A la búsqueda de la piedra antigua. ✏️ Blogs de Israel

Hoy volvemos a levantarnos tarde pues no hay forma de despertar a los chicos , pero esta vez importa menos pues el plan previsto nos lleva a lugares muy cercanos entre sí. Como siempre el desayuno estupendo y llegamos hasta Ros Ha’Nikra sin ningún problema.


ROS HA’NIKRA.

Esta primera parada nos conduce hasta un lugar famoso por sus cuevas, horadadas por el mar en un acantilado de piedra caliza y que fue refugio de soldados durante las guerras de los dos últimos siglos.


La entrada al parque se produce desde un lugar cercano a la playa, con una cota bastante baja, pero el acceso a las cuevas se encuentra en lo alto del acantilado, así que hay que salvar un enorme desnivel para acceder a ellas. Pero no os preocupéis, que hay un cómodo y descansado funicular que nos conduce hasta arriba, sin necesidad de quedarse sin resuello en la escalada. Este funicular es famoso por ser el que mayor inclinación tiene en todo el mundo y los israelíes están orgullosos de él.


Una vez arriba empieza el recorrido a las cuevas a las que se accede a través de unas empinadas escaleras que vuelven a llevarnos hasta el nivel del mar. Impresionante, es la palabra que define el lugar: agua y roca por todos lados.


Agua azul o verde de un color intenso y roca amarilla, gracias a la tenue iluminación. Romántico a tope . Los tortolitos se alejan un poco del resto del grupo y también nosotros aprovechamos para hacer manitas pues el lugar lo pide en susurros.


Y después, vuelta al mundo normal y corriente desde donde podemos divisar un magnífico panorama de la costa rocosa en donde abundan los pescadores de caña y las pequeñas playas.


Existe también la posibilidad de hacer un recorrido en un trenecito pero hace demasiado calor y no nos apetece, preferimos aprovechar y acercarnos hasta Haziv y pasar un rato en la playa y ver los restos arqueológicos que allí se conservan.

HAZIV

El Parque Nacional de Haziv no es uno de los lugares más famosos ni más visitados pero tiene tres atractivos muy interesantes, a saber, una piscina de agua de mar construida por los romanos para ser usada como piscifactoría, una playa estupenda y un camping. Además conserva algunos restos de origen medieval.

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Aquí empleamos un par de horitas dedicados a contemplar la piscina romana


Y al “dolce far niente”. ¡Qué placer!. Y aquí no hace falta acotar la zona de baño, que ya se encarga la naturaleza de ello.


Por cierto que la ley en Israel dice que está prohibido bañarse en aquellos lugares que no estén expresamente autorizados para el baño y son muy pocas las playas de acceso libre que existen, muchas son de pago, incluso en el Mar Muerto. En los Parques Nacionales que cuentan con playa el acceso es libre para los que han pagado la entrada.

Y después del bañito, pues carretera y a buscar un restaurante para aplacar el hambre. ¡Ya, en sábado!. ¡Qué te lo has creído!. Todo cerrado a cal y canto . Ni un restaurante abierto en la zona judía. Y tontos de nosotros no se nos ocurrió hacernos unos bocatas en el hotel. ¡Qué hambre! Y no teníamos ni caramelos.
Al final encontramos un restaurante en un pueblo ya cerca de Bet Shearim, uno de esos de carretera en donde se puede tomar menú o hamburguesas o casas parecidas. Comimos bien, no sólo porque teníamos hambre sino porque estaba bueno. Luego nos enteramos de que era el mejor restaurante de la zona. ¿Cómo serían los peores?

BET SHEARIM

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Bet Shearim es un lugar de enterramientos para los judíos y se utilizó desde el siglo III hasta el V de nuestra era. Se conservan varias tumbas escavadas en la roca y que guardan en su interior sarcófagos y otros elementos funerarios.


Fue uno de los lugares que más nos gustó, sobre todo porque no hace excesivo calor, la zona está repoblada con árboles de sombra y dentro de las cuevas hace fresco y todo ello se agradece un montón, por el calor que hace fuera.


