![]() ![]() Dos Mujeres y un Viaje a Egipto ✏️ Blogs of Egypt
Mi hija de 21 años y yo, de 55, acabamos de volver de una experiencia de 14 días por Egipto totalmente maravillosa. Hemos realizado nuestro viaje por libre, contratando taxistas para algunos desplazamientos, y usando el autobús y el tren para otros.
¡Acompañadnos en nuestra aventura!Author: Mawuy Input Date: ⭐ Points: 4.9 (9 Votes) Index for Blog: Dos Mujeres y un Viaje a Egipto
01: PREPARATIVOS E ITINERARIO
02: DÍA 1: SAN SEBASTIÁN - BARCELONA - EL CAIRO
03: DÍA 2: EL CAIRO ISLÁMICO
04: DÍA 3: MUSEO EGIPCIO, BARRIO DE ZAMALEK Y BUS NOCTURNO A LUXOR
05: DÍA 4: TEMPLOS DE KARNAK Y LUXOR
06: DÍA 5: EXCURSIÓN A ABYDOS Y DENDERA
07: DÍA 6: WEST BANK DE LUXOR (I) Y PASEO POR LA CORNICHE
08: DÍA 7: WEST BANK (II) Y PASEO POR LUXOR
09: DÍA 8: TRASLADO A ASWAN VISITANDO EDFU Y KOM OMBO, Y PASEO POR ELEFANTINA
10: DÍA 9: EXCURSIÓN A ABU SIMBEL, PASEO POR LA CORNICHE Y ZOCO DE ASWAN
11: DÍA 10: ISLA DE PHILAE, MUSEO NUBIO Y TREN NOCTURNO A EL CAIRO
12: DÍA 11: ESFINGE Y PIRÁMIDES DE GIZA
13: DÍA 12: SAQQARA, DASHUR Y MEMPHIS
14: DÍA 13: BARRIO COPTO Y MUSEO DE LA CIVILIZACIÓN EGIPCIA
15: DÍA 14: IBN TULUN, MUSEO GAYER-ANDERSON, PALACIO MANIAL Y VUELO DE REGRESO
16: DÍA 15: LLEGADA A BARCELONA, VISITA A LA CIUDAD Y TREN DE VUELTA A SAN SEBASTIÁN
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![]() DÍA 9: EXCURSIÓN A ABU SIMBEL, PASEO POR LA CORNICHE Y ZOCO DE ASWANExcursión por libre para visitar los templos de Abu Simbel, paseo por la Corniche de Aswan y recorrido por el zoco. Por fin llegó el esperado día de visitar uno de los lugares más emblemáticos de Egipto: los templos de Abu Simbel. No sabemos qué es lo que más nos atraía de hacer esta excursión, si la majestuosidad de los templos en sí, si el que hubiesen tenido que ser trasladados desde su enclave inicial, o que fuesen una muestra más del inmenso poder de Ramsés II. Sin duda alguna, son un reclamo turístico que hace que diariamente los visiten miles de personas, por lo que la planificación del horario era un punto importante.
Los grupos de los cruceros acostumbran ir muy temprano, para poder circular todos los autocares juntos en una caravana normalmente escoltada por la policía. Este horario evita las horas de mayor calor, pero hace que sea casi imposible ver los templos con tranquilidad. Por esta razón, escogimos salir más tarde que ellos y aún con el riesgo de sufrir un poco con el sol, pensamos que compensaba el estar allí con menos gente. De esta forma, quedamos con nuestro chófer hacia las 7 de la mañana, una vez ya cruzado el Nilo con la barca. La dueña del alojamiento, dado la hora que era, nos dio unos bollos y unos quesitos para que pudiésemos desayunar por el camino, algo que nos pareció un poco escaso comparado con lo que nos dieron en el hotel de Luxor, pero que agradecimos igualmente. El trayecto de más de tres horas lo hicimos realmente bien, durmiendo a ratos, pero también contemplando las vistas del desierto que hay que atravesar. Pasamos por algunos controles, pero en ningún momento nos escoltaron, ni tuvimos problemas. Y esto lo comentamos por los rumores que circulan respecto a la peligrosidad de hacer esta excursión por libre (normalmente difundida por las agencias para que contrates sus servicios). Es evidente que por la cercanía con Sudán el Gobierno Egipcio considera esta zona un punto de riesgo, pero contratando los servicios de un chófer que tenga todos los permisos en regla y con suficientes referencias, es un traslado más cómodo y más económico que muchas de las excursiones que ofrecen. ![]() Una vez allí y con nuestras entradas compradas previamente online (aconsejable por si no funciona la venta con tarjeta, y por la escasa cobertura que suele haber allí), nos dispusimos a pasar dos horas visitando los templos.
