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365 Horas en Peru

365 Horas en Peru ✏️ Blogs de Peru Peru

365 HORAS EN PERU PROLOGO Cuando a uno le hablan de Perú, o comenta que quiere visitar este país andino, la primera respuesta del interlocutor es exclamar: ¡Ah, el Machu-Pichu!. Confieso que yo también pensaba lo mismo que Perú era el Machu-Pichu y cuatro piedras más, todas ellas mezcladas con trajes típicos y estereotipos andinos vistos una y otra vez en cualquier televisión. Pero no, Perú tiene miles de encantos más, que abarcan desde todas las culturas preincas, los Moches, los Chavines, los Waris y que son tanto o más interesantes que la de los Incas, hasta las tribus que aún hoy en día viven dentro del lago sagrado Titicaca, en islas flotantes artificiales construidas por ellos mismos, desiertos, leyendas y misterios, artesanía, construcciones que siguen guardando un aire colonial, la amabilidad de sus gentes, su gastronomía riquisima en variedad y sobre todo, el placer de caminar entre los Andes, unas montañas rodeadas de un cierto aire místico y esotérico. Recorrer las calles de Cuzco, con sus lugares coloniales y algunos rincones con atisbos bohemios, los paisajes verdes de Arequipa, las líneas misteriosas de Nazca, o el bullicio de Lima, es una experiencia, un viaje que recomiendo a todo el mundo. En Perú el viajero siempre es recibido con una franca sonrisa, y aún que uno este a miles de kilómetros de su ciudad, la sensación de estar como en casa, es algo que se nota en cada lugar que se visita. Antes de emprender cualquier viaje la mayoría de nosotros, solemos comprarnos una guía del viajero, para con más o menos acierto saber algo más del lugar al que viajamos y tener unos mínimos conocimientos de que o cuales lugares merecen la pena visitar. Pero lo que ninguna guía proporciona es la visión de un simple turista en el viaje, el contacto con sus gentes, sus comentarios, el comentario de los guías, sus vivencias, sus sorpresas, sus dudas y los contrastes que encontramos con el lugar de donde venimos. Sin olvidar la historia, su historia, y que de modo ameno e intentado aprender y contar después. Eso he pretendido reflejar yo: el simple y quizás muy metódico reflejo de mis 17 días de viaje, para que cualquier persona, pueda hacerse una muy fiel realidad de lo que se va a encontrar desde el mismo momento en que se embarque en el avión. Que propina dar, que lugares se visitan y por que, que comer, como funcionan los servicios públicos, que contratiempos se pueden encontrar, que comprar, por que visitar algunas ruinas y porque otras no, que no debe hacerse nunca, que opinan los Peruanos sobre su la política de su país…Así nos lo han contado y así lo he reflejado. Así lo he visto y así lo transmito…Mi cuaderno de bitácora particular. Ahora cuando hablo de Perú, opino que el Machu-Pichu es tan solo una de las maravillas que merecen la pena visitar.
Autor: Lwrence  Fecha creación:  Puntos: 4.4 (9 Votos)
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Cuzco- El Valle Sagrado

Cuzco- El Valle Sagrado


Localización: Peru Peru Fecha creación: 14/11/2007 11:49 Puntos: 0 (0 Votos)
DIA 10º MARTES 15-07-03 PUNO-CUSCO

Creo que esa noche fue la que más esperábamos que amaneciera, puesto que nos hacia mucha ilusión comprobar el amanecer. Y más de una vez tanto Encarna como yo, nos levantamos antes de que amaneciera para ver si el sol empezaba a despuntar ya. A la que un atisbo de luz, o una pequeña claridad del día, asomaba por la ventana, ya estabamos los dos, asomados a ella.

Y bueno, no fue todo lo bello que esperábamos, por que el sol, aunque amanece en su hora puntual, no lo veíamos desde la habitación, y tan solo se apreciaba su reflejo desde el agua, pero no con la belleza que nosotros nos hubiéramos imaginado. Las pequeñas montañas que rodeaban Puno, impedían ver el amanecer que habiamos imaginado. Aún así fue precioso. El lago azul, poco a poco iba adquiriendo un tono más intenso, y en algunos momentos, los rayos del sol, que caían sobre el agua, le daban un tono más brillante. Todo ello acompañado del paisaje, y de la poca actividad del lugar, lo hacían casi idílico.

Pero pronto la magia se terminó y empezaron a aparecer las primeras lanchas, de personas que iban y venían al embarcadero del hotel. Bajamos a desayunar pronto, y las mujeres que vendían artesanía, ya estaban a esa hora en su puesto, a primera hora, dentro del salón del hotel. Daba la impresión de que hubieran pasado la noche allí.

Desayunamos fuerte, bajamos las maletas y esperamos a que nos vinieran a buscar para irnos hacia Cusco. Y sobre las 9 de la mañana, nuestro autobús, el Inca Exprés nos recogió, y ya iba casi lleno. Primero nos sentamos en la parte delantera, porque es donde nos dijeron primero, pero luego vinieron los que tenían ese numero de plaza ocupado y nos tuvimos que ir a la nuestra, la que ponía en nuestro boleto y que estaba en la parte de atrás del todo. Además comprobamos que en nuestro sitio, se habían sentado unos franceses, y el que nos habían dejado libre a nosotros, tenia el reposamanos roto, claro, por eso se cambiaron los francesitos, y además como nuestro boleto, se lo había quedado un guía, que no vino con nosotros en el autobús, pues no podía reclamar. Ese francés empezó ya a caerme mal y mucho más, cuando en una de las paradas que hicimos, me pisó.

Nuestro trayecto de Puno a Cusco, iba a durar todo el día, pero en el trayecto haríamos alguna parada en lugares típicos y con historia.

Nuestra primera parada era en un mirador a 4335 mts, desde donde se veía la montaña Chimbayo de unos 6000 mts, de altura y que tenia su cumbre nevada. Además también el ineludible mercadillo de artesanía, pero con predominio de prendas textiles.

Pasamos por un pueblo, al cual no pudimos entrar, y tuvimos que dar un rodeo para poder atravesarlo puesto que estaba en fiestas y sus calles, estaban todas cortadas por desfiles y mercadillos.

Subimos de nuevo al autobús, y nos fuimos ya hacia comer. Paramos en un pueblecito, donde teníamos la comida preparada, y donde tan solo debíamos abonar la bebida. Habían un montón de mesas pero las que estaban fuera, en la terraza, fueron las primeras en ocuparse. Encarna y yo, por eso tuvimos suerte, pues nos sentamos al lado de donde se daban los platos y eso nos permitió hablar con el camarero. Comimos arroz andino, boquerones fritos y papas. El camarero se acerco varias veces para hablar con nosotros y al final nos invito a probar la yuca. La yuca, ahora ya se puede comprar en Cataluña, pero hasta hace poco era bastante raro.

Despues de comer, para hacer tiempo dimos una vuelta por el jardín del bar, y en el que también tenían sus llamas, sus alpacas, y unas tumbonas monisimas en las que se podía uno tumbar un rato para descansar, y tomar el sol.

Al cabo de unos 30 minutos de salir, llegamos a Rachi, y ahí nos disponíamos a visitar las ruinas del templo inca, al dios Viracocha.
El dios Viracocha era el dios principal para los incas y para ellos era el creador del cielo, de la tierra y de los hombres. Aunque lógicamente su dios más importante era el Sol, el Inti, y también en menor medida la luna llamada por los incas Mamaquilla.
Rachi esta a un 120 Km de Cusco y esta a una altura de 3480 Km. Es un pueblo pequeño, que si no fuera por estas ruinas, no tendría mucho interés. Vive poca gente, y sus habitantes se dedican mayoritariamente a la alfarería, y la poca agricultura que tienen es solo para consumo propio.

Al bajar del autobús, te asaltan un montón de niños pidiéndote soles, o caramelos, y también los vendedores de postales, recuerdos, etc. Tuvimos que apresurarnos y entrar rápido en las ruinas, donde las explicaciones del guía, eran muy interesantes. En la entrada esta el templo, o mejor dicho lo que queda de él. Era de unos 100 m. de largo y 25 de ancho, de forma rectangular y en medio de él esta un muro, que separa los dos lados del templo. Este muro, de 12 mts, de alto esta construido en su base con piedras, finamente labradas hasta los 3 m. y a partir de ahí, con adobe. Este muro, ha soportado sinfín de terremotos. Y sigue en pie.

Tiene en alguna de sus paredes decoraciones de la cruz andina o Chakana, que es su nombre en Quechua, y es el único lugar donde los incas, decoraron las paredes con este símbolo. A los dos lados del muro central, se encuentran las bases de 22 columnas construidas con piedras y adobe, 11 a cada lado que servían para sostener el techo hecho de paja. Estas columnas son especiales, puesto que son la única vez que los incas utilizaron columnas cilíndricas y no se descubrieron hasta 1963, pues antes todas las ruinas eran zona de cultivos.

Siguiendo el camino que marca el muro, y mientras dejábamos el templo atrás, caminamos por una especie de plaza, en la cual, estaba la casa del sacerdote. El sacerdote inca era llamado en Quechua, Villca humu y generalmente era pariente del jefe Inca, (hermano o primo). Las casas de los sacerdotes, eran edificios que se diferenciaban del resto, generalmente por el tipo de construcción empleado en ellas. Con piedras más lisas, más pulidas y mejor acabadas que las de los demás.

Dejando atrás la plaza y la casa sacerdotal se avanzaba por una especie de calle, muy particular. Recta, perfectamente trazada y con las paredes de las casas no en forma recta, sino ligeramente inclinadas hacia el interior de las viviendas. Los Incas, comprobaron que la tierra en la que habitaban era propensa a los terremotos e idearon sus propios edificios antisismicos, puesto que muchas construcciones Incas, se han deteriorado por el paso del tiempo, batallas, conquistas y demás, pero no por los terremotos.

Las casas de esta calle, echas con piedra y puestas sin ningún orden, se podían asemejar a las construcciones actuales de casas en los pueblos de montaña. Formaban 3 hileras de casas, con sus calles en cada una, y cada una de estas casas tenia 2 habitaciones, y en una de estas se guardaban como en una especie de nichos, los ídolos de oro y las ofrendas que servían para rendir culto a los dioses. También había viviendas con una sola habitación. Resulto muy curioso, ponerse en el principio de una de estas calles, y comprobar la alineación perfecta de estos lugares.

Despues de cada vivienda, y antes de llegar a la siguiente, había una separación a modo de plaza, en la cual se realizaban trabajos de cerámica.

Según nuestro guía, algunos arqueólogos, creen que estas casas, eran las viviendas de los sacerdotes de menor rango que el principal y de las vírgenes, que eran llevadas allí.

La historia de estas vírgenes, resulta también curiosa. Cada cierto tiempo, en todas las aldeas del imperio, se presentaba un representante estatal y ante él, eran expuestas todas las niñas de unos 10 años de edad. De ellas seleccionaban unas cuantas que eran llamadas “acllacuna” ( las escogidas). Ser escogida, significaba el abandonar su vida que la hubiera llevado a ser esposa, madre de un montón de hijos (puesto que más hijos, más tierras), tejer, y hacer faenas del campo y por el contrario eran enviadas a unas especies de conventos, o de templos, donde recibían una esmerada educación en hilados, tejidos, cocina, etc. Tras esa formación, algunas de ellas eran elegidas como concubinas por el jefe inca, y pasaban a ser “esposas” de algún noble. Otras eran destinadas a ser las míticas vírgenes del sol y pasaban a desarrollar su vida de castidad perpetua, en algún gran templo, quizás como el de Viracocha.

De las plazas, salían unos caminitos que conducían a las “qolqas”, especie de graneros, redondos, y que en todo el recinto habían más de 200 y eso que eran inmensos. Tenían un diámetro de 8 metros y el motivo de que hubiera tantas, era por que Raqchi, fue un centro de almacenamiento para abastecer a todos los pueblos Quechuas y Aymarás.

Su ubicación estratégica era por su favorable microclima y por que era la frontera entre Cusco y Puno. Para conservar los alimentos, utilizaban la muña, una especie de planta aromática que impide que los gusanos entren en los graneros y estos se mantengan frescos y en perfecto estado de conservación. Además estos graneros, estaban construidos también a prueba de terremotos, hechos con piedra volcánica y con una sola puerta de entrada, y dos ventanas de oxigenación. Sus techos eran de paja. Mientras nos enseñaba los graneros y puesto que estabamos en un sitio más elevado, pudimos contemplar una increíble vista de todo el recinto; frente a nosotros, y a lo lejos pudimos ver la montaña y que tenia una gigantesca muralla que acordonaba todo el complejo. Tenia una longitud de 5 Km y una altura de 3 mts. Construida con piedra volcánica, y argamasa, tiene también 2 puertas, tan solo dos, y una de ellas, corresponde al camino inca, que pasa por Racqui. Era una especie de muralla china, pero en Perú.

A nuestros pies, y mientras aún seguíamos mirando las qolqas, había unas habitaciones muy pequeñinas que el guía nos dijo que correspondían a los mensajeros. En aquellos tiempos, la red de mensajería era muy eficaz. Cada 2 o 3 Km había unos refugios para los mensajeros, también llamados Chasquis. La comunicación se efectuaba mediante un sistema de relevos, de modo que cuando un Chasqui, divisaba a otro, corría durante un trecho junto a el, mientras el primero recitaba el mensaje y el segundo lo memorizaba. Con este sistema podían tener una velocidad de 250 Km en un día, con lo cual, las noticias, tardaban relativamente pronto en llegar. Su red de caminos, era de más de 40.000 km. Gracias a esta rapidez de comunicaciones, se pudo mantener el imperio. Al descender de aquel mirador, el guía nos dejo tiempo libre, para contemplar el recinto a nuestro aire, aunque eso sí, nos aviso que no nos apoyáramos en las piedras puesto que estaban habitadas por arañas y serpientes.

Sobre el dios Viracocha, nos contaron una leyenda, una hermosa y mística leyenda. Cuando Viracocha llega al pueblo de Cacha (antigua Raqchi), llamo a todos los indios, pero estos como no le reconocieron salieron armados todos juntos para matarlo. Viracocha, al ver esta actitud, hizo caer del cielo fuego, y que este viniera quemando todas las montañas, hasta donde estaban los indios. Cuando los indios vieron el fuego y el volcán, se dieron cuenta del poder de Viracocha, y por miedo a morir quemados arrojaron sus Armas al suelo, se acercaron y se arrodillaron frente a él. Viracocha, al ver que se postraban ante él, tomó una vara, y se fue hasta el volcán; lo golpeó 2 o 3 veces, y este se apagó para siempre. Tras ello, les dijo a los indios, que era su creador. Los indios, construyeron en ese lugar un templo, para adorarlo..

Esta leyenda, fue recogida por los ancianos del lugar, transmitida a sus descendientes, y llego a oídos de un cronista que en tiempos de la conquista, la reflejo en sus escritos, y escribió, que las gentes del lugar, dijeron que el dios Viracocha, tenia el aspecto de un hombre alto, con blanca vestidura, que a modo de sotana, le cubría todo el cuerpo, cabello corto y con una corona puesta. En sus manos llevaba un bastón y un libro, y que los ancianos le llamaban KON TICI VIRACOCHA PACHAYACHACHIC…Dios Hacedor del Mundo…

Al salir de aquel recinto, impresionante, se me acercó un chico que me quería vender una especie de libro, o de revista, sobre el templo de Raqchi. Me dijo que lo había escrito él, y además en la portada del libro, estaba su foto. Se lo compré, y tan solo me costó 5 soles. (210 ptas.).
Subimos de nuevo al autobús, mientras me empezaba a leer, aquel relato de historia de un templo inca.

Nuestra siguiente parada fue en un pueblecito cuya carretera lo cruzaba por en medio, y en el que se nos iba a enseñar como era una vivienda típica de los Incas. Entramos en una casa, con un gran patio, lleno de tiendecitas, y en donde había una alpaca correteando libremente por el jardín. El guía nos enseño lo que era una casa de los Incas y que se componía de una habitación sola de unos 20 mts cuadrados, en la que, en un lateral había una cama, de un solo cuerpo, en el otro lateral una especie de cocina, y en medio de todo el espacio para lo que se denominaría un salón; aparte en las paredes había agujeros en la piedra a modo de estanterías.

En aquel mismo recinto había una madriguera de unos roedores muy graciosos, en donde entramos, puesto que sus escondites, estaban dentro de una habitación y solían corretear por ella.

Había un campanario por el que se subía por unas escaleras de madera en forma circular y que al llegar a la base de la campana, se tenia un bonita vista de todo aquel espacio. Como no teníamos ganas de comprar nada, y para hacer tiempo, Encarna y yo cruzamos la calle, y nos fuimos al otro lado de la calzada, donde había un mercado, pero de alimentación, no turístico, puesto que los únicos turistas éramos nosotros. En él, las mujeres vestidas con su indumentaria del altiplano, estaban sentadas en el suelo, con sus mercancías a la vista, en rebosantes sacos, o a veces en el suelo sin más. Veduras, un montón de variedades de patatas, y frutas, y carnes, había de todo, pero nada de recuerdos o artesanía, tan solo alimentación. Esta vez, si que nos sentimos observados; quizás eran pocos los turistas que entraban en ese lugar.

Al lado de este mercado, había unas pequeñas naves industriales, parecidas a unos módulos, y con unos letreros que hacían mención a la próxima construcción de una escuela patrocinada por la Fundación Intervida. Además vimos también a un montón de chicos, que venían de la escuela y algunos de ellos, llevaban un chandal de color azul y letras amarillas, con la inscripción en la espalda de Intervida. Era la segunda vez que veía un proyecto de esta ONG, y me gusto verlo.


Nuestra ultima parada antes de Cusco, era en un pueblo llamado Andahuaylillas, donde aparte de una pequeña pero preciosa y adoquinada plaza, presidida por un enorme árbol, cargado de años, había una iglesia, pequeña, y que se la conoce como la capilla sixtina del Perú. Fue construida en el siglo XVII por los jesuitas

La capilla estaba muy sobrecargada de pinturas, por todo el techo y paredes, y algo desgastadas por el paso del tiempo; había también un púlpito de madera muy trabajado. Alguna de las pinturas es del gran pintor español Esteban Murillo. La iglesia no es demasiado grande, pero el hecho de estar rebosando de frescos, le da un toque especial, interesante y bello. Fue quizás la iglesia más coquetona que encontramos en todo nuestro viaje. En la iglesia se guardan varios tesoros de oro y plata y los habitantes del lugar, hacen turnos de 24 horas para vigilarlos. Incluso en el altar se ven estos adornos y algunos “agujeros” de trozos que ya no están.

Estabamos ya a tan solo 40 Km de Cusco. Subimos de nuevo al autobús, para ya dirigirnos sin más hacia nuestra meta. Llegamos aún de día, sobre las 5 de la tarde, y el autobús nos dejo en su parada final, donde desde allí, nos iban trasladando a nuestros hoteles respectivos. A nosotros nos proporcionaron un taxi, que nos llevó a nuestro hotel el Best Western Los Andes, y que esta a unos 300 mts de la Plaza de Armas, muy céntrico, en la calle Garcilaso. En este hotel era en el que deberíamos estar más noches, cuatro, en dos veces y aunque no estaba mal, no fue el mejor que tuvimos. Daba la impresión de ser un hotel que no tenía mucha clientela, como si viviera de épocas pasadas. Nuestra habitación estaba en el primer piso, sin ascensor, y había una cama grande y frente a ella una enorme ventana que comunicaba con el patio del hotel y donde además se daban las comidas y cenas. Había también una enorme maqueta del Machu-Pichu, que era iluminada con tonos verdes, por las noches.

Tuvimos que esperar a que Luz, nuestra enlace de la agencia viniera a saludarnos, y mientras nos sentamos en el salón del hotel, tomando un mate de coca. Al cabo de unos 15 minutos apareció Luz. Era la guía de más edad que tuvimos, y creo que aunque intentaba aparentar un aspecto juvenil, debía estar por encima de los 40 años. Nos dijo que mañana miércoles a primera hora nos dejaría un boleto turístico en el hotel, para que pudiéramos visitar todo Cusco, museos, iglesias, etc., puesto que la mañana la teníamos libre, y por la tarde ya teníamos una visita guiada por otros lugares de Cusco y alrededores.

El hotel nos invitaba a cenar, una especia de cena de bienvenida de cortesía, y como era pronto aún, decidimos ir a explorar por nuestra cuenta, un poco de Cusco, de la capital del imperio Inca. El imperio Inca, también llamado Tahuantisuyu, (tierra de las cuatro partes), llegó a tener una franja de 4000 Km desde Ecuador hasta Chile, y todas sus conquistas se llevaron a cabo en poco más de un siglo. Su manera de expandir el imperio era muy sutil.
Primero proponían a las tribus que iban a conquistar una especia de anexión pacifica, con mucha diplomacia, puesto que la mayoría de pueblos conquistados tenían unas costumbres y rasgos similares a los Incas. Tan solo si era negativa la propuesta, entonces llegaban a la guerra. Por el sur, toparon con los Araucanos en Chile, a los que no pudieron vencer, y por eso su extensión por el sur, quedo frenada y por el este, toparon con las tribus amazónicas.

