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Machu Pichu

Machu Pichu ✏️ Diarios de Viajes de Peru Peru

DIA 12º VIERNES 18-07-03 YUCAY-AGUAS CALIENTES. Otro madrugón. A las 6 sonó el despertador del hotel, aunque ese día estaba más que justificado el madrugar, y mucho más, para ver lo que íbamos a por fin conocer: el Machu-Pichu. A las 6 y media ya...
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365 Horas en Peru

Diario: 365 Horas en Peru

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DIA 12º VIERNES 18-07-03 YUCAY-AGUAS CALIENTES

Otro madrugón. A las 6 sonó el despertador del hotel, aunque ese día estaba más que justificado el madrugar, y mucho más, para ver lo que íbamos a por fin conocer: el Machu-Pichu.

A las 6 y media ya estabamos desayunando en el salón del hotel, y éramos casi los primeros, aunque poco a poco, nuestros conocidos fueron incorporándose: Los chilenos, los franceses, los catalanes…Además pudimos ver desde nuestra mesa que daba a una ventana, como una empleada del hotel, sacaba de dentro del comedor, donde comimos el día anterior, unos enormes sacos en los que estaban las cosas que las vendedoras de artesanía y textil, se ponían luego a vender. Aquellos sacos enormes, debían de pesar una barbaridad y aquella camarera los llevaba como si nada, y los depositaba ordenadamente en los aledaños de la plaza que había dentro del hotel.

A las 7 nos tenía que recoger un autobús, para llevarnos a la estación de tren que estaba a unos 20 Km, del hotel. El tren salía de Cusco a las 6 de la mañana, paraba en la estación de Ollantaytambo sobre las 8 de la mañana y a eso de las 10 más o menos debíamos de estar ya en Aguas Calientes.
La primera sorpresa no tardó en venir. En medio de una carretera, sin estación de ningún tipo ni señal de nada, con la vía a nuestro lado, y tan solo un pequeño espacio entre carretera y vía, pues en ese lugar nos dejo el autobús…. Nos dijeron que con las lluvias, los autobuses no podían acceder a la estación de Ollantaytambo y aquel punto era el lugar ya previamente acordado como “estación”.
El chofer de nuestro traslado se quedó con nosotros a esperar el tren, para que no hubiera ningún problema, y poco a poco fueron llegando todos los demás pasajeros que ya conocíamos. El grupo de 5 catalanes bromeaba sobre el apeadero y no era para menos, pero ellos tenían un tren que venía después del nuestro. Supongo que depende de la agencia en la que viajas, tienes unos horarios, y trenes distintos. A las 8 menos 20, paso una maquina, que se la conoce como la de reconocimiento, una maquina que va comprobando que la vía este en condiciones, sin cortes de vía, o piedras, etc. El día se avecindaba gris, como así fue, una finísima lluvia empezaba a caer, sobre aquel lugar, en medio de la carretera, al lado de una vía, y con un montón de personas esperando a un tren, que debía de parar en aquel lugar…

Y a las 8 más o menos, oímos la sirena del tren, su silbato característico de cualquier tren, y como nosotros estabamos en una recta, que salía de una espesa curva llena de vegetación, ver asomar un precioso tren azul, de 5 vagones, lentamente, como si quisiera que nos recreáramos en aquella imagen, fue de verdad precioso. El tren de lejos, se adivinaba bastante nuevo, y así era. El Perú Raíl, que así se llama en Perú, el servicio ferroviario, había cumplido su horario, y al parar en aquella “estación”, un chico bajo al andén para ayudarnos a colocarnos. Nosotros debíamos de preguntar por un tal señor Darwin Camacho que era nuestro enlace y buscar el coche C, que estaba un poco más atrás. Nos subimos al tren y nos dirigimos a nuestros asientos que teníamos ya reservados, el 59 y 60, en la parte trasera del vagón, de un tren que parecía nuevísimo, con asientos cómodos, y mucha iluminación. Antes de partir el tal Darwin vino a nosotros y nos saludó. En los asientos, encontramos un folleto en el que se nos daban una serie de instrucciones para el viaje, tales como a donde dirigirse al salir de la estación, como coger los buses para subir al Machu-Pichu, etc. Daba la impresión de que todo estaba super organizado, y en verdad que era así. Todo parecía tener un guión perfectamente escrito y las dudas que cualquier persona pudiera tener, ya estaban resueltas en aquel papel y en otro que nos dieron el primer día en la agencia.

Arrancamos y a nuestro lado se sentó la francesa con el guía, mientras que su marido y su hija iban detrás. Hicimos tan solo dos paradas, una en la estación de Chilca, inicio del camino inca y otra tan solo, para dejar pasar al tren que venia en sentido contrario. Por el camino Darwin nos iba enseñando puntos de inicio del camino inca, o de las etapas que se empezaban en aquellos puntos, puesto que el camino inca entero dura 3 o 4 días, depende del ritmo que se lleve. El camino inca, es quizás la más popular de todas las caminatas que se realizan en todo el continente americano y aunque su distancia no es muy grande, tan solo 33 Km, él hecho de pasar por varias altitudes, algunas de ellas superiores a los 4000 m. la hacen un poco difícil.

