Viena y Bratislava con mercados de Navidad ✏️ Blogs de AustriaViaje realizado del domingo 8 al jueves 12 de diciembre de 2019 para ver la bonita ciudad de Viena y disfrutar de su ambiente navideño con los famosos mercados de Navidad que están por toda la ciudad, haciendo una excursión de día a Bratislava, capital de Eslovaquia.Autor: Rouni Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Índice del Diario: Viena y Bratislava con mercados de Navidad
04: Día 4: Viena
05: Día 5: Viaje de regreso
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Etapas 1 a 3, total 5
Nos tuvimos que levantar muy pronto porque nuestro vuelo con la compañía Volotea salía a las 6:50 de la madrugada. Después de un vuelo de 2 horas y media llegamos al aeropuerto de Viena sobre las 9:30. En una oficina de la compañía de ferrocarriles de Austria OBB compramos dos bonos de transporte de 72 horas, que por 17,10 euros por persona te permite utilizar ilimitadamente los tranvías, autobuses y metro del área metropolitana de Viena. También tuvimos que comprar por 1,80 euros el billete que cubre el tramo desde el aeropuerto hasta el límite metropolitano de Viena. Los trenes Railjet que van hasta el centro de Viena salen del aeropuerto cada media hora desde las 06:33 a las 23:03 horas. Bajamos a la estación de trenes, que está en la planta de abajo del aeropuerto y montamos en el tren Railjet de las 11:03 que nos trasladó en unos 15 minutos a la Estación Central de Viena (Wien Hauptbahnhof). Anduvimos unos 5 minutos y llegamos al hotel Beim Theresianum de la cadena Austria Trend. Es un hotel muy limpio y moderno, parece como si lo hubieran renovado recientemente, situado muy cerca de la estación central de trenes y a unos 100 metros de una boca de metro, que te lleva en dos paradas al centro de Viena. Las camas son muy cómodas. Por la relación calidad-precio merece mucho la pena. Nosotros pagamos 420 euros por 4 noches en una habitación doble estándar con desayuno tipo buffet incluido. Después de hacer el check-in, comer unos sandwiches y dejar las maletas en la habitación fuimos hasta la estación Südtiroler Platz a coger el metro de la línea roja U1. Nos resultó muy sencillo movernos entre las distintas líneas de metro de Viena señalizadas por números y colores. Nos bajamos en Stephans Platz, donde vimos la bonita catedral de San Esteban (Stephansdom) y entramos en su interior. Aquí tuvimos nuestro primer contacto con los mercadillos navideños, ya que alrededor de la catedral había uno con mucho ambiente. En esta zona había vendedores vestidos de época que trataban de vender entradas para conciertos, óperas,… Se nos acercó uno muy majo que hablaba español bastante bien y nos convenció para comprarle dos entradas por 70 euros para un concierto de música clásica en el palacio Schonborn. Paseando por una de las principales calles comerciales de Viena, la peatonal Kärntner Strasse, llegamos hasta la Opera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper). Al lado vimos el edificio del museo Albertina y el famoso Hotel y Café Sacher, donde se inventó la famosa tarta del mismo nombre. Continuando unos metros por la Ringstrasse (vía circular) entramos al parque Burggarten, donde se encuentra la Casa de la Palmeras, que son unos invernaderos acristalados, y el monumento a Mozart. Un poco más adelante llegamos a la majestuosa Plaza de los Héroes (Heldenplatz), que está contigua y forma parte del complejo del Palacio imperial Hofburg. Hay varios monumentos y estatuas y destaca el espectacular edificio de la nueva ala del palacio imperial, la Neue Burg, desde cuyo balcón Hitler hizo el anuncio sobre la anexión de Austria al Tercer Reich en 1938. Al lado de esta plaza está el Volksgarten (Jardín del Pueblo) donde se ubica el Templo de Teseo y el monumento a la emperatriz Elisabeth (Sisí). En otro lado de esta plaza pasamos por la Puerta Exterior del Palacio (Burgtor) y cruzando la Ringstrasse llegamos a la plaza María Teresa o plaza de los museos (Maria-Theresien-Platz), flanqueada por dos edificios gemelos situados uno enfrente del otro, el del Museo de Historia del Arte y del Museo de Historia Natural. En esta plaza había otro mercado de Navidad en donde vendían adornos y productos típicos navideños. En el otro lado de esta plaza se encuentra