Aquí nos encontramos con una empleada que sabía hablar español pues era de origen sefardí y se alegró mucho de encontrarse con españoles, muy amable, estuvimos un rato charlando con ella sobre la posibilidad de acceder a la doble nacionalidad.


Y después de esta visita nos volvimos de nuevo a Akko, a cenar y volver a pasear por sus calles.

Acre

Esta vez nos fuimos hasta el puerto para saborear uno de los placeres que brinda esta ciudad: el pescado fresco tomado en una terraza a la orilla del mar. Nos encantó, riquísimo, pescado a la brasa, sin grasa, sin adornos, tal cual. Y un surtido de20 ensaladas diferentes, que te van reponiendo según se van acabando, eso sí, te cobran tantas ensaladas como comensales, aunque alguno no las cate. Y el sonido del mar rompiendo entre las rocas, y los barcos entrando y saliendo del puerto y unos camareros amabilísimos. Vamos que repetimos, al día siguiente volvimos a cenar en este mismo sitio.


Y después de cenar dimos un agradable paseo por el puerto


Y por las murallas de la ciudad


Y nos fuimos a la cama.

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Hoy teníamos previsto visitar la zona del Mar de Tiberiades y, fieles a nuestro amor por la piedra antigua, también visitar alguno de los yacimientos arqueológicos de la zona. Pero el hombre propone y mi hijo dispone, porque con sus horarios no hay forma de aprovechar el tiempo y ver todo lo previsto. De nuevo volvemos a salir a las tantas, tarde y con calor. Así que decidimos visitar Safed, Korazin y Tel Hazor por la mañana y el Lago Tiberiades por la tarde.



SAFED

Nuestra primera parada prevista es Safed, pueblo típicamente judío, cuna de la cábala y situado en la montaña por lo que, según las guías, es un lugar pintoresco y tal y con algunas sinagogas antiguas. Y a Safed llegamos sin ningún problema gracias a nuestro maravilloso Tonton, pero una vez allí no fuimos capaces de encontrar la zona “turística” o al menos “pintoresca”. Ni un solo cartel indicativo y nadie tuvo la amabilidad de indicarnos el lugar. Dimos más vueltas que un burro en una noria y no conseguimos nada más que perder el tiempo. Así que nos vamos de este lugar sin haber visto nada y un poco negros por la falta de amabilidad de sus habitantes. Ya me habían advertido en la oficina de Madrid de que no les gustaban las visitas, pero nunca me imaginé esto. Así que nada os puedo contar de este lugar porque nada vimos.

TEL HAZOR

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Este yacimiento arqueológico era uno de los lugares de visita obligada ya que conserva los restos de uno de los palacios más antiguos de Israel, de origen cananeo (aprox 2000 años antes de Cristo) y mi hijo tenía especial interés en verlo. Para una mayor información sobre este lugar, os pongo el enlace a un “tip” de esta web.


Lo primero que me llamó la atención del lugar fueron los hermosos árboles de la familia de las acacias que nos ofrecías su sombra y su hermosa floración.


Y lo segundo, nada más entrar al recinto un precioso lagarto, gordo y orondo que se paseaba entre las ruinas y que se camuflaba perfectamente, con un color igual al de las piedras.


Bueno y a lo nuestro, que es la visita de la piedra antigua.

Hace un calor de justicia y se agradecen los sombrajos que te encuentras por todo el recorrido, justo delante de cada lugar interesante para que puedas admirarlo a la sombra.


Hay varios lugares a destacar, el primero el Palacio Cananeo, del que quedan los cimientos, los inicios de los muros, algunos con restos de pinturas y un altar de sacrificios situado a la entrada del mismo.



Muy interesante el pozo de agua. En realidad no es solamente un pozo sino una estructura subterránea que conduce a través de un pasadizo de kilómetros hasta el pozo propiamente dicho. De esta forma conseguían que los enemigos no pudieran impedirles el acceso al agua y así, podían sobrevivir a un largo asedio.
El asunto está muy bien pensado pero tiene un problema: en cuanto el enemigo descubre dónde está el pozo le basta con cegarlo y san se acabó. Que es lo aquí sucedió y permitió la conquista de la ciudad por los asirios.