Ya al irnos acercando al Gran Templo, el dedicado a Ramsés II, nos alegramos de haber llegado a una hora de menor afluencia, y además había una brisa que hacía que no se notase apenas calor. El exterior de este templo es, sin duda, el más impresionante de todos los que vimos, con sus cuatro gigantescas estatuas del faraón presidiendo la entrada. El enclave, aunque no sea el original, también es espectacular, excavado en la montaña y con el Lago Nasser enfrente. Hay que recordar que con la construcción de la presa de Aswan en los años 60, los dos templos tuvieron que ser desmontados pieza a pieza, trasladados y reconstruidos en un lugar elevado, situado a 200 metros de distancia del original, para así salvarlos de las aguas. ![]() El interior se queda pequeño respecto a lo que se espera, pero no desmerece en absoluto, con sus enormes pilares, relieves (una vez más destacando el de la Batalla de Kadesh) y el santuario dedicado tanto a Ramsés II deificado, como a otras tres divinidades: Ra-Horakhty, Amón-Ra y Ptah. Se trata de una pequeña cámara con estatuas de cada uno de ellos, que queda iluminada por los rayos del amanecer un par de veces al año, concretamente los días 22 de febrero y 22 de octubre, fechas que suelen congregar a gran cantidad de visitantes y en las que el precio de la entrada se encarece considerablemente.
![]() ![]() En cuanto al pequeño Templo de Hathor, mandado construir por Ramsés II para honrar a Nefertari, su esposa favorita, también se encuentra excavado en la roca y muy próximo al Gran Templo. Las diferencias entre ambos son evidentes, sobre todo de tamaño, pero sigue siendo un lugar majestuoso al que también dedicar un tiempo razonable de visita. En nuestro caso, el par de horas fueron suficientes para ver con tranquilidad ambos templos, sacar un montón de fotos y disfrutar del entorno, pero seguramente se puedan quedar escasas si hay cola para sacar las entradas o si hay muchos grupos, por lo que es el tiempo mínimo que recomendamos pasar allí.
![]() Llegamos a Aswan en torno a las 4 de la tarde, algo hambrientas, por lo que le pedimos a nuestro chófer que nos dejase en la zona de la Corniche, donde hay bastantes opciones de comer algo rápido. En un primer momento se nos había ocurrido navegar en faluca para ver la puesta de sol, pero entre comer y regatear se nos iba a echar el tiempo encima y se iba a convertir en una navegación nocturna más que otra cosa, ya que en esas fechas oscurece ya para las cinco de la tarde. Así que una cosa más que apuntar en la lista de pendientes para otra ocasión.
Con todo, la puesta de sol la disfrutamos igual desde la terraza del McDonald's, para posteriormente dar un buen paseo por la Corniche. En este caso, no está tan cuidada como la de Luxor, aunque también hay zonas en las que se ve que están renovando el mobiliario urbano y mejorando la iluminación, pero también concentra a gran cantidad de paseantes, tanto visitantes como autóctonos. ![]() Para terminar, nos dimos una vuelta por el bazar, una calle larguísima en la que esperábamos encontrar algo de artesanía nubia, pero en la que la mayoría de los productos no tenían demasiada calidad. A pesar de ello, pasamos un buen rato conversando con los vendedores, pues aunque no teníamos intención de comprar nada, vimos que agradecían mucho que les diésemos la oportunidad de mostrarnos su mercancía. Esa noche volvimos a cenar en el restaurante King Jamaica, y nuevamente nos invitaron a varios platos e incluso al postre, así que el día terminó con un broche perfecto, aunque con pena de irnos de la isla al día siguiente: sin duda, nos hubiese gustado haber pasado algo más de tiempo allí, para haberla recorrido en su totalidad. Journeys 10 to 12, Total 16
![]() DÍA 10: ISLA DE PHILAE, MUSEO NUBIO Y TREN NOCTURNO A EL CAIROÚltimo día en Aswan, visitando la isla de Philae y el Museo Nubio, y trayecto nocturno en tren cama para llegar a Giza por la mañana. Ese día sí que pudimos desayunar en el Jamaica Guest House, un desayuno nubio algo modesto pero muy sabroso, que la dueña nos sirvió en una zona común de las habitaciones en la que había una pequeña mesita. Lo que más nos gustó fue un queso agrio y una especie de tortilla con carne y verduras, muy jugosa, que acompañan con el típico pan egipcio, pepino, tomate…
