15 días con chavales por la Costa Oeste ✏️ Blogs de USA

Nuestro tercer día en Zion empieza con un buen desayuno. Olvidé decir que nuestro hotel nos da unos bonos con los que vamos al restaurante Porter´s (allí mismo) y nos incluye un desayuno cada día a elegir entre varias opciones, tostadas, frutas, desayuno americano, café, zumos... Es uno de los pocos hoteles en los que sí nos entra el desayuno durante todo el viaje y ha sido uno de los mejores.

Ya con las pilas cargadas cogemos el bus al parque. Hoy vamos a hacer otros trails varios.
Empezamos en The Grotto. Hacemos el Kayenta trail, el Upper emerald Pool trail y el Lower emerald Pool trail. Este último nos habían advertido que estaba cerrado el último tramo pero decidimos hacerlo con la idea de volver por el mismo sitio. Vimos más familias por el camino, no creáis que fuimos unos temerarios. Al llegar al final, el puente que da acceso al Zion Lodge estaba cerrado. Yo quería volver por donde habíamos venido tal y como estaba acordado pero mis chicos me convencieron para pasar al otro lado por el río, cruzándolo.
Total que allí nos ves, buscando una zona donde la corriente y el caudal fueran algo más ligeros. Aún así, el agua nos llegó a los muslos, pero bueno, que nos vino bien el agua fría de nuevo. Hacía muchísimo calor.
Fuimos a salir junto a un sitio donde te dan paseos a caballo. Otra opción distinta que también podéis hacer. Igualmente podéis alquilar bicicletas.

Nosotros todos los días dejábamos el coche aparcado en nuestro hotel y subíamos al parque en el bus gratis pero vosotros, si queréis, y sobre todo en temporada baja, podéis hacerlo todo con vuestro coche. Además el parque tiene varios parkings por si vais de paso por ejemplo y queréis aparcar en la puerta y recorrerlo por dentro con el bus. En verano suelen restringir la carretera interior del parque para sólo los buses, para evitar masificación. Estos parkings se pagan en máquinas, tipo parquímetro.

Como áun era buena hora, nos compramos un refresco en Zion Lodge e hicimos el trail The Grotto, que salía desde el mismo Zion Lodge y llega por una pista de tierra a un área de picnic con mesas, baños,etc. Fue un kilómetro y medio aproximadamente pero hacía mucha calor y poca sombra lo que se tradujo en algunas quejas por parte de los chavales. Menos mal que iban con sus refrescos y fue más llevadero.
Igual que ayer, llevamos nuestra mochila/nevera con comida y después de elegir una mesa con buena sombra, nos sentamos a comer allí mismo.
Para volver al Zion Lodge mis hijos fueron en el bus, que justo tiene parada aquí, la 6, The Grotto. Nosotros preferimos volver paseando por el trail. Un último helado sería la despedida perfecta en este parque.
Los autobuses que recorren el parque son los de la línea verde. Los que bajan al pueblo son los de la línea naranja. Como ya decidimos irnos, bajamos en el bus verde hasta el Visitor Center y ahí ya pillamos el naranja que nos bajó al pueblo (Springdale) y el resto de la tarde se lo dedicamos a las tiendas de souvenirs, wassaps, y por supuesto piscina, mucha piscina.
Era una gozada ver el atardecer en remojo.

Nuestra cena hoy fue en el Porter´s. Cierran a las 21h. y está lleno. Conseguimos sitio en la terraza con unas maravillosas vistas a las montañas. Resumen de lo que había sido nuestra estancia allí.

Nos encantó este parque y la idea de dedicarle más de una jornada nos pareció un completo acierto.