Bajando por la calle del hotel, se llega enseguida, en menos de 5 minutos al centro de Cusco, su Plaza de Armas. Exceptuando la de Lima, esta era la más grande de todas. Tenia el edifico de la Catedral, la iglesia de la Compañía de Jesús, y en cada una de sus tres laterales (exceptuando el de la Catedral), tenían sus porches, llenos de bares, restaurantes y tiendas de artesanía, locutorios, Internet, casas de cambio y algunas tiendas de viajes, o mejor dicho de agencias que se dedicaban a preparar excursiones al camino inca, o al Machu-Pichu, etc.

Esquivar los asaltos de las personas que te ofrecen “su” restaurante, y siempre según ellos, mejor que el de al lado, es todo un arte. Dejamos la plaza, para subir por la cuesta de San Blas. Esta calle cuando sale desde la Plaza de Armas, se llama Triunfo, a media calle su nombre pasa a ser de Hatumrumiyoc y solo hacia el final se llama cuesta de San Blas, y esta era de la cual ya nos había hablado nuestro amigo japonés Felipe, en Paracas, y aunque ya era de noche, pudimos observar una gran cantidad de tiendas de alpaca, Baby alpaca, artesanía, etc. Entramos en una de esas tiendas para adquirir algún regalo, ya con vistas a las cosas que queríamos llevar a nuestras familias.

También nos encontramos que la pareja de catalanes, Antonio y Carmen, con la que habiamos coincidido ya en varios lugares. Ellos ya estaban de regreso del Machu-Pichu y nos contaron que era precioso, que valía la pena, y que ahora se iban hacia la zona de la selva.

De todo lo que observamos esa noche, con el cansancio que llevábamos acumulado del largo viaje en autobús, una cosa se nos ha quedado grabada para siempre. Cuando nos dirigíamos a la cuesta de San Blas, una mujer, ya mayor, aunque quizás en esto de las edades uno se podía equivocar con facilidad, pues el sol de estas alturas, y el tipo de vida, de algunas personas, las hacen envejecer físicamente con más facilidad; pues esa mujer que creo que tendría ya cerca de los 60 años, nos abordo, para que le compráramos una muñeca. Su cara de tristeza, sus vestimentas gastadas por el uso, y sobre todo su voz…. Una voz melancólica, muy triste, y una enorme cara de pena…nos fue siguiendo bastante rato, para que le compráramos una muñeca, que además era feisima, y tenia una mancha de suciedad en la cara, por tan solo 5 soles. ( 210 pts). Una muñeca de trapo, que jamás hubiéramos adquirido…”señorita, por favor, 5 solícitos na más”…”que no tengo para coger el autobús y regresar a mi casa”…”señorita, por favor, ayúdeme”…. Quizás están acostumbradas a dar lastima y que la gente se apiade de ellas, pero realmente, daba pena él verla…al final más por lastima que no por que nos gustara la muñeca, le dijimos que si, y le dimos un billete de 10 soles…pero ella no llevaba cambio y nos dejo su bolsa, llena de artículos, calabazas, muñecas, botijos, mientras ella se fue a buscar cambio…podríamos habernos ido, y el valor de la bolsa, era muy superior a 10 soles…pero no…. La esperamos, y nos trajo el cambio….


Decidimos que esa muñeca se quedaría con nosotros, y que no la regalaríamos a nadie…fue la situación, la mujer, todo, pero esa muñeca, de los 5 soles, de la anciana mujer, y con la cara manchada, esta en nuestro salón.

Fuimos al hotel a saborear la cena de invitación, y éramos muy pocos los que cenábamos en el hotel. Tan solo 3 mesas, en total, y aunque la cena no estaba mal, no cenamos más veces en el hotel, parecía como dije antes, que aquel hotel fue en algún momento esplendoroso y ahora, era tan solo una sombra de lo que fue.

Subimos a la habitación, y me entretuve un rato con la televisión, buscando canales, pero tan solo un pequeño rato…nos acostamos sabiendo ya, que a partir de mañana, la historia incaica marcaría cada uno de nuestros pasos.
Mientras estaba en la cama, pensaba en lo que nos había pasado antes con la mujer y la muñeca.

No dudo que haya personas que realmente necesiten el vender por la calle como única salida para su economía, que ello sea su única subsistencia diaria, pero también creo, que algunas personas han hecho de la lastima y la pena, un argumento o estratagema para vivir.

Porque todas las personas que nos encontramos por la calle vendiendo, no pedían limosna, sino que vendían algo, una postal, una fruta, un objeto de artesanía, etc. y estoy seguro que sin llegar a los extremos de mafias como hay en Cataluña, muchas de estas personas saben que los turistas, o algunos de ellos, sentimos una especie de culpa, o de extraño sentimiento y nos vemos casi obligados, a socorrer a todas aquellas personas que nos pidan algo. Yo lo llamaría como el Arte de vender, de pedir. Pero de todas formas, también sé, que muchas de las personas que a ello se dedicaban, también no tenían nada más a que agarrarse, y más con los sueldos tan míseros que había en Perú.

Perú, donde otra paradoja más, es que apenas hay gente fumando en las calles, apenas se fuma y eso que la publicidad del tabaco también es existe, pero mucho menos que por aquí, casi sorprende el echo de que muy poca gente fume en este país.
En fin, tal como me pareció, Perú, estaba siendo precioso y anecdótico a la vez.

DIA 11º MIERCOLES 16-07-03 CUSCO

Sobre las ocho de la mañana nos despertamos, pero como no teníamos mucha prisa en incorporarnos ni horario que seguir hasta la tarde, aún tardamos un poco en levantarnos.

Me lleve una grata sorpresa puesto que jugando con la televisión, sintonicé el canal internacional de TV3, nuestra televisión, y además con el cambio horario pude ver las noticias que se estaban produciendo en Cataluña, ya que nosotros estabamos más que desconectados. Bajamos a desayunar y el comedor era pequeño y algo oscuro, con poca luz, 6 o 7 mesas y una mesa lateral a modo de buffet libre con bastante variedad de desayunos. Aunque no era como los de Posadas del Inca, no estaba mal, aún que el pan ingles, estaba algo duro.

En recepción nos dijeron que teníamos un mensaje de Luz, nuestra guía, que no nos había podido traer los boletos turísticos, pero que los compráramos nosotros y ella nos lo abonaría despues. Con el boleto podíamos visitar un montón de museos y era también imprescindible para visitar las ruinas Incas que veríamos en la excursión de la tarde. La oficina turística estaba casi enfrente de nosotros, 5 casas más abajo que nuestro hotel. Abonamos 10 dólares por cada uno, y en el cual tienes que poner tu nombre y fecha y nos dispusimos a visitar todo lo que la mañana nos diera de sí.

Cusco, esta situada a una altura de 3.400 m. pero a nosotros el mal de altura, ya no nos afectaba; esta situada en un valle fértil, y su nombre significa “el ombligo del mundo”, no en vano para los Incas, era su capital, su centro del imperio. La ciudad de Cusco, esta construida en forma de Puma semiestirado y su cabeza, altiva, está en un cerro, donde están las ruinas de Sacsayhuaman, y que veríamos más tarde. El puma, era un animal sagrado para los Incas, representando el presente, el hoy. La ciudad de Cusco fue creciendo a base de guerras, anexiones y es a partir de 1062 cuando muere Manco Capac cuando es ya considerada como la capital del imperio Inca.
En el siglo XV, las tribus guerreras de los Chancas atacaron Cusco y su jefe Inca Viracocha abandona la ciudad quedando esta defendida por su hijo Cusi Yupanqui quien al derrotar a los agresores, entre 1438 y 1463 fue proclamado nuevo Inca, con el nombre de Pachacutec. Este se convertiría en el mayor y más importante jefe Inca de la historia; a partir de entonces el área de influencia de Cusco empezó a crecer.
La sucesión Inca, era curiosa; no era el hijo primogénito el elegido para la sucesión, sino el hijo que tuviera más conocimientos o estuviera más preparado, y era elegido por su padre. Ser el mayor no era sinónimo de ser heredero. Pachacutec reconstruyó por completo la ciudad y esta llega a tener 200.000 habitantes. Hasta 1525 reinó una especie de paz, hasta la muerte de Huayna Capac y la decadencia del imperio, aunque eso, ya lo contare más adelante. En tiempos de la conquista Española, la ciudad fue literalmente saqueada de todos sus tesoros que eran muchos, y poco a poco fue entrando en una decadencia que tan solo hacia el siglo XIX empezó a frenarse. Actualmente Cusco es la capital de los Andes, capital arqueológica del país, patrimonio de la humanidad, capital cultural de toda Latinoamérica y hermanada también con la capital de otra antigua cultura, la civilización china, y su capital cultural Xi´An. Hoy en día su población es de 300.000 habitantes.

Otra cosa también pude comprobar en Cusco, y es que Gloria Estefan, ya no estaba por estas tierras. Lastima, ojalá hubiera podido encontrármela…! Iluso! …


Bajando por la calle del hotel y antes de llegar a la Plaza de Armas, se llega a la Plaza del Regocijo, donde esta situado la casa museo del historiador Inca, Garcilaso de la Vega, hijo de español y princesa Inca. Garcilaso de la Vega, fue un gran cronista, quizás el mejor, de toda la conquista y costumbres de los Incas, y fue respetado por el pueblo autóctono. En lo que fue su casa se ubica el museo histórico regional, y en él, aparte de retratos de Garcilaso y relatos de sus crónicas, hay muchas pinturas del llamado estilo cusqueño. Tiene dos plantas y en la superior, la que alberga quizás más retratos, se puede observar una bella vista del patio interior de la casa, con unos balcones de estilo colonial pintados en color azul intenso.

Las salas se comunican unas con otras por un pasillo lateral, y al principio miras las pinturas con mucho interés, pero cuando llevas unas cuantas, el interés decae y tan solo buscas el ir de sala en sala rápida. También se ubican piezas de cerámica, restos arqueológicos y alguna colección de herramientas utilizadas por los Incas. Vasijas de las culturas Chavin, Mochica, Chimu, Chancay e Inca, todas ordenadas cronológicamente.

Salimos del museo y nos dirigimos hacia la iglesia de San Blas, que esta al final de toda una cuesta llamada también de San Blas y por la cual ya habiamos pasado la noche anterior. Cruzamos la Plaza de Armas, y una mujer se nos acercó para proponernos que visitáramos un festival folclórico que se celebraba todas las noches en un local en Cusco. Primero le dijimos que por la tarde teníamos una excursión y no sabíamos a que hora llegaríamos y ella, como me imagino que se conocen todas las excursiones y horarios, ya nos dijo que horario seguiríamos por la tarde… “Les vendrán a recoger a las 3 y a las 6 o 6.30 ya estarán en su hotel.”… Nos quedamos con un papel con la dirección y el horario y le dijimos que nos lo pensaríamos. El precio no era excesivo, tan solo 15 soles por persona (630 pts), pero no lo decidimos en ese momento.

Siguiendo y caminando por aquellas calles empedradas, parecidas al casco antiguo de un pueblecito cualquiera, pasamos por la famosa piedra de los 12 ángulos. Esta piedra forma parte de la antigua muralla inca y es famosa por que en su contorno se ubican 12 piedras más, esta rodeada de 12 piedras, y delante de ella siempre hay muchachos que por unos soles, te explican “la historia de la piedra”. Al pasar por delante de ella, abarrotada de turistas y “guías” un muchacho nos preguntó de donde éramos y Encarna le dijo que de España, y nos realizo todo un ejercicio de conocimientos geográficos. De carrerilla nos dijo exactamente esto: “España, capital Madrid, Presidente José María Aznar, esposa ¡Ana de la Botella!!!!!!, Rey Juan Carlos, equipos de fútbol, Madrid y Barcelona.” Si sabía todos estos datos, de todos los países, este chico era un lumbreras…

Llegamos a la iglesia de San Blas, y estaba cerrada, no podíamos entrar. Al intentar forzar la puerta, un señor nos abrió desde dentro, puesto que nos tenia que sellar el boleto turístico y sin él, no se podía entrar en la iglesia. Lo que ya no sé, es si los lugareños de allí, necesitan algún pase para entrar. La iglesia era pequeñita, muy mona, echa en adobe y en ella resaltaba un gran púlpito de madera.

La leyenda cuenta que su creador, agradecido por recuperarse milagrosamente de una enfermedad mortal, dedicó su vida a tallar este púlpito para su iglesia y en lo alto de todo esculpió una calavera, que depende en que ángulo se mire, no se puede ver; esta semi oculta. La iglesia estaba muy concurrida sobre todo por turistas, aunque también habían personas sentadas en sus bancos orando o tan solo mirando el altar.

Regresamos hacia el centro de Cusco y esta vez si que nos detuvimos en la famosa piedra de los 12 ángulos. Tuvimos que esperar que se despejara un poco de gente para hacer la típica foto pero lo conseguimos. Uno de los muchos niños-guias que están a su alrededor nos pidió que si le podíamos cambiar un euro. Alguien se lo había dado y él no sabía como poder cambiarlo. Se lo cambiamos por un dólar a pesar que por el euro se cotizaba a 1.11 dólares.

Siguiendo por esta calle, llegamos al museo de Arte Religioso, donde un señor muy serio nos dejo entrar para sellarnos el boleto turístico. Un cartel advertía de que no se podía ni filmar ni tomar fotos, pero hacia el final de la visita, como dentro había un pequeño claustro pero muy bonito, con una fuente en medio del patio, pues nos las ingeniamos para tomar una foto. Este edifico esta situado en lo que originariamente fue el palacio del Inca Roca, y que despues paso a ser palacio arzobispal. El museo está lleno de pinturas con motivos religiosos, santos, mártires, escenas de la vida de Cristo, etc. y casi todos pertenecientes a la escuela Cuzqueña que abarca desde mediados del siglo XVI al XVIII. Pero lo dicho antes con el otro museo. A la que se llevan vistos una veintena de cuadros, el resto casi se ven a la carrera.

Salimos del museo y nos dispusimos a ir al museo de Santa Catalina, fundado en 1605 y reconstruido 50 años despues, lugar en el que también se ubicaba otro museo mayoritariamente de arte religioso y en el que además hay un pequeño convento, del cual solo se puede visitar una parte.

Mientras íbamos al museo que esta cerca de la Plaza de Armas, se nos acercaron dos chiquillos de no más de 11 años cada uno y que querían vendernos postales. Aunque les dijimos que no, ellos se empeñaron en acompañarnos y preguntarnos cosas de nuestro país. Encarna que siempre era más cariñosa con ellos, le preguntó al que parecía más espabilado que por que no estaba en la escuela, y él nos dijo que no iba, que como hoy era fiesta, ( la virgen del Carmen) pues hacían un festival o algo así, decía… Encarna le contestó que como no iba a la escuela no sabía lo que hacían, y él sin que le diera mucha importancia, luego nos dijo que el festival ya se había terminado.. Se llamaba Rosili y nos acompaño hasta la entrada del museo y se nos ofreció a esperarnos, y que cuando saliéramos, le compráramos una postal. Quizás más por quitárnoslo de encima, que por otra cosa, le dijimos que si, y entramos en el museo.


En este museo/convento, de dos plantas, hay una gran mayoría( y una vez más) de pinturas religiosas y algunas habitaciones que eran utilizadas anteriormente por las monjas que vivían en el convento. Se puede ver una especie de comedor, alguna celda, pero lo que no pudimos ver, fue el claustro que suponíamos estaba cerrado al publico puesto que en este convento aún viven monjas.

En una de las salas, en la entrada, había un vigilante sentado en una silla de madera, que parecía como una estatua de cera, no se movía, y daba la impresión de que estaba durmiendo en aquella silla. Salimos del museo, y sorpresa!!!. Rosili estaba sentado en la entrada esperándonos. En el mismo momento que nosotros salíamos, un policía que venia por su izquierda, le intento coger la caja en la que tenia las postales para vender, y le dijo que no podía estar allí, que era la entrada del museo. Rosili fue más rápido que él y se levanto ágilmente, le murmuró algo que no entendimos al policía y se fue al otro lado de la calle, queriendo dar la impresión de que se iba, pero sus ojos estaban mirando como se alejaba el policía, y a la vez que no nos alejáramos nosotros demasiado. Cuando el policía se perdió por las calles, Rosili cruzo la acera y nos vino a que cumpliéramos nuestra palabra. Encarna le pregunto que por que le había reñido el policía, y el se escabullo con evasivas. Y naturalmente con dos postales menos, que le compramos nosotros. Despues de ello, fue él, el que se perdió por las calles cercanas a la Plaza de Armas.

Uno de los museos que a mí me apetecía ver, era el Museo del Inca, y este, no entraba en el boleto turístico, o sea que había que pagarlo, pero como me apetecía verlo, pues nos dirigimos a él. Primero le preguntamos a dos policías por donde quedaba la calle, en la que estaba el museo, y resulta que estaba cerca, muy cerca de la Plaza de Armas, en una subida que partía de ella. En la cuesta del Almirante.

La entrada al museo era barata, solo 5 soles (210 pts) y fue uno de los mejores museos que vimos en todo el Perú.
Se accedía por una pequeña puerta que daba a un gran patio interior, y al acceder al recinto, un guardia de seguridad, te indicaba donde estaba la taquilla. En aquel patio varias mujeres ataviadas con sus trajes típicos, tejían sentadas en el suelo, manteles, jerseys… Cruzando la plaza había una gran sala con una enorme escalera que daba a una exposición dentro del museo sobre cerámica incaica.

El museo muy bien conservado y con muchas explicaciones, y rótulos en cada una de las vitrinas, era como una clase magistral de la historia Incaica. Se podía entrar sin tener ni idea de que era un Inca, y salir con unos grandes conocimientos de su mundo, sus costumbres, sus creencias…

Así aprendimos cosas como que entre los Incas, ascender en la escala social era prácticamente imposible. Había una diferencia abismal entre los nobles y el pueblo digamos llano, aunque en ocasiones, en contadas ocasiones, los hijos de los segmentos de población más bajos, que destacaban en alguna materia, eran entonces adiestrados en alguna disciplina y recibían una educación que tan solo estaba reservada para las clases más nobles. Los nobles no estaban obligados tampoco a prestar la Mita.

La mita era un servicio gratuito que el campesino prestaba al estado por un tiempo determinado y que a cambio de este periodo gratuito de trabajo tan solo recibía el sustento, la comida y el alojamiento, nada más, aunque eso sí, este realojamiento era para toda la familia, y podía ser para trabajar tierras, construir templos o ciudades o para dar ejemplo a los pueblos conquistados. Pero para poder prestar la Mita era necesario ser ciudadano, y este rango solo se conseguía con el matrimonio. Cuando alguien se casaba pasaba a ser “alguien” dentro del estado, por ello, el estado mismo era el primer interesado en que los hombres se casaran. El estado por ello decidía la mayoría de las bodas.

Los nobles además, practicaban la poligina, o sea que podían tener esposa y concubinas a la vez. También vimos como el estado daba a cada familia una tierra para que la trabajara y que cada año sé hacia una nueva reasignación de tierras; más hijos, más tierras. Cada porción de tierra se llamaba “tupu” y se daba una porción por matrimonio, otra por hijo varón y media por hembra.

Vimos también que la vida no era fácil en el Tahuantisuyu, una franja de costa rodeada de desiertos, y donde la lluvia era más bien escasa.
Cusco y todo su valle, fueron en tiempos remotos un gran lago, y con la desertización de la zona, a través de miles de años, el lago se secó y más tarde aparecerían ya las ciudades.

Había unas vitrinas con la clase de comidas y agricultura que practicaban los Incas, y una vez más nos mostraban la patata en todas sus cientos de variedades, y el maíz como no, alimento este último sagrado para los Incas. Había botellas de cerveza, de pisco, coca, aunque las bebidas más que antiguas eran del presente actual.

Domesticaron las llamas y las alpacas y sobre las primeras hay un dato curioso. Puede transportar tan solo 35 kilos de peso. Si se le pone más, esta se sentara en el suelo y hasta que no se le quite el exceso no se levanta. Recordemos que la mayoría de sus ciudades estaban en las alturas, en los Andes.

De las llamas extraían la lana, pero tan solo se puede hacer una vez que estén muertas, y de las Alpacas se extraía con frecuencia. Su carne era y es, por que la probamos buenisima, y los excrementos eran utilizados como abono para la agricultura.

Siguiendo por la sala, había un plano en el que a través de un diagrama se explicaba como y través de que culturas emergieron los Incas. El origen histórico lo sitúa despues de la cultura Wari, o mejor dicho cuando se apropiaron de ella, allá por 1100 D.C. El inca Yupanqui-Pachacuti, derroto a los Chankas y este fue nombrado o considerado el primer jefe Inca, hijo del Sol. El origen mítico es el de Mama Ocllo y Manco Capac que salieron del lago Titicaca.

En este plano que había en el museo estaban reflejadas todas las culturas preincaicas y su disposición tanto en el tiempo como en el lugar.
Al lado de este plano había una vitrina con una amplia representación de la cerámica Incaica, con una muestra de la masiva producción de grandes vasijas y también de otros utensilios más cotidianos. Al lado de esta, había una muestra de la arquitectura inca, sus trabajos en piedra y como usaban los instrumentos de cobre y bronce. La cerámica Inca, finisimamente acabada y eso que desconocían el Torno, tenia como adornos motivos geométricos y formas naturales. Había muchos recipientes parecidos a Anforas, que lógicamente servían para transportar líquidos, vasijas, y algunas figuras con imágenes algo eróticas, pero que representaban a la fecundidad. Hay 450 “queros” (vasos ceremoniales Incas de madera) y que son considerados como la mayor colección de estas piezas en el mundo.