Cargadas con nuestro equipaje, una vez más cruzamos el Nilo para encontrarnos con nuestro chófer para ir a la Isla de Philae. Bueno, en realidad se trata de la isla de Agilkia, ya que el complejo de Philae tuvo que ser trasladado a una posición más elevada, para salvarlo de las aguas tras la construcción de la presa. Además se ajardinó la nueva ubicación para que se asemejase a la isla original, situada a escasos metros. Las taquillas y el embarcadero para ir a la isla se encuentran a pocos kilómetros de Aswan, y lo más complicado es negociar con los barqueros el precio del traslado hasta allí, que no va incluido en el ticket de entrada. Aquí suele haber mucha picaresca, porque se aprovechan de que sí o sí, una vez comprado el ticket, todo el mundo necesita sus servicios, y a excepción de los grupos de las excursiones, todo el que va por libre se intenta juntar para compartir los gastos. Nosotras nos juntamos con tres mujeres chinas a las que habían dado un precio inicial desorbitado y lo conseguimos rebajar todo lo que pudimos hasta una cantidad razonable. El trayecto fue de pocos minutos, pero las vistas de la isla y del entorno son espectaculares, y nos recordaron a nuestro viaje a Grecia. Una vez en el embarcadero, nos dejaron una hora para visitar el lugar (quizá un poco escaso el tiempo, pero lo pudimos ver bien), que si bien no es muy grande tiene muchos puntos de interés. Entre ellos destacan los grandes y bien conservados pilonos, las columnatas y el fotogénico Quiosco de Trajano, probablemente el monumento más distintivo de Philae. ![]() ![]() ![]() Una vez acabada la visita, la vuelta en barca la hicimos bordeando la isla por el lado contrario al trayecto de ida y así pudimos tener una visión diferente, pero igual de bella del complejo, que en general nos dejó con muy buena sensación.
![]() Y tal y como habíamos programado, nuestra siguiente parada fue el Museo Nubio, que para ser un lugar escasamente visitado, nos sorprendió por la calidad de las piezas expuestas, su impecable organización, el jardín que lo rodea… e incluso tuvimos la suerte de que en aquel momento había una exposición temporal, sobre la excavación efectuada por un grupo de la Universidad de Jaén en la necrópolis de Qubbet el-Hawa. En esta exposición pudimos ver los hallazgos encontrados en más de diez tumbas intactas: sarcófagos, ataúdes, máscaras, estatuas y objetos diversos, que podría envidiar hasta el propio Museo Nacional Egipcio.
![]() Y sin casi darnos cuenta, llegó la hora de comer y nos alegramos de no haber programado más visitas, como la del obelisco inacabado o la gran presa, porque se nos hubiese quedado la mañana muy comprimida y tampoco nos pareció que fuesen lugares demasiado interesantes.
De nuevo comimos en la zona de la Corniche, ya que después queríamos dar un último paseo y comprar bebida y chucherías para el viaje en tren cama, y a eso de las cuatro de la tarde nos recogió el chófer para llevarnos a la estación. Nos pareció muy cómodo contar con el mismo coche para hacer todos los traslados del día, en lugar de andar negociando un transporte para Philae, otro para volver del museo o haberlo hecho andando, y lo mismo para ir a la estación. Hay que tener en cuenta también que durante todo el día las maletas estuvieron bien guardadas en el maletero, lo cual nos dio mucha movilidad y el no tener que haberlas dejado en el alojamiento de Elefantina, al que hubiésemos tenido que volver a buscarlas. Nos despedimos de Ahmed (sí, se llamaba igual que el taxista de Luxor), que si bien había estado menos tiempo con nosotras, también había cumplido con su tarea de forma eficiente, y entramos en la estación de Aswan con tiempo más que suficiente para esperar a nuestro tren, que salía a las 17:15. La estación es pequeña, así que enseguida averiguamos en qué andén colocarnos, e hicimos tiempo charlando con unas chicas adolescentes, que por lo visto estaban pasando el tiempo allí sentadas. Este trayecto nos supuso muchas dudas durante la preparación del viaje, ya que la mayoría de las opiniones sobre el conocido como “Sleeping Train” eran nefastas: casi todas hablaban sobre vetustos vagones, baños sucios, instalaciones que no funcionaban (como la que regula el aire acondicionado), etc. Teniendo en cuenta que el billete en cabina doble cuesta 90$ por persona, era como para pensarse dos veces si merecía la pena o no. Pero por otra parte, el trayecto Aswan - El Cairo no disponía de ruta en bus (o nosotras no encontramos ninguna compañía que la hiciera), era complicado comprar on-line billetes de tren