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Quien tenga hijos bien sabrá lo que cuesta salir por las mañanas. Y si alguno de ellos es adolescente pues habrá que añadir unos minutos extra pues, claro, no pueden salir sin su pelo perfectamente arreglado y todos sus accesorios: cascos, móvil, gafas,etc,etc.
Aún así, nuestra hora de salida solía rondar las 7,30/8 h., algún día después si el planning era más relajado.
Hoy entre el último desayuno y cerrar maletas y tal se nos hizo más tarde. Por supuesto el desayuno fue en el Porter´s y quería comentar algo por si vais. Ojito con un camarero, un señor ya madurito, con rasgos mexicanos, bigotudo, que nos atendió los dos primeros días muy amable en español. Ambas veces nos pidió propina diciendo que aunque el desayuno estaba incluído no así el servicio y que debíamos pagar por él. Esta última mañana nos sirvió una chica también mexicana y al ir a darle la propina nos la devolvió y nos dijo que la propina ya iba incluída en el bono del desayuno y se la cargaban al hotel. Así que nos quedamos con una cara de pardillos que para qué. En fin, ya tenéis el dato.

Después de hacer el rápido chek out, literal lo de rápido, dejamos las llaves en la cesta y listo, tiramos para el siguiente destino. Aunque dormiríamos en Page, junto al lago Powell, la jornada la pasaríamos en el Cañón Bryce. Otra joya.

Enfilamos en dirección al parque Zion y enseguida nos sale el indicador de Zion-Mount Carmel Highway Esta carretera es un espectáculo visual. Qué gozada de vistas.
Me gustaría haber parado para hacer el trail Canyon Overlook que nos recomendó un ranger, pero no encontramos donde aparcar y además era tarde y no quería sacrificar tiempo en Bryce, así que seguimos.

Llegamos a Bryce Canyon City. Aparcamos el coche junto al hotel Best Western Plus Ruby´s Inn. Había mucho estacionamiento alrededor. Entramos a los restrooms y dimos una vuelta por el hotel y la tienda adyacente. Me arrepiento de no haber hecho noche aquí.
El hotel tenía buena pinta, decoración típica americana, forrado de madera, muchos españoles, galería comercial, piscina, restaurante, supermercado, tienda de souvenirs, poblado vaquero enfrente, camping. Se veía mucho movimiento. Además tenían un mostrador de excursiones y shows, entre los que hoy se anunciaba un rodeo al más puro estilo americano. Para disgusto de los chavales no pudimos quedarnos a verlo. Hubiera supuesto llegar de madrugada al lago Powell y era del todo imposible.

Lo que sí hicimos fue comprar en el super bebidas y apaño para hacernos unos bocatas y cogimos el bus que nos llevaba gratis al parque, que tenía parada justo en la puerta de este hotel. Aquí el conductor al subir nos pidió entrada. Le enseñé el anual pass y para adentro.
Como ya era medio día, descarté muy a mi pesar acercarnos al Yovimpa Point y al Natural Bridge. Abarcar mucho corriendo como pollo sin cabeza no entra en mis planes. Nos ceñiríamos a la parte central del parque, lo que llaman el Anfiteatro.

En este caso,el mismo autobus en el que vamos hace una ruta circular por el parque. Pasan cada 10-15 minutos. Nuestra primera parada sería el Visitor Center. Como había muchísima cola para el mostrador de información (muchos españoles) cogimos un mapa y salimos tirando. Total ya tenía claro el planning.