El camino inca empieza en el llamado Km 88 a 2.200 m. de altitud, cerca de un pueblo llamado Chilca, y el tren que viene de Cusco, y en el que nosotros íbamos, para en este punto, el Km 88. Hay que pagar uno 17 dólares para hacer el camino, y ello incluye además la entrada al Machu-Pichu; También te dan una especie de control de paso, en la que se van anotando los lugares por los que uno pasa, y que sirven luego como justificante de haber realizado el trayecto. Hay que llevarse todo lo necesario, saco de dormir, tienda, comida, ropa, etc. y todo lo que uno crea que puede necesitar, para una excursión de 4 días. Se va subiendo y bajando constantemente, y en algunos puntos de camino, hay servicios, y en algunos lugares hay también un albergue, por el que hay que pagar claro. Hay quien contrata porteadores para que le lleven todo el equipaje; un porteador suele cobrar unos 40 soles por día y mochila ( 1600 pts). Al cabo de los 4 días, se llega al Intipunku, o puerta del sol, donde por primera vez se ven las ruinas del Machu-Pichu. A partir de aquí, y con tan solo 1 hora más ya se llega al final del trayecto. Hay una ruta más corta, de un solo día y que sale del Km, 104. Aguas calientes, está en el Km 110, y desde ahí hasta las ruinas hay que subir por una carretera de unos 8 Km más.
El tren se detuvo en el inicio del camino inca, y era increíble ver la gran cantidad de personas que estaban en el exterior con sus mochilas, sacos, etc. era un bonito colorido ver todas aquellas personas, en aquel lugar muy frondoso, con un gris día de lluvia…

Al cabo de unas 2 horas y despues de 42 Km llegamos a Aguas Calientes. Este pueblo llamado también ciudad hotel esta compuesto en un 90% de bares, restaurantes y hoteles y era el trayecto final en tren para nosotros. Cogimos las maletas y teníamos que buscar en la estación a unas personas con el nombre de nuestro hotel, para que así nosotros les diéramos las maletas, y nos las llevaran al hotel sin tener que preocuparnos de ellas, durante la excursión. Entregamos las bolsas a aquellos desconocidos, en medio de un caos de personas y bultos, y ellos después de comprobar nuestro nombre en una lista, nos dieron un resguardo para recogerlas más tarde.
Inmediatamente, pues el tiempo era oro en aquellos momentos, cruzamos todo el pueblo, a través de innumerables puestos de artesanía, y caminando a ratos por la vía del tren y nos dirigimos hacia la estación de autobuses, que esta al final de Aguas Calientes, y además casi al lado de nuestro hotel, el Hatuchay Tower. Había que ir rápido pues todos los que llegamos en el tren, debíamos de coger el autobús para subir a las ruinas y el que primero llega, primero sube, y con la aglomeración que se suponía que habría arriba, pues había que ir ligero.

Nos subimos en un bus, que estaba a punto de salir y emprendimos el ultimo escollo hacia el Machu-Pichu. Hay un montón de autobuses que suben y bajan continuamente, siempre que estén llenos de pasajeros, creo que había más de 20 autobuses para los escasos 8 Km de trayecto. El camino era de tierra, con curvas cerradísimas, y unas vistas preciosas, deslucidas por las nubes y la lluvia. En 15 minutos llegamos a la entrada, y yo estaba buscando la imagen típica de las ruinas… y no la veía…no estaba…deseaba contemplar esa imagen mil veces vista en postales de unas preciosas ruinas con su imponente montaña al fondo.

La entrada al parque nacional estaba llena de gentes, de grupos escuchando a su guía, otros buscándolo, gente con mochilas saliendo de las ruinas despues de realizar el camino inca, personas haciendo cola en los servicios, pues dentro del Machu-Pichu, no los hay, personas sentadas en las mesas del único bar que hay en la entrada…Aquello era como un día de feria, lleno de bullicio. En la entrada hay también un hotel, que además de ser carísimo, por su situación claro, tenia la oportunidad de al estar tan arriba, poder disfrutar de las salidas o puestas del sol, antes que nadie. Encarna fue al baño, y en ellos había que pagar, para que te dejaran entrar. Al cabo de unos 15 minutos apareció nuestro guía Darwin, y en la entrada de las ruinas nos dividimos en dos grupos. Los que hablaban español se iban con otro guía llamado Aldo, un tipo simpático, con gafas, regordete y con una gorra y una banderola azul; éramos los del grupo La Unión. Los de habla inglesa seguían con Darwin.

Aldo nos previno de que las mejores fotos, se hacían al final de una subida, corta pero intensa que teníamos que hacer ahora, y mientras Darwin y su grupo se encaminaron hacia las ruinas por abajo, nosotros empezamos a subir durante 10 minutos unos 18 tramos de escaleras empinadas, y llenas de gente que bajaba o que subía más rápido que nosotros…

Nuestros lados estaban flanqueados por un montón de árboles, hojas, vegetación de todo tipo y algunas finas gotas de agua…Llevábamos 12 días en Perú y tenía que llover precisamente hoy…
De pronto se hizo un pequeño claro, y el camino se fue despejando de los lados, para al final de unos 30 m. poder observar la imagen que mi retina tenía ya después de haberla vista en miles de fotos. El Machu-Pichu!!!!!…
Nos olvidamos del guía, de sus explicaciones, y tan solo nos dedicamos a contemplar, a grabar en lo más profundo de nuestra memoria, aquella imagen, aquella foto…el Machu-Pichu….
Aldo nos dejó tiempo para realizar nuestras fotos, y después de un tiempo prudencial, empezó a explicarnos, donde estabamos y por que… Machu-Pichu esta situada a 2400 m de altura y al norte de Cusco, a 120 Km de la capital del imperio.

Para empezar puedo decir que Machu-Pichu, significa montaña vieja, y la montaña que siempre aparece en todas las fotos de las ruinas, detrás de ella, es el Huayna-Pichu, o montaña joven.
Las ruinas del Machu-Pichu, no son a nuestro modo de ver, las más hermosas que vimos, ni las más conservadas, pero lo que las hacen incomparables es su situación, su lugar y quizás también la aureola de misterio que las rodean.