Al final de esta sala hay un pequeño pasillo por el cual se llega a otra gran sala, donde hay muchas prendas textiles usadas antiguamente, y que en algunas de ellas se tardaban meses en confeccionarla intercalando colores y formas. La estructura más usada era la de cuadrados, unidos unos con otros y en cada uno de ellos, dentro del mismo una figura o motivo que se creía que tenían algún tipo de clave o mensaje.

Al lado de las prendas textiles había una gran vitrina, con instrumentos de metal, adornos, etc. Vimos desde agujas para cerrar mantos, a pendientes, aros de adorno para la nariz, grandes collares de vivos colores, figuras de llamas, de personas, de pumas, etc. Ya casi finalizando la sala estaba el lugar dedicado a la religión, al más allá, a la muerte…Numerosas momias, cráneos, e imágenes del dios Viracocha, fardos funerarios…


Este fue sin duda, al menos para mí el mejor museo que vi en todo Perú, aparte por las piezas expuestas, también por lo bien documentadas que estaban.
Los incas carecían de escritura, o sea que todos sus conocimientos se transmitían a través de la memoria, y los sabios encargados de hacerlo, eran los llamados “Amautas”, que a su vez ejercían de profesores en las escuelas. No conocían la escritura, pero si los números, y su sistema de control y estadística del imperio era increíble, por los conocimientos que tenían. Conocían el cero, cosa que el imperio romano, no conoció. Tenían un buen conocimiento del ciclo solar, como no, y de sus constelaciones. Sus años eran de 365 días, como en la actualidad y repartido en 12 periodos llamados “Quilla”.

La coca, era su alimento más preciado y sagrado, utilizado para casi todo, contra el vomito, diarreas, ulceras, y contra el frío, cansancio, hambre… era ideal para soportar a veces jornadas de trabajo de más de 12 horas. Además era el único “anestésico” para todo tipo de operaciones y ritos mágicos que los Incas llevaban a cabo, desde trepanaciones, amputaciones hasta trasplantes de huesos.

Al final de tantas y tantas vitrinas, se llega a una escalera que conduce de nuevo al patio de la entrada. En el patio interior, estaba la biblioteca del museo y a la que Encarna se acerco para echar un vistazo. Se veían estanterías llenas de libros, y en un pequeño mostrador había un listado, a modo de inventario, donde la persona interesada buscaba el libro que le interesaba.

Firmamos en el libro del museo, y vimos que muchas de las personas que habiamos coincidido anteriormente en otras excursiones, también habían dejado su firma en el museo; desde el grupo de 5 personas de Barcelona, hasta nuestra amiga brasileña Tania. Siempre que en cualquier museo había un libro de visitas, yo ponía mi firma en él.

Como no teníamos mucho tiempo para comer, pues el museo Inca nos había ocupado más de lo que pensábamos, comimos un bocadillo en una esquina de la Plaza de Armas, en un pequeño garito de comida de bocadillos. Encarna pidió uno que al final resulto ser un gran plato de patatas fritas y salchichas, con el nombre de Salchipapas. La dueña del bar, nos invitó a probar la chicha morada, bebida que se extrae del maíz morado y era de color morado fuerte, como una ciruela negra y de sabor dulce, pero no empalagoso. Quizás para comer no era lo más adecuado, pero como refresco estaba muy bueno. En el mismo bar, había también una ventanilla a modo de oficina de cambio.

Regresamos al hotel y a las 3 en punto, nos vino a buscar Luz, para realizar la visita turística a Cusco y alrededores. Eramos un grupo no muy numeroso, de unas 10 personas y lo que es mejor, todos hablábamos castellano. Luz, nos llevo hasta la entrada del complejo arqueológico Koricancha (patio del oro). Allí nos dejo en manos de otra guía, Yasmira. Yasmira era morena, muy delgada con unos ojos negros brillantes, pequeños, con los labios siempre de rojo carmín y con una expresión de seriedad eterna. Era bastante cortante en sus explicaciones y aunque es cierto que sabia mucho de lo que nos estaba contando, su manera de contarlo, o de comunicárnoslo, era a veces, algo seca. En algunos momentos daba la impresión de que su trabajo era más una obligación.

Siempre empezaba o terminaba sus frases con un “Y esto señores”, ó “Señores” sin más.
El templo de Koricancha, (palabra quechua que significa patio de oro) es increíblemente increíble…sobre las ruinas de un templo Inca, el más importante de todo el imperio, se levantó el Convento de Santo Domingo. Fue construido por Pachacutec, para el dios sol y se extendía sobre un cuadrilátero de 400 m. de lado, con múltiples dependencias más pequeñas como el jardín del oro. Sus muros, todos ellos, estaban recubiertos por más de 700 laminas de oro de 2 Kg de peso cada una. En el interior del templo, sobre una pared había un enorme disco de oro gigantesco que representaba al sol y otro de plata que representaba a la luna. Su jardín estaba lleno de estatuas de oro que representaban llamas, frutas, cereales, mujeres y todas a tamaño natural.

Era un templo donde además, se veneraba a las momias de los incas, que estaban sentadas en tronos de oro, perfectamente engalanadas y a las que todos los días se les ofrecía bebida y alimentos. Con tanto esplendor ni que decir tiene que los españoles en su conquista, arrasaron con todo, y literalmente se lo llevaron todo hacia España. Además el templo fue destruido y sobre sus ruinas se levantó el Convento de Santo Domingo…pero…pero… los españoles que no conocían la tierra sísmica sobre la que se asentaban, no contaron con ello y el convento sufrió varios derrumbamientos que dejaron a la luz, restos de las murallas del templo Incaico y que si resistieron a los terremotos.


Al entrar en el complejo lo primero que nos enseñó Yasmira fue una pared, perfectamente pulida y con las piedras super bien alineadas, puestas unas encima de las otras, sin arcilla, sin argamasa, sin cemento, ni nada parecido. Por sus juntas, no cabe ni un alfiler.

Entramos despues en una sala que era el templo del sol, y donde se apreciaba lo que en su día fue una puerta toda recubierta de oro. Las formas de las puertas o de las ventanas eran siempre trapezoidales. Salimos despues hacia un mirador hacia el exterior, y donde había una enorme pared, también super bien alineada y pulida, y donde Yasmira nos comentó algo muy curioso. En algunas piedras, solo en algunas, había unas pequeñas protuberancias, como puños que sobresalían de cada piedra, y que primeramente sé penso, que podrían estar echas con mentalidad de servir de apoyo unas piedras con otras, pero esta teoría se desestimo por que ni estaba en todas, y además en algunas de ellas, de muy poco peso o fácil soporte, también se incluían. Una teoría bastante aceptada pero controvertida, es la que dice que estos “puños” podrían ser alguna manera de escritura o de comunicación primitiva para los Incas, pues cabe recordar que ellos no conocían la escritura. De todas maneras el paso del tiempo y la poca conservación anterior, han terminado por no saberse a ciencia cierta que representa.

El convento lo construyeron los dominicos, a los que Pizarro les dejo el templo en su testamento. A la izquierda del lugar por donde se entra y del patio central en donde está una fuente preciosa, que en tiempos estaba recubierta con 55 Kg de oro macizo, hay las salas de los rayos y del arco iris, y en cada pared de ellos, hay unas ventanas trapezoidales, perfectamente alineadas con todas las salas, de forma que si una persona se asoma a una de ellas, su imagen se ve igual en las otras salas. La altura es la misma y la distancia de unas con otras, idéntica. En la primera de estas salitas estaban restos de piedras que no pudieron ser terminadas en los días de los Incas. Este templo quedo destruido varias veces por los terremotos y tan solo en el de 1950, fue cuando salieron a la luz, los restos del Koricancha.

Despues del templo, nos dirigimos a la Catedral, y mientras, en la Plaza de Armas, había un desfile de gentes con máscaras, con motivo de las fiestas del Carmen. Era un grupo no muy grande pero con música y todo. Dos personas bailaban una frente a la otra, mientras las demás aplaudían o jaleaban con sus gritos a los danzantes. Hubiéramos querido él quedarnos a verlo un rato más, pero Yasmira, nos dio prisa por entrar a la catedral y nos quedamos con las ganas…

La catedral se construyó durante 100 años, del 1560 al 1660 y está construida sobre las ruinas del palacio del Inca Viracocha.
La nave principal de la catedral, esta rodeada por 2 iglesias una de la Sagrada Familia construida en 1733 y otra llamada la del Triunfo, de 1536 y la más antigua de la ciudad. Tiene 3 naves, y su interior es precioso, con un montón de pinturas y capillitas. Particularmente, despues de la de Arequipa, esta fue la que más me gusto.

En la catedral está la cripta del inca, Garcilaso de la Vega, natural de Cusco, y que como ya vimos por la mañana fue el mayor cronista de la civilización Inca. A esta cripta se desciende por una escalera de piedra, en la que debido a la estrechez solo puede bajar o subir una persona. Casi siempre hay cola para subir o bajar, pues dentro de la cripta, que es de unos 6 metros cuadrados, si que caben más personas. Bajamos a la cripta y hay unas inscripciones en la pared, indicando que ahí, reposan los restos de Garcilaso.

Junto a la sacristía esta un cuadro digamos diferente, pues representa la ultima cena de Jesucristo, pero en ella están comiendo el típico cuy andino, un roedor que muchos restaurantes de Perú lo sirven hecho el horno, y que por uno u otro motivo siempre me quedé sin probar.

Una de las imágenes más veneradas en Cusco y también en Perú, es la imagen del Señor de los Temblores. A él se le rinde una gran devoción y esta rodeado de una leyenda, o mejor dicho de una historia cierta. En todos los terremotos que asolaron Cusco, dice la historia, que cada vez que sacaban a la imagen en procesión, al exterior de la catedral, los temblores cesaban. Es por ello que goza de una fama sin limites, y esta considerado como el protector de la ciudad.

En nuestro grupo había un matrimonio de unos 45-50 años; el marido era más bien algo obeso, con barba y gafas, muy simpático y de porte como diríamos campechano, y su esposa que solía vestir de una forma bastante simple, con unos vestidos a forma de túnica y casi siempre con sandalias. Con ellos iba su hija, de unos 20 y pocos años, más juvenil y tremendamente morena, de una melena rizada, morena andaluza, y muy sonriente.
Esta familia era de Chile, del sur de Chile, y el acento del hombre, parecía más andaluz, gaditano, que no Chileno. Entablamos conversación con él y era encantador, con su voz dulce, y sonriente, nos contó que él no tenía frío, siempre iba en mangas de camisa, puesto que en la zona de su país, hacia más frío. “Sin embargo mi hija, que vive en Santiago, esta muerta de frío”, nos comentó. Eran muy agradables y coincidimos ya con ellos el resto del viaje.

En la iglesia llamada del triunfo, esta expuesta en la pared del altar, la primera cruz que trajeron los Españoles. La guía nos confirmo que era la original. El primer símbolo cristiano de la conquista del Perú.
Salimos de la catedral y nos subimos al autobús para dirigirnos hacia las afueras de la ciudad, a las ruinas de Sacsayhuaman (halcón satisfecho en quechua).

Esta fortaleza esta a unos 3 Km de Cusco, y esta considerada como la obra maestra de la arquitectura militar incaica. No se conserva más que una quinta parte, puesto que fue, como no, desmantelada y saqueada por los españoles, que además utilizaron sus piedras para edificar las casas de Cusco. Si Cusco tiene forma de puma, Sacsayhuaman tiene la forma de la cabeza, y las enormes hileras de piedras en formas de zigzag, podrían ser los dientes, según la versión mítica.

Al llegar a las ruinas, se entra por una especie de plaza-explanada en la que aún hoy en día, el 24 de junio se celebra el Inti Raymi, y en la que a mano derecha se observan las enormes, gigantescas piedras, puestas una encima de otra, formando una pared y que se van extendiendo en forma Zigzagueante por una longitud total de 400 m. Es la zona mejor conservada y más impresionante. Esta fortaleza se cree que fue utilizada por el inca Manco, para reconquistar en 1534 la ciudad de Cusco a Juan Pizarro, hermano del conquistador. El inca casi lo consigue, sitió Cusco y tan solo una salida desesperada de la caballería española, logró hacer huir a Manco, hacia Ollantaytambo. Se dice que los miles de muertos que quedaron en la fortaleza atrajeron a los cóndores y por ello el cóndor fue puesto en el escudo de Cusco.


Subimos por las ruinas, puesto que hay unas escaleras que dan acceso a ellas, aunque se debe subir despacio, la distancia aunque no es muy larga si es pronunciada. Arriba de todo, en lo alto se tienen dos vistas preciosas. Una mirando a nuestra espalda, la de todo el complejo, con infinidad de piedras, y observando claramente las construcciones. La otra delante nuestro de toda la ciudad de Cusco. Como estabamos más elevados se veía toda la ciudad, pudiendo distinguirse claramente, la Plaza de Armas, y las avenidas más principales. El sol daba con fuerza y continuamente teníamos que estar subiéndonos las mangas de la camisa, o bien abrigándonos deprisa. Los cambios de temperatura en cuestión de segundos, eran constantemente en Perú. Por ello siempre llevábamos aunque fuera anudado a la cintura un polar, y camisa manga corta, y un jersey para ir aclimatándonos a la temperatura que fuera.

Al bajar de aquel pequeño observatorio la guía nos llevó hacia unas piedras que pesaban más de 300 toneladas con una altura de 9 m. Cualquier puerta que cruzáramos siempre era en forma trapezoide y la principal tenia una altura de 5 m. Se cree que para la construcción de este complejo fueron empleados más de 20.000 hombres, reclutados por todo el imperio y como ya dije antes, estas construcciones tan solo se pudieron realizar con el empleo masivo de hombres, sogas, planos inclinados y troncos. Increíble.

Volvimos a coger el bus, para irnos ahora un par de Km más arriba y hacia las ruinas de Kenqo, (zig-zag); Pero antes de partir una vendedora se subió al autocar, para ofrecernos unos videos o Dvds de Cusco, el Machu-Pichu, etc. en cualquier idioma y según nos dijo ella de una enorme calidad y amparadas por el gobierno turístico pues “ si no fueran de calidad no la habrían dejado subir al bus” nos dijo. Eran muy caros y nadie compró nada. Las ruinas de Kenqo eran como un pequeño laberinto por el que se podía acceder pero siempre en fila de a uno, y que desembocaban en un altar que no se sabe si era de sacrificios o de ofrendas. Estaban los tres escalones símbolo sagrado de los tres niveles de vida de los Incas.

Encarna llevaba colgada en su pecho, una cruz andina que se compro en Puno, y la Yasmira, cuando hablaba de los símbolos sagrados, y de las costumbres, dijo que la Cruz andina no era un adorno cualquiera y que debía de llevarse con respeto. No lo dijo como regañina, pero su tono de voz no me gustó, además no creo que supiera la motivación que tuvimos nosotros para comprar uno u otro símbolo. Yasmira creo que tenia un cierto recelo a los españoles, y que en alguna manera aún seguía considerando a los turistas de España, como unos ciertos conquistadores. De esta clase de recelo ya nos habían hablado en Arequipa y en Lima; que era algo que algunas personas aún sentían sobre los españoles. Creo que nadie es responsable de la historia de sus antepasados y mucho menos de todo lo que ocurrió hace cientos de años. Yasmira tenia también una particular filosofía de la vida, del momento actual; Varias veces hablaba sobre el cambio climático, y nos decía que los hombres éramos responsables de ese cambio, ( lo cual es bastante cierto) y además creía mucho en la espiritualidad de las personas y de los lugares.

De nuevo al autobús, para seguir subiendo y visitar las ruinas de Puca-Pucara, que eran los restos de un puesto de aduana de cualquier persona o mercancía que entrara a Cusco. De este puesto tan solo quedaban los limites de piedra de lo que en un día fue esta aduana. Enormes paredes puestas como si fueran 2 enormes recintos. La guía nos lo contó sin bajarse del autobús, y tan solo nos dijo si alguien quería bajar a hacer fotos, que lo hiciera. Nosotros bajamos pues a cualquier cosa interesante nos gustaba hacerle una foto. En cada una de las paradas, también estaban los vendedores de artesanía, en todas.

Subiendo de nuevo llegamos ya a la ultima visita de nuestra excursión, las ruinas de Tambomachay, que son unas pilas ceremoniales de piedra labrada que se conocen como el baño del Inca. Unas paredes de donde salen 3 chorros de agua y que cayendo por los diferentes niveles lo hacen muy bonito. Se puede beber de esta agua, y todas las personas que ahí estabamos, guardando un riguroso orden, subíamos a beber y a hacernos la foto de rigor. Alguien comento detrás de mí, que si se bebía de todos los caños, sé tenía descendencia. Yo lo hice. En aquel lugar el mercadillo típico era inmenso y los vendedores tenia expuestas en las paredes unos enormes tapices textiles, de vivos colores y que le deban al lugar una decoración especial.

También estaba un vendedor curioso. Cuando entramos en el complejo del Koricancha, a primera hora de la tarde, resulta que nos hicieron una foto que no nos dimos cuenta; pues bien ahí estaba un vendedor con nuestra foto, en un marco de papel a modo de “recuerdo de la visita”. Como salíamos con una cara de pena, no la cogimos, pero era curioso el ver la organización que tenia aquel hombre. Llevaba las fotos de cada autocar, ordenadas, sabiendo quienes estabamos en cada uno de ellos.

Regresamos a Cusco fuimos primero al hotel a descansar un rato y luego decidimos ir a los bailes que nos habían ofrecido por la mañana. El centro de Cusco de arte nativo estaba situado en la Avenida Sol 601, detrás casi de la Plaza de Armas y yo me imagine que por la numeración tendríamos que andar mucho…Estaba en un error. La peculiar manera de numerar las calles, hacía que hubiera unos saltos enormes de números, sin explicación aparente y que de un 200 y pico se pasara en el portal siguiente al 300 y algo.

Por la avenida sol también compramos otro carrete, se nos empezaban a gastar los que teníamos y cambiamos algunos soles más. Llegamos al centro y Beatriz, la chica que por la mañana nos había ofrecido el baile nos reconoció y se alegro de vernos, me imagino que también se llevaría su comisión. Nos acompaño a la entrada y sacamos el ticket que era de 15 soles. Poca gente había esperando, tan solo nosotros y una mujer de pinta inglesa que me imagino que como nosotros se estaría preguntando “ que diablos hago yo aquí”.
Mientras esperábamos vimos entrar a todos los bailarines y danzantes que nos habían dicho que eran estudiantes.

A las 7 menos cinco entramos y era una sala de teatro inmenso en la que calculo que cabrían más de 400 personas y tan solo éramos unos 40; La sala estaba helada, hacía un frío enorme, y estuvimos toda la representación con el polar puesto. Además creo que de entradas, pocas, pocos turistas se veían y si muchos Peruanos y que intuimos que serian familiares.
El espectáculo debía durar 90 minutos, pero como éramos tan pocos a la hora y cuarto ya nos fuimos. La música era en directo, con una orquesta de 11 músicos puestos a los pies del escenario y los danzantes creo que fueron 16 en total, mitad chicos, mitad chicas. Estuvo bastante bien. Era una representación de bailes típicos de algunas zonas del Perú, la mayoría de ellos relacionados con algún hecho concreto, como la siembra, las lluvias o el amor. Los trajes son muy vistosos y a mí me parecía que siempre estaban bailando la misma coreografía pero con música diferente. Muchas vueltas sobre sí mismo, y pasos más o menos grandes. No es que nos encantara, pero tampoco nos decepcionó.

Despues del baile, y con mucho aire, nos fuimos hacia la Plaza de Armas, para buscar un sitio donde cenar. En los arcos que hay debajo de la Plaza, la lucha de las captadoras para que vayas a su bar, era titánica. En un momento nos encontramos con 2 chicas a la vez, con sus cartas en nuestras manos y que las dos querían que fuéramos con ellas. Las seguimos y como vimos que el restaurante de la primera estaba casi lleno, seguimos al de la segunda y allí entramos. Era un lugar pequeño, pero acogedor, y que estaba muy lleno. Fueron un poco lentos en servirnos, pero cenamos una fondee, de queso riquisima, y que con el frío que hacia, nos calentó el cuerpo. Además no nos costo demasiado la cena con bebidas, postres y café, tan solo nos costo 2100 ptas.
Salimos del restaurante y aunque estabamos con el cuerpo más calentito, nos fuimos directos al hotel. Hacia muchisimo frío y no apetecía caminar más.
Preparamos de nuevo maletas para dejar dos y llevarnos una, puesto que a la mañana siguiente nos íbamos hacia el Valle Sagrado de los Incas, cerca ya del Machu-Pichu.
Un viaje, una excursión que iba a ser preciosa.

DIA 11º JUEVES 17-07-03 CUSCO-VALLE SAGRADO-YUCAY

Me gusta él despertarme y al instante poder ver las noticias de mi país, de Cataluña, y aún más cuando se está tan desconectado, pero a la vez tan a gusto. Aquella mañana me enteré que el Barça, aún andaba detrás de Ronaldinho, y que parecía que estaba casi hecho…je!!!. En todos los hoteles que estuvimos, siempre pedíamos que nos depertaran cuando había que madrugar, y aunque llevábamos despertador, este no lo utilizamos. En los hoteles Posada del Inca, el teléfono sonaba a la hora que se les decía, pero solo sonaba, cuando lo descolgabas nadie contestaban. En Chivay, nos dieron unos golpes en la puerta, y en Cusco, si que una voz nos dio los buenos días.


