![]() ![]() Vuelta a Islandia con Landmmanalaugar en 9 días. ✏️ Blogs de Islandia
Relato del circuito que hice a mediados de julio, dando la vuelta a Islandia por la "ring road", con una excursión a Landmannlaugar. Además de los lugares que visité, he querido reflejar en fotos la que fue para mi una de las mejores experiencias del viaje: los fantásticos paisajes que fui contemplando y disfrutando.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (18 Votos) Índice del Diario: Vuelta a Islandia con Landmmanalaugar en 9 días.
01: El viaje, su por qué y su cómo. Itinerario.
02: Vuelo y llegada a Islandia.
03: Cráteres, geiseres y cascadas del sur. Cráter Kerid, Geysir y Gullfoss.
04: Paisajes del sur. Cascadas Sedjalandsfoss y Skogafoss. Playa de Réynisfjara.
05: Glaciares del sur: Svinafellsjokull y Fjallsjökull. Jökusárlón y Diamond Beach.
06: Recorriendo los fiordos del este.
07: Hacia el norte: Cascada Detifoss, Hverir, lago Myvatn, Dimmuborgir...
08: Alrededores del Lago Myvatn: Pseudocráteres de Skútustaðagígar. Cráter Viti.
09: Cascada Godafoss. Akureyri.
10: Por la ruta del norte, de camino hacia Laugarbakki.
11: Eriksstadir. Península de Snaefellsness: Grundarfjordur, Kirkufell...
12: Rodeando la península de Snaefellness. Snæfellsjökull. Arnastapi. Borgarness.
13: Parque Nacional de Thingvellir
14: Reikiavik.
15: Landmannaulaugar y sus espectaculares montañas de colores.
16: Pequeño resumen y conclusiones.
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Etapas 4 a 6, total 16
![]() Paisajes del sur. Cascadas Sedjalandsfoss y Skogafoss. Playa de Réynisfjara.Seguimos por el sur y sus fantásticos paisajes: Cascadas Sedjalandsfoss y Skogafoss. Playa de Réynisfjara. De nuevo en la carretera 1, cruzamos varios ríos y empezamos a familiarizarnos con los grupos de caballos, la mayoría pastando en completa libertad, lo que no significa que sean animales salvajes, pues pertenecen a granjas y en la actualidad se suelen utilizar para el turismo y la equitación. De pronto, junto a lo que parecía un volcán, asomó la estampa del primer glaciar. Pese a los kilómetros recorridos, seguía sin aburrirme.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Cascada de Sedjalandsfoss. Desde la carretera pude distinguir la cascada de Sedjalandsfoss, a la que nos dirigíamos, y otras tres que están en las inmediaciones, incluso la que se oculta en una cueva.
![]() ![]() ![]() La más cercana al aparcamiento es Sedjalandsfoss, con una caída de 60 metros de altura. Cierto que no se la considera la cascada más espectacular de Islandia, pero tiene algo que la convierte en especial, otorgándole un toque mágico. Por eso, siempre suele aparecer en el listado de las imprescindibles. Y con razón.
![]() Con pantalones impermeables, chubasquero, la cabeza cubierta con la capucha y el bastón de senderismo en la mano avancé hacia ella y, al verla de frente, con su arco iris circular, me dejaron prendada sus chorros poderosos, precipitándose sobre el río que serpenteaba entre los musgos verdes, sembrados de flores blancas y amarillas.
![]() ![]() Lo mejor de esta cascada es que se puede rodear completamente y descubrir sus secretos desde todos los ángulos, siguiendo un sendero que pasa tras la cortina de agua. Sabía que iba a mojarme, vale; y que debía ir con precaución, ya que el camino es estrecho y está bastante resbaladizo. Y también procuré llevar cuidado con la cámara de fotos y el teléfono para que no les cayeran mil gotas encima. Aparte de eso, solo quedaba disfrutar. Y lo hice y mucho, porque las perspectivas desde detrás me parecieron preciosas, una tras otra, según iba avanzando.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Lo malo fue que me entretuve tanto allí que, luego, tuve que ir deprisa a las otras cascadas, y no llegué hasta la que se oculta en una cueva. Me dio rabia porque lo hubiera podido ver todo perfectamente, pero se me fue el santo al cielo. Qué le vamos a hacer.