Nos subimos al primer bus que llegó y nuestra primera parada fue el Bryce Point. A pesar de lo espectacular de las vistas no lo disfruté demasiado porque había mucha gente. El tiempo justo para coger el siguiente bus hasta el Inspiration Point. Aquí sí pudimos admirar bien lo que teníamos delante. Ahí estaban, los famosos hoodoos o también llamados chimeneas de las hadas. Impresionante. Dicen que es el mayor parque de hoodoos del mundo. A mí me recordaron a nuestro viaje a Turquía, cuando estuvimos en la Capadoccia, el Valle del amor y toda esa zona. Pero multiplicado por mil.
Desde el mirador lo veíamos desde arriba, lo que no sabían mis chicos es que les tenía reservada una ruta para verlos desde abajo jjjj.
Volvimos a coger el bus hasta el Sunset Point y allí comenzó nuestro trail. La bajada tenía dos caminos a elegir. Las señales decían: Wall Street y Two Bridges. Un chico me dijo que daba igual pues podíamos bajar por un camino y subir por el otro. Pero yo no quería hacer eso. Mi idea era bajar por el Sunset Point y enlazar con otra ruta que llega al Sunrise Point. Así que, empezamos a bajar por el lado de Wall Street (recordaba haber leído en el foro que era más bonita) y fue chulísimo. El camino bajaba hasta el fondo del cañón haciendo zig-zag. Estaba empinadísimo y la gente que subía en sentido contrario llevaba la lengua arrastrando. Además en esa parte hacía mucho calor. Aunque había gente y en algún tramo teníamos que apartarnos para dejarles pasar fue un recorrido muy guapo. Sobre todo porque íbamos cuesta abajo, ja,ja,ja.
Cuando llegamos abajo alucinamos. Casi nos quedamos solos y la poca gente que había volvía a subir al Sunset Point. Nosotros fuimos los únicos que continuamos ruta hacia el Sunrise. Me mosqueé porque durante un tiempo no vimos a nadie. Llegué a pensar que nos habíamos confundido pero entonces nos cruzamos con unos chicos y les pregunté si íbamos bien. Se quedó pensando unos segundos y me dijo: yes,yes.... no me sonó muy convincente pero igualmente continuamos.

Mi tranquilidad regresó cuando empezamos a cruzarnos con gente de vez en cuando.
El reloj marcaba las dos y media pasadas y los chicos tenían hambre. El paisaje había pasado de ser pura arena naranja y piedras a un fresco bosque, perfecto para hacer un descanso. Encontramos un árbol volcado, cuyo largo tronco nos sirvió como asiento. Y allí, a la sombra, con alguna ardilla rondando, los pajaritos y una temperatura estupenda nos comimos nuestros bocadillos. Creo que fue un momentazo. Los chavales estaban contentos, cantando y bromeando. Y yo me sentía la mujer más afortunada del mundo.
Casi una hora después volvimos al camino de tierra. La verdad es que estábamos muy a gusto y no nos dimos ni cuenta del paso del tiempo.

Poco a poco notamos cómo los árboles se iban espaciando y volvía el terreno arenoso, naranja y los hoodoos. Además se notaba que íbamos subiendo. Vimos la señal de Queens Garden Trail que nos indicaba que íbamos por el camino correcto. Y entonces todo cambió drásticamente. Empezaron las cuestas, arena naranja, pequeños túneles, los hoodoos a nuestro lado, parecía que estábamos en otro planeta. Todo muy chulo sí, pero esta vez, cuesta arriba. Teníamos asumido que en algún momento tendríamos que subir del cañón jajaja y el time is now.
La cuesta se nos hizo un poco larga, pero era llevadera porque el desnivel no era muy pronunciado. Igualmente hicimos zig zags pero eran muy progresivos y las distancias entre curva y curva daban para echar fotos y beber agua.
Finalmente llegamos al Sunrise Point muy satisfechos. La idea de hacer este trail combinado resultó un éxito. A los chavales les gustó mucho y a nosotros también. Así que ya sabéis, os lo recomiendo: Desde Sunset Point, bajar por el Wall Street y hacer el Navajo Loop Trail combinado con el Queens Garden Trail para salir por el Sunrise Point. Una maravilla de algo más de 4,5 kms muy disfrutones.
En el mapa leímos después que es uno de los senderos más populares, sin embargo nosotros lo recorrimos con apenas gente. Otra maravilla.

El Bryce es un parque espectacular. Viendo en casa el mapa veo que daba perfectamente para uno o dos días enteros. Siempre y cuando no os limitéis a ver miradores y os apetezca hacer otras actividades como trails, caballos, etc.
Para nosotros fue breve pero intenso y muy especial.

Volvimos a coger el bus en el mismo Sunrise Point y bajamos en el hotel donde habíamos dejado el coche. Allí seguía en perfecto estado. Otro helado y seguimos camino hacia Page.

