NAVEGACIÓN ✏️ Diarios de Viajes de Noruega

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Creo que estaréis de acuerdo conmigo en que este crucero es mejor hacerlo con este trayecto, porque así el día de navegación te permite descansar y hacer las maletas sin agobios. El día amaneció frio y nublado e incluso, durante la mañana, cayó un breve pero intenso chaparrón. Un servidor le metió una paliza a la cama de la leche. Mi novia, mucho más valiente que yo, se levantó temprano para ir a un seminario en el Spa del Mar que le pareció muy interesante (de hecho, durante el crucero, asistió a tres o cuatro seminarios y los recomienda bastante). Después de eso, desayuno y a dar una vuelta por las tiendas: al ser el último día, es recomendable echar un vistazo porque siempre hay cosas con descuentos que pueden resultar muy interesantes, sobre todo relojes, perfumes y souvenirs típicos de Noruega (aunque todos los días en el diario de a bordo, siempre encuentras avisos de promociones y descuentos).

Después de eso, los hombres del grupito nos acercamos a la pared de escalada a echarnos unas risas, mientras las chicas iban a otro seminario. Nuestra estancia fue breve, porque, si no tienes experiencia y fuerza no subirás más de dos metros (como fue mi caso) y encima hacía un frio de narices. Juntando eso con que debías ir con ropa deportiva (camiseta y pantalón corto) pues ya os podéis imaginar. Eso sí, risas nos echamos un montón, sobre todo los instructores.

Como quedaba algo de tiempo para el almuerzo, nos fuimos al karaoke del salón Rendez-Vous, donde fuimos la sensación: la actuación de nuestro grupito cantando “Devuélveme a mi chica de Hombres G y “Summer Nights” de Grease deberá pasar a los anales de las actuaciones memorables del Empress, je je je.

Después de almorzar, comenzamos a preparar las maletas: como es una labor que te deprime un poco, decidimos parar un ratito y fuimos a ver el show de talentos en el salón Broadway y la verdad nos quedamos muy sorprendidos: hubo pasajeros que eran unos auténticos artistazos (yo personalmente, me quedo con una mujer portuguesa que cantó un fado que me puso los pelos de punta). Tras ello, mientras las chicas hacían otro seminario, los chicos nos quedamos en el salón para atender a la charla de desembarque: no nos dijeron nada que no estuviera en el diario de a bordo, pero lo bueno es que ya teníamos pillados unos buenos asientos para el momento cumbre de la tarde: el bingo acumulado. En esta edición se superaron los mil cuatrocientos euros de bote y mi novia y otra chica de nuestro grupo lo rozaron con los dedos al quedarse a un sólo número.

Tras ello, regresamos a los camarotes a finalizar las maletas, no sin antes despedirnos de Don Elías (el cual nos había hecho unos cisnes con toallas) y de Marcos, que estaba contando las horas para volver a su país. La despedida fue muy emotiva y nos dejó un sabor agridulce. Ojalá nos volvamos a encontrar con ellos en el futuro, sea donde sea. Una vez empaquetado todo el equipaje, cenita en el buffet viendo el panorama por última vez y reunión del grupo en el salón Rendez-Vous, donde tomamos el último cóctel, nos hicimos las fotos de rigor, intercambiamos teléfonos y feisbucs y nos despedimos de Belter.

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