![]() ![]() TRIBULACIONES DE UNA PAREJA DE ESPAÑOLITOS EN AUSTRALIA ✏️ Blogs de Australia
18 días recorriendo la isla-continenteAutor: JOTAEME Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (10 Votos) Índice del Diario: TRIBULACIONES DE UNA PAREJA DE ESPAÑOLITOS EN AUSTRALIA
01: Empieza la aventura.
02: PERTH
03: PERTH - City Tour y Fremantle
04: PERTH - Pínnacles.
05: AYERS ROCK
06: ULURU
07: CAIRNS
08: CAIRNS – Wooroonooran
09: CAIRNS - Michaelmas Cay
10: MELBOURNE
Etapas 13 a 15, total 19
Martes, 13 de Octubre de 2009: SYDNEY
A las 08:55 tocaba traslado hacia el aeropuerto. La diana sonó a las 06:30 para disponer de tiempo suficiente para la realización de todas las cosas propias de un día de traslado entre ciudades, con abandono de hotel incluido. A las 11:00 despegó nuestro vuelo y a las 12:20 recogíamos las maletas en el aeropuerto de Sydney. Con diferencia el vuelo más corto de todos los que llevábamos disfrutando (sufriendo) hasta el momento. Habíamos llegado a la mejor ciudad de Australia, según los habitantes de Sydney. El Grace Hotel es un hotel señorial ubicado en el centro muy cerca de Sydney Tower. Con una decoración Victoriana que nos hizo revivir las escenas, tanto imaginadas como vistas en película, de las novelas de Ágatha Christie. No se cometió, durante nuestra estancia, ningún asesinato, pero cada vez que se abría la puerta del ascensor temíamos la aparición de Hércules Poirot realizando sus, aparentemente, inocuas preguntas. Las habitaciones perdían ese encanto y estaban modernamente decoradas. Nos encontramos con una cálida tarde bajo un cielo azul. Se suponía que brillaba el sol, aunque este dato era difícil de comprobar, caminando por las calles hundidas entre rascacielos. Aún no he estado en Manhatan y supongo que allí hay rascacielos de los de verdad, pero el centro de Sydney debe ser algo parecido a menor escala. Comimos sobre la marcha. Sydney, como toda Australia, está plagada de locales Take-away (comida para llevar). Sin quererlo nos tropezamos con la Sydney Tower y decidimos que cuanto antes subiéramos mejor (no dejes para mañana...). La base de la torre está en obras, así que por pasillos provisionales llegamos hasta el punto de venta de tickets, para descubrir que el acceso a la torre estaba cerrado debido al viento. En la calle no habíamos tenido la sensación de que hiciera mucho viento, aunque quizás eso se debiera a que estábamos protegidos por los edificios circundantes. Dejamos la torre para mejor ocasión y fuimos callejeando en dirección a Circular Quay, admirando las originales fuentes y esculturas con que nos encontramos por el camino. Por fin estábamos frente a uno de los iconos de Sydney y de Australia en general: el Teatro de la Opera. Lo rodeamos para poder fotografiarlo desde todos los ángulos, subimos su escalinata y entramos para ver la zona de libre acceso. No habíamos programado ninguna visita guiada, ni la asistencia a ninguna de las obras que se representaban así que nos contentamos con lo que pudimos ver. Las mejores vistas del teatro se obtienen desde el otro lado del puerto o desde la bahía, pero las mejores vistas de otro de los iconos: Sydney Harbour Bridge, el majestuoso puente, se obtienen desde el propio teatro. Así que fotografiamos el puente y después rodeamos el puerto para fotografiar el teatro desde el otro lado. Las sensaciones vividas en esos momentos no se pueden describir. Bueno, igual sí se pueden describir, pero yo no. No encuentro palabras para expresar mis sentimientos pero fue como alcanzar una cima (como subir al Uluru, por ejemplo), como alcanzar el Nirvana (no sé muy bien que es eso pero queda bonito ponerlo), como llegar al orgasmo (no, eso no, no se parece a eso)... si es que no encuentro las palabras... En resumen: que estuvo muy bien y que nos gustó mucho. Ya puestos dimos una vuelta por The Rocks, el barrio origen de Sydney, poblado ahora por cafeterías, restaurantes y tiendas. Oscurecía cuando regresamos al hotel para cambiarnos con ropa de más abrigo e iniciar nuestro recorrido