![]() ![]() Continuamos por la “ring road” entre paisajes espléndidos, con cascadas que caían sin barreras al vacío, como en un documental que podría titularse “bellezas al descubierto”. Resulta curiosa esa característica de Islandia, donde la falta de bosques por el pastoreo y la tala abusiva durante siglos (solo un dos por ciento del país está arbolado) deja el panorama expedito ante los ojos de quienes lo contemplan incluso de lejos, circulando por la carretera.
![]() ![]() ![]() Alcanzas a distinguir las casitas, los ríos, las colinas, los volcanes y los glaciares, que componen imágenes de postal, entre las que no soy capaz de escoger mis favoritas. No tenía tiempo de aburrirme, la verdad. Y todavía quedaba mucho para completar aquel primer día en Islandia. Y con buen tiempo y veinte horas de luz. Menudo lujo.
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![]() ![]() ![]() ![]() Cascada Skogafoss. Otra vez la localicé antes de llegar, desde el autobús, a la derecha, con el volcán glaciar Eyjafjallajökull al fondo y un montículo verde a la izquierda que me recordaba vagamente algo que había visto en algún sitio. Pero ¿qué?
![]() ![]() ![]() Hay quien considera esta cascada, una de las más grandes de Islandia, la cascada perfecta. Tiene veinticinco metros de ancho y sesenta de alto y está situada en el río Sjógá, en los acantilados del anterior litoral. Desde lejos, ya impresiona.
![]() Según la leyenda, uno de los primeros colonos vikingos, un gigante, al parecer, enterró un cofre lleno de oro en una cueva cerca de la cascada. Después, muchos quisieron recuperar el tesoro sin éxito, hasta que un campesino logró agarrar un anillo que estaba adherido al borde del cofre, pero al tirar de él para izar el cofre, el anillo se desprendió y el cofre cayó al fondo de la cascada, perdiéndose el tesoro para siempre. Ese anillo se conserva en el museo Skógasafn.
![]() A la cascada es posible acercarse todo lo que uno quiera… mojarse, claro. La cortina de rocío vaporizada es tan fuerte que ya te empapa estando a una distancia considerable. De nuevo, el chubasquero resulta necesario. En esta ocasión, no vi el arco iris, puesto que las nubes ocultaron el sol durante un rato.
![]() En la parte derecha, hay unas escaleras que conducen a lo alto de la cascada. Son muchas y empinadas, pero llegar, llegué. En un mirador con suelo de rejilla, se contempla el agua del río precipitándose al vacío, pero no resulta tan espectacular como podría pensarse desde abajo. Eso sí, las vistas hacia la costa son estupendas.
![]() ![]() Entonces, de pronto, supe a qué me recordaba el montículo verde. No había mucho sitio para meter la cámara entre la verja, pero logré hacer una foto que, creo, se parece a cierto sitio famosísimo de la península de Snaefellsness, aunque al revés. ¿O son alucinaciones mías?
![]() Si se sigue el sendero que desde lo alto va paralelo al río, se pasa por una serie de cascadas que, supongo, son muy bonitas también, pero semejante caminata no estaba a mi alcance en este viaje.
![]() Volvimos a la carretera 1 para continuar nuestro periplo y, ¡qué raro!, los paisajes continuaban atrayendo la atención de mi cámara de fotos.
![]() ![]() ![]() ![]() Playa de Réynisfjara o Playa de Vik. Nuestra última escala del día fue en la que es, sin duda, la playa más famosa de Islandia, considerada también una de las diez playas no tropicales más bonitas del mundo. Eso sí, de bañarse, nada, ya que las fuertes corrientes y el oleaje la convierten en muy peligrosa, no solo para el baño sino incluso para pasear por ella. Y así se advierte en los carteles informativos.
![]() Casi todas las playas en Islandia son de arena negra, al estar compuestas normalmente por guijarros de basalto o por tierra volcánica negra. Aunque Réynisfjara no es una excepción, la diferencia se halla en su entorno. Desde el aparcamiento, se llega a un sendero delimitado por cuerdas. Luego, se puede caminar a voluntad, aunque hay que ser prudente y no acercarse demasiado al agua, pues no sería la primera vez que las olas se tragan a algún incauto. Por fortuna, esa tarde, con la marea baja, pudimos recorrer la playa de un lado a otro sin demasiado peligro.
![]() Lo primero que atrajo mi atención fueron las columnas hexagonales de basalto, llamadas Hálsanef, que se levantan junto al acantilado y que recuerdan al órgano de una Catedral. Se parece a la Calzada del Gigante en Irlanda del Norte.