el Barrio de los Museos (MuseumsQuartier MQ), donde también había otro mercado de Navidad bastante más pequeño. Después continuamos unos metros por la Ringstrasse, pasamos por el Parlamento, que estaba en obras y casi no se podía apreciar el edificio, y llegamos a la gran Plaza del Ayuntamiento (Rathausplatz), donde a un lado se encuentra el espectacular edificio del ayuntamiento y enfrente el Teatro Nacional (Burgtheater). Aquí estaba el más conocido de los mercados navideños de Viena, con una iluminación muy chula, muchos puestos, varias atracciones para niños y hasta una gran pista y circuito de patinaje. Había muchísima gente. Después de un rato y como hacía bastante frío y estábamos cansados montamos en el tranvía y fuimos a cenar a una cervecera típica que elabora su propia cerveza, 7 Stern Braeu. Comimos sopa, goulash y codillo. Al salir nos encontramos con otro mercadillo, el de Spittelberg, que está situado en varias calles peatonales estrechas con algo de pendiente en una zona muy bohemia, conocida como distrito de los artistas. Había un ambiente más familiar y mucho más tranquilo que el del ayuntamiento. Dimos una vuelta, tomamos nuestro primer punch (ponche), bebida caliente con alcohol y especias y frutas típicas de esta época del año que te ayuda a entrar en calor, y nos fuimos en metro al hotel porque estábamos muy cansados después de un largo día. Etapas 1 a 3, total 5
Desayunamos en el hotel y nos acercamos a la estación central para comprar en una oficina de la OBB los billetes de tren para ir al día siguiente a Bratislava. Cada billete de ida y vuelta nos costó 16 euros y con él se puede coger todo el transporte público en esta ciudad. Desde allí fuimos en metro hasta el palacio de Schönbrunn, que era la residencia de verano de los Habsburgo. A la entrada del palacio había un mercado navideño. Paseamos tranquilamente por los extensos jardines viendo sus bonitas fuentes y estatuas y subimos hasta la Glorieta, desde donde se tienen unas magníficas vistas del palacio con la ciudad de Viena al fondo. Dimos una vuelta por los puestos del mercadillo y nos fuimos en metro al Prater, que es un popular espacio de recreo en el que se sitúa el parque de atracciones más antiguo del mundo y uno de los emblemas de la ciudad, la Noria Gigante de Viena inaugurada en 1897. La entrada al parque es gratuita y se paga por montar en las atracciones. La zona estaba muy triste, sin apenas gente y sólo estaban abiertas muy pocas atracciones, entre ellas la famosa noria, pero en verano tiene pinta de ser una zona bastante entretenida. Había un pequeño mercadillo de navidad con muy pocos puestos. Después volvimos al metro para acercarnos a las Hundertwasserhaus, que es un complejo residencial, construido por el artista Hundertwasser, con un aspecto y diseño muy original que parece un colorido puzle con piezas de distintas formas y colores en la que los suelos no son rectos, sino ondulados, y donde en el interior de las habitaciones crecen árboles cuyas ramas asoman por las ventanas. Junto a los edificios hay un pequeño y coqueto centro comercial realizado en el mismo estilo (Hundertwasser Village), además del Museo Hundertwasser donde se exponen las obras del original artista. Eran las 4 de la tarde y ya estaba anocheciendo, por lo que fuimos en metro a unos de las más famosos cafeterías de Viena, el Café Central, que está situado en la planta baja de un bonito edificio. Después de esperar unos 20 minutos de cola pasamos y nos asignaron una mesa. Su interior es muy elegante y acogedor. Tienen un amplio surtido de tartas y pasteles en varias estanterías en el centro. Tomamos un café melange, una infusión, un apple strudel y un pastel de chocolate y avellanas, que estaban muy ricos. Además a partir de las 5 de la tarde un pianista ameniza la estancia con música en directo. Estuvimos tan a gusto que volvimos el último día. A pocos metros encontramos el mercado de Navidad más antiguo de Viena, Altwiener Christkindlmarkt, situado en la plaza Freyung. Es un mercadillo más pequeño y coqueto, mucho más íntimo y menos turístico. Después fuimos al restaurante Kolar, situado en un callejón algo escondido, pero con un ambiente muy juvenil y agradable. Tienen una variada carta de pitas hechas al momento en un horno de piedra y