7 dias en furgo por Islandia ✏️ Blogs de Islandia

El día está más nubladillo en el camping de Skaftafell. Estamos ilusionados porque va a ser nuestra primera experiencia sobre un glaciar. Hemos contratado con localguide la excursión de 5 horas, que con el descuento de la empresa de la furgo, se nos queda en 109 euros. Cogimos esa porque queríamos algo más intenso que la excursión de 2 horas y acertamos de lleno. El punto de encuentro era a las 9:15 y a las 9:30,ya estábamos llegando al glaciar, en un enorme monstruo 4 * 4. Éramos un grupo de 9, con la suerte de que la guía era una chica de Salamanca, súper simpática y profesional.
Breve camino a pie hasta la misma lengua Fallsjokull, ajustamos crampones y para arriba. Le coges el truquillo enseguida, andar con los pies llenos de clavos.


Llegamos a una vía ferrata espectacular. Ahí vamos cogidos con los arneses, al lado de pozos que ha formado el hielo, es muy auténtica la sensación (también tiene su peligro). El paisaje no puede ser mejor y para que no falte de nada, vemos un derrumbe de hielo, como corren las rocas de hielo, ladera abajo, a cien metros de nosotros. El hielo azul, las formas que adquiere, la inmensidad, todo eso hace la excursión, totalmente recomendable.
Al final empieza a llover un poco, pero no hace no frío. La excursión acaba sobre las 14:30, que nos dejan de nuevo en el punto de encuentro.

Hambrientos y cansadillos, decidimos que vamos a hacer noche de nuevo en ese camping y hacemos el trekking que hay para ver la cascada Svartifoss, que comienza en el centro de visitantes de Skaftafell.
Una subida de menos de una hora y llegas a la cascada. Me la imaginaba más caudaloso, pero lo de verdad importante, es el entorno. Esas negras columnas de basalto, que le dan un aire lúgubre y misterioso al lugar.


Tiramos escaleras arriba, pues vamos a hacer la ruta 2, que es circular y no la podéis perder. Llegas a unas casitas con su techo de musgo, con su merendero y una paz inmensa, allí nos quedamos un buen rato Sentados. Comenzamos el descenso y llegamos a una cascada guapísima, que no sé el nombre, y que se puede ver, desde diferentes salientes/miradores (cuidado con el vértigo). Bajamos hasta una especie de bosque, llamado Lambhagi. Creo que se llama así, porque llevaban los corderos hasta ese lugar. De los pocos sitios con árboles en toda Islandia.

Ya en el camping de nuevo, machacados, cenamos charlando con los vecinos de al lado, que son de Valencia, una pareja muy maja, que también había visto las auroras boreales... arrrggggg.

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Despertamos muy temprano, sobre las 6, porque queremos ver la laguna glaciar casi solos, pero está vez, no se da el dicho, ese de, a quien madruga Dios le ayuda.
A los pocos kms de Skaftafell, aparece una densa niebla que cuando llegamos al puente de Jokulsarlon, no se ve nada del glaciar. Paramos a la derecha, para ver primero la Diamond Beach (menudo acierto, ya contaré por qué). Ya hay dos o tres coches allí, y nos vamos caminando hasta la playa, rezando para que levante la niebla. Allí hay muchos trozos de hielo, es una gran estampa, con la arena negra, los bloques de hielo, y la capa de niebla. Damos, bueno doy, unas carreras entre los cascotes haciendo el pesi colo, fotos, y decidimos tirar para delante y ver la laguna por la tarde de regreso, a ver si no hay niebla.

El camino hasta Hofn es aburrido, pues la niebla no nos deja ver apenas nada. Llegamos, repostamos y nos metemos en un supermercado Netto, que es uno de los dos que recomiendan los foreros. Mi pareja está muy cansada, así que decide dormir un rato en la furgo mientras yo me voy a ver el pueblo, jodido, pues desisto de ir hasta Stokkness por la niebla. El pueblo pesquero está bien para dar una vuelta entre sus bonitas casas, pero ya está.

Empezamos el camino de regreso, parando a comer en un bonito sitio, con una casa perdida en la nada. Me llama la atención los grandes ventanales, sin ninguna reja (en España sería impensable).

Ya no hay niebla, y llegamos de nuevo a Jokulsarlon sobre las 4 de la tarde. Una pasada!!! Joder, por la mañana no se veía nada desde el mismo puente. Paro en la Diamond Beach que es gratis, nos cruzamos por debajo del puente y empezamos a disfrutar del espectáculo visual. Enormes bloques de hielo, con sus focas nadando entre ellos. Allí nos tiramos casi dos horas. Cuando regresamos al coche, en la Diamond Beach, no hay apenas trozos de hielo, pues la marea cambió en la mañana, y llevaba los cascotes hacia la laguna, no hacia el mar.

Continuamos y hacemos parada en Fjallsarlon, más pequeña que la anterior, pero se ve la lengua del glaciar más cerca. Muy recomendable la parada.

Por allí ya veo a algunos que van más low cost que nosotros, con sus mochilas y tiendas de campaña haciendo dedo. A nosotros no nos coge ni un cordero.

Seguimos carretera sin saber donde voy a hacer noche. Lo que si sabía es que tenía que parar en Hof a ver su iglesia. Muy bonita, parada obligatoria rápida en este pequeñísimo pueblo, que tiene casi de todo, hotel, iglesia, gimnasio, y vivirán 20 personas..

