Hoy toca despedirnos de esta árida región, pero no lo haremos sin antes visitar Masada, volver a darnos un baño en el Mar Muerto y ver Qum Ran, en donde se encontraron los famosos Manuscritos del Mar Muerto.
Por la mañana amanecí con un ampollón del tamaño de un huevo de codorniz en la espalda, en donde me quemó una de las piedras del masaje


Después de desayunar dimos el último paseo por el jardín para despedirnos de aquellas hermosas flores




MASADA

Las ruinas de Masada se encuentran muy cerca del hotel, así que llegamos rápido y sin pérdidas. Como todos los parques nacionales está muy bien organizado, con un hostel a la entrada, un parque sombreado y una zona de acceso con taquillas, tiendas y cafetería y, en este caso, con un estupendo funicular que te sube hasta la explanada y te ahorra una dura caminata de más de 1 hora a pleno sol y cuesta arriba.

Los valientes pueden hacer la subida a pie, un agradable paseo bajo un sol de justicia por un sendero de cabras que recibe el nombre del “sendero de la serpiente”


Impresionante la subida en el funicular porque te permite ver desde lo alto la inmensidad del parque arqueológico y divisar perfectamente la silueta de los campamentos romanos.

Una vez arriba hay que prepararse para pasar calor a tope, proveerse de agua y gorra y buscar las sombras que, convenientemente, han diseminado las autoridades (debe ser que el traslado del turista desvanecido se sube de precio)



Y abrir bien los ojos porque el lugar lo merece, impresionante realmente.

Hay que decir que no quedan más que restos pero son suficientes para darse cuenta de lo magnífico que era el lugar mientras existió y de la colosal actuación de las legiones romanas para tomar la ciudad



Todo el recinto está lleno de carteles informativos con suficiente información como para saber en todo momento qué es lo que estamos viendo, qué hubo allí y cual era su uso. Me parecieron espectaculares las maquetas de la zona perfectamente situadas a la entrada para que el visitante vaya con una idea clara a hacer la visita


Se conservan los cuarteles, las termas y el palacio de Herodes, entre otros restos. Las termas conservan algunos resto de pinturas y puede apreciarse el sistema de distribución de aguas, el alcantarillado y la “gloria”.


Impresionante el palacio de Herodes, situado en el frente de la meseta, con unas vistas alucinantes y con una escalera de acceso que a más de uno le dará vértigo, seguro.
Lo que queda del palacio nos muestra una edificación totalmente romana con columnas y restos de pinturas.


Y con todo, lo que más me impresionó fue la rampa de acceso construida por las legiones para poder tomar la fortaleza. ¡La cantidad de hombres que tuvieron que participar en ello! Y luego, ¡A ver quién es el guapo que encabeza la acometida! Realmente sólo los romanos pudieron hacerlo

Y no hay que olvidar las vistas, desierto y más desierto por todos lados, arenas rojizas y algunas miserables colinas y el Mar Muerto al fondo. Vamos, que me encantó la visita y eso que, según mi hijo, cuando es realmente impresionante es al amanecer, a la salida del sol.

Y, como siempre, la omnipresencia del ejército. Hay que irse acostumbrado a verlos por todos lados y a todas horas. ¡No se que me da más miedo, si los terroristas o estos niños de 18 años con metralleta al hombro!



Y después de quedar admirados nos volvimos al coche y nos fuimos hasta En Guedi Spa, pero a la playa del Mar Muerto, pues habíamos tenido la precaución de pedir el día antes el preceptivo pase.
Esta vez aproveché para comprar cremas y barros para regalar a la familia y pasamos a darnos nuestro segundo baño. Y aquí os cuento cómo me curé la quemadura: la cubrí con barro del Mar Muerto y, en poco tiempo, reventó la ampolla. Después me fui a los chorros de agua sulfurosa y me aseguré de que el agua llegase bien hasta allí y la herida cicatrizó sin problemas y sin infecciones


Luego del baño aprovechamos para comer allí mismo pues nos había gustado la comida el día anterior y no era excesivamente cara.
Y después de comidos y abrevados tomamos la carretera y nos fuimos hacia Qum Ram, la última etapa en aquella zona, antes de ir a Jerusalén.
QUM RAN

Este Parque Nacional fue una de las decepciones del viaje puesto que no ofrece nada nuevo, es pequeño y no merece la pena. Pero ya que fuimos os explicaré lo que vimos y os cuento una de las anécdotas más curiosas de este viaje

En este país, la mezcla de culturas, de religiones, de gentes, es impresionante, de lo más variado. Estaba preparada para todo, menos para lo que allí me encontré

Aquí vivieron los Esenios, una secta judía que fomentaban el abandono de los placeres del mundo y la vida en comunidad, el estudio de libros y textos sagrados y una verdadera obsesión con la limpieza del alma y el cuerpo. En esta comunidad había también mujeres.
La obsesión por la limpieza se observa por todas partes con la presencia constante de bañeras excavadas en la roca para la toma de baños rituales.