En 1911 un historiador americano Hiram Bingham, descubre por azar, el lugar. Este americano iba en busca de la ultima ciudad inca Vilcabamba, y al llegar a Machu-Pichu, unos campesinos le hablan del lugar. El hijo de uno de ellos, lo acompaña hasta las ruinas que estaban cubiertas de maleza y hierbas. Al principio no le da la importancia que tiene en la actualidad y tan solo regresó en 1912 y 1915, para empezar a limpiar de vegetación la superficie y empezar a trazar mapas. Además también empezó a descubrir algunos trozos del camino inca. En 1934 un arqueólogo Peruano Luis Valcarcel emprende una investigación más minuciosa y fue descubriendo más ruinas, hasta que en 1940-41 una expedición conjunta estadounidense-peruana descubrió ya toda su grandeza.
Actualmente está restaurada un 20% de la ciudadela original pues la UNESCO, no admite más restauraciones, para poder contemplar las ruinas tal como se quedaron. El lugar esta rodeado de terrazas agrícolas y se cree que los campesinos que las trabajaban cuando llego Bingham, vivían en semi clandestinidad, sin pagar tributos al estado, pero cultivando unas tierras que el gobierno desconocía por completo.

Sobre lo que era o es Machu-Pichu, hay varias teorías, pero ninguna con la suficiente fuerza para ser considerada verdadera. En una primera exploración se encontraron más de 100 esqueletos, la mayoría de ellos de mujeres según se creyó al principio y por eso una teoría decía que era un templo dedicado a las vírgenes del sol. Otra teoría decía que fue una ciudadela que ya estaba abandonada antes de la llegada de los españoles, pues estos nunca la mencionaron en sus crónicas.

Bingham sin tener conocimientos de arqueología lo calificó como la ciudad perdida de los incas y se proclamó como la gran autoridad mundial sobre el yacimiento, y pocos arqueólogos intentaron comprobar si lo que decía era cierto o no; Pronto sé convirtió en una inmensa atracción de turistas, y empezó a decaer el interés científico ya que estos se dedicaron a estudiar otros emplazamientos.
Según nuestro guía Aldo, él también tenía su teoría. Los restos de cerámica encontrados son del siglo XV, por lo cual no puede ser la ciudad fundadora del imperio inca. La ultima resistencia inca, se realizo en Vilcabamba, a unos 30 Km de allí, por lo cual tampoco pudo ser la ultima ciudad inca, y además los últimos estudios sobre los esqueletos encontrados allí, demuestran que hay igual numero de hombres que de mujeres, por lo cual no podía ser una templo dedicado a las vírgenes del sol. Aldo creía que Machu-Pichu, era una ciudadela inca mandada construir por Pachacuti, un gran conquistador inca, para él y su familia, una ciudadela construida cerca del cielo, y por lo tanto más cerca del sol, su dios; Una ciudadela rodeada de montañas, semi oculta, y por lo tanto al abrigo de enemigos, y una ciudadela rodeada de terrazas fértiles y con unos sistemas de regadío que la hacían rica en agricultura.

Se cree que habitaban el Machu-Pichu unas 300 personas pero que en algunos momentos pudieron tener casi 1000 habitantes.

Despues de toda esta explicación y de tomar infinidad de fotos, y de hacer de fotógrafos para los demás, empezamos a descender por el lado opuesto donde habíamos subido, para adentrarnos ya en las ruinas en sí. Se entra por una puerta principal, de piedra lógicamente, y que esta coronada por una hilera de piedras muy bien talladas y encima de ellas, muchas más puestas sin mucho orden. La Entrada principal deja atrás, la zona llamada de campesinos, puesto que todas las terrazas agrícolas, están fuera de lo que es la ciudad en sí.

Siguiendo por el camino se va pasando por un montón de construcciones como si fueran antiguas casas que debieran de estar habitadas por la clase más baja, y que son bastante pequeñas, con una sola ventana y poca luz.

Inmediatamente se llega al templo del sol, y que no es más que una pequeña estancia con forma de herradura, y donde en una de sus ventanas, se filtraban los rayos del sol el 21 de junio; dentro del templo hay una gran piedra bastante ennegrecida y que Aldo nos comenta que encima de ella, los incas elaboraron todo un mapa solar, con todas sus constelaciones. En la pared del templo hay varias ventanas trapezoidales, destacando frente al altar una mucho más grande que recibe el nombre de ventana de las serpientes, pero no se sabe él porque de ese nombre.

Siguiendo por unas escaleras se llega a una pequeña plaza en la cual hay también enormes bloques de piedra desperdigados. En esta plaza se ubican varias cosas interesantes. A nuestra izquierda, y siempre teniendo el Huayna-Pichu delante nuestro, teníamos una vista impresionante de todo el valle, con el rió Urubamba en el fondo, y con una pequeña presa que casi no se distinguía en la lejanía. Por encima de este valle, la cordillera Vilcabamba, lejos, pero no lo suficiente como para poder observar sus picos nevados. Frente nuestro estaba el Gran Templo, o templo principal, con 7 ventanas en lo alto de lo que queda de la construcción. En una de las paredes laterales de este templo, Aldo nos enseña una cruz grabada en la pared y que apuntaba hacia la cruz del sur, y que constituía uno más de los alineamientos astrológicos del Machu-Pichu. Cada vez llegaba más gente al lugar, y a veces los guías tenían que hacer turnos para poder hablar y reinaba una especie de pacto no escrito, donde el que primero llegaba, primero explicaba, y los demás se limitaban a esperar sin interferir en las explicaciones de nadie. A veces me quedaba escuchando a otros guías, y más o menos todos decían lo mismo, con otro vocabulario o resaltando cosas que nuestro guía tan solo había nombrado, o al revés. Imagino que había un guión, y cada cual lo interpretaba a su manera. De todas maneras, las explicaciones de Aldo eran más que correctas y siempre nos dejaba tiempo para que le preguntáramos cualquier duda que nos quedara. A la derecha de aquel templo, estaba lo que se denominaba el templo de las tres ventanas, y que no era más, que una enorme pared, con sus 3 ventanas trapezoidales, y desde las cuales se divisaba una gran vista, de la plaza interior del recinto. Por el camino por donde llegamos a la plaza, estaba la Casa del Sacerdote, pero al llegar no nos fijamos en ella, nos la tuvo que enseñar Aldo, y nos aclaro que con certeza absoluta aún no se sabe quien la habitaba.