cervezas artesanales muy buenas. El sitio merece mucho la pena. Cenamos y a poca distancia, cerca de Freyung, entramos al palacio Schonborn, donde en un salón muy bien decorado y con capacidad para unas 150 personas asistimos al concierto de música clásica para el que habíamos comprado las entradas el día anterior. La orquesta la componían tres violinistas, un pianista, dos contrabajos y en algunas canciones salían un tenor y una soprano. Nos gustó mucho porque teníamos a los músicos muy cerca, sonó muy bien y el repertorio era de piezas musicales clásicas conocidas de distintos compositores famosos. Terminado el concierto fuimos hasta la estación del metro de Stephans Platz para ir al hotel y vimos la catedral con una iluminación muy chula. Etapas 1 a 3, total 5
Después del desayuno en el hotel fuimos a la estación central a coger el tren que salía a las 10:16. Pasa un tren cada hora y tarda sobre una hora en hacer el corto recorrido de unos 70 km. que separa Viena y la capital de Eslovaquia. Llegamos a la estación central de Bratislava, la Hlavna Stanica, y enseguida te das cuenta de que estas en otro país más pobre y con menos recursos que Austria. Aunque el recorrido hasta el centro se puede hacer andando en unos 20 minutos, a la salida de la estación montamos en el autobús 93 que pasa por el centro de la ciudad. Nos bajamos enfrente del Palacio de Grasalkovich, residencia del presidente de Eslovaquia. Continuamos andando y subimos hasta el Castillo, situado en lo alto de una pequeña colina sobre el centro histórico y a orillas del Danubio, desde el que se obtienen unas magníficas vistas. Bajamos al centro histórico entrando por la bonita Puerta de San Miguel, única que queda de las cuatro puertas que formaban parte de las fortificaciones medievales. En el suelo debajo de la puerta está el kilómetro cero de Eslovaquia. Es un casco antiguo pequeño, que se puede ver en pocas horas, pero con un ambiente tranquilo y agradable y con algunos edificios muy bonitos. Además, había varios mercadillos navideños que le daban un toque muy especial. Continuamos hasta la Plaza Hlavne Namestie, una bonita plaza con varios edificios muy llamativos, entre los que destaca el Ayuntamiento Antiguo con su torre reloj y su pequeño y bonito patio central. En esta plaza había un mercado navideño con muchas casetas y muy animado. Repartidas por las calles del centro hay varias estatuas de bronce que caracterizan a la ciudad. Nosotros vimos la más representativa, que es la del Sr. Cumil, que representa a un trabajador que sale de una alcantarilla y la de Schöne Náci, que representa a una persona que saludaba a las damas levantando graciosamente su sombrero de copa y con frecuencia les regalaba flores. Nos acercamos al restaurante Bratislavsky Mestiansky Pivovar, donde tomamos varios platos típicos de la zona acompañados con una cerveza negra artesanal que estaban muy ricos. Además los precios son bastante más bajos que en Viena. Después fuimos andando hasta la original Iglesia Azul, que estaba un poco apartada del centro. Se trata de una iglesia de estilo Art Nouveau que destaca por su inconfundible color azul. Volvimos al centro y pasamos por el Palacio del Primado (Primaciálny Palác). Llegamos al bonito Teatro Nacional Eslovaco situado al final de la larga avenida peatonal Hviezdoslav, en donde había otro mercado navideño. Recorrimos esta calle y llegamos a la Catedral de San Martin. Volvimos a la Plaza Hlavne Namestie para disfrutar del buen ambiente que había en el mercado de Navidad y tomar unos punch. Luego montamos en el autobús 93 para ir a la estación y coger el tren de vuelta a Viena que salía a las 17:38 (sale uno cada hora). La verdad que mereció la pena hacer esta escapada a Bratislava y más en esta época del año con los mercados de Navidad que le dan un ambiente especial. Bajamos en la estación central de Viena y montamos en el metro para ir al mercado que había en la Karlsplatz, donde se encuentra la espectacular iglesia barroca (Iglesia de San Carlos Borromeo), que iluminada estaba muy chula. Aunque hacía mucho frío en el mercado había muy buen ambiente. Estuvimos un rato viendo los puestos y comiendo algo y después nos volvimos al hotel en metro. Etapas 1 a 3, total 5
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