![]() ![]() Otro punto destacado es Halsanefshellir, unas llamativas cuevas, a las que, con marea baja, se accede bordeando las columnas de basalto. El musgo que se adhiere a las laderas del acantilado hace que las fotos resulten espectaculares, brille el sol o no.
![]() ![]() Al final, se recortan los oscuros islotes de Reynisdrangar, tres peñascos monolíticos de más de 60 metros de altura, que en algún momento se desprendieron de la costa a causa de la erosión. Según la leyenda, eran trolls que atraían a los barcos a la orilla para que naufragasen, pero a los que la luz del sol sorprendió y transformó en piedras. Solo capté dos de ellos, pues para ver el otro hubiera tenido que pisar el agua y ni lo veía seguro ni tampoco me apetecía.
![]() Luego, fui un rato hacia el otro lado, en dirección a Dyrholaey, cuya costa ofrecía unas imágenes muy seductoras a contraluz de sus salientes, uno de ellos en forma de arco.
![]() En los acantilados había multitud de aves. Suele ser una zona que frecuentan los frailecillos en esta época del año. Vi algunos revoloteando, pero estaban muy lejos para tomar fotos en condiciones. Tampoco era buen momento porque había bastante gente en la playa, algo lógico teniendo en cuenta que es durante la marea baja cuando se puede pisar la arena y entrar en las cuevas.
De camino al hotel. Fueron unos pocos kilómetros, pero me dio tiempo de tomar nuevas instantáneas por el camino.
![]() ![]() ![]() ![]() Nos alojamos en el Hotel Dyrholaey, un establecimiento de tres estrellas, situado en un pequeño promontorio, con una panorámica fantástica tanto sobre la costa como hacia el glaciar que teníamos detrás.
![]() ![]() Salí a tomar algunas fotos, pero se me habían agotado las baterías de la cámara y la del teléfono, así que tuve que esperar a recargarlas. Entretanto, cenamos en el restaurante del hotel y empezamos a darnos cuenta que a los islandeses les encantan las sopas (esta vez tocaba de coliflor), su carne preferida es el cordero (no resulta extraño con tantas ovejas) y el chocolate es el rey de los postres, en esta ocasión en forma de pastelito acompañado por helado y frutos rojos.
![]() Después de cenar, di un paseo. El sol le daba unos reflejos fascinantes al paisaje y hacía brillar el glaciar. De pronto, empezó a soplar un viento frío un tanto desagradable. Entonces sentí de golpe el cansancio acumulado durante tantas horas, así que me fui a dormir, intentando asimilar todo lo visto en una jornada sumamente intensa. ![]() Etapas 4 a 6, total 16
El día se presentaba con sol y buena temperatura: ¡bien! Después de desayunar, emprendimos una jornada larga pero muy prometedora, dedicada a los glaciares.
El itinerario por los glaciares en Google Maps.
![]() Y, como aperitivo, antes de marcharnos, fui a fotografiar el que teníamos detrás de nuestro alojamiento, ahora iluminado por el sol. ![]() Circulando por la “ring road”, la costa quedaba a la derecha y, a la altura de Vik i Myrdal, distinguí el tercero de los peñascos que se me escapó la tarde anterior. Durante unos kilómetros, pude ver una parte del litoral, con playas de arenas negras, pequeños acantilados y zonas de lavas y pseudocráteres.
![]() ![]() ![]() Los panoramas costeros perdieron interés con la aparición de los glaciares, que se distinguían claramente desde la carretera, en una especie de ruta panorámica espectacular.
![]() ![]() ![]() Las cámaras de fotos echaban humo, sobre todo cuando apareció la lengua glaciar Skaftafellsjökull y a su derecha la Svínafellsjökull, con unos impactantes tonos blancos. ¡Madre mía, qué nombrecitos! Terminaré escribiendo un disparate. En fin, pido disculpas por si me equivoco.
![]() ![]() También vimos el monumento del Puente Skeidará, que formaba parte de la carretera de circunvalación. En 1996, el volcán Vatnajokull entró en erupción, derritiendo una parte del glaciar Skeidaraljokull, debajo del cual se hallaba. Las enormes inundaciones que se ocasionaron, que arrastraron icebergs del tamaño de una casa, destruyeron todo a su paso, incluido el propio puente, del que solo quedaron las dos vigas retorcidas que hoy componen el monumento conmemorativo. Al fondo de la foto, se puede ver el glaciar.