El baño del hotel era un poco “voyeur”. Como no se tuviera cuidado en tener la cortina bien cerrada, por la rendija entre la cortina y la pared, se le podía ver a uno, tal como su madre lo trajo al mundo. La ducha del hotel de Cusco, era la mejor de todas, la más grande. Otra cosa curiosa de los baños de todo Perú, es que la cisterna del baño, no tiene el típico tirador que se estira hacia arriba, sino que en un lateral hay una manivela pequeñita que se baja y acciona el agua. En todos los baños de los hoteles, también había siempre jaboncillos, gel de ducha, en algunos pañuelos y gorros de papel y otros como en Cusco, agua y 2 bombones gratis en la mesilla a la llegada.

Bajamos a desayunar y en el comedor había 2 chicas que hablaban catalán entre ellas, y que luego más tarde, me puse a hablar con ellas. Eran de Lérida y formaban parte de un grupo, la mayoría de los cuales se habían quedado haciendo el camino Inca, y ellas como no lo hicieron pues regresaron a Cusco. La camarera le llamó la atención a una de ellas, por que estaba fumando en el salón y no estaba permitido.


Desayunamos mucho, sobre todo fruta y esperamos que nos vinieran a buscar. En la recepción del hotel, había una pequeña mini sala de espera, y en un rincón estaba un ordenador que los clientes podían utilizar gratis durante un máximo de 30 minutos para acceder a Internet, o lo que fuera. Enseguida vino Yasmira y después de recoger a todos los pasajeros nos fuimos hacia el Valle Sagrado, y hacia Pisac primero.


Siempre aparecía super maquillada y muy repeinada; me dio la impresión de ser de esa clase de mujeres que necesitan 2 h
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Machu Pichu

Machu Pichu


Localización: Peru Peru Fecha creación: 14/11/2007 11:50 Puntos: 5 (1 Votos)
DIA 12º VIERNES 18-07-03 YUCAY-AGUAS CALIENTES

Otro madrugón. A las 6 sonó el despertador del hotel, aunque ese día estaba más que justificado el madrugar, y mucho más, para ver lo que íbamos a por fin conocer: el Machu-Pichu.

A las 6 y media ya estabamos desayunando en el salón del hotel, y éramos casi los primeros, aunque poco a poco, nuestros conocidos fueron incorporándose: Los chilenos, los franceses, los catalanes…Además pudimos ver desde nuestra mesa que daba a una ventana, como una empleada del hotel, sacaba de dentro del comedor, donde comimos el día anterior, unos enormes sacos en los que estaban las cosas que las vendedoras de artesanía y textil, se ponían luego a vender. Aquellos sacos enormes, debían de pesar una barbaridad y aquella camarera los llevaba como si nada, y los depositaba ordenadamente en los aledaños de la plaza que había dentro del hotel.

A las 7 nos tenía que recoger un autobús, para llevarnos a la estación de tren que estaba a unos 20 Km, del hotel. El tren salía de Cusco a las 6 de la mañana, paraba en la estación de Ollantaytambo sobre las 8 de la mañana y a eso de las 10 más o menos debíamos de estar ya en Aguas Calientes.
La primera sorpresa no tardó en venir. En medio de una carretera, sin estación de ningún tipo ni señal de nada, con la vía a nuestro lado, y tan solo un pequeño espacio entre carretera y vía, pues en ese lugar nos dejo el autobús…. Nos dijeron que con las lluvias, los autobuses no podían acceder a la estación de Ollantaytambo y aquel punto era el lugar ya previamente acordado como “estación”.
El chofer de nuestro traslado se quedó con nosotros a esperar el tren, para que no hubiera ningún problema, y poco a poco fueron llegando todos los demás pasajeros que ya conocíamos. El grupo de 5 catalanes bromeaba sobre el apeadero y no era para menos, pero ellos tenían un tren que venía después del nuestro. Supongo que depende de la agencia en la que viajas, tienes unos horarios, y trenes distintos. A las 8 menos 20, paso una maquina, que se la conoce como la de reconocimiento, una maquina que va comprobando que la vía este en condiciones, sin cortes de vía, o piedras, etc. El día se avecindaba gris, como así fue, una finísima lluvia empezaba a caer, sobre aquel lugar, en medio de la carretera, al lado de una vía, y con un montón de personas esperando a un tren, que debía de parar en aquel lugar…

Y a las 8 más o menos, oímos la sirena del tren, su silbato característico de cualquier tren, y como nosotros estabamos en una recta, que salía de una espesa curva llena de vegetación, ver asomar un precioso tren azul, de 5 vagones, lentamente, como si quisiera que nos recreáramos en aquella imagen, fue de verdad precioso. El tren de lejos, se adivinaba bastante nuevo, y así era. El Perú Raíl, que así se llama en Perú, el servicio ferroviario, había cumplido su horario, y al parar en aquella “estación”, un chico bajo al andén para ayudarnos a colocarnos. Nosotros debíamos de preguntar por un tal señor Darwin Camacho que era nuestro enlace y buscar el coche C, que estaba un poco más atrás. Nos subimos al tren y nos dirigimos a nuestros asientos que teníamos ya reservados, el 59 y 60, en la parte trasera del vagón, de un tren que parecía nuevísimo, con asientos cómodos, y mucha iluminación. Antes de partir el tal Darwin vino a nosotros y nos saludó. En los asientos, encontramos un folleto en el que se nos daban una serie de instrucciones para el viaje, tales como a donde dirigirse al salir de la estación, como coger los buses para subir al Machu-Pichu, etc. Daba la impresión de que todo estaba super organizado, y en verdad que era así. Todo parecía tener un guión perfectamente escrito y las dudas que cualquier persona pudiera tener, ya estaban resueltas en aquel papel y en otro que nos dieron el primer día en la agencia.

Arrancamos y a nuestro lado se sentó la francesa con el guía, mientras que su marido y su hija iban detrás. Hicimos tan solo dos paradas, una en la estación de Chilca, inicio del camino inca y otra tan solo, para dejar pasar al tren que venia en sentido contrario. Por el camino Darwin nos iba enseñando puntos de inicio del camino inca, o de las etapas que se empezaban en aquellos puntos, puesto que el camino inca entero dura 3 o 4 días, depende del ritmo que se lleve. El camino inca, es quizás la más popular de todas las caminatas que se realizan en todo el continente americano y aunque su distancia no es muy grande, tan solo 33 Km, él hecho de pasar por varias altitudes, algunas de ellas superiores a los 4000 m. la hacen un poco difícil.

El camino inca empieza en el llamado Km 88 a 2.200 m. de altitud, cerca de un pueblo llamado Chilca, y el tren que viene de Cusco, y en el que nosotros íbamos, para en este punto, el Km 88. Hay que pagar uno 17 dólares para hacer el camino, y ello incluye además la entrada al Machu-Pichu; También te dan una especie de control de paso, en la que se van anotando los lugares por los que uno pasa, y que sirven luego como justificante de haber realizado el trayecto. Hay que llevarse todo lo necesario, saco de dormir, tienda, comida, ropa, etc. y todo lo que uno crea que puede necesitar, para una excursión de 4 días. Se va subiendo y bajando constantemente, y en algunos puntos de camino, hay servicios, y en algunos lugares hay también un albergue, por el que hay que pagar claro. Hay quien contrata porteadores para que le lleven todo el equipaje; un porteador suele cobrar unos 40 soles por día y mochila ( 1600 pts). Al cabo de los 4 días, se llega al Intipunku, o puerta del sol, donde por primera vez se ven las ruinas del Machu-Pichu. A partir de aquí, y con tan solo 1 hora más ya se llega al final del trayecto. Hay una ruta más corta, de un solo día y que sale del Km, 104. Aguas calientes, está en el Km 110, y desde ahí hasta las ruinas hay que subir por una carretera de unos 8 Km más.
El tren se detuvo en el inicio del camino inca, y era increíble ver la gran cantidad de personas que estaban en el exterior con sus mochilas, sacos, etc. era un bonito colorido ver todas aquellas personas, en aquel lugar muy frondoso, con un gris día de lluvia…

Al cabo de unas 2 horas y despues de 42 Km llegamos a Aguas Calientes. Este pueblo llamado también ciudad hotel esta compuesto en un 90% de bares, restaurantes y hoteles y era el trayecto final en tren para nosotros. Cogimos las maletas y teníamos que buscar en la estación a unas personas con el nombre de nuestro hotel, para que así nosotros les diéramos las maletas, y nos las llevaran al hotel sin tener que preocuparnos de ellas, durante la excursión. Entregamos las bolsas a aquellos desconocidos, en medio de un caos de personas y bultos, y ellos después de comprobar nuestro nombre en una lista, nos dieron un resguardo para recogerlas más tarde.
Inmediatamente, pues el tiempo era oro en aquellos momentos, cruzamos todo el pueblo, a través de innumerables puestos de artesanía, y caminando a ratos por la vía del tren y nos dirigimos hacia la estación de autobuses, que esta al final de Aguas Calientes, y además casi al lado de nuestro hotel, el Hatuchay Tower. Había que ir rápido pues todos los que llegamos en el tren, debíamos de coger el autobús para subir a las ruinas y el que primero llega, primero sube, y con la aglomeración que se suponía que habría arriba, pues había que ir ligero.

Nos subimos en un bus, que estaba a punto de salir y emprendimos el ultimo escollo hacia el Machu-Pichu. Hay un montón de autobuses que suben y bajan continuamente, siempre que estén llenos de pasajeros, creo que había más de 20 autobuses para los escasos 8 Km de trayecto. El camino era de tierra, con curvas cerradísimas, y unas vistas preciosas, deslucidas por las nubes y la lluvia. En 15 minutos llegamos a la entrada, y yo estaba buscando la imagen típica de las ruinas… y no la veía…no estaba…deseaba contemplar esa imagen mil veces vista en postales de unas preciosas ruinas con su imponente montaña al fondo.

La entrada al parque nacional estaba llena de gentes, de grupos escuchando a su guía, otros buscándolo, gente con mochilas saliendo de las ruinas despues de realizar el camino inca, personas haciendo cola en los servicios, pues dentro del Machu-Pichu, no los hay, personas sentadas en las mesas del único bar que hay en la entrada…Aquello era como un día de feria, lleno de bullicio. En la entrada hay también un hotel, que además de ser carísimo, por su situación claro, tenia la oportunidad de al estar tan arriba, poder disfrutar de las salidas o puestas del sol, antes que nadie. Encarna fue al baño, y en ellos había que pagar, para que te dejaran entrar. Al cabo de unos 15 minutos apareció nuestro guía Darwin, y en la entrada de las ruinas nos dividimos en dos grupos. Los que hablaban español se iban con otro guía llamado Aldo, un tipo simpático, con gafas, regordete y con una gorra y una banderola azul; éramos los del grupo La Unión. Los de habla inglesa seguían con Darwin.

Aldo nos previno de que las mejores fotos, se hacían al final de una subida, corta pero intensa que teníamos que hacer ahora, y mientras Darwin y su grupo se encaminaron hacia las ruinas por abajo, nosotros empezamos a subir durante 10 minutos unos 18 tramos de escaleras empinadas, y llenas de gente que bajaba o que subía más rápido que nosotros…

Nuestros lados estaban flanqueados por un montón de árboles, hojas, vegetación de todo tipo y algunas finas gotas de agua…Llevábamos 12 días en Perú y tenía que llover precisamente hoy…
De pronto se hizo un pequeño claro, y el camino se fue despejando de los lados, para al final de unos 30 m. poder observar la imagen que mi retina tenía ya después de haberla vista en miles de fotos. El Machu-Pichu!!!!!…
Nos olvidamos del guía, de sus explicaciones, y tan solo nos dedicamos a contemplar, a grabar en lo más profundo de nuestra memoria, aquella imagen, aquella foto…el Machu-Pichu….
Aldo nos dejó tiempo para realizar nuestras fotos, y después de un tiempo prudencial, empezó a explicarnos, donde estabamos y por que… Machu-Pichu esta situada a 2400 m de altura y al norte de Cusco, a 120 Km de la capital del imperio.

Para empezar puedo decir que Machu-Pichu, significa montaña vieja, y la montaña que siempre aparece en todas las fotos de las ruinas, detrás de ella, es el Huayna-Pichu, o montaña joven.
Las ruinas del Machu-Pichu, no son a nuestro modo de ver, las más hermosas que vimos, ni las más conservadas, pero lo que las hacen incomparables es su situación, su lugar y quizás también la aureola de misterio que las rodean.

En 1911 un historiador americano Hiram Bingham, descubre por azar, el lugar. Este americano iba en busca de la ultima ciudad inca Vilcabamba, y al llegar a Machu-Pichu, unos campesinos le hablan del lugar. El hijo de uno de ellos, lo acompaña hasta las ruinas que estaban cubiertas de maleza y hierbas. Al principio no le da la importancia que tiene en la actualidad y tan solo regresó en 1912 y 1915, para empezar a limpiar de vegetación la superficie y empezar a trazar mapas. Además también empezó a descubrir algunos trozos del camino inca. En 1934 un arqueólogo Peruano Luis Valcarcel emprende una investigación más minuciosa y fue descubriendo más ruinas, hasta que en 1940-41 una expedición conjunta estadounidense-peruana descubrió ya toda su grandeza.
Actualmente está restaurada un 20% de la ciudadela original pues la UNESCO, no admite más restauraciones, para poder contemplar las ruinas tal como se quedaron. El lugar esta rodeado de terrazas agrícolas y se cree que los campesinos que las trabajaban cuando llego Bingham, vivían en semi clandestinidad, sin pagar tributos al estado, pero cultivando unas tierras que el gobierno desconocía por completo.

Sobre lo que era o es Machu-Pichu, hay varias teorías, pero ninguna con la suficiente fuerza para ser considerada verdadera. En una primera exploración se encontraron más de 100 esqueletos, la mayoría de ellos de mujeres según se creyó al principio y por eso una teoría decía que era un templo dedicado a las vírgenes del sol. Otra teoría decía que fue una ciudadela que ya estaba abandonada antes de la llegada de los españoles, pues estos nunca la mencionaron en sus crónicas.

Bingham sin tener conocimientos de arqueología lo calificó como la ciudad perdida de los incas y se proclamó como la gran autoridad mundial sobre el yacimiento, y pocos arqueólogos intentaron comprobar si lo que decía era cierto o no; Pronto sé convirtió en una inmensa atracción de turistas, y empezó a decaer el interés científico ya que estos se dedicaron a estudiar otros emplazamientos.
Según nuestro guía Aldo, él también tenía su teoría. Los restos de cerámica encontrados son del siglo XV, por lo cual no puede ser la ciudad fundadora del imperio inca. La ultima resistencia inca, se realizo en Vilcabamba, a unos 30 Km de allí, por lo cual tampoco pudo ser la ultima ciudad inca, y además los últimos estudios sobre los esqueletos encontrados allí, demuestran que hay igual numero de hombres que de mujeres, por lo cual no podía ser una templo dedicado a las vírgenes del sol. Aldo creía que Machu-Pichu, era una ciudadela inca mandada construir por Pachacuti, un gran conquistador inca, para él y su familia, una ciudadela construida cerca del cielo, y por lo tanto más cerca del sol, su dios; Una ciudadela rodeada de montañas, semi oculta, y por lo tanto al abrigo de enemigos, y una ciudadela rodeada de terrazas fértiles y con unos sistemas de regadío que la hacían rica en agricultura.

Se cree que habitaban el Machu-Pichu unas 300 personas pero que en algunos momentos pudieron tener casi 1000 habitantes.

Despues de toda esta explicación y de tomar infinidad de fotos, y de hacer de fotógrafos para los demás, empezamos a descender por el lado opuesto donde habíamos subido, para adentrarnos ya en las ruinas en sí. Se entra por una puerta principal, de piedra lógicamente, y que esta coronada por una hilera de piedras muy bien talladas y encima de ellas, muchas más puestas sin mucho orden. La Entrada principal deja atrás, la zona llamada de campesinos, puesto que todas las terrazas agrícolas, están fuera de lo que es la ciudad en sí.

Siguiendo por el camino se va pasando por un montón de construcciones como si fueran antiguas casas que debieran de estar habitadas por la clase más baja, y que son bastante pequeñas, con una sola ventana y poca luz.

Inmediatamente se llega al templo del sol, y que no es más que una pequeña estancia con forma de herradura, y donde en una de sus ventanas, se filtraban los rayos del sol el 21 de junio; dentro del templo hay una gran piedra bastante ennegrecida y que Aldo nos comenta que encima de ella, los incas elaboraron todo un mapa solar, con todas sus constelaciones. En la pared del templo hay varias ventanas trapezoidales, destacando frente al altar una mucho más grande que recibe el nombre de ventana de las serpientes, pero no se sabe él porque de ese nombre.

Siguiendo por unas escaleras se llega a una pequeña plaza en la cual hay también enormes bloques de piedra desperdigados. En esta plaza se ubican varias cosas interesantes. A nuestra izquierda, y siempre teniendo el Huayna-Pichu delante nuestro, teníamos una vista impresionante de todo el valle, con el rió Urubamba en el fondo, y con una pequeña presa que casi no se distinguía en la lejanía. Por encima de este valle, la cordillera Vilcabamba, lejos, pero no lo suficiente como para poder observar sus picos nevados. Frente nuestro estaba el Gran Templo, o templo principal, con 7 ventanas en lo alto de lo que queda de la construcción. En una de las paredes laterales de este templo, Aldo nos enseña una cruz grabada en la pared y que apuntaba hacia la cruz del sur, y que constituía uno más de los alineamientos astrológicos del Machu-Pichu. Cada vez llegaba más gente al lugar, y a veces los guías tenían que hacer turnos para poder hablar y reinaba una especie de pacto no escrito, donde el que primero llegaba, primero explicaba, y los demás se limitaban a esperar sin interferir en las explicaciones de nadie. A veces me quedaba escuchando a otros guías, y más o menos todos decían lo mismo, con otro vocabulario o resaltando cosas que nuestro guía tan solo había nombrado, o al revés. Imagino que había un guión, y cada cual lo interpretaba a su manera. De todas maneras, las explicaciones de Aldo eran más que correctas y siempre nos dejaba tiempo para que le preguntáramos cualquier duda que nos quedara. A la derecha de aquel templo, estaba lo que se denominaba el templo de las tres ventanas, y que no era más, que una enorme pared, con sus 3 ventanas trapezoidales, y desde las cuales se divisaba una gran vista, de la plaza interior del recinto. Por el camino por donde llegamos a la plaza, estaba la Casa del Sacerdote, pero al llegar no nos fijamos en ella, nos la tuvo que enseñar Aldo, y nos aclaro que con certeza absoluta aún no se sabe quien la habitaba.

Avanzamos un poco más, y detrás de la pared principal del Gran Templo, estaba la Sacristía y que dentro de ella, además de haber numerosas ventanas en las piedras, y que quizás servían para albergar objetos, había 2 piedras muy famosas. En la entrada a la Sacristía, a cada lado de la puerta, había unas piedras y cada una de ellas, tenia 32 ángulos, pues exactamente 32 piedras eran las que de alguna u otra manera, colindaban con la primera. Me entretuve en contar las piedras colindantes y llegue a 28, puesto que las que me faltaban, supongo que eran las que quedaban ocultas por la parte interior.

Subimos despues un montón de escaleras, para llegar al altar mayo del Machu-Pichu, el llamado Intihuatana, ( poste donde se amarra el sol). Era una enorme piedra, trapezoide y encima de ella, otra más pequeña de forma alargada. Estaba protegida por una cuerda, en todo su perímetro, para que nadie la tocara. Aldo nos habló de la enorme energía que poseía aquel lugar y que muchas personas, queriendo tocar la piedra con sus manos, dejaban restos de su sudor, o microbios y esto perjudicaba a la piedra. Esta piedra la utilizaban para determinar la época del año en la que se estaba, y así predecían los solsticios. De esta manera, el jefe Inca, que se consideraba hijo del sol, podía decir a su pueblo que controlaba la duración de los días, y a una orden suya, podía hacer regresar el sol. Esta piedra además tiene una historia curiosa muy reciente. Una marca de cervezas, intuimos que la Cusqueña, aunque nunca se nombró, quiso rodar un spot en lo alto de aquel recinto, y con la Intihuatana de fondo, pero una de sus grúas de filmación se rompió, y cayó sobre la roca, rompiéndola un poco por un lateral. A día de hoy, está en pleitos el gobierno Peruano, con la fabrica cervecera, pues estos últimos afirman que la piedra ya estaba rota…continuará…

Bajamos de nuevo por las escaleras y Aldo nos llevó por otra zona del recinto; llegamos de nuevo a la parte más baja, que está llena de casas, y después de cruzar por un camino que atravesaba una enorme plaza con un césped verde increíble, llegamos a la parte más oculta de las ruinas, y que solo se puede ver descendiendo un poco. Pasamos por una pequeña puerta y despues de hacer cola, en la entrada, pues estaba todo super abarrotado de gente, llegamos a lo que se llama el Templo del Cóndor. Dentro de aquel laberinto de piedras, había en el suelo y con una cuerda, para que nadie lo pisara, una figura que se asemejaba perfectamente a la cabeza de un cóndor, animal sagrado de los incas, con su pico, su cresta, y en la pared, detrás de la cabeza, dos enormes piedras verticales que hacían de alas del cóndor. Todos los turistas, como cortados por un mismo patrón, nos hacíamos la foto bajo las alas/rocas del templo, y con nuestros brazos extendidos simulando un cóndor…

Seguíamos avanzando, y casi no me dediqué a contemplar el paisaje, tan solo estaba absorbido en las explicaciones de Aldo…Quería enterarme de todo, sin lagunas, y casi memoricé matemáticamente todos los datos que nos iba diciendo nuestro guía.

Llegamos a una zona que tan solo pasamos de largo y que estaba más debajo de nosotros, donde se ubicaban las prisiones y otras dependencias. Aldo nos condujo a través de una explanada que conducía a la salida del recinto y allí cada uno decidía lo que quería hacer. La gente que sube al Machu-Pichu, suele bajar ya con el primer autobús que puede, puesto que el tren hacia Cusco, sale a las 15.30, y la visita había terminado sobre las 13.30. Los que como nosotros, dormíamos en Aguas Calientes, teníamos dos opciones, o bajábamos a comer, puesto que la comida de aquel día, la teníamos pagada, o nos quedábamos toda la tarde en el recinto, y cambiábamos la comida por el día siguiente.

Encarna y yo decidimos quedarnos un rato más, y volvimos a subir el tramo empinado de escaleras del principio, para llegar a lo que era la vista increíble de aquel lugar. Por el camino de subida, le hice una pregunta en catalán, y una chica que bajaba, se detuvo, y se nos quedo mirando, luego nos preguntó en catalán …¿Sois Catalanes? … Iba con un chico, y nos quedamos hablando un rato, me comento que había visto a muy pocos catalanes en Perú, y que le hacia gracia al fin, encontrar a alguien del país…Llegamos de nuevo arriba del todo y como no había casi nadie, nos sentamos en el suelo, tan solo a recrear la vista con la imagen del Huayna-Pichu, y sus ruinas a nuestros pies. En ese instante si que respirábamos paz, relax…No sé cuanto rato estuvimos, pero como empezó a lloviznar más fuerte, volvimos a bajar a las ruinas de nuevo, para hacer un recorrido a nuestra manera. En una de las casas que nos detuvimos, un hombre nos saluda y nos ofrece unas fotos hechas por él, del sol entrando por el templo del sol, de los días 21 de Junio y 21 de Diciembre; Ni siquiera le preguntamos el precio, pero le dijimos que no...

Empezaba a llover con más intensidad, y decidimos regresar a Aguas Calientes e intentar aprovechar el vale de la comida, para aquel día.

No nos costó mucho salir del Machu-Pichu, además sabíamos que mañana volveríamos, por lo cual, la despedida no fue muy ingrata. Cogimos el autobús, que por cierto no tuvimos que esperar mucho, y en 15 minutos estabamos ya en Aguas Calientes. Como nuestro hotel está a menos de 5 minutos de la estación de autobuses, a las 15.15 llegamos al Hatuchay Tower y despues de registrarnos, nos fuimos directamente al comedor. Estaba vacío, tan solo la pareja de franceses, estaban terminando ya, y por lo tanto teníamos todo el comedor para nosotros. Despues de comer, subimos a la habitación un rato, y a cambiarnos de ropa, pues queríamos ir a los baños termales que había en el pueblo.

El hotel estaba bien, con una gran cama de matrimonio y con toda la pared lateral a modo de gran ventanal, y por la que se veía toda la calle, llena de puestos de mercado y el río Urubamba a nuestros pies. Eso sí, el agua del río, que bajaba rápida, y chocaba con un sinfín de piedras, hacia un ruido enorme, y por las juntas de la ventana entraba un buen chorro de aire. A las 5 de la tarde, despues de una pequeña siesta, nos fuimos hacia los baños termales de Aguas Calientes. Tuvimos que atravesar todo el pueblo y subir por una enorme calle empinada, llena de restaurantes, y que cuanto más alejados del centro estaban, más baratos resultaban. El camino para llegar a los baños sé hacia en unos 20 minutos, a paso normal. A medida que nos acercábamos había bastantes puestos donde alquilaban toallas. La taquilla está al final de la calle, pero para llegar a los baños, aún hay que caminar un poco más, por una especie de sendero montañoso y con el río a nuestro lado. Las taquillas para cambiarse, son un poco cutrecillas y al salir, se debe dejar todo lo que se lleva, bolsas, zapatos, etc. en un guardarropía de madera que hay, pero en el que no te dan ningún resguardo, ni numero ni nada. Hay que darse una ducha previa primero, con un agua caliente también, y despues uno ya se puede sumergir en aquella piscina de unos 40 m. cuadrados. El color del agua de un tono verdoso no invitaba sinceramente al baño, además las paredes de la bañera estaban en algunos tramos cubiertas de una especie de moho, pero como estaba la piscina llena, pues nosotros nos hicimos un hueco y entramos. Se estaba como en el cielo…el agua caliente, no sé de donde manaba, pero la temperatura era ideal, además, estabamos al aire libre, con las montañas a nuestro alrededor, rodeados de vegetación y en algunos instantes con una pequeñas gotas de lluvia cayendo… A 2500 m. dentro de una piscina al aire libre, en plenos andes, anocheciendo y rodeados de montañas…¿se puede pedir más? …

Poco a poco la piscina se fue vaciando, y tan solo empezaron a quedarse un grupo de jóvenes que me imagino que residían allí, y además iban acompañados por una chica que era la que les hacía como de maestra o vigilante. Al cabo de un rato, descubrimos que en un lateral el agua aún salía más caliente, y nos quedamos un buen rato allí, abrazados, disfrutando del lugar, y del momento. Como empezó a caer lluvia con algo más de fuerza, decidimos salir de allí, y regresar al pueblo, además ya era de noche. Esperamos a que la lluvia aflojara un poco y nos fuimos directos al guardarropía, y si, nos dieron todas nuestras cosas, sin ningún problema, y sin ningún ticket ni nada. Salir de los baños era algo difícil, pues como estaba oscuro, y sin ninguna luz, el camino era un poco angosto y complicado. Nuestro cuerpo estaba super relajado, los baños nos habían dejado como en una nube, estabamos bien, muy bien…Al llegar al hotel para dejar la bolsa y las toallas, vimos que toda la zona del hotel y alrededores, estaba a oscuras, como si hubiera habido un apagón. Dejamos las cosas en la habitación y al regresar hacia el pueblo, aún habían zonas en las que no había luz. Teníamos que cambiar soles y el cambio en Aguas Calientes, era más caro que en cualquier parte. A 3.38, el peor cambio que nos ofrecieron en todo el Perú, pero claro, había que cambiar algo, así que entré en una farmacia muy pequeña, de apenas 2 m. cuadrados y tuve que esperar a que la chica terminara de atender. Delante de mí, una joven pareja Peruana, muy joven, y con una niña en brazos, quería comprar ¡Una pastilla!, para su hija, pero solo una. Pregunto el precio de otra marca, pero como era más cara, cogió la que había pedido primero. En ese momento pensé en la cantidad de medicamentos que a veces tiramos a la basura, o se nos caducan, y aquella humilde pareja, quería comprar, quizás por que no podía más, una sola pastilla. Mientras la dependienta se la facilitaba, la chica le preguntó por el precio de un desodorante que estaba expuesto en una mini vitrina…realmente eran muy humildes. Despues me cambió mis dólares y Encarna y yo seguimos paseando por Aguas Calientes. Compramos también algún objeto en alguna de las ya pocas tiendas que quedaban abiertas, pues la actividad comercial va ligada al trajín de los autobuses y de los trenes al Machu-Pichu.

Enfilamos de nuevo aquella inmensa calle, que iba hacia los baños termales para buscar un lugar para cenar, y entramos en un sitio que parecía agradable pero que eran lentos, muy lentos. Creo que tardaron más de 40 minutos en servirnos un par de pizzas. Mientras estabamos esperando, entraron en el mismo lugar la abuela argentina con sus nietos. Cenamos bien aunque lentos; las pizzas que las hacían allí mismo, eran buenas, y después de cenar nos dirigimos ya hacia el hotel para finalizar el día. Avisamos en recepción de que nos avisaran al día siguiente a las 6 de la mañana, por que queríamos subir de los primeros de nuevo al Machu-Pichu…

La televisión no se veía bien, y apenas la miré, además siempre había mejores cosas que hacer que ver la televisión, en aquella habitación, a los pies del Machu-Pichu, y con el río Urubamba a nuestro lado…

DIA 13º SABADO 19-07-03 AGUAS CALIENTES-CUSCO

Y seguíamos madrugando otra vez. De nuevo a las 6 de la mañana sonó el teléfono despertador del hotel y nuevamente a desayunar casi a la carrera. Queríamos coger el primer bus para subir de nuevo al Machu-Pichu, y estar allí de los primeros, sin gentío, sin bullicio, sin aglomeraciones.

Desayunamos solos, dejamos las maletas en consigna del hotel y fuimos a comprar primero el billete de autobús, en la taquilla que esta al lado mismo de los autobuses. El billete para subir al Machu-Pichu, vale 4.50 dólares por trayecto. Se puede subir y bajar a pie, pero es una excursión un poco heavy a primeras horas del día. A las 7 menos 15 minutos, ya estabamos dentro del autobús, y yo creía que teníamos que esperar a que se llenara, pero no, no fue así, y con un poco más de medio coche lleno, subimos hacia la ciudadela.

Lógicamente el aspecto cambiaba bastante con el día anterior. Mucho menos bullicio, y pocas personas. La entrada a la ciudadela, cuesta 20 dólares por persona. A mí me parece excesiva, pero como lo que hay dentro, merece la pena, pues casi no te importa pagarlo.

Subimos de nuevo el trayecto empinado de escaleras y cuando llegamos al final, a mi vista favorita, esta vez si que nos sentamos en una piedra, largo rato, contemplando una vez más, un paisaje que te relajaba muchisisimo…¿Sería esta la magia del Machu-Pichu? …

El cielo seguía nublado pero un poco menos que el día anterior, y en algunos fugaces instantes, conseguimos ver el sol, iluminando parte de la ciudadela.
Queríamos hacer una excursión por alrededor de las ruinas, de las varias opciones que había. Una de ellas era subir al Huayna-Pichu, una excursión de unas 2 horas de subida, pero que en sus últimos tramos, es muy vertical, además hay que ayudarse con unas cuerdas que hay puestas en el tramo, y que junto con la estrechez del lugar, y la humedad, la hacen una ruta de las más difíciles que se podía realizar. Aún así, hay un montón de personas que lo hacen, pero nosotros optamos por algo más fácil. Detrás de donde estabamos sentados, partía un sendero que tras una hora de caminata, de subida, conducía al Intipunku, o puerta del sol, lugar por el cual los que hacen el camino inca, avistan por primera vez la ciudadela y que puede ser, dada su ubicación considerado como el tramo final del trayecto. Armados de ilusión y de ganas de caminar, empezamos la subida, y nos íbamos encontrando con montones de personas, de toda clase que descendían con sus sacos y mochilas; Eran los que venían de hacer el camino inca. La subida, no era difícil sí sé hacia a un ritmo normal; a nuestra derecha un montón de vegetación, de plantas, de arbustos…y de mosquitos…fue la primera vez que nos picaron en todo el viaje, y me vino a la cabeza la frase de Alex, nuestro primer guía de Puno, que nos dijo que en el lago Titicaca, no había mosquitos, pues con el frío se congelaban todos…Pues allí, los había, y muchos…A veces el sol mostraba algún tímido rayo, momento que aprovechábamos para realizar una foto a todo el Machu-Pichu, iluminado por los débiles destellos del astro rey.

Tras una hora y poco más llegamos al final del recorrido, al Intipunku. Se le queda a uno, una especie de cara de satisfacción al llegar, inmensa. Era un lugar pequeño, y compuesto de una especie de mirador con el suelo de piedras y detrás una pared con ventanas, que separan este mirador de una sala más grande, y desde la que partía el descenso por la otra cara de la montaña, el descenso al camino inca, y si sé venia de él, esta sala era la puerta de llegada.

En el mirador nos sentamos un buen rato, contemplando la vista increíble, otra perspectiva de todo el complejo del Machu-Pichu, visto desde la lejanía. Las ruinas parecían aquí diminutas, y el colorido de las personas que bajaban o subían a donde estabamos nosotros, le daba un toque maravilloso.

Pero también se empezó a llenar de personas que venia de hacer el camino inca y que se sentaban allí, a descansar, y algunos a chillar también. Entonces Encarna y yo decidimos bajar un poco por el camino inca, por la parte posterior de donde estabamos y bajamos por un tramo con escaleras unos 10 minutos. El camino se hacía más angosto, más estrecho y la espesa vegetación que ahora cubría ya ambos lados de la calzada, en algunos momentos no te permitía ni siquiera ver las montañas que había a ambos lados. Llegamos a un punto, a unas pequeñas ruinas, que daban la impresión de ser, como un puesto de vigilancia. Era una pequeña construcción en forma cuadrada, y que estaba situada en el único punto donde la vegetación daba una tregua. Hicimos fotos al paisaje que era precioso, con unas montañas verdes, esplendorosas y las nubes jugueteando por sus laderas, iniciando el camino hacía las alturas. Hacía frío, y también se notaba mucha humedad, pero respirar aquel aire, con olor a hierba mojada, le daba a uno fuerzas para subir la empinada cuesta que nuestra curiosidad nos había empujado a bajar. De nuevo en la cima, en el mirador, nos sentamos una rato, abrazados, disfrutando del paisaje, y de la calma, de la tranquilidad, de la solitud.

Al cabo de unos instantes, una chica llegó a la cima, era alta, rubia y de fuerte constitución. Se puso a hablar con nosotros y nos contó que era de California, pero hablaba un más que perfecto español; nos dijo que su padre era estadounidense pero su madre Peruana, y por eso hablaba tan bien el castellano. Al cabo de un rato llegaron sus padres, y ella aprovechó para que le hiciéramos una foto a ella con sus padres, y nosotros que nos la hiciera a los dos juntos claro.

Siguiendo en la cima, llegó la argentina con sus nietos, y era admirable, que aquella mujer que debía de tener casi 60 años, o quizás incluso más, la vitalidad y energía que tenia para subir por aquellos lugares. Pero ellos se fueron más pronto que nosotros, y a pesar de que Encarna y yo nos quedamos un rato más en la cima, luego en el descenso los atrapamos y los rebasamos.

Cuando llegamos de nuevo a la base de las ruinas del Machu-Pichu, decidimos subir por otro caminito que llevaba a lo que se llama como Casa del Guardián, y que es una casa inca, restaurada completamente con su techo de paja y desde la que se tiene aún una mejor vista de todo el complejo, pues esta algo más arriba.

Desde este lugar, también se puede hacer otra excursión que va a parar a las ruinas de un puente inca, en el que no se puede pisar, pues está medio destruido, y que lo más interesante del paseo, es el echo de estar en medio de las terrazas agrícolas y cubierto en gran parte del trayecto, por una espesa vegetación.

Decidimos volver a adentrarnos en las ruinas, antes de que los autobuses de la mañana empezaran a llenar de nuevo todo el lugar, y visitar por nuestra cuenta los lugares que no pudimos ver el día anterior, y los que nos gustaron más, volverlos a ver. Nos encontramos a parte del grupo de catalanes y que nos contaron que una parte había subido al Huayna-Pichu, pero que era muy cansado, y que la otra parte del grupo no sabían por donde estaban.

Fue el último momento en que los vimos, después ya no coincidimos en ninguna parte más de todo el viaje.
Cruzamos toda la ciudadela para terminar saliendo al otro extremo de las ruinas, justo donde empieza la subida al Huayna-Pichu.

En esta parte, se tiene lógicamente otra perspectiva de todo el recinto, y hay una pequeña plaza en la que a ambos lados, se ubican dos grandes estancias con el techo de paja, y que estaban en ese momento llenas de gente, pues la lluvia volvió de nuevo a hacer acto de presencia. En medio de las dos casas, y justo delante del Huayna-Pichu, hay una roca, que es exactamente la forma de la montaña, pero en pequeño, y por ello los incas, la consideraban la roca sagrada. Detrás de esta piedra esta el puesto de control en el que se debe uno inscribir si realiza la subida al Huayna-Pichu, y la inscripción se cierra cada día a las 13.30 horas.

Salimos de aquel lugar y nos quisimos adentrar por toda la parte de construcciones que no habiamos visto, y despues de subir, escalar piedras, atravesar un montón de sitios, nos dimos cuenta de que nos habiamos equivocado, y tuvimos que regresar a donde habiamos partido; A la roca sagrada.
Adentrarse por aquellas construcciones que además no eran las más visitadas, y entrar en las casas, en solitud, con el cielo grisáceo, daban en algunos momentos sensación de misterio, de misticismo, y mucho más cuando nos asomábamos por las construcciones para divisar el barranco inmenso que se extendía bajo nosotros, lleno de terrazas agrícolas y de vegetación.

Nos preguntábamos si debajo de aquellos matorrales inmensos, no habría aún más ruinas por descubrir, más construcciones que estaban semiocultas en aquellos parajes.
Machu-Pichu, tiene una seducción especial, hay algo en el ambiente que hace que el lugar sea diferente, sea casi mágico, y espero que siga así muchos años, a no ser que la voracidad del turismo, lo destroce. Además nos enteramos que está en marcha un proyecto para construir un teleférico para subir a las ruinas. Además por el camino inca cada vez más, se están instalando baños, torres de radio y otros edificios. Incluso la UNESCO a incluido al Machu-Pichu como Patrimonio de la Humanidad en peligro…Además el pueblo de Aguas Calientes está experimentando un crecimiento brutal y sus habitantes han empezado a construir sin permisos, destrozando parte de las vegetaciones existentes.
Siguiendo con nuestro tour particular, decidimos bajar a la plaza central del Machu-Pichu, que estaba toda llena de césped, de un césped verdisimo y que muy pocos visitantes se atrevían a pisar, y en donde en medio de la plaza, un árbol inmenso le daba un toque de originalidad. Nos sentamos en ese césped, y al rato incluso nos estiramos, y creo que éramos pocas las personas que estabamos allí dentro. Por las escaleras se veían alpacas, paseando libremente por el lugar y accediendo también a la plaza.

Volvimos de nuevo a visitar el templo del cóndor, por aquel laberinto de calles, y gentes para llegar ya casi a la salida. Y como todas las visitas, esta tocaba a su fin. Nos dirigimos hacia la explanada de la salida y nos hicimos unas fotos con unas alpacas que estaban libremente por ahí. Abrazados, contemplando por última vez algo tan bello, unas piedras que seguramente no veríamos nunca más en la vida, pero que se habían alojado ya en lo más profundo de nuestra memoria.
Mirando atrás varias veces, salimos del santuario y nos dispusimos a coger de nuevo el autobús. Comprobamos que por las escaleras que bajan la montaña, a través de ella, se llega casi más rápido que los autobuses, pues había personas que a cada revuelta de la carretera la veíamos una y otra vez.
Al final de la carretera, hay un puente, que sirve como conexión entre el pueblo y las ruinas y en la que hay una caseta con un vigilante, que para a todos los autobuses, y los choferes les dan los tickets de las personas que viajan, me imagino que para algún tipo de control.

Ya en aguas Calientes decidimos comer al lado mismo del hotel, en una pizzeria, muy humilde pero coquetona, y donde veíamos perfectamente al chico como nos preparaba la pizza.
La pizza estaba riquisima y despues de comer, como el tiempo apretaba y nuestro tren salía a las 15.30 horas y no esperaba a nadie, cogimos las maletas del hotel y nos fuimos hacía la estación.

La estación de Aguas Calientes, tenía mucho control de seguridad. Primero solo se podía acceder por una puerta en la que un enorme letrero avisaba que solo podían entrar las personas que tuvieran billete, y un guardia de seguridad en la entrada comprobaba a todos que así fuera. Después se entraba al edificio de la estación donde otro guardia te preguntaba a que tren te dirigías y hacía que le enseñaras el billete. Para salir a los andenes, otro guarda te miraba el billete para indicarte a que tren tenías que ir, y ya finalmente en la puerta del coche en el cual te tocaba subir, otro guarda te comprobaba de nuevo el billete y te decía hacía donde dirigirte.

Esta vez teníamos el coche E, y por detrás nuestro estaban sentados la pareja de franceses. Al otro lado del pasillo había una pareja de españoles, que eran la expresión del aburrimiento y del hastío en persona. No hablaban, no sonreían, no gesticulaban. Los habiamos visto en la visita al Machu-Pichu del primer día, y creo que eran Catalanes, pero no abrían la boca ni para respirar. Y a las 15.30 en punto, arrancó el tren, el tren que nos alejaba de un lugar que hasta que no se ve, no se puede opinar de él. No en vano el Machu-Pichu está considerado como una de las 10 cosas que merecen ser visitadas en todo el mundo.

Debíamos de hacer 110 Km y para ello el tren invertía casi 4 horas…A mi modo de ver, era increíble…
En el viaje estuvimos distraídos; primero tuvimos bailes. De pronto empezó a sonar música en el vagón y un chico ataviado con un traje carnavalesco, parecido a un arlequín pero con una máscara diablesa, empezó a moverse por todo el vagón, ejercitando un baile o algo parecido a él. Despues de recorrer varias veces el vagón y de dar algún susto a cualquier pasajero que estuviera despistado, una voz por megafonía nos indicó que aquella danza era una representación de un baile típico peruano, y que servia para alejar los malos espíritus…yo creo que más que alejarlos, los atraía, por que aquel baile más parecía la secuencia de un aquelarre, que no otra cosa.
Al cabo de un rato, se nos obsequió con un pase de modelos de ropa de Alpaca, que nos fueron mostrados por un chico y una chica, y que se comportaban como auténticos modelos. Salían de la parte de atrás, daban una vuelta sobre si mismos a mitad de vagón y seguían luego hacia el final del mismo; media vuelta y de regreso. Se iban turnando, primero la chica, y después el chico y claro, lógicamente después del desfile, la venta. Entonces nos pasaron un carrito con todas las prendas desfiladas, para que pudiéramos comprar la que nos apetecía. Miramos algún precio y aunque eran preciosas, por diseño, colores y tacto, su precio también era “precioso”.

