A las 12:30 llegábamos a Kwai, en la entrada norte de Moremi, tras haber sobrevivido a la famosa arena de Savuti. Habíamos oído que había que vadear un río para llegar a recepción pero no fue nuestro caso. Al igual que en Savuti, había signos de sequía que seguiríamos viendo en los próximos días. Cruzamos el puente traqueteante que es la entrada oficial al parque, aunque con un poco de cosilla porque parece que se va a caer en cualquier momento. Al otro lado está la recepción, donde una señora muy poco amable nos indicó que la parcela que teníamos reservada (según los papeles que nos envió Footprints) estaba ocupada, y que nos daban otra en su lugar. A continuación, un chico bastante más majete nos estuvo explicando que nuestra parcela estaba junto al río, y que tuviéramos cuidado con los hipos, sobre todo por la noche. Nos dijo también lo que ya sabíamos: nada de ir al baño andando de noche, y ojito con los monos. Fuimos a nuestra parcela a comer y efectivamente no se podía estar más cerca del agua. Teníamos como vecinos temporales a un elefante y un waterbuck que estaban metidos en el río tan a gusto, con el traqueteo del puente como melodía de fondo.
Vecinos en Kwai
Nos habían avisado de que tuviéramos cuidado con los monos pero mientras comíamos se portaron bien, no se acercó ni uno. Después de comer nos lanzamos al coche de nuevo en busca de las famosas manadas de leones de Kwai. En recepción nos dijeron que llevaban varias días recibiendo avisos de avistamiento de leonas con crías en la zona nada más entrar a la derecha (yendo hacia las Hippo Pools pero al principio del camino, nada más pasar recepción). Decidimos adentrarnos primero hacia el otro lado, hacia el este, para luego terminar la tarde buscando leones ya más cerca del camping. Íbamos con muchas ganas pero… los caminos eran horrorosos, de los peores que nos encontramos en todo el viaje, y no por arena sino por lo irregulares que eran. No podíamos pasar de 5 ó 10 km/h y yo personalmente iba acojonada sufriendo por la amortiguación del coche. No llegamos muy lejos. Vimos algunos herbívoros, entre ellos nuestros primeros red lechwe, muy habituales en Moremi:
Red lechwe
En un momento dado vimos un elefante en una pose muy fotogénica, nos paramos a hacer alguna foto, y de pronto salió uno de entre los árboles un poco más allá, bloqueando nuestro camino, que no parecía nada contento de vernos. Empezó a levantar la trompa y la cabeza y a girarla de lado a lado, y yo me acojoné porque me inspiran mucho respeto. Muy despacito dimos marcha atrás (porque era un camino muy estrecho, no podíamos dar la vuelta, y no queríamos avanzar hacia él), pero si conducir por estos caminos hacia delante y en condiciones normales no es fácil, imaginaos cómo es marcha atrás y con la mirada fija en un elefante envalentonado. Debimos convencerle de que no merecía la pena perseguirnos, y finalmente pudimos dar la vuelta y volver hacia el camping. Definitivamente, esa zona al este de la entrada había sido un fiasco, no solo porque no vimos gran cosa sino porque los caminos eran tremendamente malos. Los mapas de Veronica Roodt son útiles aquí, aunque no son perfectos. Los de T4A en el GPS más de lo mismo: muy útiles pero no aparecen todos los caminos, y a su vez incluye caminos que luego no existen. Lo mejor para no volverse loco pensando que te vas a perder es marcar un punto fijo en el GPS al que más o menos quieras llegar, y luego ya improvisar por los distintos loops y dejar que recalcule.
Todavía ilusionados y con ganas de ver bichos atravesamos el camping para buscar los leones de los que nos habían hablado en recepción. Dimos vueltas y más vueltas pero no hubo manera. Nos metimos por caminos que de repente desaparecían, o que estaban llenos de agua, y nos cruzábamos con coches con guías que también andaban buscando lo mismo. Cuando les preguntábamos, ponían cara de póker y todos nos decían que no habían visto nada. Que podía ser verdad, ojo, no digo que no. Apuramos todo lo que pudimos, y aunque los caminos de aquí eran mejores que los del otro lado, acabamos cansados y algo decepcionados, pero nos fuimos al camping pensando “no pasa nada, mañana a primera hora seguro que los vemos!”. Esa noche vimos una bonita puesta de sol desde nuestra parcela junto al río:
Kwai
El baño de Kwai fue posiblemente el más sucio, viejo y destartalado de todo el viaje. Una pena, sobre todo teniendo en cuenta que fue, junto con Savuti, el camping más caro de todo el viaje, nada menos que P550 por persona (unos 90€ para los dos). Para colmo, al llegar esa tarde nos encontramos con que nos habían metido un coche entre nuestra parcela y la de al lado. Habíamos oído que los campings de Moremi suelen sufrir de overbooking, aunque esta vez no fue muy trágico porque se habían colocado entre dos parcelas y no molestaban mucho. Resultó ser una pareja de ingleses con los que habíamos coincidido en Savuti, y esta no sería la última vez que nos los colarían en nuestra parcela. No quisimos montar el pollo y quejarnos, a pesar de que la parcela que teníamos al otro lado estaba vacía, y no terminábamos de entender por qué nos habían colocado vecinos forzosos habiendo parcelas vacías.