También se conservan unas puertas que pudiera ser de la época de Salomòn, puertas tan anchas que guardaban en su interior diversos cubículos para diferentes actividades.


Y esta torre israelí, esta que veis en la foto


Y ahora viene la pregunta del millón. ¿No veis nada raro en la foto? ¿Algo que no debería estar allí? No, no me refiero a mi hijo, ya sé que no es cananeo, pero no es eso. A ver, una pista: mirad bien en el cartel explicativo. ¿Ahora sí? ¿No veis las 7 estrellas rojas de la Comunidad de Madrid? Y diréis, ¿qué pinta el escudo de Madrid en este lugar? Pues fácil. Cuando España era rica y tenía dinero y no había recortes (los más viejos hasta se acordarán de esa época) pues financió la restauración de esta torre a través de la Universidad Complutense y en agradecimiento figura el escudo en el cartel.

Además se han encontrado los restos de un molino de aceite con su prensa para aceitunas, una sala con piedras verticales de las que no se sabe exactamente su utilidad, etc., etc., etc.


Y da gusto visitar este lugar con mi hijo de cicerone pues te va contando cómo se realiza una excavación arqueológica y cómo se distingue lo que es original de lo restaurado y para qué sirven esos cubos negros que hay por todos lados (para acarrear la tierra), etc.


Y hay mucho más que ver pero hace un calor que derrite las piedras y todavía nos queda mucho por recorrer, así que nos marchamos de aquí en dirección a

KORAZIM

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Pues aquí llegamos por fin, a las 11 de la mañana y con una chicharrera que derrite las piedras.
Afortunadamente en el parking hay sombra y también hay árboles a lo largo del camino de acceso, cosa que se agradece un montón.


Estamos ante uno de esos yacimientos pequeños y poco conocidos por lo que tan solo encontramos otra pareja visitando el lugar, así que casi es como si fuera una visita en privado. Y, claro, como no hay ruido por ningún lado pues lo primero que vemos es el acostumbrado lagarto gris y un poco más allá, un Hirax saltando entre las ruinas.



El yacimiento es realmente curioso pues nunca habíamos visto una ciudad romana de color negro. Está claro que es romana, la estructura, el trazado, los adornos, todo hablan de dominación romana pero todo ello construido en basalto negro, la piedra autóctona del lugar y que le dan a todo un tono diferente y muy atractivo.


Hacemos una visita relajada, tranquila, admirando el lugar y empapándonos de su historia a través de los carteles explicativos que hay por todas partes y que nos ilustran sobre la historia y la arquitectura de la ciudad. Especial mención a la antigua sinagoga (siglo IV-V) que parece totalmente un templo romano con sus columnas y sus capiteles adornados con motivos florales y geométricos.



Y cuando ya nos íbamos nos llama la atención algo que se mueve entre las ruinas y que, a primera vista, parece un perrillo pero una mirada más atenta nos descubre un zorro rojo. Una verdadera gozada para la vista; nunca había visto un zorro tan cerca y, desde luego, ninguno tan descarado.


Así que ya nos vamos de aquí, después de haber gozado de las ruinas y de sus actuales pobladores.

Y, bueno, el hecho es que nos ha dado la hora de comer, tenemos un hambre de lobos y decidimos parar por el camino y mi hijo quiere que vayamos a una zona en donde se conservan los restos de un barco judío de la época de Cristo y perdemos un montón de tiempo en buscarlo y, al final, nos rendimos, comemos en la carretera en el único lugar que encontramos abierto y no pudimos ver el dichoso barco. Y entre unas cosas y otras se nos ha hecho tarde y decidimos volvernos a Acre sin ver el Mar de Galilea, ni las fuentes romanas, ni el Jordán, ni nada de nada. Por el camino me empeño en para un momento para sacar una foto del Lago Tiberiades y traerme por lo menos un recuerdo.


Y regresamos a nuestro hotel a tomar una buena ducha y quitarnos el calor de encima y dejar hecha la maleta que mañana partimos y queremos visitar Acre antes de irnos.

Y como ya os conté en la etapa anterior volvimos a cenar en el mismo restaurante de ayer, de nuevo pescado fresco a la brasa con un buen surtido de ensaladas, un momento muy agradable para charlar y comentar las anécdotas del día.

