SUR DE PERU A NUESTRO AIRE EN COCHE ALQUILADO ✏️ Blogs de Peru

Nos levantamos a las 7’00 para desayunar y salir disparados al Mirador del Cóndor.

Llegamos en 15 minutos. Los cóndores empiezan a aparecer sobre las 8’00 cuando el sol empieza a calentar el aire, pero nosotros estábamos antes porque estábamos muy cerca y nos adelantábamos a todos los autocares o excursiones organizadas, cogimos el mejor lugar (al pie de la Cruz creo que es mejor que en el Mirador circular que hay más abajo) y nos sentamos a divisar el vuelo del Cóndor, quiero decir, de los cóndores porque constantemente subían cóndores y se acercaban a nosotros.

Algunos sobrevolaban nuestras cabezas muy cerca y cuando se te acercaba el bicho te agachabas por si te rozaba porque daba la sensación que se te tiraba encima.
Después de una hora y media nos fuimos porque nos quedaba una larga jornada hasta Puno. Yo me hubiese quedado todo el día al pie de la cruz, con los pies colgando hacia el cañón y mirando a los cóndores. Nosotros marchábamos y llegaban muchos autocares al lugar procedentes de Chivay (la foto es de cuando ya nos ibamos).
El camino se hace largo. Pasamos por Chuguetico para ver las construcciones pre-incas. Volvemos a pasar por Patapampa y seguimos viendo los rebaños de alpacas, vicuñas y llamas.
En Patahuasi tomamos la carretera Arequipa-Puno, y el paisaje va cambiando a medida que nos acercamos al altiplano.
Vamos parando en Lagunillas para ver los flamencos o parihuanas como les llaman en Perú. El color azul de la laguna contrasta con el amarillo de los campos de la planicie.
Seguimos viendo las sempiternas capillas de los difuntos que te recuerdan que no puedes bajar la guardia. Algunas de ellas son verdadera obras de ingeniería.

Seguimos rumba a Puno dando un rodeo para no entrar en Juliaca que he leído que es una ciudad peligrosa. Al hacerlo nos desviamos de la necrópolis de Sillustani, que queríamos visitar así que la dejaremos para mañana.

Llegamos a Puno donde nos costó encontrar el hostal y perdimos mucho tiempo porque encontramos una manifestación. Aqui las mujeres visten distinto que en el valle.
Puno es una ciudad muy enfocada al turismo (sobretodo local). Los restaurantes de la calle principal no son muy buenos (al menos para mí). Dimos una vuelta, bajamos hasta el lago donde localizamos las casetas para comprar el pasaje para ir a las islas flotantes de los Uros y a Taquile, la más lejana.
Los pasajes los venden en las casetas del fondo del muelle. Es importante comprarlos allí si no quieres ir con agencias. Hay pasajes que te llevan a tres islas y pasas la noche en una de ellas durmiendo en Amantaní con los habitantes que te acogen en sus casas. Es una manera de aumentar los ingresos del turismo, la principal fuente de ingresos que tienen. Nosotros preferimos hacer excursión de un día pues no disponíamos de tanto tiempo y por horarios no nos iba bien otra opción.
Cenamos en un restaurante llamado Tradiciones de la Laguna donde la comida no era demasiado buena. Después un pisco souer y a dormir.

Algunos gastos:
- dos jersey de lana: 21€
- subir en un tiko desde el muelle a la plaza de armas: 1€

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La familia aymara te enseña cosas que hacen ellos por si quieres comprar alguna. Lo cierto es que le suponen unos ingresos extras a la vida tan dura que tienen en las islas. Ellos viven del trueque con otras islas pero en Puno y en tierra firme no les vale este tipo de comercio.
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Nos despedimos de ellos y seguimos hacia Taquille que está a unas dos horas navegando por el lago. No os he explicado que el lago es impresionante. De lo grande que es parece que navegues por el océano salvo que no hay olas. Además tiene una luminosidad espectacular que por la mañana si aciertas con la puesta de sol obtienes unas fotos increíbles (nosotros íbamos tarde y la vimos en el agua)
Llegamos a Taquile después de una navegación tranquila por el lago y cuando llegas te toca subir unas largas escaleras pronunciadas, con arcos. Cuesta la subida hasta el pueblo o la plaza principal que está arriba y tomárosla con calma pues estás a 3.950 msnm y con los esfuerzos se nota.
En Taquile vas a comer a casa de la familia taliqueña que esta designada para cada visita. Los ingresos son siempre comunitarios independientemente de quien haga la comida. Viven unas 2000 personas. Las costumbres taliqueñas son muy interesantes todo va para el bien común y respetan el código inca “ama sua, ama llulla i ama quella” (no robaras, no mentiras i no serás débil). Aunque parezca una chorrada los taliqueños que conocimos, realmente eran muy buenas personas, o esa impresión nos dio. Actúan según el “hoy por ti, mañana por mí”.
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Tardamos 3 horas en llegar a Puno
Ida al hotel en tuk tuk, duchita y salimos a cenar esta vez a “La choza de Oscar” que es un restaurante donde hacen actuaciones de danzas incas y músicos tocando la ocarina. Turistada, sí, pero también está bien de vez en cuando y la verdad es que la comida estaba buena y bien presentada.

Como comentario final a esta etapa deciros que Puno se encuentra a 3.850 msnm y a mi hija mayor empezó a notar los efectos del soroche o mal de altura. De todas maneras la solución es, tomar mate de coca o masticar directamente hojas de coca. La verdad es que masticando coca se le atenuaba bastante el mareo. Es curioso que mi hija pequeña que tiene migraña no le afectó el mal de altura en todo el viaje.[/align]

Algunos gastos:
- pago en la barca colectiva: 6€
- Agua en Puno por la calle: 0,40 €
- Cena en la Choza de Oscar, para 4: 36€

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Seguimos carretera y paramos a comer en un chiringuito de carretera con un poco de huerto con algunas lechugas donde una familia ofrecía el plato del día. Se deshicieron en servirnos y que estuvieramos contentos (estabamos solos en una mesa bajo una uralita que tenía en la entrada) y lo cierto es que era comida casera y estaba buenísima.
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