Avanzamos un poco más, y detrás de la pared principal del Gran Templo, estaba la Sacristía y que dentro de ella, además de haber numerosas ventanas en las piedras, y que quizás servían para albergar objetos, había 2 piedras muy famosas. En la entrada a la Sacristía, a cada lado de la puerta, había unas piedras y cada una de ellas, tenia 32 ángulos, pues exactamente 32 piedras eran las que de alguna u otra manera, colindaban con la primera. Me entretuve en contar las piedras colindantes y llegue a 28, puesto que las que me faltaban, supongo que eran las que quedaban ocultas por la parte interior.

Subimos despues un montón de escaleras, para llegar al altar mayo del Machu-Pichu, el llamado Intihuatana, ( poste donde se amarra el sol). Era una enorme piedra, trapezoide y encima de ella, otra más pequeña de forma alargada. Estaba protegida por una cuerda, en todo su perímetro, para que nadie la tocara. Aldo nos habló de la enorme energía que poseía aquel lugar y que muchas personas, queriendo tocar la piedra con sus manos, dejaban restos de su sudor, o microbios y esto perjudicaba a la piedra. Esta piedra la utilizaban para determinar la época del año en la que se estaba, y así predecían los solsticios. De esta manera, el jefe Inca, que se consideraba hijo del sol, podía decir a su pueblo que controlaba la duración de los días, y a una orden suya, podía hacer regresar el sol. Esta piedra además tiene una historia curiosa muy reciente. Una marca de cervezas, intuimos que la Cusqueña, aunque nunca se nombró, quiso rodar un spot en lo alto de aquel recinto, y con la Intihuatana de fondo, pero una de sus grúas de filmación se rompió, y cayó sobre la roca, rompiéndola un poco por un lateral. A día de hoy, está en pleitos el gobierno Peruano, con la fabrica cervecera, pues estos últimos afirman que la piedra ya estaba rota…continuará…

Bajamos de nuevo por las escaleras y Aldo nos llevó por otra zona del recinto; llegamos de nuevo a la parte más baja, que está llena de casas, y después de cruzar por un camino que atravesaba una enorme plaza con un césped verde increíble, llegamos a la parte más oculta de las ruinas, y que solo se puede ver descendiendo un poco. Pasamos por una pequeña puerta y despues de hacer cola, en la entrada, pues estaba todo super abarrotado de gente, llegamos a lo que se llama el Templo del Cóndor. Dentro de aquel laberinto de piedras, había en el suelo y con una cuerda, para que nadie lo pisara, una figura que se asemejaba perfectamente a la cabeza de un cóndor, animal sagrado de los incas, con su pico, su cresta, y en la pared, detrás de la cabeza, dos enormes piedras verticales que hacían de alas del cóndor. Todos los turistas, como cortados por un mismo patrón, nos hacíamos la foto bajo las alas/rocas del templo, y con nuestros brazos extendidos simulando un cóndor…

Seguíamos avanzando, y casi no me dediqué a contemplar el paisaje, tan solo estaba absorbido en las explicaciones de Aldo…Quería enterarme de todo, sin lagunas, y casi memoricé matemáticamente todos los datos que nos iba diciendo nuestro guía.

Llegamos a una zona que tan solo pasamos de largo y que estaba más debajo de nosotros, donde se ubicaban las prisiones y otras dependencias. Aldo nos condujo a través de una explanada que conducía a la salida del recinto y allí cada uno decidía lo que quería hacer. La gente que sube al Machu-Pichu, suele bajar ya con el primer autobús que puede, puesto que el tren hacia Cusco, sale a las 15.30, y la visita había terminado sobre las 13.30. Los que como nosotros, dormíamos en Aguas Calientes, teníamos dos opciones, o bajábamos a comer, puesto que la comida de aquel día, la teníamos pagada, o nos quedábamos toda la tarde en el recinto, y cambiábamos la comida por el día siguiente.

Encarna y yo decidimos quedarnos un rato más, y volvimos a subir el tramo empinado de escaleras del principio, para llegar a lo que era la vista increíble de aquel lugar. Por el camino de subida, le hice una pregunta en catalán, y una chica que bajaba, se detuvo, y se nos quedo mirando, luego nos preguntó en catalán …¿Sois Catalanes? … Iba con un chico, y nos quedamos hablando un rato, me comento que había visto a muy pocos catalanes en Perú, y que le hacia gracia al fin, encontrar a alguien del país…Llegamos de nuevo arriba del todo y como no había casi nadie, nos sentamos en el suelo, tan solo a recrear la vista con la imagen del Huayna-Pichu, y sus ruinas a nuestros pies. En ese instante si que respirábamos paz, relax…No sé cuanto rato estuvimos, pero como empezó a lloviznar más fuerte, volvimos a bajar a las ruinas de nuevo, para hacer un recorrido a nuestra manera. En una de las casas que nos detuvimos, un hombre nos saluda y nos ofrece unas fotos hechas por él, del sol entrando por el templo del sol, de los días 21 de Junio y 21 de Diciembre; Ni siquiera le preguntamos el precio, pero le dijimos que no...

Empezaba a llover con más intensidad, y decidimos regresar a Aguas Calientes e intentar aprovechar el vale de la comida, para aquel día.

No nos costó mucho salir del Machu-Pichu, además sabíamos que mañana volveríamos, por lo cual, la despedida no fue muy ingrata. Cogimos el autobús, que por cierto no tuvimos que esperar mucho, y en 15 minutos estabamos ya en Aguas Calientes. Como nuestro hotel está a menos de 5 minutos de la estación de autobuses, a las 15.15 llegamos al Hatuchay Tower y despues de registrarnos, nos fuimos directamente al comedor. Estaba vacío, tan solo la pareja de franceses, estaban terminando ya, y por lo tanto teníamos todo el comedor para nosotros. Despues de comer, subimos a la habitación un rato, y a cambiarnos de ropa, pues queríamos ir a los baños termales que había en el pueblo.