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Hoy me he plantado yo y he decidido que de aquí no me voy sin haber visto la ciudad de Acre, que entre pitos y flautas todavía no la hemos visitado a fondo y tiene un montón de lugares que no hay que perderse. Así que hacemos las maletas y las dejamos en recepción y nos vamos a ver la ciudad y a emplear todo el tiempo que sea necesario aunque para ello tengamos que quedarnos a comer aquí.

Acre-Akko

www.akko.org.il/es/


Mezquita Al Jazzar


Lo primero que vamos a visitar es la mezquita Al Jazzar pues tiene un horario de apertura muy corto y hay que aprovecharlo. Es la más grande de las mezquitas de la ciudad y es realmente magnífica. Me encantó el patio con su soportal corrido sostenido por arcos y cada arco sujeta una pequeña cúpula que puede apreciarse desde fuera y es muy hermoso de ver desde dentro.



La entrada también es espectacular con sus adornos de mármol de colores y el interior también está realizado con mármol de colores con formas geométricas y una amplia cinta bordeando toda la mezquita con versículos del Corán.



Y en medio de todo se ve que es un lugar para todo uso, con su aire acondicionado y su ventilador y también con su zona de lectura y de estudio y hasta la máquina del café.

Haman Al Basah

Este haman es el único de la ciudad que se conserva tal cual desde que se fundó, gracias al afán de una única familia de conservarlo intacto. La visita comienza con una corta película, que nos cuenta la historia del lugar. Absolutamente “naif” la peli y solo por verla merece la pena la visita


Aquí podemos ver cómo era un haman en el siglo XIX pues se conservan las salas de baños y las zonas de descanso, masajes y vestuario.


Me resultó muy curioso ver el banco corrido que servía para sentarse y para guardar la ropa, con sus pequeñas hornacinas debajo. El azulejado es el original y de gran belleza.


La Fortaleza Hospitalaria


www.akko.org.il/ ...spitalaria

Es quizás el monumento más famoso de esta ciudad y, desde luego, el más extenso y el que requiere más tiempo para realizar la visita. Por cierto que la orden que levantó y habitó este lugar fueron los Hospitalarios que no los Templarios.


Es impresionante, todo en este lugar tiene una magnitud enorme: enormes las salas, enormes las columnas, enormes las bóvedas, enormes las letrinas. Todo es grande.


Me llamaron la atención las letrinas porque son exactamente iguales a las que usaban los romanos, una sala cuadrada con un asiento corrido a lo largo de los muros y lleno de agujeros para sentarse, pero con el mismo sistema higiénico usado por los romanos, lo que indica que estos caballeros tenían conocimiento de la arquitectura y los sistemas hidraúlicos de los romanos.


Aquí tengo que contaros que San Juan de Acre es una ciudad en varias capas, es decir existe la ciudad que todos vemos, la que está habitada y en donde encontramos restaurantes, hoteles, bazares, calles, etc. Pero debajo existe otra ciudad escondida y desconocida, la antigua ciudad medieval que fue abandonada tras la derrota de los cruzados y que fue cubierta por las arenas y el abandono. Hoy en día se está excavando para sacarla a la luz, pero no siempre es posible porque hay que tirar abajo los edificios actuales para poder sacar a la luz los antiguos, así que solo se puede excavar en algunos lugares. En 1994 se descubrió el conocido “Túnel de los Templarios” que puede visitarse pero que nosotros tuvimos la desgracia de encontrarlo cerrado, así que nos quedamos con las ganas.


Y aquí os cuento una de las anécdotas de este viaje y es que en los jardines nos encontramos con una novia y sus damas que estaban haciéndose fotos . Curioso ver una novia vestida de morado y absolutamente despampanante, acompañada de unas damas de honor con unas minifaldas que quitaban el hipo.


Bueno y con esto terminamos nuestra visita de Acre pues ya habíamos visitado todo lo que se podía ver y nos volvimos hacia nuestro hotel cuando noto un cierto olor a chamusquina, como cuando hay encendida una estufa, pero estábamos en verano, con un calor do carayo y no parecía lógico que alguien hubiese encendido la chimenea. Y claro que no la habían encendido: era un incendio en toda regla y lo que olíamos era el humo que se iba expandiendo por toda la ciudad. Pudimos ver a los bomberos en acción, todo un logro entrar en esas callejuelas estrechas y llenas de obstáculos .