Despues de las prendas, las golosinas y refrescos. Otro carro con bebidas y caramelos para vender. Aquel tren parecía un Carrefour ambulante. Con tanto trasiego, a veces nos olvidábamos de contemplar la belleza de los paisajes que íbamos viendo. Grandes extensiones de tierra cultivable, algunas de ellas, con aspecto de semi abandono, y de vez en cuando, alguna casa, en medio del paraje, en la cual debian de habitar sus cuidadores. Gente labrando la tierra, a mano, niños jugando alrededor de la vía del tren y saludando a este a su paso, el río que nos iba acompañando durante gran parte del trayecto, y los Andes, los omnipresentes Andes, que ya poco a poco íbamos dejando detrás de nosotros. A eso de las 18.15, paramos en la estación de Poroy. Algunas personas, bastantes, se bajan en esta estación y luego cogen un autobús que tan solo tarda 15 minutos en llevarles a Cusco, pero que deben abonar de su bolsillo. A nosotros no nos apeteció la idea, además, en la estación de tren de Cusco, debía de estar un chofer que nos recogería y nos llevara a nuestro hotel sin ningún gasto más. Aunque despues de ver, como para realizar tan solo 18 Km tardábamos casi 1 hora y media, pues quizás si que hubiera valido la pena, él bajarnos antes.

Si nos hubiéramos quedado en Poroy, nos habríamos perdido 2 de las cosas más increíbles que vimos ese día. Primero, el llegar a Cusco de noche, y ver la ciudad iluminada desde las alturas, con todas las luces encendidas, iluminando calles, avenidas y parques, es un espectáculo que por si solo se debiera de incluir en las visitas de la ciudad; además el tren, apaga las luces interiores para que el espectáculo sea más interesante. Y otra cosa, que a mí me produjo casi un ataque de nervios, fue el famoso zig-zag, que nadie de los que estabamos en el vagón había experimentado antes. Entrando en Cusco, por sus barrios altos, a 3680 m de altura, viendo las casas sin iluminar, tristes, humildes, con tiendas de alimentos abiertas en calles de arena, y con techos de uralita superpuestos, niños correteando con el tren y saludándonos a cada momento, pues bien, en medio de todo aquel bucólico paisaje, el tren se detiene unos instantes, sobre los 5 minutos, y despues empieza a ir marcha atrás, volviendo a recorrer parte de lo que habiamos hecho anteriormente…¿por qué? …Al cabo de descender un buen rato, nueva parada y otra vez hacia delante, nuevo paro y otra vez hacia atrás…Y así 3 o 4 veces. Pues bien, resulta que para descender hasta los 3400 m de Cusco, el tren lo hace con un sistema de zig-zag. Sube por una vía, y luego baja por otra puesta al lado de la primera. Llega al final de esta segunda, y enfila otra ya en bajada, pero no lo suficiente como para llegar a la ciudad, si no a un punto, en que tras una nueva parada, vuelve hacia atrás, por otra vía paralela, y así varias veces hasta bajar los 280 m. de desnivel. Aquel trayecto Zigzagueante, duró 1 hora, y de verdad que termina por romper los nervios a cualquiera. Pero en fin, despues de esta nueva experiencia llegamos por fin a la estación de Cusco y un chico nos estaba esperando a nosotros y a la pareja de franceses. Nos subimos en la furgoneta, que estaba aparcada al lado mismo del mercado central de Cusco, y que a esas horas, sobre las 19 horas aún reflejaba una gran actividad, con todos sus puestos iluminados y llenos de cosas digamos menos turísticas y más de uso cotidiano.

Nos dejaron en el hotel y nos volvieron a dar la misma habitación que nos habían dado en el primer día. Dejamos nuestras cosas, nos cambiamos, y salimos a dar una vuelta por la ciudad, a cenar y quizás a probar el sabor del sábado noche Cusqueño.
A mí me apetecía cenar en algún restaurante que tuviera vistas a la Plaza de Armas, puesto que su apariencia nocturna era preciosa, y enseguida una captadora nos ofreció su restaurante. Despues de insistirle en que quería una mesa con vistas a la plaza, nos subió por unas escaleras y nos llevó al restaurante, donde efectivamente quedaba una mesita, un poco estrecha pero que tenía mis ansiadas vistas al exterior.

La cena fue estupenda; comí alpaca que estaba deliciosa y el camarero que nos atendió se acercó varias veces a hablar con nosotros. Nos contó un poco su vida, lo que ganaba y como yo no hacia más que preguntarle cosas, él sin ningún reparo me iba respondiendo a todo lo que yo le pedía. Así nos contó que su sueldo era de unos 200 dólares al mes, que muchas veces cuando salía del restaurante, en el que empezaba a las 12 del mediodía, tenia que ir a ayudar en la discoteca que su jefe también tenia cerca de allí, y sin incremento de sueldo claro, y que a veces se le hacían más de las 3 de la madrugada. Nos contó sus ganas de irse hacia España, y que tenía un amigo que le ayudaría a conseguir el visado. Yo le dije que con visado, si que podría encontrar trabajo, pero que sin él, mejor que no. Nos pidió si le podíamos dar nuestra dirección y yo tan solo le di mi Email, no quería que por querer ser amable, sin querer me encontrara con un problema. De todas maneras aquel señor, parecía buena persona, de esa clase de personas que cuando las ves, te inspiran confianza.

Salimos de cenar y quisimos dar una vuelta por los bares musicales de la zona. Como teníamos invitaciones de algunos sitios que nos dieron los primeros días, pues las quisimos aprovechar. En una calle que estaba colindante a la Plaza de Armas, entramos en uno que se llamaba MAMA, y que con la invitación nos daban una consumición gratis. Al mostrar la invitación al de la entrada, éste nos la cambió por un ticket que ponía 1ª copa gratis y nos acompañó al bar. Se subía por una escalera muy estrecha y al final de ella, a mano derecha había un restaurante chino y a la izquierda el bar. Era bastante grande, con una barra central, su pista con una pequeña tarima al fondo para los gogos, y más al fondo otra barra más pequeña con su mini pista delante.

Él público era mayoritariamente de allí, con muy pocos extranjeros, al menos hacía esa hora. Y nos fuimos directos a la barra del interior a pedir la consumición. La camarera sin apenas mirarnos nos dijo que eran a partir de las 11 de la noche, y como aún eras las 10 y cuarto pues nos quedamos allí, esperando y bailando un poco.

La música era más o menos la que se puede escuchar en cualquier disco pub de aquí, pero con muchas canciones brasileñas y algunas de antiguas. Cada 20 minutos más o menos, sonaba una campana, y dos chicos y dos chicas se subían a la plataforma para bailar una más o menos ensayada coreografía. Las músicas de aquellos bailes eran totalmente brasileños, muy alegres, con ritmo pegadizo y los chicos se movían mucho mejor que las chicas. Estas, ataviadas con un bikini, tan solo lucían su cuerpo. Al finalizar su baile, vuelta a la música dance, y así me imagino que estaban toda la noche, aunque cambiando de bailarines por que vimos bastantes, sobre todo de chicas.

Yo me puse a bailar un rato solo, y una chica Peruana, muy bajita, pero con un escote impresionante no paró de pasar por mi lado y “chocarse” conmigo. Creo que 3 veces tuvo la casualidad de tropezarse conmigo…

A las 11 en punto fuimos a la barra central a pedir la consumición y el camarero, un chico que no debería tener más de 16 años, me dijo que podía ser un cubalibre o “ Golden seven”. Yo le pedí el cubalibre, pero quise que me aclarara que cubalibre se trataba, pues no sabía si era el mismo que en Cataluña. El chico creo que con cara de extrañeza y pensando que yo no sabía de que me estaba hablando, me contesto que era, hielo, ron y cocacola. Acepte y el ron era de una marca que no conocía y la coca cola de botella de 2 litros. Además el vaso era pequeñito, pero como era gratis, tampoco era cuestión de protestar. Luego Encarna probo el “Golden seven”, que era un combinado de seven up, con ron. A eso de las 12 y poco más, como aquello se estaba poniendo ahora si, muy lleno tanto de extranjeros como de humo, decidimos ir a otro lugar. Salimos a la calle, y casi enfrente había otro pub pero en éste nos pidieron entrada, y por lo tanto, dijimos que no, y nos fuimos hacia el hotel.

El hotel, estaba cerrado por la noche, y se tenía que llamar para entrar. El conserje nos abrió y nos dijo que por su seguridad y porque a veces tenia que salir de recepción cerraba el hotel, pero los clientes si llamaban a la puerta, se les abría. Lógicamente.

Subimos a la habitación a dar por concluido nuestro sábado de marcha por Cusco. Con un sabor medio amargo de que casi todas las cosas bonitas del Perú ya las habiamos visto, y los días restantes eran como una propina para otras cosas.

Mañana era domingo, aunque para nosotros seguía siendo un día más de un viaje precioso.

DIA 14º DOMINGO 20-07-03 CUSCO

Quizás este fue el día en que nos levantamos con menos prisa. No había ningún plan, ninguna excursión, ni traslado ni nada. Por lo que un poco después de las 9, nos levantamos y bajamos a desayunar casi los últimos.

El plan del día por así decirlo era comprar los regalos que queríamos traer a la familia y amigos y por la tarde, terminar de visitar las cosas que nos faltaban por ver del boleto turístico de Cusco, pero sin prisa ninguna.

Al salir del hotel, en vez de ir hacia abajo, hacia la Plaza de Armas, como hacíamos siempre, nos fuimos esta vez calle arriba, siguiendo la calle Garcilaso hasta la Plaza San Francisco, en la cual había unos puestos de muestra de comida y bebidas pero que no visitamos, tan solo las observamos de lejos, y seguimos caminando dando un pequeño rodeo de lo que era la Plaza de Armas, pero por una zona distinta de la habitual, desde la parte de arriba de la ciudad.

Las calles en Cusco, cambiaban de nombre continuamente, de manera que una calle que se llamaba de una manera, al cabo de unas 3 o 4 cuadras, ya no llevaba el mismo nombre.
Así no es de extrañar que la calle paralela a nuestro hotel se llamaba Marquez, al llegar a la Plaza Regocijo, se pasaba a llamar Mantas, y llegando a la Plaza de Armas, se llamaba Triunfo.


Antes de llegar al centro, empezamos a ver que todas las tiendas estaban cerradas, pero como el domingo pasado nos ocurrió en Arequipa, que los comercios abrieron a partir de las 11, pues creíamos que en Cusco, pasaría lo mismo. Por la calle, multitud de personas muy bien vestidas; como en traje de domingo, que se decía antes, y mucha algarabía que provenía de la Plaza de Armas. Al llegar a ella, nos encontramos con algo que ya habiamos visto en Arequipa. El homenaje al patriotismo. La Plaza de Armas, estaba abarrotada, llenísima de personas, civiles y muchos militares, niños con traje y corbata, niñas con vestidos de gala, las mujeres muy bien maquilladas y los hombres en su mayoría con traje y corbata también. En la explanada que hay delante de la catedral, multitud de militares y civiles engalanados, sentados, contemplando desde la parte más alta de la Plaza, un desfile de los cuerpos del ejército Peruano, y de otros cuerpos de seguridad. Multitud de banderas ondeaban por todas partes y se respiraba un aire de fiesta, de celebración. Me acerque a un soldado que repartía a viva voz periódicos militares gratuitos a toda persona que quisiera cogerlos y muy cortésmente le pregunté que se celebraba, que era aquello, puesto que yo era un “turista de España” y no lo sabía. Su respuesta con tono militar fue que era un homenaje al patriotismo, y que se celebraba todos los domingos…como en cualquier película, terminaba sus frases con un enérgico-“señor”…

Creo que todas aquellas personas que estaban participando en aquel acto, no estaban unidas por ningún credo político y si por un sentimiento que en Latinoamérica está muy extendido. La patria, el concepto de país, de unión…un sentimiento difícil de encajar en Cataluña, y más cuando va acompañado de desfiles militares.

Caminamos por calles interiores de Cusco, que eran menos comerciales y mucho menos transitadas, en las que pudimos ver una gran muestra de la arquitectura colonial con enormes y bellos balcones, e iglesias no Católicas, como alguna de evangelista, que tenía en esos momentos una celebración en marcha, cuando pasamos por delante de su local; decidimos ir a visitar de nuevo el complejo del Koricancha, pero al llegar a su puerta, un cartel nos decía que las visitas eran a partir de las 2 de la tarde. Cerca de la entrada al Koricancha, había una estatua que ya había visto anteriormente y en la que me quería hacer una foto. Era una pared de piedra, en la cual, estaban 2 cabezas que significaban los fundadores míticos de Cusco. Mama Ocllo y Manco Capac, y en la que una inscripción decía, “La ciudad de Cusco a sus fundadores”. Había 2 chicas sentadas delante del monumento y que casi tuvimos que hacer malabarismos para hacer la foto, pues ellas no se movieron para nada. Cusco había sido la capital del imperio, un imperio que los españoles y Pizarro especialmente, se encargaron de aniquilar.

De Pizarro, voy a contar algo, de él y de la conquista del Perú.
Francisco Pizarro nació entre 1471 y 1476, no se sabe con seguridad, y era un poco analfabeto, poco mujeriego pero si muy aficionado a las apuestas, además de tener un carácter digamos, algo tosco. Tenia una gran ambición de fama y oro y como muy pronto se hizo amigo de Diego Almagro, los dos juntos pronto consiguieron permiso para seguir descubriendo lo que hoy es Panamá. Buscaron la financiación de un clérigo, Hernando de Luque y los tres juntos llegaron en 1524 al acuerdo de conquistar la desconocida región conocida como el Perú. El clérigo y Almagro se quedaron en Panamá y Pizarro partió con 112 hombres más 50 o 60 indios a la conquista.

Tras una larga serie de calamidades tan solo quedaron 50 hombres, y tuvieron que esperar a que Almagro, les mandara refuerzos. Almagro, con un ojo menos que había perdido combatiendo a los indios, y enfermo de sífilis, partió a socorrer a Pizarro, pero se encontraron en la zona de lo que hoy es Ecuador, con arenas movedizas, serpientes venenosas y demás contratiempos. Ante esa situación, decidieron que Almagro retornase a Panamá y que en la Playa de San Juan, se quedaran Pizarro, junto con 80 hombres hambrientos. Por si esto no fuera poco, indios caníbales, atacaban constantemente a Pizarro. Almagro regresa con caballos, hombres y perros de presa que producían un gran miedo entre los indios. Un día capturaron a dos indígenas, presumiblemente Incas, cargados de oro y eso les animo a seguir la conquista. En 1527 desembarcaron en una zona, cerca de lo que hoy es Quito, plagada de mosquitos y serpientes. Cundió el desanimo, las luchas internas y Almagro y Pizarro estuvieron varias veces a punto de enfrentarse con las Armas, además como los alimentos escaseaban, se vieron obligados a comerse a sus caballos. Almagro dos meses despues, regresa de nuevo a Panamá y Pizarro con unos 80 hombres, se refugia en una isla llamada, isla del Gallo, en Ecuador, a esperar refuerzos. Almagro tenia orden de regresar y terminar con la aventura, pero Pizarro no obedece y traza la famosa línea en el suelo, que se describe en su sepultura en la Catedral de Lima, y que ya me referí a ella antes. Despues de muchas peripecias, al cabo de unos 6 meses Pizarro, encontró dos naves indias cargadas de oro. Con ese oro, envalentonado regreso a Panamá y partió despues hacia España, para negociar con el rey Carlos V la conquista de las nuevas tierras.
En 1529 obtuvo de la corona, el titulo de gobernador y capitán general vitalicio del Perú y Almagro el de Ecuador y Chile. Antes de partir de nuevo hacia América, se fue a visitar su ciudad natal Trujillo y a convencer a sus cuatro hermanastros para que se le unieran a él.

En 1531 partió la expedición definitiva compuesta por 3 naves, 180 hombres y 27 caballos además de numerosas Armas. Desembarcaron en Tumbez, Ecuador, ciudad que conquistaron y descansaron medio año.

Por aquellos días, el imperio Inca, estaba dividido. Había una guerra civil entre dos hermanos. Huascar y Atahualpa en la que el segundo tenía todas las de ganar, como así fue.
Todo había comenzado con la muerte de Huayna Capac, que tuvo muchos hijos, pero el heredero legitimo que era hijo de su mujer y hermana era Huascar, pero el predilecto por Huayna era Atahualpa. Huayna había dejado a Atahualpa el reino de Quito, y a Huascar todo el resto del imperio con su capital en Cusco. La guerra se hizo evidente y Huascar fue derrotado y hecho prisionero por Atahualpa. Pizarro se enteró de la contienda y quiso atravesar los Andes e ir al encuentro de Atahualpa, que estaba en la ciudad de Cajamarca, a medio camino entre Quito y Cusco. Pizarro se fue con 62 jinetes y 110 soldados. En noviembre de 1532 los españoles llegaron a Cajamarca y entraron en el campamento inca y en el que los españoles pensaron que habían más de 30.000 indios. Un hermano de Pizarro, captura esa misma noche a varios incas, y tras torturarlos, confesaron que Atahualpa les preparaba una trampa para darles muerte. Entonces Pizarro, ordenó tomar la ciudad de Cajamarca, pero al llegar a ella, advirtieron que estaba abandonada…

Y la estrategia fue la inversa…Preparar una emboscada a Atahualpa en la plaza principal de la ciudad. Pizarro hizo avisar a Atahualpa que le esperaba a cenar en Cajamarca esa misma noche. Con unos indios que hacían de traductores y como el jefe inca no salía, los españoles nerviosos, empezaron a insultar a los traductores y Atahualpa al oírlos a ellos y a ese lenguaje salió de su escondite. Los españoles le dijeron que Pizarro quería cenar con él, para ofrecerle su ayuda para derrotar a sus enemigos. Atahualpa ofreció a los españoles, chicha morada servida en vasos de oro y acepto él ir a cenar, para la noche siguiente.

El 16 de noviembre de 1532 el jefe inca escoltado por miles de guerreros se fue al encuentro de Pizarro. Los espías de Pizarro, le informaron que los incas, debajo de sus túnicas llevaban porras, mazas y hondas. Y lo que fue la entrada de Atahualpa y su derrota, de veras que fue curiosa. Cuando entró en Cajamarca, tan solo un fraile salió a recibirle, y este con una Biblia en la mano y una cruz en otra, le dijo a Atahualpa, que Dios había creado el mundo y el Papa de Roma había otorgado al rey de España, derechos sobre aquellas tierras, todo ello con la ayuda de un traductor claro. Atahualpa que no entendía nada, cogió la Biblia y la tiró al suelo. A una orden de Pizarro, los arcabuces empezaron a disparar, y con el estruendo, los incas que no conocían las Armas de fuego, empezaron a huir asustados, pero de pronto apareció la caballería española acuchillando todo lo que encontró a su paso. Los indios se amontonaron en la plaza, no podían huir, muchos de ellos murieron aplastados o asfixiados. El ejército Inca, llegó a tener en tiempos más de 200.000 hombres que eran capaces de ponerse en pie de guerra muy rápidamente y gracias a su red de caminos, desplazarse con bastante rapidez; Aunque sus Armas eran bastante rudimentarias, flechas, dardos, mazas, lanzas, no conocían el hierro y por ello sus Armas eran de cobre o de hueso. Por el contrario los españoles disponían de un sinfín de Armas de fuego y además contaban con los caballos que intimidaban a los indios el solo hecho de verlos montados por aquellos extranjeros llenos de armaduras de hierro, cascos y demás.
En la batalla de Cajamarca, murieron más de 3000 incas y Atahualpa fue hecho prisionero. Ahí empezó el fin del imperio inca. A la mañana siguiente el resto de incas, se entregaron a Pizarro que se apoderó de todo el oro y plata que había, ordenó enterrar a los muertos y permitió a sus soldados que se apoderaran de cuantas mujeres quisieran. En estos días, además, Huascar, el hermano de Atahualpa, murió, y los cronistas creen que fue mandado matar por Atahualpa para que no le quitara el trono en su cautiverio. El jefe inca fue tratado como un príncipe en su cautiverio, y tenía servidumbre y todo, y este viendo la codicia de los españoles les propuso un trato. Su libertad a cambio de llenar hasta la altura del brazo extendido sobre su cabeza, todo el aposento en el que estaba hecho prisionero por oro, y otro de plata, en dos meses.

Pizarro accedió y Atahualpa dio orden a sus súbditos que de todos los lugares de su imperio se trajera ese oro. Algunos españoles acompañaron a los incas, y fueron estos los que desvalijaron las más de 700 placas de oro que había en el Koricancha, en Cusco.

En febrero de 1533, Almagro llega a Cajamarca con refuerzos, y entonces se les planteó la duda de que hacer con Atahualpa. Atahualpa también tenia defensores españoles, pero como estos en ese momento no estaban en Cajamarca, Almagro y Pizarro condenaron a Atahualpa a ser quemado vivo por traidor… Y de hereje, por haberse casado con sus hermanas. Pero un pacto digamos de conveniencia evitó que se quemara vivo. Como los incas, creían en la otra vida, su cuerpo no podía ser quemado, y optaron por que el jefe inca se bautizara, convirtiéndose al catolicismo y así ser muerto al garrote vil.