![]() Lengua glaciar Svinafellsjokull. Cerca del Parque Nacional de Skaftafell, se encuentra esta lengua, que forma parte del enorme Vatnajökull, uno de los glaciares más grandes de Europa, cuyo borde meridional es el que se ve desde la carretera. Aquí se encuentra también el pico Hvannadalshnjukur, el más alto de Islandia con 2.110 metros de altura, que es el cráter cumbre del volcán Oraefajokull.
![]() Poco antes de llegar a la gasolinera de Freysness, sale una pista que conduce a un aparcamiento en un par de kilómetros. Según he leído, hasta hace poco la pista estaba en pésimas condiciones, pero ahora la han arreglado y no presenta problemas.
![]() Desde el parking, pudimos hacer una pequeña caminata hasta la base de la lengua glaciar, pasando previamente por una bonita laguna de aguas azules que ofrece unas vistas espectaculares.
![]() ![]() Ya frente a la lengua glaciar, lo que más me llamó la atención fue el contraste de colores: el blanco inmaculado en el fondo del glaciar, el negro cubriendo muchos bloques de hielo, que aún conservan la caperuza negra ocasionada por las cenizas de la erupción del Eyjafjallajökull, y su laguna de color marrón, hasta cuyas orillas me acerqué.
![]() ![]() Es posible caminar por este glaciar, pero hay que tener muchísimo cuidado y recurrir a guías especializados, ya que resulta peligroso adentrarse en el hielo sin tener experiencia y, de hecho, se han producido accidentes mortales. Particularmente, no eché de menos esa experiencia –la recomiendo, eso sí-, pues ya había hecho un trekking sobre un glaciar en Noruega.
![]() De vuelta al bus y a la carretera 1, recuperé la visión de los montículos verdes y las casitas de colores a la izquierda y la línea costera a la derecha, hasta que los glaciares volvieron a reclamar todo el protagonismo.
![]() ![]() ![]() ![]() Ahora sí que no me aventuro con los nombres, pues no sabría ni identificarlos ni escribirlos, así que me voy a limitar a poner algunas fotos de muestra, entre las que me gusta especialmente una con tres cascadas incluidas.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() En fin, disculpad por la profusión de fotografías, pero es que si normalmente me cuesta trabajo escogerlas, en esta ocasión me siento incapaz de hacer un selección más reducida. Y es que creo que estos fueron los kilómetros más espectaculares visualmente de toda la ruta; y mira que los hubo...
![]() ![]() ![]() Fjallsárlón y Fjallsjökull. Pues sí, lago y glaciar de Fjalls. Parecía que daban su fruto los sufijos que me aprendí antes del viaje. El caso es que paramos a almorzar en un restaurante en las inmediaciones de la laguna. Un buffet sin mucha historia, que tomé rápidamente para que me diera tiempo a hacer un pequeño circuito circular que cuenta con varios miradores y que lleva a orillas de la laguna, donde contemplé un precioso espectáculo de brillantes icebergs de diferentes formas y tamaños flotando en unas aguas de un color marrón muy tenue.
![]() Detrás, el glaciar resplandecía con un tono blanco inmaculado en su parte central, si bien los hielos más próximos al agua, igual que los desgajados icebergs, despedían preciosos destellos azulados bajo la luz del sol. Y estaban tan cerca que casi se podían tocar con la punta de los dedos. ![]() ![]() Desde un lateral de esta laguna, parten pequeñas embarcaciones para acercar a los excursionistas hasta el hielo. También existe una ruta senderista que, en un recorrido de algo más de cinco kilómetros, comunica esta laguna con su hermana mayor, la famosísima Jokursarlon, mirando en cuya dirección aparecían nuevas lenguas glaciares.
![]() ![]() ![]() ![]() Me gustó mucho esta laguna, con el glaciar y sus icebergs. Además, al no ser de las más turísticas, tampoco está demasiado concurrida. Todo un espectáculo este sitio, y muy tranquilo.
![]() Laguna glaciar de Jökusárlón. Al fin habíamos llegado a uno de los lugares más visitados de Islandia. Su nombre significa, precisamente, Laguna del Río Glaciar, tiene una superficie de 18 km2 y es el lago más hondo del país, pues llega hasta los 248 metros de profundidad.
![]() ![]() Esta laguna comenzó a formarse en la tercera década del siglo XX como consecuencia del retroceso del glaciar Breiðamerkurjökull, sigue aumentando de tamaño y debe su color único a la mezcla de agua dulce y de mar, ya que comunica directamente con el océano.
![]() ![]() Aquí se rodaron las películas de James Bond "Muere otro día" y "Panorama para matar"; y también "Tomb Raider".