El hotel estaba bien, con una gran cama de matrimonio y con toda la pared lateral a modo de gran ventanal, y por la que se veía toda la calle, llena de puestos de mercado y el río Urubamba a nuestros pies. Eso sí, el agua del río, que bajaba rápida, y chocaba con un sinfín de piedras, hacia un ruido enorme, y por las juntas de la ventana entraba un buen chorro de aire. A las 5 de la tarde, despues de una pequeña siesta, nos fuimos hacia los baños termales de Aguas Calientes. Tuvimos que atravesar todo el pueblo y subir por una enorme calle empinada, llena de restaurantes, y que cuanto más alejados del centro estaban, más baratos resultaban. El camino para llegar a los baños sé hacia en unos 20 minutos, a paso normal. A medida que nos acercábamos había bastantes puestos donde alquilaban toallas. La taquilla está al final de la calle, pero para llegar a los baños, aún hay que caminar un poco más, por una especie de sendero montañoso y con el río a nuestro lado. Las taquillas para cambiarse, son un poco cutrecillas y al salir, se debe dejar todo lo que se lleva, bolsas, zapatos, etc. en un guardarropía de madera que hay, pero en el que no te dan ningún resguardo, ni numero ni nada. Hay que darse una ducha previa primero, con un agua caliente también, y despues uno ya se puede sumergir en aquella piscina de unos 40 m. cuadrados. El color del agua de un tono verdoso no invitaba sinceramente al baño, además las paredes de la bañera estaban en algunos tramos cubiertas de una especie de moho, pero como estaba la piscina llena, pues nosotros nos hicimos un hueco y entramos. Se estaba como en el cielo…el agua caliente, no sé de donde manaba, pero la temperatura era ideal, además, estabamos al aire libre, con las montañas a nuestro alrededor, rodeados de vegetación y en algunos instantes con una pequeñas gotas de lluvia cayendo… A 2500 m. dentro de una piscina al aire libre, en plenos andes, anocheciendo y rodeados de montañas…¿se puede pedir más? …

Poco a poco la piscina se fue vaciando, y tan solo empezaron a quedarse un grupo de jóvenes que me imagino que residían allí, y además iban acompañados por una chica que era la que les hacía como de maestra o vigilante. Al cabo de un rato, descubrimos que en un lateral el agua aún salía más caliente, y nos quedamos un buen rato allí, abrazados, disfrutando del lugar, y del momento. Como empezó a caer lluvia con algo más de fuerza, decidimos salir de allí, y regresar al pueblo, además ya era de noche. Esperamos a que la lluvia aflojara un poco y nos fuimos directos al guardarropía, y si, nos dieron todas nuestras cosas, sin ningún problema, y sin ningún ticket ni nada. Salir de los baños era algo difícil, pues como estaba oscuro, y sin ninguna luz, el camino era un poco angosto y complicado. Nuestro cuerpo estaba super relajado, los baños nos habían dejado como en una nube, estabamos bien, muy bien…Al llegar al hotel para dejar la bolsa y las toallas, vimos que toda la zona del hotel y alrededores, estaba a oscuras, como si hubiera habido un apagón. Dejamos las cosas en la habitación y al regresar hacia el pueblo, aún habían zonas en las que no había luz. Teníamos que cambiar soles y el cambio en Aguas Calientes, era más caro que en cualquier parte. A 3.38, el peor cambio que nos ofrecieron en todo el Perú, pero claro, había que cambiar algo, así que entré en una farmacia muy pequeña, de apenas 2 m. cuadrados y tuve que esperar a que la chica terminara de atender. Delante de mí, una joven pareja Peruana, muy joven, y con una niña en brazos, quería comprar ¡Una pastilla!, para su hija, pero solo una. Pregunto el precio de otra marca, pero como era más cara, cogió la que había pedido primero. En ese momento pensé en la cantidad de medicamentos que a veces tiramos a la basura, o se nos caducan, y aquella humilde pareja, quería comprar, quizás por que no podía más, una sola pastilla. Mientras la dependienta se la facilitaba, la chica le preguntó por el precio de un desodorante que estaba expuesto en una mini vitrina…realmente eran muy humildes. Despues me cambió mis dólares y Encarna y yo seguimos paseando por Aguas Calientes. Compramos también algún objeto en alguna de las ya pocas tiendas que quedaban abiertas, pues la actividad comercial va ligada al trajín de los autobuses y de los trenes al Machu-Pichu.

Enfilamos de nuevo aquella inmensa calle, que iba hacia los baños termales para buscar un lugar para cenar, y entramos en un sitio que parecía agradable pero que eran lentos, muy lentos. Creo que tardaron más de 40 minutos en servirnos un par de pizzas. Mientras estabamos esperando, entraron en el mismo lugar la abuela argentina con sus nietos. Cenamos bien aunque lentos; las pizzas que las hacían allí mismo, eran buenas, y después de cenar nos dirigimos ya hacia el hotel para finalizar el día. Avisamos en recepción de que nos avisaran al día siguiente a las 6 de la mañana, por que queríamos subir de los primeros de nuevo al Machu-Pichu…

La televisión no se veía bien, y apenas la miré, además siempre había mejores cosas que hacer que ver la televisión, en aquella habitación, a los pies del Machu-Pichu, y con el río Urubamba a nuestro lado…

DIA 13º SABADO 19-07-03 AGUAS CALIENTES-CUSCO

Y seguíamos madrugando otra vez. De nuevo a las 6 de la mañana sonó el teléfono despertador del hotel y nuevamente a desayunar casi a la carrera. Queríamos coger el primer bus para subir de nuevo al Machu-Pichu, y estar allí de los primeros, sin gentío, sin bullicio, sin aglomeraciones.