Cuando volvíamos de la ducha vimos que nuestro coche, y sobre todo el de los “vecinos”, estaban tomados por los monos!! Se lo estaban pasando pipa saltando encima de las tiendas abiertas, como si de castillos hinchables se trataran. Los ahuyentamos como pudimos pero ya vimos que los monos de Kwai son muy descarados y que había que tener cuidado con ellos.
Esa noche, después de cenar (otra barbacoa, con el fuego bien hecho para no tentar a hienas o hipos) pero antes de irnos a la cama, empezamos a oir ruido de motores y no terminábamos de entender qué pasaba hasta que vimos aparecer una fila de 4x4s, todos enfilados a la parcela que teníamos vacía al lado. Eran casi las 9 de la noche y se supone que no se puede circular (ni entrar/salir) por el parque después del atardecer, pero ahí estaban, un grupo de 5 ó 6 coches sudafricanos que no estaban precisamente preocupados por el ruido que montaban. Lo único bueno que tuvo esto es que pensamos que tanto jaleo y tanta luz podríamos aprovechar para ir al baño una última vez. Menos mal que luego no armaron mucho escándalo mientras cenaban y se fueron a dormir pronto…
A la mañana siguiente, bien temprano, terminamos de recoger los bártulos y mientras bajábamos las tiendas nos descuidamos un segundo y dejamos la puerta del conductor abierta… adivinad qué pasó. Uno de los dichosos monos se metió al coche para ver qué pillaba, y nos robó una bolsa de frutos secos que llevábamos entre los asientos. Son expertos ladrones, y no necesitan más que un segundo de descuido, así que avisados estáis.
Antes de las 7 ya estábamos saliendo por la puerta del camping, con idea de ir a buscar los leones que se nos habían escapado el día anterior antes de seguir hacia las Hippo Pools y finalmente hacia Xakanaxa. Dimos vueltas y más vueltas pero no hubo manera, los leones se nos resistían. Lo que sí vimos fueron hipopótamos muy de cerca:
Kwai
A las 9 llegábamos a las Dombo Hippo Pools, una charca enorme y, obviamente, llena de hipos. Tiene un mirador de esos de madera como para observación de aves, y ahí nos plantamos con nuestro desayuno. Dio la casualidad que coincidimos con los ingleses que nos habían “colado” en nuestra parcela la noche anterior y estuvimos hablando con ellos un rato. Ellos tampoco habían conseguido ver a los leones (me hizo sentir un poco mejor aunque sea feo decirlo), y nos dijeron que habían oído que esa noche, mientras cenábamos, se había acercado un leopardo por el camping. Decían que sus vecinos del otro lado lo habían visto con las linternas, pero nosotros ni nos enteramos. Estuvimos un rato comentando nuestras rutas y nos dijeron que esa noche dormían en Xakanaxa, así que les veríamos allí otra vez.
Dombo Hippo Pools
A las 10:15 salíamos de las hippo pools y poníamos rumbo a Xakaxaka. Este trayecto se hacía antes por un camino pegado al río, pero después de muchos problemas con inundaciones al final se ha hecho un camino alternativo que es el recomendado para evitar encontrarnos con que de repente el camino desaparece bajo el agua. Se atraviesa un bosque de mopane, y aunque yo iba un poco asustada pensando que en cualquier momento nos iba a salir un elefante cabreado de detrás de un árbol (el encuentro del día anterior seguía muy presente), la verdad es que es un camino bonito y en buenas condiciones. Tardamos dos horas y cuarto en llegar a la entrada de Xakanaxa desde las hippo pools, yendo sin ninguna prisa, aunque tampoco paramos a hacer fotos porque no vimos nada interesante. Justo antes de la entrada a Xakanaxa nos desviamos a la derecha para ver Paradise Pools, donde nos encontramos unos elefantes y poco más. No estábamos teniendo mucha suerte…