Esperemos que esta crítica constructiva llegue a los oídos adecuados y pongan remedio en lo que queda de temporada….
Finaliza el día y acaban las vacaciones. Nos vamos alejando lentamente de estos días de solaz…
Buenas noches y saludos cordiales.

Conclusiones que nos deja el día:
- Normalmente el destino de los pasajeros al desembarcar suele ser allegarse al nudo de comunicaciones elegido para regresar a casa, ya sea ferrocarril o avión. Luego hay gente que se queda unos días a conocer Barcelona o, incluso, que han traído su propio vehículo y lo recogen para volver a su hogar. En lo que se refiere a lo que sería al Aeropuerto del Prat o a la estación de trenes de Sants hay que valorar el medio a utilizar, sea taxi, autobús público o transporte privado. A lo que voy es que la naviera ofrece el siguiente servicio:
Boletos de Transporte - Para Huéspedes que desembarcan en Barcelona. Los huéspedes con vuelos y viajes después de las 10:00 am del día del desembarque pueden adquirir sus boletos de traslado en la Recepción (Guest Services), Piso 5. El precio del traslado a la Estación de Sants de Barcelona es de 23,95 $ y al Aeropuerto de Barcelona de 29,95 $. Se pueden adquirir sólo hasta el sábado a las 10:00 am. *Hay taxis disponibles fuera de la terminal.
Como todo en el barco tiene unos precios muy inflados porque el El coste de la carrera de un taxi que une el Aeropuerto de Barcelona (BCN) con el puerto (Moll Adossat) es de 45€ y es una tarifa fija y el coste aproximado de la carrera de taxi entre el puerto y Sants es de unos 20 Euros. Es decir, sale muchísimo más a cuenta ir en taxi que coger el traslado con Royal, en términos de comodidad y puerta a puerta. Y taxis hay de sobra según se sale de la terminal y está muy bien organizado.
- Es conveniente leerse bien la documentación que se deja en los camarotes y seguir las instrucciones dadas para facilitar el desembarque, sobre todo si hay premura de tiempo en coger transportes o llegar a determinada ubicación a una hora prefijada.
- Es aconsejable llegar pronto al vagón del tren de alta velocidad para asegurarse un buen sitio para dejar las maletas en la zona de portaequipajes. Como llegues algo tarde te arriesgas a que esté todo ocupado y tengas que usar las bandejas superiores de la fila de asientos, que no reúne las mismas condiciones de espacio y que, además, obliga a subir a pulso el equipaje.
- Aunque puede llevar un rato rellenar la encuesta de calidad tras el crucero es una forma de mostrar tu experiencia a bordo y de puntuar los diferentes aspectos vividos en el barco. Que vaya a servir para algo eso nunca lo sabremos….[/align]
El diario continúa en la próxima y recapitulatoria etapa.