Hicimos una parada técnica a medio camino. Creo que fue en Kanab. Estiramos un poco las piernas, una vuelta rápida por la calle principal viendo tiendas y algún restaurante y nada más. Nos encontramos una banderita americana tirada en el suelo y pensamos que se convertiría en nuestro souvenir particular. Así que allá la colocamos en el coche y continuamos el viaje.

A última hora de la tarde (o eso creía yo) llegamos a nuestro destino, un hotel junto al lago Powell llamado Lake Powell Resort. Iba algo recelosa por las malas críticas que leí en Tripadvisor pero nada que ver. Si el hotelito de Zion nos gustó, éste tampoco se quedaba atrás. Es un complejo grande, con varios bloques también de dos plantas repartidos a un costado del lago. Aunque nos ubicaron en el bloque 1, algo alejado de la recepción y con vistas al aparcamiento, pronto descubrimos que no se estaba nada mal. Este resort tiene mucho movimiento. En los dos días que estuvimos vimos entrar y salir varios autocares, alguno de ellos con chavalería, así que mi hijo mayor encantado estaba. Además el trasiego de personas que van con lanchas y otras embarcaciones es constante. También ofrecen excursiones en yate, algunas con cena al atardecer y otras actividades que implica que haya "ruido".
Así que nosotros tan tranquilos en nuestra ubicación, otra vez planta baja, con terracita y el coche aparcado en la puerta ni más felices. Con salir y dar la vuelta ya veíamos el lago y aunque teníamos vecinos en todas las habitaciones contiguas no se escuchaba nada.
Pedimos en recepción dos juegos más de toallas (en casi todos los hoteles nos pasaba lo mismo, solo ponen dos sabiendo que vamos cuatro). Otra cosa. Este fue el único hotel donde no nos hicieron la habitación durante la estancia. Ni reponían las toallas claro. Algo que no nos gustó. Por no molestar en recepción nos apañamos cogiendo toallas limpias en la piscina y usándolas para ducharnos. Desde el covid tienen esa política, al menos para estancias breves como lo fue la nuestra.
Dimos una vuelta para inspeccionar todo el complejo, tienda, dos piscinas, gimnasio, bar, restaurante, vistas, y excursiones que la mayoría de los mortales no se pueden permitir, al menos si son cuatro de familia y cuenta como gasto extra.
Así que nos conformamos con cenar en el bar, no en el restaurante, pues era con reserva obligatoria y no era el caso. En el bar cenamos muy bien. Es tipo deportivo, con varios espacios, no muy grande y comida un pelín más informal. Las vistas al lago lo mejor.

Cuando nos fuimos a dormir pusimos un rato la tele y nos dimos cuenta de que era una hora menos. Qué follón con la dichosa hora. Mi reloj marcaba una hora, el móvil otra y el coche no reflejaba ningún cambio. En más de una ocasión durante todo el viaje hemos tenido que recurrir a preguntar a alguien en la calle. Ojito con esto para las excursiones.

De todas formas estábamos cansados así que nos relajamos en la habitación viendo una peli y enseguida a dormir.

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A las 9,30h teníamos contratada la entrada al Lower Antelope Canyon con Kens Tours.
No me preguntéis por qué pero nos volvimos a liar con la hora y llegamos muchísimo antes. Les pedí si podíamos entrar antes pero estaba todo completo así que tuvimos que esperar. Desde que llegas y enseñas la reserva, hasta que te llaman diez minutos antes de la hora de inicio, puede pasar una media hora. Nosotros estuvimos algo más. Menos mal que hay sombra y donde sentarse. Además de una tienda con cosas típicas indias, un bar, un sillón gigante para hacer fotos pal instagram en la calle y unos baños que mejor ni comento. Un agujero en el suelo. Literal.

No recuerdo en qué momento ayer tuvimos que enseñar el anual pass. Creo que fue al entrar en el area del Lago Powell. Hoy tuvimos que pagar 10$ en Horseshoe Bend, pero lo cuento más adelante.

La espera mereció la pena. Había mucha gente pero van organizando grupos y van entrando uno detrás de otro. En el nuestro éramos trece personas: una familia alemana, una pareja de polacos, una madre y su hijo californianos y nosotros. Creo que tuvimos mucha suerte y nos tocó el mejor guía. Un chaval indígena joven, muy simpático que además de darnos todas las explicaciones se convirtió en nuestro fotógrafo personal.
De todas formas en el grupo reinó la complicidad y nos ayudábamos para hacernos fotos y no salir en las de los demás. Con lo cual, tenemos un pedazo de reportaje del interior del cañón, sin gente, nosotros solos en mil encuadres y de mil maneras. Para ello nuestro guía también nos asesoró para sacar el máximo partido a las cámaras de los móviles, indicándonos las configuraciones adecuadas del color, brillo, etc para que las fotos salieran con la máxima realidad posible.

Una cosa que me tenía muy preocupada era acertar con la hora del tour para ver mejor los colores y la luz del cañón. No sé cómo será el Upper ni tampoco sé cómo serán los colores a otras horas. Sólo puedo contaros que nosotros entramos en el turno de las 9,30h y fue maravilloso. Los colores se movían dentro de toda la gama de los naranjas. En los sitios más oscuros eran rojos, incluso llegamos a ver unos tonos morados en algunas partes que contrastaban con los distintos naranjas creando una fantasía de color alucinante. Igualmente flipamos con las formas que la erosión ha ido provocando en la roca. Pasamos por sitios verdaderamente estrechos.

Me decidí por el Lower Antelope por el precio bastante más económico que el Upper y porque además el Upper no tenía plazas libres para el día en que íbamos a ir. En cuanto a la empresa que lo gestiona me encontré dos opciones: Dixie Tour y Kens Tour.
Una vez allí comprobé que no había gran diferencia entre una y otra. Ambas se encuentran en la entrada del cañón e iban alternando el acceso de sus grupos. Así que, a la hora de reservar no os calentéis mucho la cabeza. Yo os recomiendo Kens Tour porque a nosotros nos fue muy bien y el guía fue buenísimo. En ningún momento tuvo un mal gesto, no sentimos aglomeración ninguna, íbamos con distancia con respecto a otros grupos y fue muy simpático y predipuesto a ayudarnos con las fotos y con las escaleras.
Así que se llevó una merecida propina y la presente recomendación.

La salida al exterior fue alucinante. Salimos por una grieta en el suelo!! como digo, alucinante. En fin, este sitio debería formar parte del listado de las maravillas del mundo.

Como estábamos cerca del Horseshoe Bend cogimos el coche y nos acercamos. Tardamos unos quince minutos. Tuvimos que pagar 10$ por dejar el coche en un parking, por supuesto al aire libre, aquello es puro desierto. Desde el parking a la curva de la herradura habría sobre un kilómetro andando que se hizo pesado por el sofocante calor. He de decir que parecíamos los tontos del agua, siempre con una botellita en la mano, pero es que realmente es necesaria porque enseguida te deshidratas con esos calores. Así que siempre que salíamos, cada uno su botella y la íbamos rellenando sobre la marcha en cualquiera de los muchos surtidores que nos encontrábamos.

Supongo que si estás leyendo mi diario ya estarás un poco informado y sabrás lo que es el Horseshoe Bend, así que me ahorro todas las explicaciones jjj. Cuando por fin llegamos después de la caminata no sé lo que me sorprendió más, la altura del precipicio o la estupidez de la gente, no de toda está claro, pero en fin, me explico.
Entiendo que no quieran poner vallas para no alterar el paisaje y tal. Para eso nosotros tenemos que demostrar un poco de sentido común. Pues en serio os digo que me quedé espantada ante la imprudencia de algunas personas por conseguir la mejor foto. Había un señor que estaba literalmente en el borde del precipicio, en un saliente, posando sonriente ante un amigo sin ser consciente de que un ligero despiste, un traspiés, una ráfaga de viento podría haberle costado la vida. Igualmente otra chica asiática junto a sus amigas, postureaba despreocupada, sentada en el borde de una roca con los pies colgando sobre el vacío. ¿hasta qué punto no entendía que en uno de esos giros, posturitas, podría perder el equilibrio y caer? En serio, es increíble. Creo que no merece la pena tanto riesgo. El sitio es de una belleza absoluta y muy curioso pero puedes verlo desde el punto donde hay una barandilla o simplemente tener un poco de sentido común y precaución y hacer las fotos que quieras sin tener que llegar justo al borde del abismo.
Uffff, yo no podía estar ni dos segundos mirando el fondo sin marearme.

Con diez minutos allí tuvimos suficiente. Volvimos al coche y regresamos al hotel. De camino paramos en el Wallmart (gran supermercado) a comprar unas pizzas para cenar esa noche y algo de leche, zumos, galletas y picoteo para desayunar al día siguiente. Esta vez no llevábamos incluido el desayuno. Hoy nos compramos en el hotel, en un bar que hay, unos cafés y bollería para desayunar, pero mañana desayunaremos tranquilos en la terraza de nuestra habitación. Para comer accedemos a las súplicas de nuestros hijos y lo hacemos en un Burguer King que hay a dos minutos del Wallmart.

Después de comer nos vamos al hotel. Es hora de disfrutar del resort y todo lo que nos ofrece. Lo primero una mínima siesta jajaja. Mi hijo mayor dice que se va al gimnasio. Mientras, el resto nos vamos a la playa del hotel. Se puede ir caminando por un paseo, pero optamos por ir en coche. Hay como una milla y hace mucho calor.
La playa del lago está muy cerca del camping. Hay aseos. También hay merenderos, aparcamiento, incluso unos fregaderos para limpiar pescado. Está todo pensado.
Ya puedo decir que me bañé en el Lago Powell!! El agua estaba limpia y relativamente buena de temperatura. El ambiente era muy familiar. Me pareció que el nivel del lago estaba muy por debajo de lo normal, sin embargo había muchísimas embarcaciones amarradas a cierta distancia en el lado izquierdo de la playa. También había otras tantas al otro lado del hotel, a la derecha. Estuvimos allí hasta que se metió el sol y durante toda la tarde pasaron lanchas y motos acuáticas varias veces. A última hora llegó el yate que utilizan en el hotel para los cruceros por el lago y amarró en un muelle que había a la derecha de la playa, a medio camino del hotel.

El desnivel de la playa ya tapaba el sol pero en el hotel aún tardaría una media hora en esconderse. Dimos un pequeño paseo y vimos que en una de las dos piscinas, la más grande, que también tiene un bar, se vería el atardecer muy bien. Así que allí nos quedamos. Habían un montón de chavales franceses. Supongo que iban de campamento o algo por el estilo pues iban con monitores y en un momento dado se fueron todos al mismo tiempo y nunca más los vimos. Igual estaban en el camping. Ni idea; mi hijo el mayor me dijo que los vió llegar en un autocar. Así que si vais a este hotel que no os pille de susto. A nosotros no nos importó pero estaban pelín escandalosos.
También vimos algunos españoles. Siempre es un gozo oir hablar castellano a tu lado.

Tanto en Zion como aquí la piscina la cerraban super tarde, cosa que se agradece pues después de estar todo el día fuera con el calor, un último chapuzón es muy agradable.
Aquí teníamos tres piscinas. La grande congelada, la mediana normal y el jacuzzi hirviendo. Además había otra piscina junto a recepción así que muy bien.

Ya cansados de tanta agua nos fuimos a la habitación. Nos duchamos y mientras yo arreglaba maletas y separaba la ropa sucia,mis chicos fueron a calentar las pizzas al lobby del resort pues no teníamos microondas en nuestra habitación y allí había uno a disposición de los clientes. Nos las comimos en la habitación viendo Jumanji en la tele (en inglés) y a dormir.

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