Desayunamos solos, dejamos las maletas en consigna del hotel y fuimos a comprar primero el billete de autobús, en la taquilla que esta al lado mismo de los autobuses. El billete para subir al Machu-Pichu, vale 4.50 dólares por trayecto. Se puede subir y bajar a pie, pero es una excursión un poco heavy a primeras horas del día. A las 7 menos 15 minutos, ya estabamos dentro del autobús, y yo creía que teníamos que esperar a que se llenara, pero no, no fue así, y con un poco más de medio coche lleno, subimos hacia la ciudadela.

Lógicamente el aspecto cambiaba bastante con el día anterior. Mucho menos bullicio, y pocas personas. La entrada a la ciudadela, cuesta 20 dólares por persona. A mí me parece excesiva, pero como lo que hay dentro, merece la pena, pues casi no te importa pagarlo.

Subimos de nuevo el trayecto empinado de escaleras y cuando llegamos al final, a mi vista favorita, esta vez si que nos sentamos en una piedra, largo rato, contemplando una vez más, un paisaje que te relajaba muchisisimo…¿Sería esta la magia del Machu-Pichu? …

El cielo seguía nublado pero un poco menos que el día anterior, y en algunos fugaces instantes, conseguimos ver el sol, iluminando parte de la ciudadela.
Queríamos hacer una excursión por alrededor de las ruinas, de las varias opciones que había. Una de ellas era subir al Huayna-Pichu, una excursión de unas 2 horas de subida, pero que en sus últimos tramos, es muy vertical, además hay que ayudarse con unas cuerdas que hay puestas en el tramo, y que junto con la estrechez del lugar, y la humedad, la hacen una ruta de las más difíciles que se podía realizar. Aún así, hay un montón de personas que lo hacen, pero nosotros optamos por algo más fácil. Detrás de donde estabamos sentados, partía un sendero que tras una hora de caminata, de subida, conducía al Intipunku, o puerta del sol, lugar por el cual los que hacen el camino inca, avistan por primera vez la ciudadela y que puede ser, dada su ubicación considerado como el tramo final del trayecto. Armados de ilusión y de ganas de caminar, empezamos la subida, y nos íbamos encontrando con montones de personas, de toda clase que descendían con sus sacos y mochilas; Eran los que venían de hacer el camino inca. La subida, no era difícil sí sé hacia a un ritmo normal; a nuestra derecha un montón de vegetación, de plantas, de arbustos…y de mosquitos…fue la primera vez que nos picaron en todo el viaje, y me vino a la cabeza la frase de Alex, nuestro primer guía de Puno, que nos dijo que en el lago Titicaca, no había mosquitos, pues con el frío se congelaban todos…Pues allí, los había, y muchos…A veces el sol mostraba algún tímido rayo, momento que aprovechábamos para realizar una foto a todo el Machu-Pichu, iluminado por los débiles destellos del astro rey.

Tras una hora y poco más llegamos al final del recorrido, al Intipunku. Se le queda a uno, una especie de cara de satisfacción al llegar, inmensa. Era un lugar pequeño, y compuesto de una especie de mirador con el suelo de piedras y detrás una pared con ventanas, que separan este mirador de una sala más grande, y desde la que partía el descenso por la otra cara de la montaña, el descenso al camino inca, y si sé venia de él, esta sala era la puerta de llegada.

En el mirador nos sentamos un buen rato, contemplando la vista increíble, otra perspectiva de todo el complejo del Machu-Pichu, visto desde la lejanía. Las ruinas parecían aquí diminutas, y el colorido de las personas que bajaban o subían a donde estabamos nosotros, le daba un toque maravilloso.

Pero también se empezó a llenar de personas que venia de hacer el camino inca y que se sentaban allí, a descansar, y algunos a chillar también. Entonces Encarna y yo decidimos bajar un poco por el camino inca, por la parte posterior de donde estabamos y bajamos por un tramo con escaleras unos 10 minutos. El camino se hacía más angosto, más estrecho y la espesa vegetación que ahora cubría ya ambos lados de la calzada, en algunos momentos no te permitía ni siquiera ver las montañas que había a ambos lados. Llegamos a un punto, a unas pequeñas ruinas, que daban la impresión de ser, como un puesto de vigilancia. Era una pequeña construcción en forma cuadrada, y que estaba situada en el único punto donde la vegetación daba una tregua. Hicimos fotos al paisaje que era precioso, con unas montañas verdes, esplendorosas y las nubes jugueteando por sus laderas, iniciando el camino hacía las alturas. Hacía frío, y también se notaba mucha humedad, pero respirar aquel aire, con olor a hierba mojada, le daba a uno fuerzas para subir la empinada cuesta que nuestra curiosidad nos había empujado a bajar. De nuevo en la cima, en el mirador, nos sentamos una rato, abrazados, disfrutando del paisaje, y de la calma, de la tranquilidad, de la solitud.

Al cabo de unos instantes, una chica llegó a la cima, era alta, rubia y de fuerte constitución. Se puso a hablar con nosotros y nos contó que era de California, pero hablaba un más que perfecto español; nos dijo que su padre era estadounidense pero su madre Peruana, y por eso hablaba tan bien el castellano. Al cabo de un rato llegaron sus padres, y ella aprovechó para que le hiciéramos una foto a ella con sus padres, y nosotros que nos la hiciera a los dos juntos claro.

Siguiendo en la cima, llegó la argentina con sus nietos, y era admirable, que aquella mujer que debía de tener casi 60 años, o quizás incluso más, la vitalidad y energía que tenia para subir por aquellos lugares. Pero ellos se fueron más pronto que nosotros, y a pesar de que Encarna y yo nos quedamos un rato más en la cima, luego en el descenso los atrapamos y los rebasamos.

Cuando llegamos de nuevo a la base de las ruinas del Machu-Pichu, decidimos subir por otro caminito que llevaba a lo que se llama como Casa del Guardián, y que es una casa inca, restaurada completamente con su techo de paja y desde la que se tiene aún una mejor vista de todo el complejo, pues esta algo más arriba.

Desde este lugar, también se puede hacer otra excursión que va a parar a las ruinas de un puente inca, en el que no se puede pisar, pues está medio destruido, y que lo más interesante del paseo, es el echo de estar en medio de las terrazas agrícolas y cubierto en gran parte del trayecto, por una espesa vegetación.

Decidimos volver a adentrarnos en las ruinas, antes de que los autobuses de la mañana empezaran a llenar de nuevo todo el lugar, y visitar por nuestra cuenta los lugares que no pudimos ver el día anterior, y los que nos gustaron más, volverlos a ver. Nos encontramos a parte del grupo de catalanes y que nos contaron que una parte había subido al Huayna-Pichu, pero que era muy cansado, y que la otra parte del grupo no sabían por donde estaban.

Fue el último momento en que los vimos, después ya no coincidimos en ninguna parte más de todo el viaje.
Cruzamos toda la ciudadela para terminar saliendo al otro extremo de las ruinas, justo donde empieza la subida al Huayna-Pichu.

En esta parte, se tiene lógicamente otra perspectiva de todo el recinto, y hay una pequeña plaza en la que a ambos lados, se ubican dos grandes estancias con el techo de paja, y que estaban en ese momento llenas de gente, pues la lluvia volvió de nuevo a hacer acto de presencia. En medio de las dos casas, y justo delante del Huayna-Pichu, hay una roca, que es exactamente la forma de la montaña, pero en pequeño, y por ello los incas, la consideraban la roca sagrada. Detrás de esta piedra esta el puesto de control en el que se debe uno inscribir si realiza la subida al Huayna-Pichu, y la inscripción se cierra cada día a las 13.30 horas.

Salimos de aquel lugar y nos quisimos adentrar por toda la parte de construcciones que no habiamos visto, y despues de subir, escalar piedras, atravesar un montón de sitios, nos dimos cuenta de que nos habiamos equivocado, y tuvimos que regresar a donde habiamos partido; A la roca sagrada.
Adentrarse por aquellas construcciones que además no eran las más visitadas, y entrar en las casas, en solitud, con el cielo grisáceo, daban en algunos momentos sensación de misterio, de misticismo, y mucho más cuando nos asomábamos por las construcciones para divisar el barranco inmenso que se extendía bajo nosotros, lleno de terrazas agrícolas y de vegetación.

Nos preguntábamos si debajo de aquellos matorrales inmensos, no habría aún más ruinas por descubrir, más construcciones que estaban semiocultas en aquellos parajes.
Machu-Pichu, tiene una seducción especial, hay algo en el ambiente que hace que el lugar sea diferente, sea casi mágico, y espero que siga así muchos años, a no ser que la voracidad del turismo, lo destroce. Además nos enteramos que está en marcha un proyecto para construir un teleférico para subir a las ruinas. Además por el camino inca cada vez más, se están instalando baños, torres de radio y otros edificios. Incluso la UNESCO a incluido al Machu-Pichu como Patrimonio de la Humanidad en peligro…Además el pueblo de Aguas Calientes está experimentando un crecimiento brutal y sus habitantes han empezado a construir sin permisos, destrozando parte de las vegetaciones existentes.
Siguiendo con nuestro tour particular, decidimos bajar a la plaza central del Machu-Pichu, que estaba toda llena de césped, de un césped verdisimo y que muy pocos visitantes se atrevían a pisar, y en donde en medio de la plaza, un árbol inmenso le daba un toque de originalidad. Nos sentamos en ese césped, y al rato incluso nos estiramos, y creo que éramos pocas las personas que estabamos allí dentro. Por las escaleras se veían alpacas, paseando libremente por el lugar y accediendo también a la plaza.

Volvimos de nuevo a visitar el templo del cóndor, por aquel laberinto de calles, y gentes para llegar ya casi a la salida. Y como todas las visitas, esta tocaba a su fin. Nos dirigimos hacia la explanada de la salida y nos hicimos unas fotos con unas alpacas que estaban libremente por ahí. Abrazados, contemplando por última vez algo tan bello, unas piedras que seguramente no veríamos nunca más en la vida, pero que se habían alojado ya en lo más profundo de nuestra memoria.
Mirando atrás varias veces, salimos del santuario y nos dispusimos a coger de nuevo el autobús. Comprobamos que por las escaleras que bajan la montaña, a través de ella, se llega casi más rápido que los autobuses, pues había personas que a cada revuelta de la carretera la veíamos una y otra vez.
Al final de la carretera, hay un puente, que sirve como conexión entre el pueblo y las ruinas y en la que hay una caseta con un vigilante, que para a todos los autobuses, y los choferes les dan los tickets de las personas que viajan, me imagino que para algún tipo de control.

Ya en aguas Calientes decidimos comer al lado mismo del hotel, en una pizzeria, muy humilde pero coquetona, y donde veíamos perfectamente al chico como nos preparaba la pizza.
La pizza estaba riquisima y despues de comer, como el tiempo apretaba y nuestro tren salía a las 15.30 horas y no esperaba a nadie, cogimos las maletas del hotel y nos fuimos hacía la estación.

La estación de Aguas Calientes, tenía mucho control de seguridad. Primero solo se podía acceder por una puerta en la que un enorme letrero avisaba que solo podían entrar las personas que tuvieran billete, y un guardia de seguridad en la entrada comprobaba a todos que así fuera. Después se entraba al edificio de la estación donde otro guardia te preguntaba a que tren te dirigías y hacía que le enseñaras el billete. Para salir a los andenes, otro guarda te miraba el billete para indicarte a que tren tenías que ir, y ya finalmente en la puerta del coche en el cual te tocaba subir, otro guarda te comprobaba de nuevo el billete y te decía hacía donde dirigirte.

