Después de la tormenta vino la calma . En el hotel dormimos de maravilla. La habitación era un apartamento con su cocina y cubiertos y tenía muy buenas vistas. Así pues, repuesto tras el tifón y con sol, nos dispusimos a visitar la ciudad y así empezar una nueva etapa en Japón.
Después de una breve caminata llegamos a la zona de los templos, la parte más autentica de KYOTO Caminamos por la calles, comimos helados de te verde y pudimos contemplar otro tipo de cementerio diferente al que conocemos.
Después de tanta construcción que nos maravillo, nos fuimos al centro de la ciudad, la parte más comercial y por allí comimos.
Gastamos la tarde entre sus tiendas y esos curiosos centros comerciales al aire libre, calles tapadas, que se encuentran tanto en Japón. Como teníamos un supermercado bastante bueno y abierto 24 horas justo de debajo del hotel, el FRESCO, compramos sushi y sobres de sopa listos para comer sólo calentándola y así aprovechar la cocina de la habitación.
Al día siguiente nos fuimos en tren hasta NARA, en menos de una hora, dependiendo si se coge un tren semidirecto o no, llegamos a esta bonita ciudad que fue capital del imperio y que tiene como símbolo los ciervos.
Desde la estación JR hasta la zona de templos hay un paseo agradable por una calle llena de tiendas y lugares donde comer y así poder empezar a echar un vistazo para tenerlo claro al mediodía. Una vez en la zona de templos empezaron a aparecer como pedro por su casa, los miles de ciervos que viven en la ciudad.
Son dóciles, se acercan, de dejan tocar y si tienes galletas para ellos aun más. Estuvimos toda la mañana paseando por el parque y como no entramos en el templo de TODAI-JI donde está el buda más grande de orbe bajo techo el DAIBUTSU. Verdaderamente impresionante.
Como la tarde empezaba a acecharnos nos fuimos a comer y decidimos comer una cosa típica de la región las tortas OKONOMIYAKI, deliciosas.
Con la siesta que nos empezaba a rondar, decidimos coger el tren y volver a KYOTO. Allí algunos decidieron dormir un poco y otros darse una carrerita por el borde del río. Si os gusta correr este es un lugar muy agradable para hacer running. Un camino que va paralelo al río hace la carrera muy placida y además no paras de cruzarte con runners japoneses.
Ya por la noche nos dimos un paseo por la parte de restaurantes tradicionales que están paralelos al río. Son todos muy bonitos con sus terrazas y ventanales con vistas al paseo del río, pero también muy caros. Además no todos tienen la carta en inglés y tampoco tienen dibujos, así que la cosa se hace un poco difícil, pero la aventura es la aventura. Nosotros nos decidimos por un giratorio, nuestros preferidos porque se come de lujo a un precio muy razonable.
Nuestro tercer día lo dedicamos a visitar la zona de ARASHIYAMA, donde ese encuentra los bosques de bambú. Cogimos un tren local y nos bajamos en la parada de SAGA-ARASHIMIYA. Desde aquí todo está muy cerca y no hay perdida, solo hay que seguir a la gente. Paseamos por la zona tranquilamente y nos empezamos a meter por caminos del parque y por sorpresa nos topamos con el bosque de bambú. Es realmente bonito. Personalmente nos sorprendió no me lo esperaba así. En definitiva nos encantó.
De allí nos fuimos a la zona del PALACIO IMPERIAL a buscar algún sitio para comer.
Ya por la tarde la dedicamos a recorrer las tiendas de la zona centro y el mercado de comida donde siempre se puede descubrir cosas nuevas para comer.
Durante todos estos paseos, sobretodo el domingo por la tarde pudimos ver algunas parejas de novios vestidos con sus KIMONOS, dando paseos por la ciudad con toda naturalidad.
KYOTO nos hizo descubrir otro Japón, hay más cosas después TOKYO.
Después de una breve caminata llegamos a la zona de los templos, la parte más autentica de KYOTO Caminamos por la calles, comimos helados de te verde y pudimos contemplar otro tipo de cementerio diferente al que conocemos.
Después de tanta construcción que nos maravillo, nos fuimos al centro de la ciudad, la parte más comercial y por allí comimos.
Gastamos la tarde entre sus tiendas y esos curiosos centros comerciales al aire libre, calles tapadas, que se encuentran tanto en Japón. Como teníamos un supermercado bastante bueno y abierto 24 horas justo de debajo del hotel, el FRESCO, compramos sushi y sobres de sopa listos para comer sólo calentándola y así aprovechar la cocina de la habitación.
Al día siguiente nos fuimos en tren hasta NARA, en menos de una hora, dependiendo si se coge un tren semidirecto o no, llegamos a esta bonita ciudad que fue capital del imperio y que tiene como símbolo los ciervos.
Desde la estación JR hasta la zona de templos hay un paseo agradable por una calle llena de tiendas y lugares donde comer y así poder empezar a echar un vistazo para tenerlo claro al mediodía. Una vez en la zona de templos empezaron a aparecer como pedro por su casa, los miles de ciervos que viven en la ciudad.
Son dóciles, se acercan, de dejan tocar y si tienes galletas para ellos aun más. Estuvimos toda la mañana paseando por el parque y como no entramos en el templo de TODAI-JI donde está el buda más grande de orbe bajo techo el DAIBUTSU. Verdaderamente impresionante.
Como la tarde empezaba a acecharnos nos fuimos a comer y decidimos comer una cosa típica de la región las tortas OKONOMIYAKI, deliciosas.
Con la siesta que nos empezaba a rondar, decidimos coger el tren y volver a KYOTO. Allí algunos decidieron dormir un poco y otros darse una carrerita por el borde del río. Si os gusta correr este es un lugar muy agradable para hacer running. Un camino que va paralelo al río hace la carrera muy placida y además no paras de cruzarte con runners japoneses.
Ya por la noche nos dimos un paseo por la parte de restaurantes tradicionales que están paralelos al río. Son todos muy bonitos con sus terrazas y ventanales con vistas al paseo del río, pero también muy caros. Además no todos tienen la carta en inglés y tampoco tienen dibujos, así que la cosa se hace un poco difícil, pero la aventura es la aventura. Nosotros nos decidimos por un giratorio, nuestros preferidos porque se come de lujo a un precio muy razonable.
Nuestro tercer día lo dedicamos a visitar la zona de ARASHIYAMA, donde ese encuentra los bosques de bambú. Cogimos un tren local y nos bajamos en la parada de SAGA-ARASHIMIYA. Desde aquí todo está muy cerca y no hay perdida, solo hay que seguir a la gente. Paseamos por la zona tranquilamente y nos empezamos a meter por caminos del parque y por sorpresa nos topamos con el bosque de bambú. Es realmente bonito. Personalmente nos sorprendió no me lo esperaba así. En definitiva nos encantó.
De allí nos fuimos a la zona del PALACIO IMPERIAL a buscar algún sitio para comer.
Ya por la tarde la dedicamos a recorrer las tiendas de la zona centro y el mercado de comida donde siempre se puede descubrir cosas nuevas para comer.
Durante todos estos paseos, sobretodo el domingo por la tarde pudimos ver algunas parejas de novios vestidos con sus KIMONOS, dando paseos por la ciudad con toda naturalidad.
KYOTO nos hizo descubrir otro Japón, hay más cosas después TOKYO.