Ya hora sí, ahora ya nos vamos. Me dio pena abandonar esta ciudad, la única acogedora que hemos encontrado en este viaje.

Y ahora nos vamos hacia En Gedi, nuestra próxima etapa, pero por el camino visitaremos Bet Alfa y Bet She’an. En un principio estaba pensado visitar también Cochav Ha Yarden (castillo templario) pero no será posible pues hemos empleado el tiempo en ver Acre y no queremos llegar demasiado tarde a En Gedi.


Nuestra primera parada es en el Parque Nacional de Bel Alfa, otro de esos parques pequeños y poco visitados y que no te llevan más de media hora entre lo que llegas y la visita.

www.losviajeros.com/Tips.php?p=1598


Muy curioso lugar con los restos de una sinagoga del siglo V y que conserva un precioso pavimento con mosaico romano. Me llamó la atención que parece haber sido realizado por dos manos diferentes, con un calendario astrológico de magnífica factura en su centro y unos dibujos en los extremos que parecen diseñados por un niño de 7 años.

Bet She'an


Una de las grandes sorpresas de este viaje han sido sus paisajes, creo que ya lo he comentado en alguna otra etapa. Más de una vez me ha parecido encontrarme en Castilla o en algún otro lugar de la España seca, fijáos, si no, en este paisaje en donde se encuentra Bet She'an


Nuestra segunda parada es en Bet She’an, uno de los grandes Parques Nacionales israelíes declarado Patrimonio de la Humanidad por ser una de las tres ciudades mencionadas en la Biblia y que todavía se conservan. Aquí los judíos, al mando de su rey Saul, sufrieron una cruel derrota que causó la muerte al rey y a sus hijos y que, más tarde, fue reconquistada por David.


La visita es muy instructiva pues existen numerosos carteles explicativos y unas magníficas maquetas que nos muestran cómo era la ciudad en la época romana.

El teatro es magnífico y está muy bien conservado tanto las gradas como la escena, con dos zonas bien diferenciadas: la parte baja que ha sido restaurada y las gradas altas que están tal como fueron encontradas.



También me gustaron mucho los baños de los que se conservan dos diferentes, de uno de ellos hay una estupenda maqueta en donde puede verse como eran en su momento de esplendor.



Como siempre me gusta contemplar el “caldarium”, con su ingenioso sistema para obtener vapor caliente y su estupenda red de tuberías.

Y sus magníficas calles todas ellas columnadas que conservan gran parte de las columnas y con carteles explicativos en donde te indican como era en la época romana y en la posterior etapa mameluca.



Y también hay un “tel” en donde pueden visitarse los restos egipcios y cananeos, pero empleamos todas nuestras fuerzas en visitar los restos romanos y ya no nos quedaron para visitar esta otra parte. El "tell" es el montículo que se ve al fondo y que está todavía por excavar.


Y luego ya nos fuimos a comer y conseguimos hacerlo en el pueblo cercano en un restaurante donde nos tomamos unas estupendas hamburguesas.

Y ahora si que nos vamos derechitos hacia el Mar Muerto, hacia En Gedi, a lo largo de la carretera 90.

Curiosa carretera esta que transcurre por medio de un desierto absoluto, jalonada de ciudades árabes y toda ella rodeada de alambradas y en donde está prohibido salirse de la carretera y su arcén, lógico que lo esté pues la zona entre la carretera y el Mar Muerto está llena de restos de la última guerra y pueden explotarte bombas y demás.

Me gustó mucho el camino pues es la única posibilidad que tuvimos de ver como son los pueblos árabes, perdidos en medio de secarrales absolutos, con puestos de venta junto a la carretera y, en algunos casos, hasta camellos esperando a los turistas para dar un paseo.



Y por fin llegamos a En Gedi, al kibutz en donde nos alojaremos por 2 noches y del que hablaremos en la próxima etapa, que esta ya está resultando excesivamente larga.

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