![]() ![]() Colombia a todo color ✏️ Blogs de Colombia
Diario de 15 días de viaje por Colombia en junio – julio de 2023. Bogotá, Eje Cafetero, Cartagena, islas del Rosario y Tayrona.Autor: Marimerpa Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (17 Votos) Índice del Diario: Colombia a todo color
01: INTRODUCCIÓN de "Colombia a todo color"
02: Día 1. Llegada a Bogotá
03: Día 2. Bogotá
04: Día 3. Eje Cafetero. Finca cafetera y Salento
05: Día 4. Eje Cafetero. Valle del Cocora
06: Día 5. Eje Cafetero. Jardín Botánico, Buenavista y Pijao
07: Día 6. Eje Cafetero. Filandia y reserva Barbas Bremen
08: Día 7. Eje Cafetero. Termales de Santa Rosa
09: Día 8. Del Eje Cafetero a Cartagena
10: Día 9. Cartagena de Indias
11: Día 10. Islas del Rosario: Isla Grande
12: Día 11. Islas del Rosario: Isla Grande
13: Día 12. De Isla Grande a Cartagena
14: Día 13. Traslado Cartagena a Santa Marta
15: Día 14. Parque Nacional Natural del Tayrona
16: Día 15. Parque Tayrona y comienzo del largo regreso a casa
17: CONCLUSIONES Y GASTOS
Total comentarios: 14 Visualizar todos los comentarios
Etapas 4 a 6, total 17
Nuestro vuelo a Pereira salía temprano por la mañana, así que llamamos el día antes para reservar un taxi al aeropuerto, que nos salió por 35.000 COP.
El vuelo con LATAM fue puntual y a la llegada buscamos la oficina de Localiza, con quienes habíamos reservado un coche de alquiler para los siguientes 4 días. Todo correcto, según lo acordado. Teníamos alojamiento en Salento para las próximas 3 noches, y esa tarde queríamos visitar una finca cafetera. Como íbamos a llegar para la hora de comer, fuimos a “El rincón de Lucy Campestre”, que se encuentra pocos kilómetros de Salento, junto a varias fincas cafeteras. El sitio es muy humilde, pero tiene unas vistazas y se come bien y barato. Comimos un “corrientazo”, que es como un menú del día, una bandeja con ensalada, arroz, patacones y una proteína a elegir (carne, salchicha, pescado,…), además de sopa y un jugo natural. Todo eso por 15mil pesos. El camino para ir a las fincas cafeteras está fatal para llegar en coche. Esto no lo habíamos leído en ningún sitio, y la verdad es que nos costó llegar, lo pasamos regular, y la gente de allí nos miraba como si estuviésemos locos por meter allí nuestro pequeño turismo. Pero una vez en el camino no era fácil dar la vuelta. Fuimos a la finca Las Acacias, muy cerca del restaurante. Por 25mil COP hicimos un tour del café, que justo empezaba cuando nosotros llegamos. Te enseñan el vivero de variedades de café, se recolectan algunos granos, te cuentan sobre el día a día en una finca cafetera, cómo se pela el grano y los diferentes tipos de tueste. Además, te explican de las diferentes calidades del café, lo que se suele quedar en Colombia, lo que se exporta, … Para terminar bebiendo un café con vistas a la plantación. Ahí nos dimos cuenta de que aquel café no se parecía en nada a lo que había bebido hasta ese momento. Pedí un café expreso solo (un tinto), del que preparan allí de buena calidad y tostado suave, y tenía un aroma cítrico que no hubiese relacionado jamás con el café. Además, se podía beber sin azúcar y estaba delicioso. Obviamente, no todos los cafés que venden en Colombia son así, pero aquello me quedó maravillada. De vuelta a Salento, fuimos a nuestro hotel, el Villa Isabel, situado en la parte alta del pueblo, en una zona tranquila. Nuestra habitación tenía una terraza increíble con unas vistas fantásticas al valle del Cocora. Y dos hamacas, aquello parecía el paraíso. Nos fuimos a dar un paseo por el pueblo, tan coqueto con sus puertas y balcones de colores, y cenamos en Donde Laurita. Pedimos trucha preparada de dos formas distintas, que venía con una bandeja enorme de patacones, y limonada de coco, que estaba deliciosa. No pudimos acabarlo todo, era muchísima comida. Aunque la trucha es un plato muy típico en la zona de Eje Cafetero, no me convenció la forma en que la preparaban, demasiado cocinada, pero eso va en gustos. ![]() Etapas 4 a 6, total 17
El valle del Cocora era uno de los puntos fuertes del viaje y el día prometía ser intenso. Desayunamos en la terraza de nuestra habitación y salimos en dirección al valle, que está a apenas 10 minutos de Salento. Antes, paramos en una pequeña tienda del pueblo para comprar pan y embutido para unos bocadillos.
