![]() ![]() Diversión, sol y compras... Florida promete ✏️ Blogs de USA
Vacaciones en Florida, enero 2009Autor: Alosabes Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.6 (21 Votos) Índice del Diario: Diversión, sol y compras... Florida promete
01: 19 Enero 2009
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Etapas 7 a 9, total 15
Orlando no es una ciudad solo para niños. Hay mucho más a parte de la diversión. Y estábamos a punto de descubrirlo. Teníamos reservado un tour por la cuidad, parte en minibús y parte en bote. Para recogernos nos citaron, a las 7:40, en un hotel hasta el que nos tuvimos que desplazar bastante temprano. Fuimos con nuestro coche que dejamos aparcado en una zona de restaurantes en Internacional Drive. ![]() Ya nos estaba esperando un chico bastante simpático con su minibús y unos turistas más. La compañía era GRAY LINE, que por cierto nos pareció muy profesional. No todos los clientes teníamos el mismo tour así que estuvimos recogiendo y dejando a gente hasta que nos quedamos con el grupo con el finalmente pasamos el día. De no ser por nosotros la media de edad hubiese sido de 80 años. Aun así, nuestros compañeros, eran adorables y estuvimos intercambiando con ellos toda clase de información. El tour nos llevo como primer lugar al Estadio donde se juegan los partidos de fútbol americano, Florida Citrus Bowl. Y siguiendo con la parte deportiva el siguiente punto fue ver el Amway Arena, que es el pabellón donde juegan al baloncesto los Orlando Magic. Por lo visto van a demoler el lugar y nuestro guía consideraba que tener una foto del famoso del sitio llegaría a ser toda una reliquia. ![]() Después nos desplazamos hasta el down town. Como era domingo no había mucho ambiente pero es un lugar que de noche se transforma. La zona donde se encuentra la Church Street Station es un pequeño centro comercial abierto de estilo victoriano. El espacio que ocupa el down town es muy reducido, una pena que sea de lo poco que se mantenga desde sus orígenes. ![]() Nos llevaron después a una zona muy conocida, una de las imágenes típicas de Orlando. El Lago Eola y el parque Thornton, tomado por corredores, gente paseando y ardillas juguetonas. ![]() Hicimos una pausa es un bar restaurante famoso, por lo visto el dueño era el actual ganador del concurso de cocina American Chef, el lugar era una croisantería francesa bastante buena de calidad y de precios. Se encuentra en un barrio de un nivel económico alto, donde la presencia de perros es obligatoria. De hecho, nos contó nuestro guía que, el día de Halloween los protagonistas son los perros. Luego llegó el viaje en barca por el Winter Park, trayecto de una hora, en la que pasamos por mansiones impresionantes, recorriendo canales y canales. Se le conoce como la Venecia de América. ![]() ![]() Luego fuimos al complejo de Disney, para pasear por su down town y comprar souvenirs en las tiendas. (Merece la pena entrar en la supertienda de imanes de frigorífico). Como es una zona de acceso libre está llena de restaurantes y tiendas, Planet Hollywood, La Casa del Blues, etc. Nuestro guía nos había hablado de un hotel espectacular. Nos llevó a visitarlo, entramos y lo pudimos comprobar. Se trataba del Hotel Gaylord. En su interior tiene un jardín botánico a lo bestia, con caimanes y algunas especies de la zona. ![]() ![]() Para la hora de la comida nos desplazamos hasta la zona más cara de Orlando, Celebration. Un barrio donde a más de uno no le importaría vivir. La gente que vende propiedades por ahí considera que poner un cartel de se vende es restarle categoría a su casa. Más chic es decir: “casa disponible”. En un mercado de productos orgánicos y artículos diferentes en su calle principal nos entretuvimos y comimos. Y para hacer tiempo hasta la hora de irnos nos dejamos aconsejar por el guía que nos recomendó probar los helados que vendían por allí. Exquisitos. No se equivocó. ![]() La parada en este barrio fue de dos horas y con esto terminamos el tour. De camino de vuelta fuimos dejando a los clientes en sus diferentes megacomplejos hasta llegar a nuestro humilde motel. Eran las 17:00 cuando regresábamos. La Internacional Drive estaba plagada de tienda de recuerdos, así que fue buen momento para acordarse de las comprillas. Una vez te metes en una tienda el resto son iguales, pero aun así picamos. Y con más bolsas para meter en la maleta decidimos terminar nuestro día. Etapas 7 a 9, total 15