Los paisajes de la carretera al atardecer, son sencillamente imborrables, paramos varias veces. Llegamos a un camping, y empezó a llover por primera vez en serio. Hoy seguro no vemos las auroras... glupps.

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Toda la noche lloviendo, oyendo las gotas en la chapa, hace que te levantes temprano y salgas zumbando, a ver si encontramos algo de techo para desayunar. Al final, en una gasolinera cerrada nos apañamos.

Primera visita del día, Fjadrargljufur, el cañon del Justin Bieber. Lloviendo bien, nos enchufamos los impermeables, y para arriba. Es una corta andadura, que te lleva a diferentes miradores, en los que ves el cañón desde arriba, vistas espectaculares, las nubes bajas le dan un rollito más enigmático. En el parking hay varios wc, limpios y gratis.

Seguimos dirección de regreso a Reikiavik y no podemos dejar la oportunidad de parar y volver a ver, por tercera vez, los interminables campos de musgo, que cubren los interminables campos de lava, jeje.

Ahora llueve con menos intensidad, así que vamos a hacer una parada que no tenía prevista, la cueva con doble boca/agujero llamada Gigjagja. Te desvías 2 kms desde la carretera principal, por una pista para ir despacito, pero bien. Bonita y peculiar cueva, con una gran entrada que parece te va a engullir. Lástima que otra pequeñita cerca de esa, se utilice para meadero, y si al menos la gente se llevaran los putos kleenex usados...

Y ya llegamos al plato fuerte del día, la playa de Reynisfjara y su cueva de Game of Thrones. Vemos antes la bonita iglesia de Vik y rodeamos la montaña para llegar al parking. Wowww, como está aquello de vehículos. Ahora no llueve, así que nos lanzamos a la inmensa playa negra. Me flipan las columnas de basalto, la enorme cueva, pero lo que me deja hipnotizado, es la fuerza de ese mar y esas olas, de las que tanto había oído. Y sí, por mucho que parezca que no te va a alcanzar el agua, vi a varios fotógrafos, que vigilaban por delante, pero la resaca los pillaba por detrás, y lo mejor que podía pasar, era acabar mojados, vi a muchos así.
Hay que tened mucho cuidado con esa playa y en especial, donde están todas las rocas, desde las que se ven mejor los Reinisdrangun, las dos columnas que emergen del mar, de las que cuentan, son dos trolls hechos piedra por el sol.
Nos quedamos al menos dos horas en ese lugar que no te deja ir, te deja hipnotizado, sentado en lo alto de las rocas, en sitio seguro, ver las olas salvajes, con esa fuerza rompiendo en las rocas más bajas, y observando el retroceso que te puede arrastrar hasta el océano. Como leí a alguien, la ola te golpea en los tobillos y te tira y la resaca te arrastra hasta el fondo del oceano.
A pesar de todo lo escrito, es muy seguro ir allí, siempre usando el sentido común y mucha precaución.

Más contento que un niño con play nueva, salimos del parking lloviendo y decidimos que le vamos a echar dos huevos (y dos ovarios) y vamos a hacer la caminata del avión militar abandonado en la playa ( nos lo llevamos todo).
Por curiosidad, vemos que el trayecto de ida y vuelta en el camión que te lleva y trae, son 21 euros. No sé de quien salió la idea de que era un bus, era un camión de los que aquí se utilizan para transportar la arena.
Salimos zumbando poraue está muy feo pero no llueve. Nosotros estamos acostumbrados a hacer largas caminatas, así que cronometramos y en 30 minutos estamos allí, todo muy llano pero con mucho aire.

Habría unas diez personas, está muy machacado, pero no deja de ser algo curioso. Lástima que le hayan hecho muchas pintadas. A mi pareja le gusta mucho, a mi,.bueno, está guay ir hasta allí si te gusta caminar y ver algo totalmente diferente a lo que habíamos visto. 35 minutos tardamos a la vuelta, lloviendo a cántaros y con aire de tener que ir a la peluquería si o si.

Ya en carretera, hambrientos, decidimos tirar a ver si llegamos a unas termas calentitas, y a ver si encontramos algo con techo, para parar a comer con nuestro camping portátil.
Pues no, no paró de llover ni un segundo, y cuando llegamos a Selfoss, por ahí nos apañamos (aún estábamos muy mojados de la caminata aunque íbamos con impermeable).

Decidimos tirar hasta el camping de Hveragerdi, muy famoso por sus termas naturales, en un río que baja por la montaña, sitio idílico y encima gratis.
Llegamos al camping lloviendo a mares y el tío que lo regenta, nos dice que no había plazas (ya había visto yo antes el cartelito de full). Tiro de mi oficio, y le llora el poor Spanish man hasta que nos busca un hueco y nos quedamos allí. Menos mal, pues mojados, cansadisimos y lloviendo a mares, no teníamos fuerza para buscar otro ya en Reikiavik.
Nos instalamos, decidimos que no vamos a ir a las termas con lo que llueve, sino al BONUS, el supermercado más popular de Islandia, en la que compramos el mejor cordero que he probado (teníamos una gran cocina/comedor, en el camping).

Ya terminada nuestra gran cena, charlando con otra pareja de Barcelona, salimos y nos llega un islandés, invitándonos a una party que estan haciendo en el camping. El tío insiste pero nosotros ya no estamos para party, así que lo convencemos como podemos y nos vamos a dormir oyendo las gotitas sobre la chapa.

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