![]() ![]() EGIPTO 10 DÍAS POR 300€ A NUESTRO AIRE ✏️ Blogs de Egipto
Diez días en Egipto por poco dinero huyendo, en la medida de lo posible, de las masificaciones turísticas pero visitando lo indispensable.Autor: Mundofila Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (33 Votos) Índice del Diario: EGIPTO 10 DÍAS POR 300€ A NUESTRO AIRE
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Etapas 7 a 9, total 10
Como ya he dicho, este día cogeríamos el tren para Luxor a media tarde, así que nos buscamos un plan para la mañana.
Aunque Aswan está construído a lo largo de la ribera del Nilo, la ciudad está solo en un lado del mismo; enfrente sólo hay desierto y algún pobladillo, así como la tumba del Aga Khan y algunas tumbas. Como no hay puentes para cruzar el río, hay que buscar el medio de pasar al otro lado. Nuestro plan: cruzar al otro lado, caminar por el desierto en busca de un monolito inacabado y volver un poco mas adelante en alguna barcaza. Nos armamos de paciencia y decidimos bajar al paseo a buscar una faluca que nos haga el trayecto. No hace falta buscar mucho, ya que basta pisar el paseo que bordea el río para tener tropecientas ofertas de falucas. Nos decidimos por una, mas que nada porque el barquero es un nubio negrísimo de ojos azules y nos llama la atención. Como siempre, hay que negociar el precio, y llegamos a un acuerdo rápidamente (la verdad es que el regateo constante llega a cansar). La faluca la manejan entre dos, y la verdad es que es un paseo agradable: muy tranquilo, movida por el viento, nos sirvieron un té, hablamos de lo que nos parecía Egipto y en especial Aswan con la gran presión que hay por parte de taxistas, vendedores,... y ellos nos explicaron que la cosa está muy mal ya que casi todo el mundo llega con viaje organizado y los guías de los touroperadores contratan falucas para sus grupos en condiciones draconianas que ellos se niegan a aceptar. Primera parada en la isla central del Nilo: pequeña visita al poblado nubio, y poco más ya que mas de la mitad de la isla está privatizada por un par de hoteles. Continuamos con el paseo en faluca hasta el otro lado: el paseo se alarga porque, al ir movida sólo por el viento, el guía debe jugar con las corrientes y el viento. Una vez desembarcamos nos piden, eso sí amablemente y por las buenas, si podemos darles algo más de dinero. Ya no sabes qué hacer: por un lado dan un poco de pena pero si has pactado un precio deberían ajustarse a él. Les damos algo de propinilla. Desembarcamos y subimos un pequeño repecho hasta la tumba del Aga Khan, que está cerrada a cal y canto. Nuestro plan es el siguiente: en una guía habíamos leído que en la zona de Aswan existían dos monolitos inacabados, uno el que ya he citado antes y que se visita cómodamente, y otro en medio del desierto que no está señalizado ni nada, pero del que no indican mas que una orientación geográfica. Así es que nuestro plan es vagar por el desierto buscándolo: empezamos a andar y como vereis en esta foto ante la cantidad de referencias nos perdemos al poco tiempo *** Imagen borrada de Tinypic *** En pleno desierto, hay que taparse como sea de los rayos solares, y aun así nos quemamos un poco. Cuando llevamos ya un rato vagando sin rumbo decidimos abandonar la búsqueda del obelisco (si es que existe, ya que sí encontramos algunas canteras abandonadas) y buscar la manera de salir, pues el calor empieza a apretar de lo lindo y no sabemos con precisión cuanto nos hemos alejado del río. Bastante cansados y acalorados llegamos por fin a una zona que nos suena, desde donde se divisa ya el río y un poco después llegamos a un pueblo desde donde sale una barcaza que nos devolverá a Aswan. Un pequeño paseo y llegamos al hotel con el tiempo justo para coger las maletas e ir a la estación con destino Luxor, donde llegaremos a la noche. No conseguimos comprar el billete ya que nos dicen en la taquilla ¿que no hace falta?, así que nos montamos sin billete y pagamos al revisor (parece ser una forma bastante habitual). Unas horas después llegamos a Luxor, donde nos dirigimos al Gran Hotel Luxor, por el que pagamos la friolera de 4,50€ la habitación doble con desayuno incluído. Encontramos un restaurante bastante arregladito para cenar. A dormir. Etapas 7 a 9, total 10
No os dejeis engañar por el nombre de nuestro hotel: el Gran Hotel Luxor es un cuchitril al que se accede por un callejón de una bocacalle de una calle, y roza el mínimo aceptable: los grifos del baño se mediocaen, la limpieza es justita,... pero por los escasos 4€ que pagamos no se puede pedir más y además a nosotros personalmente estos temas no nos preocupan demasiado. Como siempre, el personal del hotel se esfuerza en resultar lo mas amable posible (aunque la de la limpieza es un poco borde, o a nosotros así nos lo parece, a veces con las mujeres egipcias es difícil saber si es que son así, o están cabreadas constantemente,...).