nocturno. Terminamos en Darling Harbour, donde se encuentra el Aquarium y que dispone de una muy variada oferta gastronómica y de ocio. La competencia por captar clientes es grande y se encuentran ofertas apetecibles. Encontramos un restaurante que la noche de los martes ofrecía costillas “than you can eat” (tantas como puedas comer), aprovechando que era martes nos quedamos y cenamos costillas y la verdad es que el plato era tan completo que no pudimos repetir. Para facilitar la digestión continuamos paseando durante un par de horas, disfrutando de las fuentes iluminadas (que por cierto, apagaban muy pronto) y de las calles del barrio chino. Por supuesto encontramos una tienda de licores donde repusimos existencias. Paramos en un ciber para intentar chatear, aunque a esa hora no encontramos a nadie y nos limitamos a mandar correos. Por fin regresamos al hotel. No había duda: el miércoles tocaba madrugar. Etapas 13 a 15, total 19
Miércoles, 14 de Octubre de 2009: SYDNEY - AM City Sights, Nth Beaches & Magistic Lunch Cruise
El nombre de la excursión del día era para significar que se hace un recorrido por la ciudad para visitar, después, la playa de Manly y regresar para pasear por la bahía en barco mientras se come. Después de un frenético paseo por las calles de Sydney, parando en casi todos los hoteles, llegamos a la base de operaciones de APT para cambiar de autobús y subir al de nuestro tour. Para confirmar que había comprendido correctamente las indicaciones del conductor acerca del punto en que estacionaría el autobús de nuestro tour, pregunté a la chica que se encontraba detrás de un mostrador lleno de carteles de APT. Al enseñarle mi boucher me confirmó lo que ya sabía y aprovechó para llamar a un hombre que se paseaba entre la gente. Se trataba de Daniele, nuestro guía de la jornada. Un simpático italiano con buen dominio del español y que nos iba a acompañar junto a una pareja de italianos. Al final se unió al grupo otra pareja española, aunque, en un aparte, Daniele sin venir a cuento, nos informó que esa pareja no había contratado una excursión con guía, pero que a él no le importaba. Sí la pareja se arrimaba a nosotros no iba a echarla y en todo caso si habían pagado o no por tener un guía de habla hispana era problema de APT y no suyo. Tanto le daba hablar para dos como para cuatro. No tenía ni idea de que la excursión de la jornada fuera con la compañía de un guía latino, pero fue bien recibido, por supuesto. Además Daniele resultó ser un buen tipo, alegre y chistoso, que hacía bromas y sabía recibirlas y que una de las primeras cosas que nos dijo fue que no era mafioso, a pesar de que, por ser italiano, casi todo el mundo pensara que sí. Me chocó el comentario porque yo no pienso que todos los italianos sean mafiosos, así como tampoco pienso que todos los españoles somos toreros, ni los catalanes tacaños (en todo caso ahorradores...) El autobús arrancó pasadas las ocho y nos dirigimos directamente hacía el Harbour Bridge. La visita por el centro de Sydney no fue necesaria, en realidad ya la habíamos hecho recogiendo turistas. Atravesamos el puente y aparcamos en Milsons Point para contemplar, desde el otro lado de la bahía, el Opera House y el propio puente. Después recorrimos barrios lujosos y puertos deportivos para terminar en el mayor pipi-can que jamás hayamos visto: el Tania Park, un campo de fútbol, en desuso al ser éste un deporte minoritario en Australia, al que los buenos vecinos llevan a sus animales de compañía para que puedad correr a su gusto y de paso hacer sus necesidades. De hecho fue el único sitio donde vimos perros sueltos (en realidad salvo honrosas excepciones no vimos perros ni sueltos ni atados). Al lado se encuentra Arabanoo Lookout, un mirador al que se ha puesto el nombre de un aborigen, con el que se hizo el experimento de integrar su cultura con la europea. El dibujo de Arabanoo lo muestra sonriente, lastima que no les duró ni cinco meses y se les murió. Reemprendimos la marcha para dirigirnos a Manly donde, previsiblemente, íbamos a pasar el