Antes de llegar a los senderos hay una serie de aparcamientos, creo que el precio era igual en todos, 10mil COP, así que lo dejamos en el primero que vimos. Dudamos mucho sobre si alquilar unas botas pantaneras, y al final decidimos hacerlo, ya que nuestra intención era hacer la ruta completa. Nos costaron 6mil COP cada uno. Yo iba con temor a que se me cocieran los pies con las dichosas botas, pero después resultaron ser muy útiles. El valle del Cocora es el paraíso de los instagramers, está repleto de miradores y lugares cuquis para hacerse fotos. De hecho, lo primero que te encuentras es un pequeño circuito con entrada aparte (no recuerdo el precio) para hacerse fotos con temática de la película “Encanto”. Nosotros pasamos de ese circuito, porque nos dijeron que si íbamos a hacer la ruta encontraríamos paisajes mucho mejores. Hay varias opciones para visitar el Cocora. Primero hay una zona de miradores, y la mayoría de los visitantes se limitan a esta zona, que tiene las mejores vistas y muchos sitios para fotografiarse, haciendo un recorrido más o menos circular. La otra opción, que es la que escogimos nosotros, es empezar el recorrido por la zona de miradores y después volver por el río, atravesando varios puentes colgantes. La ruta nos pareció muy bonita, tanto la primera parte, subiendo a los miradores desde donde se aprecian las palmas de cera, como la segunda parte por el río. Eso sí, esta zona estaba fatal de barro, menos mal que llevábamos las botas pantaneras. Pasamos por varios puentes colgantes de dudosa seguridad, las sujeciones no tenían muy buena pinta. ![]() En un momento de la ruta hay un desvío a la casa de los colibríes, pero decidimos no ir. Casi al final de la ruta vimos un pequeño quiosco con bebidas, donde nos compramos unas cervezas y nos comimos los bocadillos que llevábamos. De vuelta a Salento, descansamos en la terraza de nuestro alojamiento, y después salimos a dar un paseo por el pueblo. Íbamos a ir al mirador que hay cerca de nuestro alojamiento, pero concluimos que las vistas eran parecidas a las de la terraza y al final no fuimos. Cenamos un corrientazo en El rincón de Lucy, que estaba bien, pero no me gustó tanto como el de El rincón de Lucy campestre. Pero estaba bien para una cena sin complicaciones. Etapas 4 a 6, total 17
Ese día lo dedicamos a visitar algunos de los pueblos del Eje Cafetero, además del Jardín Botánico del Qundío.
El jardín botánico del Qundío se encuentra en Calarcá. La visita es guiada y nos costó 60mil COP (unos 13 euros). Fuimos la primera visita de la mañana y fue un recorrido guiado para nosotros dos solos. La guía era un encanto y nos explicó muchas cosas de la flora y fauna de la zona, los problemas a los que se enfrenta, etc. El problema de ser la primera visita es que aún estaban colocando la comida para un mirador de aves, y por tanto los animales aún no habían acudido allí. A la guía se la veía molesta porque iban tarde. Nos dejó un tiempo en un lugar donde tienen colibríes y pude fotografiarlos, con paciencia, porque son súper rápidos. ![]() También visitamos el mariposario, que nos encantó. Hay cientos de mariposas a cada cual más bonita. Otra vez la cámara de fotos echando humo. Una vez acabada la visita, nos fuimos al pueblo de Buenavista. La verdad es que el pueblo es pequeño, y sí que tiene buenas vistas, como su nombre indica, pero me gustaron más las de Salento. Comimos en uno de los restaurantes que había en la plaza, una frijolada, que era como una bandeja paisa pero con menos cosas, y un pescado frito, muy bueno. Fuimos a tomarnos un café a la terraza San Alberto, un sitio con vistazas situado en una plantación de café. La verdad es que estaba buenísimo. Y de allí decidimos ir a Pijao, el que llaman el “pueblo del buen vivir”. Fue un horror llegar, la carretera era muy mala y el último tramo estaba en obras. Tardamos una hora en recorrer 12 kilómetros. Cuando llegamos estábamos tan cansados que no disfrutamos casi nada del pueblo. Reconozco que es bonito, a pesar de ser pequeño, pero no le vi el encanto especial que dicen que tiene. Yo no volvería. Con ganas de llegar a casa me equivoqué en un cruce, lo que nos supuso 45 minutos adicionales para volver a Salento. La segunda parte del día fue un poco para olvidar. Para rematar, entramos a cenar en un restaurante que tenía buenas críticas, “El horno de Salento”, y fue la peor comida del viaje. Una sopa que sabía mal y una carne que estaba quemada. Se lo dijimos, dejamos allí la comida y nos fuimos. Solo nos cobraron las bebidas. Etapas 4 a 6, total 17
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.9 (17 Votos)
![]() Total comentarios: 14 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |