Comer y dormir en el desierto, la hospitalidad, y las visitas inesperadas
No es un mito que en los habitantes del desierto son hospitalarios, gente dura pero amable, que abren al igual sus puertas como su corazón, no es preciso grandes manjares, un sencillo té caliente es suficiente para entablar una charla sin que nadie hable su respectivo idioma, solo es preciso respeto y por cierto “descalzarse al entrar”
En esta parte del diario, quería explicar un poco nuestro día a día respecto al dormir y el comer en esta parte de la ruta y la mejor manera quizá será con imágenes.
La caseta del vigilante en Dimeh El Siba, fue el mejor resguardo del calor del mediodía y un buen lugar para el almuerzo.
Descalzarse es una señal de educación
Acampar, cenar barbacoa de pollo y dormir cerca de Wadi El Hitan fue sensacional.
Algún amigo nuevo se acercaba.
No os penséis que estábamos comiendo todo el día !!!
Nuestro nuevo amigo se hacia intimo
Pero mucho
Acercándose la noche, una buena hoguera
Y una mejor cena
La verdad es que tuvimos la gran suerte de tener con nosotros a Raafa que siempre estaba pendiente de todo y de todos, nuestro ángel de la guarda en estos parajes.
Por cierto cada tres horas una parada y un té caliente, fue genial, tuvimos mucha suerte de conocer tantos lugares y a tanta gente buena.