Desayuno en el Gran Hotel Luxor: nos dicen que subamos a la terraza donde tienen montado un chiringuito en el que nos preparan un desayuno a la egipcia; me da que somos los únicos huespedes que tienen ahora mismo, así que tenemos camarero personal. Vista de los tejados de Luxor, o mejor dicho de las terrazas ya que todas las casas acaban de esta forma; aunque estamos cerca de la zona de los templos no llegamos a verlos desde aquí. El día de hoy lo dedicaremos a pasear por la ciudad y ver el templo de Karnak, el mas grande de todo Egipto. La ciudad en sí nos gusta más que Aswan, parece tener mas vida propia al margen del turismo, aunque según nos acercamos a la zona de los monumentos vuelve a surgir toda la cohorte de vendedores, taxistas, faluqueros, carrozas de paseo,... pero quizás no tan agobiante como en Aswan. Nos topamos con el templo de Luxor. Aquí todo los templos son a tamaño gigante, desproporcionado: el templo de Luxor está a orillas del Nilo y aunque no es muy grande en extensión, sus columas son de un fuste y una altura muy llamativas. El templo está en medio de la ciudad y nos limitamos a verlo desde fuera (le faltan casi todas las paredes), ya que creemos que el de Karnak (que está también en Luxor) va a ser igual pero a lo bestia (y de hecho así es). *** Imagen borrada de Tinypic *** Foto del templo de Luxor (lo de la bici se explica en la etapa siguiente) Por cierto, hoy hace bastante calor, quizás el día mas caluroso, lo que sumado a que ayer en el desierto nos quemamos el cuello y los brazos hace que llevemos un sofocón encima de campeonato. Aun así, decidimos ir hasta el templo de Karnak caminando por el pueblo. Está a unos kilómetros pero se puede ir andando sin problemas pasando primero por el zoco y luego por otros barrios. *** Imagen borrada de Tinypic *** Camino del templo de Karnak (¡¡¡¡Eh!!!! El de la foto no soy yo, ni el que va encima del burro ni el que va debajo del niño) Según nos vamos acercando van desapareciendo las casas y aparece la avenida que unía ambos templos, jalonada de pequeñas esfinges. *** Imagen borrada de Tinypic *** Avenida de esfinges Llegamos al templo de Karnak por la trasera lo que nos obliga a dar un rodeo para llegar a la entrada, lo que nos hace una idea del tamaño gigante que tiene. Es cierto, la extensión es enorme, y es que no se trata de un templo sino mas bien de una sucesión de templos y zonas anexas: la zona mas llamativa, al menos para nososotros, la famosa sala de columnas, verdaderamente son gigantes tanto en diámetro como en altura. *** Imagen borrada de Tinypic *** Sala de columnas del templo de Karnak Deambulamos durante un buen rato por el resto del templo, lleno de obeliscos, estatuas, esfinges, salas e incluso un lago sagrado, todo ello bajo un sol de justicia. Ya es primera hora de la tarde y cogemos el camino de vuelta, esta vez por la ribera del río. Un pelín cansados llegamos al hotel y dedicamos, tras comer y echar una siesta, el resto del día a pasear por la ciudad, comprarnos unos pasteles deliciosos por cuatro duros, y preparar el día siguiente, que va a ser un poco aventurilla. De vuelta a la noche me pilla el del hotel y me empieza a hablar de fútbol. Yo, por ser cortés, le sigo un poco la conversación (a mí el fútbol me gusta pero sin pasarse) pero al final me tiene casi una hora contándome las hazañas de la selección egipcia de futbol y de no se qué equipo del Cairo que debe se muy bueno. Tras setecientos intentos le consigo cortar y le digo que me voy a la cama. Etapas 7 a 9, total 10
Lo del día de hoy exige una explicación previa: ya comenté al principio que yo había estado hace unos veinte años en Egipto en un viaje organizado, y siempre me quedó la espina clavada de que en Luxor las cosas se podían visitar de otro modo. En aquella ocasión a mí (como a todo el grupo) nos llevaron en autobús de un sitio a otro dándonos x tiempo para las visitas, pero yo barruntaba que, con los recuerdos que tenía, podía organizarse la visita a la otra orilla de otra manera.