Despertamos nuestro último día en Orlando a las 7:30 y con varias opciones en la manga. Podíamos ir a otro de los parques de atracciones, como Disney, pero supondría una pena solo estar un día cuando la entrada te ofrece un segundo día gratis. Otra opción era ir a un parque acuático, como SeaWorld o Wet´n Wild, porque el tiempo era bastante bueno y apetecía darse un chapuzón, la pega era el precio de la entrada junto con el parking, comida y souvenirs se nos iría de las manos. Tampa también era propuesta, pero las horas de conducción echaban para atrás teniendo al día siguiente el traslado a Miami. O podíamos hacer la ruta de los Ross que nos quedaban por descubrir. No tuvimos que pensarlo mucho y tras desayunar tardamos unos 30 minutos en llegar al destino. Una vez que entras en un Ross te parecen que todos tienen la misma mercancía, pero ni mucho menos, sino que se lo pregunten a la que salió contenta de allí con ropa para casi toda la familia. En cuanto a artículos de cocina son varias las tiendas que te encuentras repletas de artilugios que solo los americanos pueden tener. Ya nos habíamos hecho anteriormente con moldes y cortapastas curiosos, pero si veíamos algo más no le haríamos ascos. Pensando que la cadena de almacenes Depot Home era una de ellas, la visitamos aprovechando que quedaba cerca. Pero nada que ver. Era el Leroy Merlin de allí. Aun así entramos y curioseamos un poco. Por ser la última ruta en Orlando queríamos comer “decentemente”. Evitando en todo lo posible las hamburguesas o perritos. De los múltiples folletos que habíamos ido recopilando un anuncio nos llamó la atención, era un restaurante de marisco y cangrejos tipo “come todo lo que puedas”. ¿Todo lo que puedas de marisco?. ¡Teníamos que ir! Además lo teníamos al lado de casa. Era el plan perfecto. Comida a tuttiplen y siesta. Pero al llegar, chasco, estaba cerrado. Abría partir de las 16:00 y nuestra hambre no podía aguantar. Recordando que el día anterior, al pasar por Internacional Drive para dejar el coche, vimos un montón de restaurantes probamos suerte. Un cartel en la carretera nos desvió haciéndonos llegar a Bogard´s, un restaurante de buena calidad, donde servían marisco y con una decoración diferente. (Dos tuberías expulsaban agua a modo de fuente a un lado de su terraza). Antes que nos llegase la duda ya estábamos sentados y atendidos por un personal superatento. ![]() ![]() Nada de carta, queríamos marisco. Nuestra comida fue a base de Gambas Rosas, Patas de Cangrejos y Ensalada César. Quedamos satisfechos por la comida, el servicio y el precio. Junto con la propina nos salió por 70$. Después de lo mal que nos habíamos estado alimentando, nuestro estómago lo agradeció. Este restaurante se encuentra justo enfrente de la casa de Believe It or Not! Nosotros ni nos paramos porque ya lo habíamos visitado en Los Ángeles. ![]() La hora de la siesta nos llegó sin poder evitarlo. Pero tuvimos que volver a la realidad para preparar la maleta y recoger las cosas. Compramos algo de provisiones para el viaje que teníamos hasta Miami y nos dormimos repasando las cosas que queríamos hacer en la cuidad que nunca descansa. Etapas 7 a 9, total 15
