Con cuatro horas de sueño a las 23:30 estaba de pie. La historia de levantarse a esta hora es la visita al volcán Ijen.
El volcán de Ijen es un escenario único. Consiste en un cráter volcánico formado por un lago de color turquesa considerado el lago más ácido del mundo, prácticamente es ácido sulfúrico. Es tan tóxico que a veces se producen filtraciones a los campos de agricultura cercanos arruinándolos, así como al suministro de agua de la zona. Mi conductor me cuenta, por lo que le entiendo, de un proyecto de canalizar el agua al mar pero que no cree que se haga ya que llevan 20 años diciéndolo.
El cráter de Ijen es una mina de azufre. El azufre se encuentra en forma sólida, en la parte baja de la caldera, además de gaseosa. Este gas de azufre es lo que hace que durante la noche se puedan ver llamaradas continuas de fuego de color azul formadas por el gas que arde al salir a la superficie desde las brechas. Lo bonito es que este gas se condensa formando azufre líquido que se va deslizando por la piedra mientras arde con un fuerte color azul entre nubes de gas. El efecto del fuego deslizándose entre las piedras es el motivo de levantarse a estas horas.

Aquí os dejo la ruta exacta que hice: GPS TRACK
La ruta comienza con una subida hasta el cráter de una hora. Cuando se llega al cráter hay que descender unos 300 metros por un camino semiempedrado. Se necesita máscara antigás ya que el volcán expulsa de forma constante una columna de humo que, según como sople el viento, te inunda con peligro de respirarlo. Además de peligroso el humo es muy desagradable, tiene un olor intenso a huevo podrido al que te acostumbras rápido , aún así escuece los ojos y al respirarlo da quemazón en la garganta.
Al despertarme tan pronto he conseguido estar, literalmente, el segundo en el cráter. He podido disfrutar durante un tiempo del espectáculo, tan solo con la compañía de los mineros. Intentando capturar el fuego con la cámara aunque con mi cámara es prácticamente imposible. Los mineros están trabajando día y noche. Es la única mina de azufre que sigue siendo explotada de manera manual. Han construido una serie de tuberías por las que canalizan el gas para que condense y vaya formando piedras de azufre las cuales van picando. Estos mineros realizan un trabajo de locos. Una vez picado el azufre lo van cargando en dos cestas de bambú unidas por un palo. Cargan sobre unos 70 kilos y desde abajo del cráter lo suben hasta arriba en un entorno incompatible con la vida. El aire es irrespirable, más cuando cambia el viento y todo se envuelve de humo, calor, grietas, camino traicionero... Y te los ves a los tíos subiendo con sus cestas paso a paso, con el rechinar de la cesta de bambú, sin máscara y fumando! El contraste con los turista la verdad que es esperpéntico.

Uno puede pensar que lo hacen obligados, explotados por alguna multinacional. Es cierto que la pobreza está detrás pero es un trabajo que para ellos está bien remunerado, comparado con la media en Indonesia, y que defienden con uñas y dientes, siendo los primeros en negarse a la mecanización de la mina. Realmente están reduciendo su esperanza de vida drásticamente por un sueldo que permite vivir por encima de la media a sus mujeres e hijos.
Después de casi un par de horas por la caldera, llega un momento en el que se juntan tantos turistas que es difícil echar una foto sin que salga un foco. Tras ser "expulsado" por tres americanos estúpidos con sus megatripodes y cámaras decido hacer la ruta que sube hasta el borde del crater y lo bordea para poder ver el amanecer desde lo alto. Lo mejor son las vistas de la costa de Java y, con el sol ya fuera, el cráter de Ijen con el color del agua y la fumarola.


A la vuelta decido volver a las escaleras por donde pasan los mineros para echarles unas fotos con la luz del día.

Volviendo al parquing donde me espera el coche, paso por la zona antes recorrida de noche. En verdad no tiene ningún interés y reafirma el poco respeto por la naturaleza que hay en indonesia. Todo lleno mierda.
Ya en el coche mi destino es Bali, el pueblo de Tulamben donde bucearé dos días y visitaré un par de templos cercanos. Son cuatro horas desde Ijen cogiendo el ferri que une Java con Bali. Hay un mito que dice que de tanto plástico que hay en el mar existe una isla de plástico a la deriva. No es un mito, esa isla existe y se encuentra en el estrecho de Java y Bali. La hora que dura el recorrido en ferri ha sido de las cosas más deprimentes que he visto en mucho tiempo. Una cantidad de basura en el mar que no abarca la vista a ver el final. Manchas de fuel constantes, basura de plástico flotando entre papeles, envoltorios, pañales, bolsas... de forma constante y en ocasiones sin que se vea el agua. Al pobre conductor se le caía la cara de vergüenza y me decía que Indonesia tiene mucho que cambiar. Realmente me parece una labor imposible.
Una vez pasado el disgusto del ferri afrontamos las tres horas hasta Tulamben. Con el cansancio que llevo encima me quedo durmiendo la mitad. Una vez en Tulamben me despido de Nico, el conductor, la verdad que un hombre agradable y sin queja alguna.
En Tulamben me quedo en el resort Matahari Dice Center. De primeras tiene buena pinta y me dan una habitación bastante cuidada. A los 20 minutos veo que el aire acondicionado no funciona y al ir al decirlo me han cambiado a una habitación deluxe, al menos hasta mañana. Por mi de lujo porque la habitación esta genial.
He llegado a las tres por lo que me he informado de cómo funciona el buceo. Hay una tabla de inmersiones en grupo en donde te apuntas y ya está, buceas con el grupo, con un guía cada tres personas. Hay una nocturna a las 18:30 así que hoy he podido bucear por primera vez en el indicopacífico. A las 18 estaba listo. Solo estaba apuntado yo por lo que mi guía, Waian, se ha presentado y me ha dado el equipo. Todo bastante bien menos los escarpines... De aquí salgo con boletus en los pies.Waian me ha hecho un briefing totalmente de open water, se agradece para ponernos de acuerdo con las señales. Me explica que al solo estar yo no vamos al pecio Liberty si no que bucearemos en la costa. No pongo pegas porque me vale lo que sea ahora mismo.

La costa es de piedra y hay un poco de corriente que arrastra para dentro. Es ponerme las gafas, encender los focos y empezar a alucinar. Hay sobre todo una cantidad de vida pequeña increíble. Los del resort han hundido unas estatuas budistas con el fin de crear arrecife artificial pero aun le queda para que el coral se enganche, pero no deja de ser refugio de mucha vida. He disfrutado de nudis, una sepia del tamaño del meñique, alevines de peces globo, gambas, cangrejos, una morena que el guía me ha hecho la señal de venenoso... 50 minutos de inmersión disfrutados como un enano.
Al salir he cenado y a la cama.
Mañana a las 6:30 sí que vamos al pecio Liberty. Ahora mismo estoy "tapek" (muerto en indonesio)