día el viernes. De la mano de Daniele recorrimos la playa y tomamos café en un restaurante griego que nos recomendó. A la hora convenida iniciamos el regreso hasta el puerto que hay junto al Aquarium para iniciar nuestro crucero por la bahía con Majistic Cruises. El día, que había amanecido soleado, se fue nublando hasta quedar completamente gris. La mayor parte del tiempo del mini crucero lo dedicamos a la comida: un buffet que sin ser espectacular resulto completo, ostras incluidas. Al ser de los primeros en subir pudimos elegir mesa al lado del ventanal y así pudimos contemplar el paisaje mientras comíamos. Hablando con Daniele comentó que el jueves iba a las Blue Montains con una pareja. Nosotros también así que dedujimos que iba a ser, de nuevo, nuestro guía el día siguiente. Cuando el barco atracó de nuevo nos despedimos y nos subimos en el monorraíl para contemplar las calles de la ciudad desde una cierta altura. Dimos dos vueltas completas (el recorrido es circular y puedes pasar en el tren todo el día dando vueltas, si quieres y no tienes otra cosa mejor que hacer) y luego nos dedicamos a callejear lo que quedaba de tarde, pasando, como no, por Circular Quay. Cenamos en el hotel la comida traída de un Kebabh. Etapas 13 a 15, total 19
Jueves, 15 de Octubre de 2009: SYDNEY – Blue Mountains
Última excursión programada. A las 07:10 nos recogió el autobús. Me quedó claro que no hacía falta bajarse ya que ese era el autobús que nos iba a llevar a las Blue Mountains. A la llegada a la terminal la mitad del pasaje se bajó y subieron otros pasajeros, entre ellos Daniele. Estábamos sentados en la primera fila y nos dijo que fueramos con él hasta el fondo donde sería más cómodo darnos las explicaciones y molestaríamos menos al resto de turistas que atendían los comentarios en inglés del conductor. Daniele nos indicó que había un inconveniente: no figurábamos en su pequeña lista de dos viajeros a los que debía acompañar. Había hecho la consulta a la gente de APT y le habían dicho que nosotros no habíamos contratado la excursión guiada. De todas formas no debíamos preocuparnos ya que a él no le importaba que les acompañáramos, de la misma forma que lo había hecho la pareja española el día anterior. Todas las excursiones de nuestro viaje fueron ofrecidas en España por el mayorista y en ningún momento se me preguntó si deseaba la compañía de un guía hispano hablante o no. Al iniciar el viaje no tenía ni idea de si dispondríamos o no, en alguna o en todas las excursiones, de guía, pero al recibir los bouchers vi que en alguna de las excursiones se añadía la coletilla de “guía de habla hispana o italiana”. En el de las Blue Mountains no ponía nada. Así que iniciamos la ruta sentados al fondo del autobús junto a Daniele y a un pareja de italianos y sintiéndonos como unos okupas de la excursión del día. La primera parada la hicimos en Homebush Bay, sede de los Juegos Olímpicos del año 2000. Pensé que nos iban a mostrar el parque Olímpico, pero se trataba de recoger a un grupo de turistas que se alojaban allí. De todas formas y sin bajar del autobús tuvimos una somera visión de sus instalaciones. Continuamos viaje hasta Leura, donde pudimos desayunar en compañía del trío de italianos. Sin tiempo para pasear entre las bonitas casas ajardinadas reemprendimos la marcha hasta Echo Point donde se ubica el mirador que permite tomar la popular foto de Three Sisters. Eso hicimos: fotografiar y filmar las tres hermanas, solas o con nosotros de primer plano. Resulta fabulosa la camaderia entre turistas, que no se conocen de nada, pero que se muestran prestos a tomarnos una foto con nuestra cámara cuando ven que una pareja se hace fotos alternativamente sin salir los dos juntos en la foto. Por supuesto me incluyo en esta categoría de turista. La visión desde el mirador es espectacular y el perfil de las tres hermanas, a pesar de haber sido visto cientos de veces en cientos de fotografías, impresiona. Como impresiona la inmensidad de valles y montañas con los bosques de eucaliptos que le dan esa