Estaban convencidos de que habría una gran guerra que acabaría con todo y se dedicaron a la preservación los textos religiosos escritos. Para ello escondían los textos en vasijas de barro que, a su vez, escondían en las numerosas cuevas que había por la zona.

Los primeros manuscritos fueron hallados por pastores beduinos en 1947 y, posteriormente, en 1956, se encontraron el resto repartidos en 11 cuevas diferentes. Hoy en día se hallan repartidos entre Israel y Jordania, en el primer caso en el Museo Rockefeller y el Museo de Israel, ambos en Jerusalén y, en el segundo caso, en el Museo Arqueológico Jordano, en Aman.

Bueno. Y ahora qué. ¿ya habéis averiguado a quién me encontré a la entrada?


Pues, sí. Un grupo de cuáqueros, con sus vestidos de finales del XIX, sus mandiles y cofias ellas y sus barbas, sombreros y pantalones con tirantes ellos.
JERUSALEN-ABRAHAM HOSTEL
Por fin y, gracias a nuestro navegador, llegamos a Jerusalén sanos y salvos deseosos de ver esta ciudad y temerosos por ver que alojamiento nos había tocado en suerte.
La sorpresa más agradable de todo el viaje. A ver si me explico: hemos visitado sitios de gran importancia arqueológica y hemos visto preciosos enclaves naturales pero todos ellos han sido una visita de unas horas, mientras que este hostel ha sido nuestro alojamiento durante 4 noches, así que ha perdurado en el tiempo.
Habitualmente me alojo en otro tipo de establecimientos, en realidad me gustan alojamientos con altas prestaciones y, por tanto, caros. Pero es que en Jerusalén lo de caros no es exacto, eran CARISIMOS, así que me dejé aconsejar por mi hijo y reservé en este hostel para mochileros, con mucha prevención y grandes sospechas.


El aspecto exterior del lugar vino a confirmar mis sospechas de que era poco menos que un cuchitril, pero cuando accedimos al interior me encontré con un lugar totalmente distinto a lo que esperaba: LIMPIEZA POR TODOS LADOS, SIMPATÍA, AMABILIDAD, COLORIDO, JUVENTUD, HABITACIONES CONFORTABLES Y AMPLIAS, SERVICIOS Y MAS SERVICIOS.



Nuestras habitaciones eran amplias y las camas grandes, con buenos colchones y estaban escrupulosamente limpias, el retrete separado del resto del baño, escritorio, TV, wifi gratuito, la nuestra (habitación superior) tenía ketel y facilidades para preparar te o café, una pequeña cocina con muebles y fregadero, y dos butacas.


Las zonas comunes incluían terraza al aire libre, tendederos para la ropa, sala de lectura y TV insonorizada, cocina comunitaria para uso libre de los alojados, comedor, varias zonas de estar, cama de urgencia por si alguien llegaba con sueño, guitarras y piano de uso libre para los alojados, futbolín, billar, juegos de mesa, guías de viajes, lavadero con máquinas lavadoras y secadoras de monedas, plancha.


Bar con amplio horario que ofrece pizzas, hamburguesas, pasta, etc., para comer y todo tipo de bebidas.
Una amplia oferta de excursiones, a Jerusalén, a los alrededores de Jerusalén, a Masada, al Mar Muerto, a la Costa, a Palestina y hasta a Aman. Variedad de actividades diarias, desde cine hasta preparación de cenas en comunidad.







Y desayuno incluido. Modesto pero suficiente.
Y situado estupendamente, muy cerca del barrio ortodoxo pero también de la Puerta de Jaffa, a la que se puede llegar andando y de la zona comercial de llena de restaurantes y comercios, eso sí, todo Kosher, así que en sabat está todo cerrado.
Vamos, que nos encantó a todos, así que nos fuimos a cenar por la zona. El Abraham hostel está situado muy cerca del barrio Nahalat Shiva, una zona llena de restaurantes y bares, para cenar y copear, llena de vida nocturna.

Aquí os cuento un suceso que me llamó la atención. Fuimos a buscar restaurante y encontramos uno con una pinta estupenda pero que tenía 2 restaurantes juntos pero no revueltos; en uno ofrecían grill y en el otro pasta. ¿Porqué, pensé yo?


Y después de cenar muy bien, nos fuimos a la camita contentos y felices.