Leer tanto sobre Miami nos había creado una imagen que esperábamos no nos defraudase. Es visualizar playas de ensueño, calles repletas de luces y ambiente en South Beach, puentes y más puentes, marisco por todas partes, famosillos dejándose ver en los lugares de moda, cubanos por el Little Havana, colores increíbles en el barrio Art Decó, lujazo por Brickell y Coral Gables, mansiones inaccesibles y decoración modernísima en el Design District. Madrugamos porque no podíamos perder el tiempo. A las 7:30 ya estábamos casi listos. Con las cosas en el coche, la factura pagada y el desayuno en la mano eran las 9:30 cuando salíamos para “donde siempre es verano”. Unas 4 horas de camino, incluyendo una parada para gasolina y hamburguesas a media mañana. (Ahora entiendo porque en ropa abundan tanto las tallas 4XL). La sola aproximación a la ciudad de Miami nos pareció espectacular. La hilera de rascacielos, los puentes, las palmeras y el color de todo. Nuestro hotel estaba en South Beach, el Claremont hotel, en la Collins Ave con la 17th Street. Todos los comentarios que habíamos leído al reservar el hotel repetía lo mismo: las fotos no se corresponden. ![]() Nuestra primera impresión fue bastante buena. La recepción tenía muy buena pinta y era igual a las fotos de internet. Nos atendió una chica bastante simpática a la vez que nos dio más información de la zona. Subimos hacia la habitación y fue cuando despertamos del sueño. La imagen al abrirse el ascensor fue la de un hotel antigüillo. La moqueta descolorida y nuestra habitación por ende igual de antigua. Pero en cierto modo no nos afectó. Estaba limpio (aunque la moqueta no mucho). En este tipo de viajes estamos fuera todo el día. Así que no nos dejamos influir por estos aspectos. En Miami es IMPOSIBLE aparcar sin cargo. Todo, absolutamente todo está regulado para que aparques y pagues, paking cubierto, descubierto, legal, ilegal, valet parking (aparcacoches) o parquímetros. En el hotel nos recomendaron un parking cubierto que estaba a escasos metros pero debido al despliegue policial que montan allí por cualquier incidente tuvimos que buscar otro. Una moto se había metido debajo de un coche a la entrada del aparcamiento y por esto la policía había acordonado la manzana, no dejando entrar ni salir a nadie. Un incidente que congregó a 4 patrullas de policía y 2 ambulancias en el lugar y en cada una de las esquinas un par que coches policiales cortando la circulación. Porque encontramos otro parking, si no vemos como llegan hasta los del CSI. Vaya negocio con los dichosos estacionamientos, los hay a partir de 15$ pero ojo con las condiciones. Normalmente son por horas, si lo necesitas por la noche en más caro y pocos te ofrecen la posibilidad de entrar y salir. Dimos con uno que nos lo dejaba en 25$ por día y lo podíamos sacar cuantas veces quisiésemos. Era muy caro, pero de las mejores opciones por lo que nos íbamos a mover. Para empezar a conocer donde estábamos anduvimos durante horas por todo. Comenzamos por la playa que la teníamos enfrente del hotel y ya se empezaba a notar el sabor de South Beach. La gente con sus patines y cuerpos de gimnasio luciendo tipo. ¡Vaya mundo! Caminando por la playa llegamos a Ocean Drive, un escaparate de Art Decó y restaurantes donde el personal te invita a probar su Happy Hour a precios de escándalo. Un pelín de agobio sí que sentimos, porque era restaurante tras restaurante en el que nos querían sentar. ![]() ![]() ![]() Pasamos por lo famosos parques de Lummus y Ocean Front hasta llegar al final de South Beach. La vuelta la hicimos por Washington Ave dejando tiendas y tiendas a cada lado. Vaya nivel se respiraba por la zona. Y por último fuimos a ver lo animada que estaba la Lincoln Road en su tramo peatonal. Volvimos al hotel exhaustos por todo lo visto y por la caminata de 5 km entre ida y vuelta. ![]() Dejamos descansar los pies y volvimos a salir para cenar. No nos alejamos mucho, paramos en un Mc Donald´s detrás del hotel y tranquilamente regresamos. Teníamos el tour por la cuidad al día siguiente y si lo hacíamos agotados no sería lo mismo. No era la noche indicada para irnos de marcha por la cuidad de los excesos. Etapas 7 a 9, total 15
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