con asiento para extranjeros (y tampoco eran demasiado baratos) y el avión era una opción que habíamos oído que solía sufrir modificaciones de horario incluso el mismo día (a veces perdiendo mucho tiempo esperando en el aeropuerto). Además, el vuelo costaba más o menos igual que el tren nocturno y nos obligaba a pagar una noche más de hotel. Así que al final decidimos vivir la experiencia y compramos nuestros billetes a través de la web de Abela. Con esta compra nos pasó algo parecido a lo de los billetes del bus a Luxor, que todo el proceso se realizó correctamente, pero no nos enviaron ningún ticket para descargar o imprimir. Como tuvimos que registrarnos para hacer la compra, entramos en nuestro usuario y comprobamos que aparecían nuestros datos, números de billete, vagón… incluso lo que habíamos elegido para cenar (nos dieron a elegir entre pollo, ternera u opción vegetariana). Sacamos una captura de pantalla e imprimimos esta información y con este papel accedimos al tren sin ningún problema. De hecho, ni nos pidieron el pasaporte para comprobar que éramos las titulares de esa reserva. Decir que los vagones sí que se veían antiguos, que necesitaban un repaso de mantenimiento, pero que por contra los compartimentos estaban limpios. Como ya sabíamos, dentro había un pequeño lavabo con un chorrito de agua (usamos agua embotellada para lavarnos, porque no suele ser muy recomendable la almacenada en depósitos, como en un tren, ferry, avión…), jaboncitos, toallas de mano, una cama superior ya montada y bajo ella dos asientos con una mesita enmedio. También había un espacio superior donde guardar el equipaje, aunque éste cabía perfectamente a nuestro lado. No es que sobrase mucho espacio, pero para moverse dos personas más que suficiente. Y en cuanto al baño, había dos en cada vagón, que aguantaron medianamente limpios hasta el día siguiente. Nos dieron de cenar muy temprano, antes de las 7 de la tarde, un menú que la verdad es que estaba muy rico, compuesto de arroz, patatas al horno, carne (ternera y pollo, según lo que habíamos pedido cada una), tahini, un bollo de pan y una porción de pastel de coco. No incluía bebida, pero de necesitarla, te la venden por un precio normal. ![]() Y al olor de la comida, nos sorprendió la visita de un ratoncillo, que atravesó el compartimento y se escondió bajo los asientos. Nuestra primera reacción fue avisar al encargado del vagón, pero primero intentamos localizar el escondite del ratón, sin conseguirlo. Así que aunque a muchos os pueda llegar a sorprender, no hicimos absolutamente nada, porque pensamos que sólo iba a servir para que pusieran el compartimento patas arriba, o nos cambiasen a otro que igual no estaba acondicionado. Volvimos a ver al ratoncillo pasar en la dirección contraria y supusimos que igual se andaba moviendo de compartimento en compartimento, y ahí se quedó el tema, en una simple anécdota, porque ya no lo volvimos a ver más. Más tarde nos recogieron las bandejas de la cena y nos montaron la segunda cama, y entre una cosa y otra llegó la hora de dormir. El tema del ruido y el traqueteo no nos preocupaba a ninguna de las dos, puesto que hemos hecho muchos viajes en autocar litera y la comodidad de las camas del tren nos pareció todo un lujo en comparación. Además, las sábanas estaban impecables y la temperatura se mantenía agradable, por lo que la noche fue bastante buena y pudimos dormir muy bien. Al día siguiente, nos despertamos temprano para tener todo recogido antes de que nos trajesen el desayuno, también muy apetitoso (brick de zumo, bollo con chocolate, magdalena, pan, queso, mantequilla y mermelada), y llegamos a la estación de El-Giza hacia las 7:30 de la mañana, con casi hora y media de retraso, que suele ser lo habitual de los trenes egipcios. No nos ha quedado mal recuerdo de este trayecto, todo lo contrario, nos ha parecido una experiencia interesante e incluso divertida, pero no recomendable a personas poco acostumbradas a moverse en espacios reducidos, de mal dormir o algo escrupulosas. Journeys 10 to 12, Total 16
![]() DÍA 11: ESFINGE Y PIRÁMIDES DE GIZADía dedicado a recorrer con tranquilidad la meseta de Giza y a ver sus monumentos, y tarde de descanso para reponer fuerzas. Con el retorno a El Cairo, iniciamos la última parte de nuestro viaje, que como ya comentamos al comienzo de nuestro diario, inicialmente iba a tener un día menos y las visitas no iban a ser las mismas.