Atahualpa en otro raro gesto, encomendó a sus hijos a su verdugo, a Pizarro. Las crónicas dicen que cuando el inca iba a su muerte, muchos indios caían al suelo como desmayados y algunas mujeres se ahorcaron, para acompañar al inca en su “viaje”.


Pizarro nombro más tarde a otro hermano de Atahualpa jefe inca, era Toparca, pero era más o menos un jefe títere, sometido a la voluntad de los españoles. Con él fue a la capital del imperio Cusco y sin apenas resistencia la saquearon. Además los españoles eran vistos al principio como liberadores, puesto que los incas, habían sometido a muchos grandes señores de los pueblos, y obligados a practicar la mita, a desplazarse forzadamente. Había un gran descontento popular, y por ello la resistencia fue bastante menor que la esperada.

Pocos días despues el sucesor inca Toparca murió, y fue puesto en su lugar otro hermano Manco Capac. Pizarro traslado la capital de Cusco a Lima, se construyó un gran palacio y pasó a vivir de rentas
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Lima

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Localización: Peru Peru Fecha creación: 14/11/2007 11:51 Puntos: 0 (0 Votos)
DIA 15º LUNES 21-07-03 CUSCO-LIMA

El último desayuno en Cusco fue bastante abundante. Como no sabíamos a que hora podríamos comer, puesto que hoy ya regresábamos en avión a Lima, desayunamos bastante fuerte, por sí acaso.
Y después de desayunar, a cerrar definitivamente las maletas, para que hicieran el penúltimo trayecto de nuestro viaje.

Llegamos a Cusco con 3 maletas y una mochila, y nos íbamos con las maletas a rebosar, y además con una bolsa extra, llena de regalos y objetos de recuerdo.
El bajar las maletas, era toda una aventura, por que como no había ascensor, se tenía que hacer por las escaleras. En recepción hicimos el Chek-out, que es como se llama en Perú el dejar la habitación y abonar los extras que pudieran haber.

Aún tuvimos que esperar unos minutos a que viniera Luz a buscarnos para llevarnos al aeropuerto de Cusco. Luz vino con un taxi, que no era de la agencia de viajes, pues por el camino Luz y el chofer se intercambiaron las tarjetas de visita mutuas, y se fueron presentando el uno al otro. Hablaban de los teléfonos móviles, de los autos, de los aparatos de radio de los coches, y supongo que el taxista se ofreció para nuevos servicios. A nosotros nos daba igual la persona que nos llevara, mientras nos llevaran claro.

El aeropuerto de Cusco, desde el exterior se veía bastante grandecito y al llegar a él tuvimos un pequeño susto. El taxi se dirige a la zona de aparcamiento, y nada más detener el coche, bueno mejor dicho, antes de que detuviera el motor, dos chicos estaban abriendo el maletero y sacándonos las maletas… el susto que me llevé al principio fue monumental, pensaba que nos estaban robando, pero no, eran 2 chicos que “se encargaban” de llevarte las maletas a la terminal, a cambio de una propina claro. Tuve que insistir un poco para que dentro de la terminal las dejaran en el suelo, pues ellos querían seguir “ayudando” supongo que esperando una mayor propina. Luz nos ayudó a facturar las maletas y nos indicó como ir a pagar las tasas y se fue, con su propina correspondiente claro. Encontramos una gran diferencia entre su trato, y el de Nohelia, nuestra guía de Arequipa, que se encargó hasta de facturarnos ella misma el equipaje. Lógicamente la propina a Luz, también fue bastante menor.
Nuestro vuelo de la compañía Aerocontinente 1146, tenia su salida a las 12.40 y después de facturar las maletas y pagar las tasas de aeropuerto, entramos ya en la sala de espera, para hacer lo propio que se hace en estos casos…esperar.

Nuestro vuelo, no salía anunciado en los paneles de información y en cambio otros de más tarde si lo estaban y además, unos 20 minutos antes salía otro vuelo a Lima, de la misma compañía pero con tan solo un numero de vuelo distinto. El 1145…Y en él vimos embarcar a la pareja de franceses. Pregunté a la azafata que estaban por ahí que si había algún problema con nuestro avión y la chica me dijo que no, que estuviera tranquilo y que enseguida nos avisaba.
Y cierto, con un pequeño retraso embarcamos con destino a Lima.

En el avión nos dieron una mini comida, bueno una especie de aperitivo con 2 galletas, un bollo y una bebida. El vuelo duró tan solo 1 hora y pocos minutos.
Incluso desde el cielo, se hace patente el cambio de clima que hay de un Cusco soleado a una Lima gris. Volvíamos a la tristeza ambiental de la capital, pero como solo era para un día, pues tampoco es que importara mucho.

En el aeropuerto de Lima nos estaba esperando Elmer, el chofer de Arequipa que unos días antes nos bromeaba sobre el pasaporte Arequipeño. Elmer nos reconoció y nosotros también a él. Cierto que esperábamos que estuviera Sandy, pero Elmer, nos dijo que tenia otro servicio y nosotros creímos que había venido antes a buscar a los franceses que llegaron antes que nosotros.
Un dato curioso de Perú es que tan solo el 4 % de la población es mayor de 65 años, lo cual da que pensar que la esperanza de vida, no es tan grande como en Europa, además la mujer vive una media de 5 años más que los hombres.

Más curiosidades de Perú: Tiene frontera con 5 países, siendo la de Brasil con 1560 Km y la de Chile con 160 Km la mayor y la menor respectivamente.
Perú está dividida en 24 departamentos, que en España pasarían a ser provincias y estas 24 quedan englobadas en 12 regiones.

Elmer de camino al hotel, a nuestro ya conocido Posada del Inca Miraflores nos fue preguntando cosas de nuestro viaje, sobre si nos había gustado Arequipa y nos contó algo sorprendente sobre él. El señor Elmer, en sus ratos de ocio, componía canciones…canciones que regalaba a amigos sin ningún interés económico…y que algunas de estas canciones llegaron a ser famosas, en voces de algunos cantantes…cantantes que alguna vez, le obsequiaban con un detalle, o con una gratificación por sus temas…

Según nos contó, sus hijos no veían bien esta labor altruista de su padre, pero él se sentía feliz de realizarla y de oír luego en la radio temas que habían sido creados por él…
Y se ganaba la vida haciendo de chofer…

Cruzamos de nuevo todo el litoral marítimo de Lima, y Elmer nos volvió a comentar lo de la privacidad de las playas, algo que en Cataluña resulta impensable…y sobre las playas una anécdota…En varias calles y ciudades de Perú, las playas están destinadas únicamente a estacionamiento de vehículos…Pues lo que aquí en Cataluña llamamos parking, en Perú se llama playa de estacionamiento…Y era curioso ver grandes letreros con el nombre de playa en el medio de cualquier calle…

Casi llegando al hotel, pasamos por debajo del Puente de los suicidios…Elmer nos aclaró que el nombre de puente de los suicidios, era por la gran cantidad de los mismos que ocurrían en él; tanto era así que a cada extremo del puente, había un vigilante o policía para impedir más suicidios…Debajo del puente una mancha de color rojo, que Elmer nos dijo que era sangre ya seca, y que como la sangre, llama a la sangre, en ese puente había muertes bastante frecuente. Y nos hizo una radiografía de los “usuarios” del puente: personas que han perdido un amor, parejas engañadas y problemas económicos…si no fuera por que realmente vimos la mancha en el suelo, y por que el puente daba sensación de peligro, por la altura y también por las palabras sinceras de Elmer, esta historia, costaba de creer.

Llegamos de nuevo al hotel y Hugo, el guardia de seguridad del mismo, nos reconoció y amablemente nos ayudó a sacar las maletas del coche. Nos despedimos ya de Elmer definitivamente con una propina y entramos en el hotel.

Primero nos dieron una habitación con camas separadas y como no volvimos a protestar. Les dije que estabamos en luna de miel y que por favor nos facilitaran otra habitación.
El botones lo consultó y nos dieron otra en el último piso, en el 12 pero que tenía Jacuzzi y una pequeña cocina, pues aquello parecía más un mini apartamento…Un Jacuzzi!!! Habría que probarlo.
Salimos a dar una vuelta por el mercado de artesanía que vimos el primer día, y que estaba algunas calles más arriba de nuestro hotel.

Por el camino, en un cruce nos tuvimos que detener pasa dejar paso a un coche, un Golf, en el que iban 2 chicas, con un aspecto que aquí llamaríamos de “pijo”, con ropas de marca y super maquilladas…y fumando… nada que ver con la mayoría de Peruanas que vimos en todo el viaje.

En una de las numerosas galerías comerciales que hay llegando al mercadillo, vimos una mesa de cuero, con las patas de madera, y con los relieves de las líneas de Nazca, preciosa, y regateando con el chico, casi nos la quedamos…le dijimos que nos lo pensaríamos y que vendríamos más tarde, y mientras fuimos a ver los puestos del mercadillo. Comparamos precios y también compramos alguna cosa más. Yo me compré un jersey precioso con un tacto muy suave, con mezcla de alpaca, por tan solo 35 soles, ( 1500 pts).

De regreso, ahora si que cogimos la mesa, y la preocupación era como llevarla hasta Barcelona, y si llegaría en buenas condiciones…
Fue el último objeto que compramos en Perú, y él que más abultaba…pero valía la pena, era preciosa.

En una cabina de teléfonos, de Telefónica, puesto que la red de teléfonos en Perú, es de la compañía española, llamamos a David, el hermano de Encarna para quedar con él para cenar por la noche.. Y así fue, quedamos en que cuando saliera de trabajar nos llamaría y vendría al hotel a buscarnos…como la otra vez.

De regreso al hotel, como era pronto, quisimos probar el Jacuzzi…y lo probamos…y como en todo viaje, debe de haber alguna anécdota graciosa, el Jacuzzi nos la proporcionó…

Llené la bañera hasta el tope permitido, y apreté el botón del aire, para que hiciera las típicas burbujas; desperté a Encarna que estaba haciendo la siesta, y mientras ella sé dirigía al baño…tuve la brillante idea del mes…Vertí dentro del agua, un chorro de gel de baño, para que el Jacuzzi, fuera más relajante…
Encarna se metió dentro…y… la espuma no paraba de crecer…más… y más…tanto que se empezaba a desbordar por la bañera, y seguía creciendo…y no sabía como pararlo…

En medio de la espuma acerté en encontrar el botón de paro del motor del Jacuzzi, pero la espuma estaba vertiéndose por fuera de la bañera, y no la conseguía eliminar…como en una película cómica, nos dio un ataque de risa, mientras yo con las manos, cogía espuma para tirarla por el retrete, o por la poza de aseo personal…aprendí que la espuma es dificilisima de eliminar y además Encarna, abrió el tapón de la bañera para que a través de agua fría, se fuera eliminando toda la espuma…Aquella operación nos llevó casi 1 hora, y el agua se enfrió, el agua caliente del calentador se había acabado y no había para una segunda vez, y el fantástico Jacuzzi, se quedó en un montón de risas, y de susto, pues en algún momento creí que se inundaba toda la habitación.

Con nada más que hacer, hicimos una larga siesta, y al cabo de un par de horas, pude preparar un nuevo Jacuzzi, pero esta vez sin espuma, y con el agua algo menos caliente…
Y Encarna, pudo, por fin disfrutar de él…
David llamó enseguida, pero aún tardaría tiempo en venir, lo suficiente como para terminar el baño, arreglarse y todo.

Cuando llegó mientras Encarna y David se contaban cosas del viaje, yo bajé a recepción para pedir información sobre un restaurante que había escogido yo en mi guía…Se llamaba el Señorío de Sulco, y de nuevo Alberto, el mismo conserje que nos había reservado mesa la otra vez, se ofreció en hacernos la gestión y además nos dijo que al ir de parte del hotel, nos invitarían al ya típico pisco sour. Acepté, avisé a Encarna y a David, y cogimos un taxi, que nos buscó el mismo hotel, y nos fuimos al restaurante. El Señorío de Sulco, está situado en la calle Malecón Cisneros, al final de la avenida Pardo y está enfrente del mar, aunque no tiene vistas a él.

Comimos realmente muy bien, y además pude probar el vino típico o más popular del Perú: el Tacama y que no estaba mal, era agradable, incluso algo suave. Después de comer, David nos invitó a una copa en el mismo bar del hotel, mientras seguíamos escuchando a un señor tocando el piano y cantando, y que nos había acompañado durante la cena.

Saliendo del restaurante, caminamos un poco para coger un taxi y regresar al hotel…
Ibamos a pasar ya nuestra última noche en Lima, y en Perú…
Además el día de mañana iba a ser muy largo, larguisimo, pero con la tristeza propia del fin del viaje, siempre queda alguna cosa ocurrente para hacer que la última noche de un viaje, sea,
Inolvidable…

DIA 16º Y 17º MARTES-MIERCOLES 22-23—07-03 LIMA-MADRID-BARCELONA

Con el sabor de una agradable noche, y con la sensación de final del viaje, de nervios, de intranquilidad por saber si todo llegaría en perfecto estado, nos levantamos este martes, sabiendo que no nos acostaríamos ya, hasta el miércoles por la noche, en Barcelona, pues la próxima noche la pasaríamos en un avión a 12000 m. de altura.

Había que desayunar fuerte, y así lo hicimos, además los buffets de la cadena Sonesta eran inmensos.
A las 9.30 nos debian de venir a buscar para realizar la última actividad en Lima: la visita al Museo Nacional de Arqueología y Antropología. Y mientras esperábamos en recepción vimos entrar en el hotel a Rodolfo, nuestro primer guía en Lima, pero él no nos venía a buscar a nosotros, pues preguntó por otras personas y se fue sin ellas.

Al cabo de un rato vino otra guía a buscarnos y con ella emprendimos primero una ruta por varios hoteles de Lima, buscando a más personas para esta última excursión.
Así pudimos ver algunos de los que creo que eran los mejores hoteles de Lima, como el Swis hotel, cuya entrada estaba llena de lujosos coches, y muchísima seguridad, y donde recogimos al matrimonio californiano con su hija, que habiamos conocido en la excursión al Intipunku, en el Machu-Pichu, y a una pareja de señoras de Bilbao, que se alojaban en el Meliá de Lima y que creíamos haber visto más veces, y con las que entablamos conversación más adelante.

En una de nuestras paradas también nos detuvimos en la Plaza del Prado, donde estaban los lujosos apartamentos del Bosque y que eran donde estaba alojado David.

De camino al museo, pasamos de nuevo por delante del Estadio Nacional Capitalino, sede de los dos equipos de fútbol más importantes de Lima y de Perú, y que recordé que Rodolfo nos dijo el primer día, cuando pasamos por delante de él, que era el estadio más grande del mundo…que era tan grande, que nunca se llenaba… y no caben más de 50.000 personas…

El Museo Nacional de Antropología y Arqueología, está situado en la Plaza Bolívar, en el distrito de Pueblo Libre, a mitad de camino entre el centro de Lima y Miraflores. Delante del museo hay un pequeño parque muy bien cuidado, como todos los que vimos en Lima.

Había infinidad de niños haciendo cola para entrar, en fila, todos uniformados, y es que hay un día a la semana que los colegios visitan este museo. La visita la hicimos siempre rodeados de niños, que resultaba curioso verlos observar y escuchar unas explicaciones que si a nosotros los adultos, algunas de ellas, se nos hacían pesadas, a estos críos no sé que les deberían de parecer; pero lo que sí es cierto es que la mayoría de ellos, guardaban un buen comportamiento, y verlos en filas de a dos, cogidos de la mano, todos uniformados y con unas edades que no pasaban de los 9 años, le hacía a uno parecer que había retrocedido unos cuantos años, y se contagiaba de aquel espíritu infantil.

El museo es sencillamente, precioso; con muchas y claras explicaciones, apoyadas por fotos, gráficos y demás, y merece una visita más a fondo que no la hora y media escasa que le dedicamos nosotros.
Las primeras vitrinas de la entrada muestran un mapa de hace miles de años, con los primeros pobladores del Perú, cazadores y recolectores nómadas que vagaban por el país formando grupos poco estables. Estaríamos hablando de hace 14000 años. Hacia el 4000 a. C. aprendieron a domesticar la alpaca y la llama e iniciaron sus primeros pasos en el aprendizaje de la siembra.

Seguíamos por el museo viendo los antepasados ya más cercanos que estaban datados entre el año 1000 y 300 a. C. y que correspondería a la cultura Chavin. La cultura Chavin empezó a trabajar el oro y muchas de sus vasijas y utensilios de cerámica encontrados, estaban coronadas por la cabeza de un jaguar, pues eran adoradores de éste animal. A partir de aquí, la cultura Chavin fue empezando a decaer y a lo largo de los próximos 500 años varias culturas fueron adquiriendo importancia pero no la suficiente para llegar a establecerse definitivamente. Tan solo la cultura Paracas, sobresalió un poco de las demás. Los Paracas eran grandes elaboradores de prendas textiles y en el museo hay varias muestras de ello.

Siguiendo por la cronología del Perú, a partir del año 100 hasta el 700 d.c. aparecen las culturas Moche y Nazcas, y que ambas poseían una cerámica excepcional. Los Moches elaboraban sus vasijas con moldes y los Nazcas aprendieron el policromado. Un montón de objetos de cerámica ilustra estos datos en cada vitrina. Luego vinieron varias culturas más, resaltando sobre todo la Tiahuanaco.
En el 500 d.c. hubo grandes inundaciones en la costa que propició la desaparición de los Moches.
Entre el 600 y el 1000 d.c. surgieron los Waris, y estos eran ya más conquistadores y por la fuerza de las Armas, conquistaron gran parte del Perú a diferencia de las culturas anteriores que eran de temperamento más pacífico.

Los Waris intentaron imponer sus valores y suprimir las tradiciones y las expresiones culturales de los pueblos que conquistaban.

Debido a su arrogancia y opresión se encontraron con rebeliones, no de otras culturas, sino de grupos aislados de las distintas regiones que conquistaron. Así en el año 1000 d.c. empezó a florecer otra cultura: la Chimu, que tenía su centro en la zona norte de Perú, en Trujillo. Cerca de ellos en espacio y tiempo fueron los Chachapoyas, que emergieron en la cuenca del Amazonas.

Coetáneos de los Chimus, fueron los Chancay que surgieron al norte de Lima, y en sur, en Ica, surgió la cultura Ica-Chincha. También están los Chankas y otras culturas de la zona del altiplano…hasta llegar a los primeros Incas.

El imperio Inca, a pesar de todo su esplendor y grandeza no duró más de un siglo y en el 1430, los incas cuyo emperador se creía descendiente del sol, tan solo reinaban en el valle de Cusco. Los cusqueños y los Chankas batallaron durante tiempo, hasta que en 1430, los incas derrotaron a sus enemigos y empezaron a expandirse militarmente. Los incas asimilaron gran parte de todas las culturas antes mencionadas e impusieron su forma de vida y sus costumbres. Así cuando llegaron los españoles la mayor parte de la región andina se hallaba unificada bajo soberanía inca.

El museo tenia varias salas que no visitamos por falta de tiempo, y que nos encantaría haber visto; así mismo en algunas de las salas que estuvimos, nos faltó algo de tiempo, para poder contemplar más y mejor, toda la información que estabamos recibiendo…

Las interminables filas de niños, seguían entrando en el museo y en cada grupo de ellos, había uno que llevaba unos galones, como unas orlas doradas y que sobresalían del uniforme que llevaban el resto del grupo. Nuestra guía nos dijo que ese niño, casi siempre un chico, era el responsable de guardar el orden del grupo y de amonestarlos si era el caso. Era como una especie de sargento infantil; el responsable de los demás niños.

Finalizamos la visita al museo, con unos minutos para ir a los servicios, o para comprar algo, en la tienda de souvenirs del museo que se encuentra a la salida del mismo. Yo me quedé hablando con las dos señoras de Bilbao que me contaron sus anécdotas del viaje, pues habían estado en los mismos sitios que nosotros.

Al salir de allí, nos fuimos al museo Rafael Larco Herrera y que se encontraba bastante cerca del primero, en la avenida Bolívar 1515.
Este museo es privado y alberga la mayor concentración de cerámica del mundo, compuesta por más de 50.000 vasijas, que están puestas en unas estanterías inmensas que abarcan más de dos habitaciones y que están ubicadas unas al lado de otras, juntas, atestadas, sin espacio y clasificadas según sean de motivos animales, de personas o dioses. La mayoría de estas vasijas pertenecen a la cultura Moche, puesto que estos utilizaban los moldes para fabricarlas. Al fondo había una pequeña habitación donde una chica, con un ordenador, estaba inventariándolas, pues tenia varias de ellas, a su lado, y les iba poniendo una etiqueta en su base.
El museo Larco, tiene también momias, objetos de oro y vitrinas con adornos utilizados por los incas.

En el mismo museo, pero en un edificio independiente se encuentra una famosa colección de cerámica erótica que ilustra con mucha precisión sobre las costumbres sexuales de varias culturas precolombinas. Vimos figuras con enormes falos, figuras en posición coital, animales, etc. una colección que según me comentó Encarna días más tarde, parte de ella, vendrá a Barcelona, para una exposición sobre Eros. La última sala, la última exposición, el último museo que vimos en Perú, fue uno dedicado al erotismo…Agradable recuerdo.