Y es que en la otra orilla hay mucho que ver: la antigua Tebas era la principal ciudad de Egipto y debía tener un tamaño considerable. Donde hoy está la ciudad estaban los dos grandes templos que ya hemos visto, pero al otro lado del río surgía una gran avenida que conectaba con otra zona donde se situaban numeroso templos, así como el valle de los reyes y las reinas con sus tumbas. ¿Cómo llegar a esa zona? Pues teniendo en cuenta que está a varios kilómetros (no sabría precisar cuantos pero demasiados para ir andando) decidimos alquilar unas bicicletas, que es el medio de transporte que, permitiendote avanzar, te da un disfrute mas directo de los lugares a los que vas. Así que ni cortos ni perezosos nos alquilamos un par de bicis por superpoco dinero para todo el día. Primer reto: ir en bici por Luxor. Aunque no es el Cairo, el respeto por las normas de tráfico es el mismo (o sea ninguno), pero rápidamente te haces a la única norma: no irte al suelo. Tras la impresión de los primeros momentos pasas a disfrutar del pedaleo. En pocos minutos llegamos al río, que hay que cruzar. Existe una especie de minitransbordador para esta acción: va hasta los topes y ahí tenemos que montarnos con las bicis. Como siempre nos cobran lo que quieren por pasar (nunca es demasiado pero te das cuenta que pagas cuatro o cinco veces lo que cobran a los demás) y conseguimos hacernos un hueco en el barquito para nosotros y las bicis. Al llegar al otro lado esperamos a que se vacíe el barco para salir mas cómodamente y descubrimos que a este lado de río también alquilan bicis. Un pequeño desconcierto: no hay indicaciones de nada y hay varias carreteras para elegir. Tras un par de fallos parece que cogemos la correcta pero nos queda la duda de que en la guía que teníamos ponía que la taquilla para los templos estaba en la orilla. De repente nos adelanta una mujer occidental en bicicleta con pinta de arqueóloga así que nos ponemos a su altura y le preguntamos primero si vamos bien ("sí") y lo de las taquillas: nos dice que cada templo tiene su taquilla. Continuamos nuestro tranquilo pedaleo. A este lado del río apenas hay coches y se va muy tranquilo. Pronto llegamos a la altura de los colosos de Menón. A ver, si uno los mira así, a bote pronto, pues son dos moles de piedra sin apenas forma, pero si cierras un poco los ojos, y te los imaginas enteritos, flanqueando la gran avenida que desde el río se dirigía a la zona de los templos al pie de las montañas, y le añades al faraón con toda su corte pasando entre ellos pues entonces sí cogen cierta enjundia. (no se paga entrada ni nada, están, como quien dice, en el arcén de la carretera) *** Imagen borrada de Tinypic *** Los colosos de Menón Seguimos pedaleando y nos acercamos a las montañas al pie de las cuales se encuentran los templos; aquí aparece alguna minirampita pero la verdad es que todo el paseo se hace muy llevadero, sin apenas esfuerzo. Los primeros templos que aparecen están bastante deteriorados, por no decir destrozados, y sólo los observamos desde fuera. Nos dirigimos al templo de la reina Hatseput, si no me equivoco el único que se atribuye a una reina. Nuestra intención era entrar pero según nos acercamos a mi pareja le llama la atención que está totalmente reconstruído y le entra por mal ojo el templo. No quiere entrar y como yo ya lo había visto en el otro viaje pues no entramos. Aquí comienza el segundo reto: en el anterior viaje que hice, siendo un chaval, me quedé con la copla de que ví a algunas personas que, desde este templo, comenzaban a subir por la montaña sin un destino claro. Observando los mapas de la zona, está claro a donde se dirigían: el valle de los reyes, que por carretera queda lejos al tener que dar un rodeo a la montaña, está justo al otro lado de estas