Consideraciones finales ✏️ Diarios de Viajes de Australia

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Consideraciones finales

Después de un sueño toca despertar. Mi sueño ya se había hecho realidad, despertar fue duro. Había que volver a la realidad, había que asumir, que esos días tan intensamente vividos, habían llegado a su fin. Y, además, había que volver a trabajar, porque uno, como la inmensa mayoría de mortales, vive y viaja (cuando puede) gracias al dinero obtenido del trabajo.
La primera consideración es: ¿ha valido la pena? La respuesta es inmediata: por supuesto SI. El esfuerzo económico ha sido importante, ha habido problemillas, nos hemos tropezado con cosas a bote pronto negativas. Pero el balance ha sido extremadamente positivo. Los sinsabores han quedado completamente diluidos y ahora son anécdotas que contar para demostrar que hemos sabido salir airosos. Queda todo lo demás.
Independientemente de que para mí, Australia, haya sido una obsesión, no hemos encontrado a nadie que haya vuelto defraudado. Se trata de un gran país (una gran isla, un gran continente) y forzosamente su inmensidad tiene que tener puntos de gran atractivo. Lógicamente la distancia y el tiempo solo nos han permitido atisbar algunos de los más conocidos. Han quedado muchos lugares que visitar y los visitados lo han sido muy superficialmente. Pero esto era algo que ya estaba asumido.
Hemos conocido cuatro ciudades importantes y hemos pateado con profusión sus calles (aunque nos hayamos tenido que limitar a sus centros financieros o turísticos). Hemos vivido los contrastes de sus tierras, desde el desierto al bosque lluvioso pasando por la barrera de coral. Nos hemos fotografiado junto a sus principales iconos (por poner un ejemplo nos hemos llevado unas 400 fotos del Uluru).
Nos han faltado muchas otras cosas, claro. Darwin, Kakadu, Adelaida, Kangoroo Island, alguna de las islas de Queensland, Tasmania,... (y ya puestos, a un paso estaba Nueva Zelanda y a otro Bora Bora).
En estos momentos la imagen que me ha quedado de Australia es la de un país rico y muy limpio. Me ha sorprendido la cantidad de orientales que la habitan y utilizan como destino turístico (claro que basta con mirar un mapa para que esto no tuviera que sorprenderme). No hemos tenido oportunidad de ver como viven los aborígenes, el resto de sus habitantes viven en muy buenas condiciones. Por culpa del idioma no hemos podido congeniar con nadie por lo que poco sé de sus gentes, pero parecen amables y en ningún momento nos hemos sentido inseguros a pesar de que nuestros paseos nocturnos han sido habituales.
Ahora empieza a tomar forma otro sueño.
Para cumplirlo existen tres condiciones básicas: dominar bastante más el inglés (o viajar acompañado de alguien que lo domine), disponer de más tiempo (por ejemplo los tres meses de validez del visado turístico) y encontrar gente que tenga mis mismas inquietudes y quiera acompañarme.
La idea sería aterrizar en Brisbane o Cairns, a primeros de septiembre, alquilar un coche o una autocaravana (o comprar un coche y venderlo al final del viaje), recorrer la costa de Queensland, viajar hasta Darwin para visitar Kakadu, bajar hasta Alice Springs, seguir hasta Adelaide, kuego Melbourne y Canberra y finalizar en Sydney a finales de noviembre (Western Australia lo podríamos dejar para otra ocasión).
Ya tengo algo para entretenerme durante los próximos años. Mientras tanto buscaré destinos más tranquilos y relajantes, sin desplazamiento en avión cada tres días y, sobre todo, más económicos.

Continuará... (o eso espero).

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