¡Llamando a la tierra, llamando a la tierra! Tocaba viaje espacial.
Como presagiaba mi sueño de la noche anterior, tocaba poner rumbo al Kennedy Space Center. El despertador nos sonó a las 7:30. No podíamos perder el tiempo porque se nos presentaba una horita de conducción.
Antes tuvimos que hacer una parada en Ross, pero por motivos justificados: comprar la maleta que teníamos pendiente, ya que las compras se iban acumulando por todos lados y había que organizarse de alguna manera.
Unos 75 kilómetros separaban Orlando de Cabo Cañaveral. Estaba muy bien indicado así que no tuvimos problemas en llegar. Dejamos el coche en el parking que había (gratuito) y pusimos rumbo al espacio. La entrada costó 40$ por persona, (38$ más tasas) y además nos dieron información, horarios y mapa de todo.
Comienza la cuenta atrás para el lanzamiento
Rumbo fijado a la luna
Lo primero que hicimos fue un tour en bus a lo largo de cada una de las estaciones que tiene la NASA, donde está la zona de producción, de control, de lanzamientos, etc. El tour duraba aproximadamente 3 horas, pero dependía mucho de cada uno y de su entretenimiento por ahí. Los autobuses estaban continuamente circulando.
Zona de lanzamiento
Centro de control. Houston tenemos un problema!!!
Una vez de vuelta en la zona principal paramos a comer en uno de tantos sitios que tienen distribuidos por el complejo: perrito y hamburguesa para variar. Aquí los precios sí que estaban “por las nubes” nunca mejor dicho (más o menos como se estaba poniendo mi colesterol a estas alturas).
El día se nos pasó volando entre vivir la llegada de Armstrong a la luna, la visión de este momento desde el centro de control, ver una película en el cine IMAX que tienen allí sobre misiones espaciales (me parece una auténtica maravilla lo que se consigue en estas salas) y sentir el lanzamiento en una nave-simulador. Nos estábamos sintiendo como auténticos astronautas, pero la visita iba tocando a su fin.
Lanzamiento inminente
Curioso cielo
Yo creo que me queda como un guante
El reciento cerraba a las 18:00 pero aún nos quedaba tiempo para hacer fotos de varios cohetes que tenían expuestos como el Saturno, Apolo, Discovery o Columbia, aprovechando que la magia del atardecer empezaba a asomar por allí.
La entrada a este sitio, al igual que en los parques de atracciones, era válida para otro día. Pero te la tenían que sellar antes de salir. Nosotros no lo hicimos porque ya habíamos tenido suficiente. Igualmente era válida para visitar el museo de las cosas utilizadas en las misiones espaciales, que abre una vez que el otro cierra.
Empieza a oscurecer
Llega la hora de partir, pero en coche, que no nos dejan uno de esos...
Destacar que el centro espacial se encuentra en medio de una zona considerada reserva natural y es normal ver cientos de buitres, caimanes o incluso armadillos (primera vez en mi vida que veía un bicho de estos).
A las 21:00 ya estábamos de vuelta. Houston, misión cumplida con éxito.
Como presagiaba mi sueño de la noche anterior, tocaba poner rumbo al Kennedy Space Center. El despertador nos sonó a las 7:30. No podíamos perder el tiempo porque se nos presentaba una horita de conducción.
Antes tuvimos que hacer una parada en Ross, pero por motivos justificados: comprar la maleta que teníamos pendiente, ya que las compras se iban acumulando por todos lados y había que organizarse de alguna manera.
Unos 75 kilómetros separaban Orlando de Cabo Cañaveral. Estaba muy bien indicado así que no tuvimos problemas en llegar. Dejamos el coche en el parking que había (gratuito) y pusimos rumbo al espacio. La entrada costó 40$ por persona, (38$ más tasas) y además nos dieron información, horarios y mapa de todo.


Lo primero que hicimos fue un tour en bus a lo largo de cada una de las estaciones que tiene la NASA, donde está la zona de producción, de control, de lanzamientos, etc. El tour duraba aproximadamente 3 horas, pero dependía mucho de cada uno y de su entretenimiento por ahí. Los autobuses estaban continuamente circulando.


Una vez de vuelta en la zona principal paramos a comer en uno de tantos sitios que tienen distribuidos por el complejo: perrito y hamburguesa para variar. Aquí los precios sí que estaban “por las nubes” nunca mejor dicho (más o menos como se estaba poniendo mi colesterol a estas alturas).
El día se nos pasó volando entre vivir la llegada de Armstrong a la luna, la visión de este momento desde el centro de control, ver una película en el cine IMAX que tienen allí sobre misiones espaciales (me parece una auténtica maravilla lo que se consigue en estas salas) y sentir el lanzamiento en una nave-simulador. Nos estábamos sintiendo como auténticos astronautas, pero la visita iba tocando a su fin.



El reciento cerraba a las 18:00 pero aún nos quedaba tiempo para hacer fotos de varios cohetes que tenían expuestos como el Saturno, Apolo, Discovery o Columbia, aprovechando que la magia del atardecer empezaba a asomar por allí.
La entrada a este sitio, al igual que en los parques de atracciones, era válida para otro día. Pero te la tenían que sellar antes de salir. Nosotros no lo hicimos porque ya habíamos tenido suficiente. Igualmente era válida para visitar el museo de las cosas utilizadas en las misiones espaciales, que abre una vez que el otro cierra.


Destacar que el centro espacial se encuentra en medio de una zona considerada reserva natural y es normal ver cientos de buitres, caimanes o incluso armadillos (primera vez en mi vida que veía un bicho de estos).
A las 21:00 ya estábamos de vuelta. Houston, misión cumplida con éxito.