Subimos de nuevo al autobús, y la guía nos fue dejando a cada uno en el hotel que le dijimos. A nosotros por la ubicación nos tocaba los últimos. Volvimos a pasar de nuevo por los barrios más selectos de Lima, y comprobamos una vez más, que la mayoría de edificios tenían la bandera del Perú puesta, en algún mástil, o en los balcones…Las fiestas patrias se acercaban, y en ellas, el 28 de Julio se conmemora el día de la Independencia del Perú.

En el siglo XIX, los habitantes de las colonias españolas de América Latina se sentían insatisfechos por la falta de libertad y los elevados impuestos que se les cobraba. Además en Perú se descubrieron ricos yacimientos minerales y se conoció el rico valor del guano, ( el excremento de las aves) que podía ser utilizado como fertilizante.

Primero José de San Martín, libera Chile y Argentina y en 1821 entró en Lima. Aquel mismo año proclamo la independencia en el norte de Lima. Mientras Simón Bolívar, había liberado Venezuela y Colombia, y en 1822 envió a sus hombres a la liberación de Ecuador. San Martín y Bolívar se reunieron en Guayaquil y de aquel encuentro, que nunca jamás se supo que ocurrió, San Martín, abandonó América para establecerse en Francia y Bolívar continuó luchando por la liberación de Perú
Las 2 batallas definitivas se libraron en 1824, en Junin el 6 de Agosto y en Ayacucho el 9 de Diciembre. Perú se convirtió en nación soberana, pese al puñado de españolistas que resistieron más de una año en las cercanías de Lima.

En 1866, Perú entabló una breve batalla con España que ganó y más tarde tuvo varias con Chile en la que salió derrotado. También tuvo en este siglo algún conflicto con Ecuador, pero eso, ya es otra historia.

Hubo una familia que le preguntó a la guía, por un restaurante, por la zona en la que circulábamos en esos momentos, y la guía les indico casualmente el mismo en el que habiamos estado nosotros la noche anterior, El Señorío de Sulco. La familia bajó, se acercaron al restaurante con la guía, y en pocos minutos volvieron a subir al autocar, pues según dijo la familia, querían dar una vuelta primero. Yo creo que el precio les asustó y declinaron la sugerencia de la guía, si no, no se hubiesen subido de nuevo al autobús. Y luego preguntaron por otro sitio para pasear, y la guía les indica, ya con picardía, el paseo marítimo y que desde él podían llegar al centro Larco Mar, y les explicó que en ese centro también tenían sitios de comida y de paseo.
El chofer se cabreó un poco, por que dijo, que tenia otras cosas que hacer, y no podía estar de taxi particular para nadie. Lo cierto es que los dejó en el paseo marítimo, cerca del parque del amor y a nosotros en el hotel.

Llegamos al hotel con prisas, pues eran casi las 2 y teníamos que haber dejado la habitación a esa hora, pero bueno, en el hotel dijimos que la excursión, se había alargado más de la cuenta, y no nos pusieron muchas pegas. Bajamos todas las maletas y bolsas, las dejamos en la consigna del hotel y nos fuimos a comer, por última vez en tierras Peruanas.

Estuvimos dando vueltas y más vueltas por que no nos decidíamos en que restaurante comer, además no nos apetecía gastar mucho, pues como nos quedaban pocos soles y no queríamos cambiar más dólares, pues íbamos buscando uno de los menús turísticos que tantas veces vimos en Cusco.

En el parque Kennedy, casi enfrente de donde comimos el primer día, entramos en un restaurante que tenía precios de oferta como pre-inauguración; el menú valía tan solo 8 soles por persona (330 pts). Yo apenas comí. De primero unos boquerones navegando en una especie de aceite, con mucha lechuga, y que fue lo mejor que comí en este restaurante. De segundo un Pato, que estaba más que seco, sequísimo, y que tenía su piel de color verde, y del que apenas probé un par de trozos. De postre una especie de gelatina amarillenta y espesa…en fin que apenas me alimenté… En el restaurante entró un chico joven a pedir por las mesas, y el encargado del local lo echó a la calle. El chico aquel se quedó largo tiempo en la puerta insultando y provocando, hasta que al final se marchó calle abajo, y luego me pareció ver que alguien del restaurante le sacaba una bolsa llena de comida.

Salimos del restaurante, y nos entró la desolación. A escasos metros de donde comimos, había una calle peatonal que estaba llena de pizzerias y restaurantes con un sabor más turístico y también más bonito, con sus terrazas cubiertas por un toldo, que les privaba del sol. En fin, una monada.

Para hacer tiempo decidimos bajar hasta el centro Larco Mar y allí tomarnos un café, pues hasta las 17.30 no nos venían a buscar, para llevarnos al aeropuerto.
Entramos en una cafetería que tenía vistas al Pacífico y en la cual además yo, como tenia hambre me pedí un pedazo de tarta inmenso de chocolate, que compartí con Encarna.

A nuestro lado estaba una señora, que debía de ser la dueña del local, en una mesita llena de billetes y monedas, y que iba preparando la mensualidad o la semanada a los trabajadores. El aspecto de aquella mujer, recordaba a las ricas acaudaladas que salen en cualquier culebrón televisivo, llena de joyas y que desentonaba totalmente tanto con los clientes del local, como con los camareros.
Uno a uno, iba llamándolos a todos, los hacia sentar y despues de una breve conversación les daba su dinero. Apenas oíamos lo que se decían, pero no parecía que la cantidad de dinero que les daba fuera muy grande.
En aquella cafetería, también estaba la familia que por la mañana no habían querido quedarse en el Señorío de Sulco.

Subimos de nuevo, y por última vez por la Avenida Larco, para ir a nuestro hotel, a esperar que nos vinieran a buscar. Recogimos las maletas, y como ya habíamos hecho Chek-out, mientras esperábamos el transporte, yo me quedé largo rato hablando y despidiéndome del guarda de seguridad, de Hugo. Hugo ya me había comentado en otras veces, su deseo de venirse a España, pues tenia amigos aquí; me pidió nuestra dirección, y yo le contesté que sé la mandaría al hotel por email. Me imagino que si tienen un punto de referencia aquí, en España, quizás les es más fácil conseguir el visado para viajar. Con casi los últimos soles en los bolsillos, le dimos una propina a Hugo, y nos dijimos adiós. Sandy, nuestra primera guía, también iba a ser la última.

Antes de dirigirnos al aeropuerto recogimos a una pareja de unos 40 y pico largos años que también eran de Barcelona, y que además eran bastante serios, apenas dijeron nada en todo el trayecto. A parte, la mujer, tenia bastantes kilos de más. También recogimos a la pareja de Franceses con su hija y así nos despedimos definitivamente de ellos, aún que en el trayecto hasta el aeropuerto, ella nos fue contando su próximo viaje: Tierra de fuego…Que sana envidia teníamos…

Llegamos al aeropuerto de Lima, Jorge Chavez, y despues de recoger un carrito, cargamos todos los bultos y nos fuimos hacia las colas de facturación. Sandy se despidió de nosotros y nos dio su email, para que la escribiera.

En el aeropuerto tuvimos que pasar 4 controles. Al llegar a los mostradores de facturación, unos policías nos cogieron las maletas y nos las escanearon, detrás de nosotros, mientras nosotros hacíamos cola para facturar. Primer contratiempo: la mesita que compramos no podía ir con nosotros en la cabina, debía de ir con todo el equipaje, por que nos dijeron que al ser de madera, se podía utilizar como arma en el avión…Pensamos que no llegaría entera, que con las demás cosas se rompería…

Tuvimos también suerte de que todos nuestros bultos tan solo pesaran 37 kilos, casi rozando los 40 permitidos gratuitamente. Luego tuvimos que ir a la otra punta del aeropuerto que estaba abarrotado a pagar las tasas de embarque, que son 28 dólares por cabeza. Y luego nos dirigimos ya a las salas de espera, que habían en el piso superior y que estaba llenas de tiendas de artesanía, bares, etc.

Nos sentamos largo rato, hasta que abrieron la sala de embarque. Antes pasamos 2 veces por controles de seguridad. Nos escanearon primero las bolsas de mano, y luego nos comprobaron los pasaportes, mirándonos que la foto de él, fuera la nuestra. Luego en la sala de embarque, tan solo esperábamos que pudiéramos embarcar, y salir de Lima. Cuando ya el viaje termina, cuando ya no hay nada más que hacer, tan solo deseas llegar cuanto antes a Barcelona y disfrutar de los recuerdos y de las anécdotas contadas a los familiares.

Tuve que salir un momento de la sala de embarque para ir al baño; Encarna había sido más lista y había ido antes, mientras yo hacia cola para entrar. Al regresar saludé a las amigas de Bilbao que también viajaban en este avión, y luego en Madrid, enlazaban con otro hacia el norte.

Se terminaba ya nuestra aventura. Casi todas las cosas tienen un principio y un final. El principio de nuestro viaje fue en Lima, y el final era en la misma ciudad. El principio de los Incas fue en las tierras cercanas a Cusco, y el final del último de sus grandes jefes fue en Cajamarca. Por en medio ciudades y paisajes, anécdotas y visitas, cosas curiosas y otras no tanto. En medio de la historia Inca, grandes monarcas, empezando por el primero Manco Capac, el primer hijo del sol, el fundador de la capital del imperio Inca, Cusco. A este le sucedió Sinchi Roca, y más tarde Llonque Yupanqui.
El cuarto jefe inca fue Mayta Capac; El quinto Capac Yupanqui y tras el vino Inca Roca, que fue el responsable de la construcción del palacio real de Cusco, y la popular piedra de los 12 ángulos entre sus muros.

El séptimo gran jefe de los incas, fue Yahuar Huacac, al que sustituyó Viracocha Inca, cuyo palacio fue demolido para dejar espacio a la actual Plaza de Armas de Cusco. El noveno inca fue Pachacutec, y a él se le debe la expansión del imperio. Emprendió la conquista de todo el territorio posible y mantuvo largas y duras batallas con los Chancas. Pachacutec que era hijo de Viracocha Inca, fue el que ganó las batallas definitivas, cuando ya sus hermanos lo daban todo por perdido, y una leyenda, de nuevo otra leyenda cuenta que la victoria definitiva se produjo porque los cantos rodados del campo de batallas se convirtieron en guerreros que lucharon al lado de los Incas.
Pachacutec, por eso se proclamó rey, pasando por encima de su padre y hermanos y alimentado por la aureola de conquistas ocupó todo el territorio de los Andes centrales. Pachacutec está considerado como uno de los mejores soberanos incas de la historia, gran batallador, agricultor y arquitecto.
El décimo inca, hijo del anterior fue Tupac Yupanqui, y fue el encargado de ensanchar aún más el imperio, desde Chile hasta Ecuador.
A él le sucedió Huayna Capac, él ultimo jefe inca, que gobernó sobre un reino unido. Este undécimo soberano decidió irse hacia el norte, hacia Quito, donde tuvo su primer hijo Atahualpa. En aquellos días los españoles ya habían llegado al nuevo mundo y con ellos las enfermedades y epidemias, y fruto de una de ellas, murió Huayna. Luego sus hijos Huascar y Atahualpa, decidieron compartir el imperio, hasta que la guerra civil entre ellos primero y la derrota de Atahualpa contra Pizarro pusieron punto y final a gran parte de la cultura que habiamos aprendido en estos días.

Nuestro vuelo tenia su salida a las 19.50 horas, y desde la sala de embarque, vimos que primero hicieron subir a una mujer en silla de ruedas, y cuando ella ya estuvo arriba, nos dieron pasos a todos. Caminamos unos metros por la pista y subimos por la parte de atrás. De nuevo nos dieron asientos de pasillo, pero esta vez Encarna y yo nos los cambiamos. Yo me quede en el que daba al pasillo y Encarna a mi derecha. A su lado se sentó un chico, que creo que no era español pues llevaba libros en ingles. Estabamos en la parte de atrás del avión, en una fila de tres asientos. A las 20 horas en Lima el vuelo de Iberia 6650 despegó. Eran ciertamente las 20 horas, pero debíamos empezar a pensar que en España eran ya las 3 de la mañana. Con la noche Peruana de fondo, oscura, como son todas las noches, despegamos de Lima.

Al poco rato, cuando el avión ya había ganado altura, nos sirvieron la cena, que bueno, las cenas de los aviones nunca son de primera categoría pero tampoco estaba mal. Despues de servir los cafés, mantas, auriculares y calcetines para quien los pidiera, nos pusieron otra vez cine. Resulta curioso que tanto a la ida como a la vuelta, nos proyectaron una película que aún no se había estrenado en España por eras fechas. “Abajo el amor”, un bodrio de película. En la pantalla de televisión, algunas veces se nos iban dando los datos del viaje. Hora de salida, hora prevista de llegada, horas de vuelo, horas locales, temperatura exterior, velocidad, altura…

Así pude saber que nuestra velocidad media era de 900-1000 Km hora, la temperatura exterior estaba sobre los 55 grados bajo cero, y nuestra altura era los 12000 m. Nuestro vuelo debía de durar unas 12 horas.

Pasamos la mayor parte del viaje durmiendo, o mejor dicho maldurmiendo, pues a no ser que se viaje en primera clase, los asientos siempre son incómodos, pero si que es cierto, que al volar de noche, con las luces apagadas y las ventanas cerradas, se duerme más y el viaje se hace más corto. Poco a poco, las ventanillas fueron abriéndose y la actividad del avión se fue despertando. Era la hora del desayuno, y estabamos ya cerca de Madrid. Eran las 6 de la mañana en Lima, pero en Madrid ya era mediodía.

Con un poco de adelanto sobre el horario previsto, aterrizamos en Madrid, y las dudas sobre nuestro equipaje, era entonces lo que más nos importaba, sobre todo por la mesa.
Nosotros no debíamos de esperar maletas ni nada; teóricamente Iberia se encargaba de realizar el transbordo a nuestro vuelo de Barcelona…pero a pesar de todo, no las teníamos del todo con nosotros.
Recorrimos infinidad de espacio del aeropuerto de Madrid, para ir a la otra terminal; la gente sé disponía a partir hacia sus vacaciones e iban casi todos con marga corta y de verano, además hacia un calor de miedo, y nosotros a su lado, casi de invierno, con un polar en la cintura, y cara de sueño.

Nos sentamos en una sala de espera, a volver a esperar, claro. Nuestro vuelo final hacia Barcelona salía a las 17 horas y teníamos más de 2 horas para aburrirnos de nuevo. Miramos tiendas, hojeamos los titulares de los periódicos y yo hasta compre una colonia en las tiendas de Aldeasa, pues la que me había llevado a Lima, supongo que por el trayecto, o no sé por que motivo, se había evaporado.

A las 16.30 nos avisaron para embarcar ya hacia Barcelona, y una vez dentro del avión, este no despegaba, tardaba en exceso. El comandante del avión nos dijo que unos pasajeros habían embarcado su equipaje, pero que ellos no estaban en el avión, por lo cual, siguiendo normas de seguridad, tenían que revisar todas las maletas y sacar las que no debían de estar allí.
Esto tardó unos 20 minutos, que tuvimos que esperar dentro del avión claro. Al lado nuestro se sentó una chica, super obesa, que incluso tenía problemas para abrocharse el cinturón y para bajar el respaldo-mesita que había en cada sillón.

Por fin despegamos y en menos de 1 hora, aterrizamos ya sin problemas en Barcelona, después de dar un rodeo buscando la pista de aterrizaje por el mar.
Un autobús nos esperaba a pie del avión, para llevarnos a la terminal. Y a por las maletas…¿llegaría todo bien? …
No tuvimos que esperar mucho, cuando por fin empezamos a ver una, y después otra, y la mesa…parecía que venía entera…y si, todo llegó bien y entero…Las cargamos en el carrito y nos dispusimos a salir de la terminal, cuando yo, casi me equivoqué e iba a salir por la zona de los que tienen algo que declarar, Encarna me hizo un gesto de que la siguiera, pero el Guardia Civil, ya me había parado para preguntarme que de donde veníamos…
“- de Madrid”, …-“¿Y antes?” Me preguntó… “-de Perú”…, “-¿Y algo que declarar?”… “-No nada”…
“-Y no han comprado nada?”… “No nada”….”¿Pero habrán comprado regalos, o cosas no?”…Yo me puse hasta nervioso…”- ah eso sí, cerámica, objetos de adorno”…Supongo que vio que era un turista despistado y me dejó pasar… yo únicamente creía que podríamos tener problemas por las infusiones de coca, que aún que son lícitas de sacar del país, también hubo quien nos dijo que se las habían confiscado en la aduana.

A la salida estaban mis padres esperándonos, para llevarnos a casa…Despues de los besos y salutaciones de rigor, fuimos al parquing y nos llevaron a nuestra casa… a más de 12000 Km de nuestro punto de salida…


Llegamos rápidamente a casa, llamamos a los padres de Encarna y empezamos a abrir maletas, más que nada para comprobar que ninguna cosa se hubiera roto…empezaban los recuerdos y los comentarios sobre tal o cual objeto, sobre aquella visita, sobre aquel país. La añoranza empezaba a florecer en nuestra piel, pero sabíamos que acabábamos de disfrutar de una cultura y de un país increíble…sencillamente hermoso…Fueron casi 365 horas en tierra mar o aire peruano.

Yo tan solo podía exclamar que para mí, habría sido el mejor viaje de mi vida… Y además estoy seguro que el mismo destino, la misma ruta, sin Encarna, no seria igual…ella tiene la particularidad de volver mágico todo lo que toca…

Y Perú con Encarna fue mágico.
SEPTIEMBRE-2003

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comment_icon  Últimos comentarios al diario 365 Horas en Peru
Total comentarios: 7  Visualizar todos los comentarios
Imagen: STILNOX  STILNOX  25/08/2009 11:44   📚 Diarios de STILNOX
Que maravilla de diario!!!!
pon algunas fotos no??? Con ellas se hace más amena cualquier lecutra
Imagen: Sandy_su81  sandy_su81  07/03/2010 21:10   📚 Diarios de sandy_su81
Buen diario pero creo que faltan algunos trozos ¿no? Puede que se hayan borrado sin querer. Aun asi te dejo mis estrellitas.
Imagen: Lwrence  lwrence  08/03/2010 11:46   📚 Diarios de lwrence
Amiga viajera..Esta completo, lo que ocurre es que esta partido en tres trozos, pues era muy extenso..Espero que los puedas ver por aqui, si no, no tengo inconveniente en mandartelo entero.
un saludo
Imagen: Zaidahg  zaidahg  11/03/2011 01:09
Qué envidia de viaje¡¡¡ Gracias por contarlo¡¡¡
Imagen: Chinita29  Chinita29  11/01/2012 14:47
Dios!!! Que palabras más bonitas has podido definir todo ese recorrido a mi país, sinceramente con el leer cada párrafo y el detalle que explicas, me hace sentir como si estuviera viviendo cada día, cada hora y minuto, esa experiencia que has vivido tú y Encarna.
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AnLee81
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03-10-2012
Mensajes: 7

Fecha: Vie Jun 27, 2025 01:13 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Buenas forer@s! Os voy a plantear una elección (casi) imposible: Amazonas o Andes/Machu Picchu. ¿Qué os maravilló/sorprendió/enamoró más? ¿A qué lugar volveríais sin pensar? Estoy planeando mi primer viaje a Perú y tengo dos semanas. He conseguido incluir tanto la selva desde Iquitos como varios días en Cuzco para hacer un par de trekkings y visitar Machu Picchu. Sin embargo, pienso que ambos destinos merecen más tiempo y que, probablemente, se trata de dos viajes independientes. Así que ahora me estoy planteando centrarme solo en uno y volver al año siguiente para visitar el otro. En...  Leer más ...
anais85
Imagen: Anais85
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03-04-2009
Mensajes: 2395

Fecha: Vie Jun 27, 2025 02:55 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Cuzco y la zona del valle Sagrado es la esencia y lo que hace único a Perú
En 15 días puedes hacer la ruta clásica
Pochoki
Imagen: Pochoki
Super Expert
Super Expert
09-10-2009
Mensajes: 953

Fecha: Vie Jun 27, 2025 03:29 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Si no se puede ir a los dos sitios y hay que elegir solo uno por narices, no hay duda, Machu Picchu de cabeza.
kukycfm
Imagen: Kukycfm
Experto
Experto
14-03-2010
Mensajes: 224

Fecha: Dom Jul 13, 2025 10:30 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Yo creo que en dos semanas te da tiempo de ir a los dos sitios. Puedes hacer 1 Semana en Cuzco, y varios días en Iquitos. Deja para otro viaje Lima, Arequipa y Puno (LAgo titicaca). Y si te qudas con más ganas de selva, en un 2do viaje incluyes también Puerto Maldonado.
miguelang031075
Imagen: Miguelang031075
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Moderador de Zona
24-05-2007
Mensajes: 14624

Fecha: Dom Jul 13, 2025 11:56 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Yo al final no he podido ir a Perú por motivos de salud, pero el amigo con el que iba mantuvo la ruta que habíamos organizado e hizo 4 noches en Iquitos (1 en un hotel de la ciudad y 3 en un lodge en la selva), 2 noches en Arequipa y 6 noches en la zona de Cuzco, así que te diría que sí te da tiempo. Eso sí, en nuestro caso nos saltábamos el cañón del Colca y el lago Titicaca, pero aún así creo que más o menos lo puedes hacer.

Saludos.
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