ligera tonalidad azul que los ha hecho famosos. A la carrera regresamos al punto de encuentro, el escaso tiempo de que disponíamos había pasado volando y aún tenía fresco en la memoria el susto que se llevaron en Twelve Apostles los pasajeros que descubrieron que su autobús había desaparecido. No fue el caso y nos reencontramos sin problemas con el autobús, con Daniele y con el resto de participantes en la excursión. La siguiente parada en Scenic World, especie de centro de visitantes con restaurante, tienda de recuerdos, una montaña rusa en desuso y desde donde parten el Railway, el Cableway y el Skyway. El Railway es una especie de trenecito que con una pendiente escalofriante desciende más de 400 metros hasta el fondo del valle, atravesando la roca por un túnel. Fue construido para que los mineros tuvieran un acceso más fácil a la boca de las minas de las que extraían carbón. De su base parte un camino escénico: el Walkway que permite realizar un recorrido de casi 3 kilómetros a través de un antiguo bosque lluvioso en el que destacan helechos altos como palmeras. Hay una versión corta del recorrido, la que nosotros hicimos, que dispone de una especie de museo al aire libre sobre la vida y utensilio de los mineros. Hay cuatro maneras de salir del lugar a donde bajamos: andando por el bosque salvaje (la descartamos por que no disponíamos de dos meses para llegar a algún lugar civilizado), subiendo por una interminable escalera (la descartamos porque no nos apetecía contar peldaños), en el Railway (la descartamos para no repetirnos) y mediante el Cableway (fue la opción elegida) El Cableway es un teleférico que discurre paralelo al Railway pero lógicamente a una determinada altura que permite disfrutar de todo el paisaje que con el trenecito quedaba oculto. Por último el Skyway, otro teleférico que recorre 720 metros entre dos puntos a la misma altura y cuyo principal atractivo es que dispone de un suelo que se vuelve transparente y que permite la visión del bosque desde una altura de 270 metros. Hicimos el recorrido de ida y vuelta sin bajar por dos motivos: para poder disponer de los sitios ubicados sobre el suelo transparente que a la ida estaban ocupados y, sobretodo, porque si bajábamos teníamos que comprar billetes de ida y vuelta y así nos ahorrábamos un trayecto. De todas formas, Daniele nos comentó que al otro lado no había nada de especial interés, solo el mismo paisaje desde otro punto de visión. La comida la realizamos en el restaurante del Scenic World, un buffet libre que no estaba mal y una zona de mesas en una superficie giratoria que permitía ir cambiando de paisaje mientras comías. La digestión la hicimos en el autobús, de camino a nuestra siguiente parada: Featherdale Wildlife Park. Parque zoológico donde pudimos admirar gran variedad de animales, incluyendo, por supuesto, canguros y koalas. Además vimos wombats, wallabies, emus, dingos, un demonio de Tasmania, serpientes, loros, pingüinos, gallinas chinas, un cerdo rarísimo y algún que otro bicho más. Los canguros estaban desganados y no hacían ningún caso a los vasos con comida (obtenidos en unos dispensadores del propio parque) que les ofrecíamos. No era de extrañar, habíamos llegado por la tarde y llevarían todo el día comiendo lo que los anteriores visitantes les habrían estado dando. Los koalas, para no variar, estaban durmiendo. La jornada llegaba a su fin. Pasamos por un barrio donde se ubicaban las casas que el gobierno alquila a bajo precio a los australianos que disponen de pocos recursos. Unas casitas que no desmerecen en nada a las de nuestras urbanizaciones. Daniele nos comentó que él pagaba, por su apartamento, a la semana, lo mismo que esa gente pagaba por la casa al mes. Alrededor de las 6 de la tarde llegamos a Sydney, nos despedimos definitivamente de Daniele y de la pareja de italianos y nos encaminamos hacía el hotel. Cenamos en Darling Harbour y estuvimos curioseando las tiendas de Harbourside hasta que cerraron. Etapas 13 a 15, total 19
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