moles de piedra. Así que sin la seguridad de si encontraríamos el camino (si es que lo había realmente) candamos la bici en la entrada del templo de Hatseput y comenzamos a subir por una senda que se inicia en el lateral de la montaña, a la derecha del templo. Cogemos altura rápidamente y obtenemos unas vistas preciosas de las terrazas del templo de Hatseput. En apenas media hora hemos ascendido toda la montaña y estamos en la zona mas alta de la misma: nuevas e inéditas vistas de la zona. Justo arriba aparece una garita de policía que al oirnos llegar salen a ver quién pasa: no hace falta ni que pregunten, sólo por las pintas saben que somos turistas (no olvidemos que en las terrazas de este templo hubo hace unos años una de las peores matanzas en atentado contra turistas con decenas de muertos, y se ve que desde aquí vigilan un poco, pero muy poco). Ahora toca bajar a la otra vertiente, la del valle de los reyes. Valle valle no es, al menos no muy ancho, mas bien estrecho y abrupto, lo que hace que la bajada sea mas directa que lo que hemos subido. La senda que seguíamos se bifurca en numerosos caminos y no sabemos bien cual seguir: yo creo que da igual porque todos llevan, de una u otra manera, abajo. Depende del que cojas la bajada será mas o menos brusca, pero desde arriba no es fácil saber cual es el mas suave. Tomamos uno cualquiera que nos lleva sin dificultades hasta abajo (a la vuelta tomamos otro al azar que nos obligó a trepar un poco, nada del otro mundo pero hombre, si tienes movilidad reducida a lo mejor hay que pensárselo). Afortunadamente una vez abajo en el valle no vamos a la izquierda, donde están las tumbas, sino a la derecha, donde está la taquilla, pues las entradas se compran de manera conjunta en esta taquilla. El ticket da acceso a tres tumbas, a elegir (la de Tuntankamon, si se quiere visitar, se paga aparte). La verdad es que no hay mucha gente, mas bien poca. Con las entradas compradas caminamos hacia las tumbas: nosotros elegimos las tres que, según los esquemas, nos parecían mas curiosas: largas, con recovecos, distintas alturas,... Algunas tienen accesos complicados, otras son sorprendentemente grandes con varios niveles, otras tienen muchas salas con pinturas,... pero todas son muy curiosas. En cada tumba hay un vigilante que siempre os dirá que os puede enseñar algo que no se puede ver, o iluminaros con su linterna una zona oscura,... siempre a cambia de una propinilla. También os insistirán (y esto es muy frecuente) en que les cambieis las monedas de euros que tienen por libras egipcias. ¿Y como tienen monedas de euros? Pues porque la gente les da propinas en euros y las monedas no las cambian en ningún sitio, así que sólo a traves de otros turistas pueden convertirlas en billetes o libras egipcias. Accedimos varias veces a este cambio, justo y sin perdedores, pero al final arrastrábamos tal cantidad de monedas de euro en los bolsillos que ya dijimos que no más. *** Imagen borrada de Tinypic *** Acceso a una de las tumbas del valle de los Reyes La tumba de Tutankhamon se paga aparte, y no es la mas espectacular ni la mas bonita, pero como es la de Tutankamon la gente va. Nosotros no entramos. Emprendemos el camino de regreso: subimos la montaña, la bajamos, cogemos las bicis y otra vez pedaleando hasta el río donde, barco a través, regresamos a Luxor. La excursión ha durado casi todo el día y a mí, personalmente, ha sido de lo que más me ha gustado. Mas pastelitos, cena y a la cama. Mañana cogemos el tren al Cairo de vuelta y si no se retrasa, llegaremos con tiempo suficiente para coger el avión que, de madrugada, nos llevará a Barcelona. Esto se está acabando y sólo queda hacer la recopilación de datos. Etapas 7 a 9, total 10
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