Nada más bajar del tren en la estación de El-Giza, retomamos el uso de Uber para trasladarnos al hotel, en esta ocasión el Pyramids Gate Hotel, muy cercano a la meseta de Giza. Como todavía era muy temprano para realizar el check-in, nos indicaron que podíamos esperar en la terraza mientras preparaban la habitación y nos obsequiaron con unos zumos de naranja como detalle de cortesía. Desde la terraza pudimos tener la primera imagen de las Pirámides y la Esfinge, con un cielo espectacular y una temperatura muy agradable. Nuestra intención era salir cuanto antes para visitarlas y al ver que la preparación de la habitación se iba a demorar todavía un buen rato (posteriormente nos pudimos dar cuenta de que en este hotel se tomaban las cosas con mucha calma), dejamos el equipaje en recepción y nos encaminamos hacia la taquilla de la zona de la Esfinge. No nos costó mucho comprar las entradas para visitar el recinto y lo incluido en la entrada general, pero nos asustamos un poco al ver la gran cantidad de estudiantes que estaban haciendo cola para entrar. Sin embargo, un encargado de la seguridad nos indicó que pasásemos directamente y en un momento estábamos dentro. ![]() Como bien sabíamos e incluso nos habían advertido en el hotel, multitud de vendedores y camelleros se nos fueron acercando conforme íbamos avanzando, lo cual unido a los grupos de escolares que nos iban pidiendo selfies, pusieron a prueba nuestra paciencia durante todo el rato que estuvimos en la zona de la Esfinge. Sin embargo, tampoco nos pareció demasiado agobiante y sinceramente esperábamos que el “acoso” fuese mayor.
Nos quedamos con un poco de pena por no poder acercarnos más a la Esfinge, porque el acceso a su base está vallado, pero nos pareció tan bonita como la habíamos imaginado y no tan pequeña como mucha gente dice, aunque claro, comparada con las Pirámides su tamaño es mucho menor. ![]() Al tener toda la mañana para dedicarla a la meseta, nos tomamos el recorrido con calma e incluso nos pasamos por los puestos que hay en su zona más baja, donde nos pareció que en general la calidad de los productos era bastante mala, pero eso no parecía ser un obstáculo para muchos turistas ávidos de encontrar un recuerdo a bajo precio.
Continuamos ascendiendo hacia la pirámide de Kefrén, la que más nos gustó de las tres, y posteriormente nos acercamos a la de Micerinos, que en ese momento era la única que estaba abierta al público. Muy cerca de ella hay un mirador, más bien varios, desde los que tener una perspectiva general de toda la meseta, con las pirámides principales, sus satélites y los restos de templos y mastabas. Decir que el lugar es enorme y que para recorrerlo a pie se necesita buen calzado, una temperatura no muy calurosa y echarle muchas ganas, pero a nosotras no se nos hizo pesado. Antes de llegar a Egipto habíamos leído comentarios acerca de que “te forzaban” un poco a recorrer la meseta en dromedario, diciendo que estaba prohibido el acceso a ciertas zonas, pero nadie nos dijo nada en este sentido y no tuvimos ningún problema en hacer todo andando. ![]() ![]() Dejamos para el final la zona de la pirámide de Keops, que curiosamente impresiona mucho más desde cierta distancia que desde su base, porque es tal el tamaño que tiene que se pierde mucho la perspectiva. En esa zona, el ticket general incluye la entrada a varios lugares, entre ellos a la Mastaba de Seshemnefer IV y a la Pirámide de Hetepheres I, cuyo empinado acceso nos sirvió de entrenamiento para lo que nos íbamos a encontrar al día siguiente en Saqqara y Dashur.
![]() Tras pasar recorriendo la meseta de Giza casi cinco horas, volvimos al hotel a comer y a descansar, en una habitación enorme y muy bien acondicionada. Temíamos que siendo un hotel económico y estando el desayuno incluido, la habitación no estuviese en las mejores condiciones, pero afortunadamente superó nuestras expectativas y disfrutamos de una reparadora siesta.
![]() A última hora de la tarde, estuvimos descubriendo el entorno del alojamiento, viendo qué posibilidades tenía la zona para poder cenar y charlando con el dueño de una tienda, que nos aconsejó algunos lugares en los que según él se cobraba el mismo precio a los turistas y a los egipcios. Dimos un buen paseo y al volver nos pasamos por el Pizza Hut, desde el que se suele ver el espectáculo de luz y sonido de las pirámides mientras se cena, pero lo vimos tan vacío que pensamos que ese día no tocaba o era a otra hora. Así que compramos una pizza y nos la llevamos al hotel para cenar allí, que a fin de cuentas teníamos bebida fresca en el frigorífico y además así aprovechábamos para revisar la información del día siguiente, que prometía ser potente. Journeys 10 to 12, Total 16
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