El espectáculo que ofrece con los icebergs flotando en sus aguas azules es fantástico. Se puede caminar al borde y contemplar las vistas desde varios miradores. Aunque es frecuente ver focas holgazaneando en sus orillas en verano, nosotros no tuvimos esa suerte.
![]() ![]() Teníamos incluido un paseo en barco anfibio. Duró unos 45 minutos y, particularmente, lo disfruté mucho, pese a que hay quienes aseguran que no merece la pena porque los barcos se acercan poco a los icebergs. Los paseos en zodiac son más caros y quizás se aproximen algo más a los bloques helados, aunque no demasiado. Cada cual que decida. A mí me pareció una experiencia estupenda.
![]() ![]() ![]() Diamond Beach o la Playa de los Diamantes. Después, nos acercamos hasta la desembocadura de las aguas de la laguna en una playa de tierra negra llamada Breiðamerkursandur, desde la que se contemplan los icebergs que salen a la deriva hacia el océano. Algunos acaban varados en la arena, donde van derritiéndose lentamente, formando esculturas de hielo compactas y traslúcidas, de todos los tamaños, que brillan como los diamantes cuando las ilumina el sol. Por eso a esta playa se la conoce como la Playa de los Diamantes. Detrás de la playa, se ve el glaciar.
![]() ![]() El número de icebergs en la playa depende de muchas cosas, la época del año o las mareas, por ejemplo. Aunque aquella tarde no había demasiados ni muy grandes, sí que pudimos contemplar los suficientes como para hacernos una idea.
![]() ![]() En adelante, y todavía durante bastantes kilómetros, estuvimos circulando por la carretera 1 con la espléndida vista de los glaciares; pero esa parte del viaje había pasado y tocaba recorrer los Fiordos del Este. Etapas 4 a 6, total 16
![]() Recorriendo los fiordos del este.Recorrido por los fiordos del este. No son muy visitados y tampoco sé si son más bonitos que los del oeste, pero a mí me parecieron preciosos. Aunque los fiordos del este son los más visitados de Islandia, no suelen estar muy concurridos, ya que con frecuencia incluso los viajeros que dan la vuelta a la isla los pasan por alto para ahorrar tiempo y kilómetros.
![]() ![]() ![]() Nada más pasar Jokusárlon, el tráfico (en ningún momento demasiado denso) disminuyó muchísimo. Según he leído, la carretera que antes pasaba por los fiordos era la 96, que actualmente ya se ha convertido en la 1 hasta las proximidades de Reyfdarforjur, donde gira hacia el norte, en dirección a Eggilstadir, dejando el resto de los fiordos a la 92. Al principio, todavía se pueden divisar algunos glaciares.
![]() ![]() ![]() El itinerario que seguimos desde Jokusárlón por la costa hasta nuestro hotel en Neskaupstadur supuso algo más de 300 kilómetros y presenta el siguiente perfil en Google Maps.
![]() Los fiordos del este se ubican en una zona recóndita y poco poblada, en la que solo aparecen de vez en cuando algunas casitas, las típicas cabañas nórdicas, moteando el paisaje, muchas convertidas en alojamientos turísticos. Los pueblos son pequeñitos y la ocupación tradicional de sus moradores era la pesca; ahora, algunos están volviendo sus ojos hacia el turismo. ![]() ![]() ![]() ![]() Nuestra guía nos fue dando mucha información sobre el motivo del aislamiento de estos lugares perdidos, así como de las sagas o leyendas que los envuelven. Hubiese sido una manera eficaz de amenizar el largo camino de no ser porque no había ninguna necesidad de entretenerse con otra cosa que no fuese el fantástico paisaje que capturaba la mente y la mirada.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Pasado el pueblo de Hofn, aparecen un par de interesantes miradores, el primero hacia la playa de Austurfjorur y el segundo, a la de arena negra de Almannaskar, con su espectacular línea costera. Y, después, el de Naustin i Papafirdi hacia la playa de Fjorur. Más tarde, surgió la playa de Laekjavik, con su roca vertical. De todas formas, los nombres importan muy poco, al igual que los miradores y el orden en el que aparecen. No hay necesidad de ellos, porque toda la carretera es un continuo mirador con panorámicas sensacionales.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Según avanzábamos hacia el este, el cielo se fue nublando, y un momento dado unas nubes negras se mostraron bastante amenazadoras, incluso parecía adivinarse la lluvia muy al fondo. El paisaje se volvió algo tenebroso, pero no perdió un ápice de belleza. Había zonas donde la carretera, llena de curvas, iba a bastante altura y se estrechaba mucho. Daba algo de cosa mirar hacia abajo, buscando las playas negras y marrones, allí, tan al fondo.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() En Djúpigovur, un pequeño enclave pesquero similar al resto, paramos un buen rato para estirar las piernas. Los barcos languidecían en el puerto, los colores de sus cascos reflejándose en el agua. El sol empezaba a abrirse paso de nuevo entre las nubes y había bastante luz. Quise captar una panorámica expedita al fiordo, pero no la encontré. Había obras en el puerto. También existe un museo de huevos de granito al aire libre, pero me enteré después y no lo vi.
![]() ![]() En realidad, la ruta de los fiordos del este comienza aquí, en el de Berufjordur, un fiordo alargado que ofrece vistas muy bonitas. En la otra orilla, la llamada Roca Verde aparecía entre sol y sombra.
![]() ![]() Antes de dar la vuelta al fiordo, la carretera 939, conocida como el Paso de Oxi, permite ir directamente hacia Eglisstadir sin dar la vuelta a los fiordos, pero tiene mucha pendiente y curvas peligrosas, y en condiciones adversas hasta la pueden cerrar. Desde luego, no es una opción “apropiada” para un autobús. Además, nosotros seguíamos con nuestros fiordos. En un momento dado, a la vista de la cresta de un montículo, oí comentar a alguien del grupo que en Islandia no necesitan construir castillos porque les vienen dados: ¡pues es verdad!
![]() ![]() ![]() Las vistas desde el otro lado, mostrándonos el que acabábamos de pasar, eran tan bonitas o incluso más que las de la otra orilla.
![]() ![]() ![]() ![]() Bastantes curvas después, llegaron nuevas lucidas panorámicas con el pueblecito de Breiddalsbik y sus miradores. El fiordo de Stodvardforjur se convirtió en un fantástico espejo al darle la vuelta; luego pasamos por su puerto y su factoría de pescado. Y nos encontramos con un curioso faro naranja, ya en el noroeste de la península de Hafnarness. Al fondo, se divisaba el islote Skrudur, sobre el cual las nubes se abrían para dejar paso al sol y al cielo azul.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Tras divisar unas casas abandonadas con un encantador aire retro, apareció Faskrudsfjordur, regalando un mar de reflejos de nubes y picachos verdes en sus tranquilas aguas; y, luego, llegamos a Reydarfjordur, con la preciosa cascada Budararfoss de fondo. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Allí, dejamos la carretera 1 y seguimos a la derecha por la 92, bordeando el pequeño fiordo de Eskifjordur y, por fin, tras cruzar un túnel y continua divisando un paisaje espléndido, llegamos al pueblecito de Neskaustadur, en el fiordo de Nordfjordur, donde teníamos nuestro alojamiento de la jornada. Los acantilados Rauðubjörg, de un inusitado color morado, nos dieron la bienvenida.
![]() En Neskaustadur viven unos 1.500 habitantes que se dedican a la pesca y también al turismo, pues se pueden realizar muchas actividades como avistamiento de aves, recorrido por cuevas y paseos a caballo y en kayak. Fundado en tiempos de Erik el Rojo, su importancia comercial creció en el siglo XIX y el XX, con el auge el arenque, se construyó una planta procesadora de pescado, actualmente de primer orden. Tiene, sin embargo, una historia triste tras de sí, cuando en 1974 se produjo una avalancha en la que murieron 12 personas, a las que se ha dedicado un memorial. Para prevenir estas avalanchas se instalaron unas estructuras especiales en una colina sobre la población.
![]() El hotel Cliff, de tres estrellas tiene una ubicación muy bonita, al final del pueblo y al borde del fiordo. Por cierto que mi habitación tenía una privilegiada vista, con unos acantilados retorcidos en verde y malva.
![]() Tras cenar muy bien en el restaurante del hotel, salí a dar una vueltecita y fui hasta la iglesia, en cuya puerta había una placa que ponía “Nordfjardarkirkja, 1896. Después de un día con una temperatura estupenda y bastante sol, empezó a soplar un vientecito que se notaba muy fresco en la cara.
![]() Para el día siguiente se anunciaban algunas lloviznas en el norte, hacia donde nos íbamos a dirigir. Crucé los dedos para que nos molestasen lo menos posible. Muy satisfecha con todo lo visto ya, tenía ganas de más en Islandia.
![]() ![]() Etapas 4 a 6, total 16
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