Esta vez teníamos el coche E, y por detrás nuestro estaban sentados la pareja de franceses. Al otro lado del pasillo había una pareja de españoles, que eran la expresión del aburrimiento y del hastío en persona. No hablaban, no sonreían, no gesticulaban. Los habiamos visto en la visita al Machu-Pichu del primer día, y creo que eran Catalanes, pero no abrían la boca ni para respirar. Y a las 15.30 en punto, arrancó el tren, el tren que nos alejaba de un lugar que hasta que no se ve, no se puede opinar de él. No en vano el Machu-Pichu está considerado como una de las 10 cosas que merecen ser visitadas en todo el mundo.

Debíamos de hacer 110 Km y para ello el tren invertía casi 4 horas…A mi modo de ver, era increíble…
En el viaje estuvimos distraídos; primero tuvimos bailes. De pronto empezó a sonar música en el vagón y un chico ataviado con un traje carnavalesco, parecido a un arlequín pero con una máscara diablesa, empezó a moverse por todo el vagón, ejercitando un baile o algo parecido a él. Despues de recorrer varias veces el vagón y de dar algún susto a cualquier pasajero que estuviera despistado, una voz por megafonía nos indicó que aquella danza era una representación de un baile típico peruano, y que servia para alejar los malos espíritus…yo creo que más que alejarlos, los atraía, por que aquel baile más parecía la secuencia de un aquelarre, que no otra cosa.
Al cabo de un rato, se nos obsequió con un pase de modelos de ropa de Alpaca, que nos fueron mostrados por un chico y una chica, y que se comportaban como auténticos modelos. Salían de la parte de atrás, daban una vuelta sobre si mismos a mitad de vagón y seguían luego hacia el final del mismo; media vuelta y de regreso. Se iban turnando, primero la chica, y después el chico y claro, lógicamente después del desfile, la venta. Entonces nos pasaron un carrito con todas las prendas desfiladas, para que pudiéramos comprar la que nos apetecía. Miramos algún precio y aunque eran preciosas, por diseño, colores y tacto, su precio también era “precioso”.

Despues de las prendas, las golosinas y refrescos. Otro carro con bebidas y caramelos para vender. Aquel tren parecía un Carrefour ambulante. Con tanto trasiego, a veces nos olvidábamos de contemplar la belleza de los paisajes que íbamos viendo. Grandes extensiones de tierra cultivable, algunas de ellas, con aspecto de semi abandono, y de vez en cuando, alguna casa, en medio del paraje, en la cual debian de habitar sus cuidadores. Gente labrando la tierra, a mano, niños jugando alrededor de la vía del tren y saludando a este a su paso, el río que nos iba acompañando durante gran parte del trayecto, y los Andes, los omnipresentes Andes, que ya poco a poco íbamos dejando detrás de nosotros. A eso de las 18.15, paramos en la estación de Poroy. Algunas personas, bastantes, se bajan en esta estación y luego cogen un autobús que tan solo tarda 15 minutos en llevarles a Cusco, pero que deben abonar de su bolsillo. A nosotros no nos apeteció la idea, además, en la estación de tren de Cusco, debía de estar un chofer que nos recogería y nos llevara a nuestro hotel sin ningún gasto más. Aunque despues de ver, como para realizar tan solo 18 Km tardábamos casi 1 hora y media, pues quizás si que hubiera valido la pena, él bajarnos antes.

Si nos hubiéramos quedado en Poroy, nos habríamos perdido 2 de las cosas más increíbles que vimos ese día. Primero, el llegar a Cusco de noche, y ver la ciudad iluminada desde las alturas, con todas las luces encendidas, iluminando calles, avenidas y parques, es un espectáculo que por si solo se debiera de incluir en las visitas de la ciudad; además el tren, apaga las luces interiores para que el espectáculo sea más interesante. Y otra cosa, que a mí me produjo casi un ataque de nervios, fue el famoso zig-zag, que nadie de los que estabamos en el vagón había experimentado antes. Entrando en Cusco, por sus barrios altos, a 3680 m de altura, viendo las casas sin iluminar, tristes, humildes, con tiendas de alimentos abiertas en calles de arena, y con techos de uralita superpuestos, niños correteando con el tren y saludándonos a cada momento, pues bien, en medio de todo aquel bucólico paisaje, el tren se detiene unos instantes, sobre los 5 minutos, y despues empieza a ir marcha atrás, volviendo a recorrer parte de lo que habiamos hecho anteriormente…¿por qué? …Al cabo de descender un buen rato, nueva parada y otra vez hacia delante, nuevo paro y otra vez hacia atrás…Y así 3 o 4 veces. Pues bien, resulta que para descender hasta los 3400 m de Cusco, el tren lo hace con un sistema de zig-zag. Sube por una vía, y luego baja por otra puesta al lado de la primera. Llega al final de esta segunda, y enfila otra ya en bajada, pero no lo suficiente como para llegar a la ciudad, si no a un punto, en que tras una nueva parada, vuelve hacia atrás, por otra vía paralela, y así varias veces hasta bajar los 280 m. de desnivel. Aquel trayecto Zigzagueante, duró 1 hora, y de verdad que termina por romper los nervios a cualquiera. Pero en fin, despues de esta nueva experiencia llegamos por fin a la estación de Cusco y un chico nos estaba esperando a nosotros y a la pareja de franceses. Nos subimos en la furgoneta, que estaba aparcada al lado mismo del mercado central de Cusco, y que a esas horas, sobre las 19 horas aún reflejaba una gran actividad, con todos sus puestos iluminados y llenos de cosas digamos menos turísticas y más de uso cotidiano.

Nos dejaron en el hotel y nos volvieron a dar la misma habitación que nos habían dado en el primer día. Dejamos nuestras cosas, nos cambiamos, y salimos a dar una vuelta por la ciudad, a cenar y quizás a probar el sabor del sábado noche Cusqueño.
A mí me apetecía cenar en algún restaurante que tuviera vistas a la Plaza de Armas, puesto que su apariencia nocturna era preciosa, y enseguida una captadora nos ofreció su restaurante. Despues de insistirle en que quería una mesa con vistas a la plaza, nos subió por unas escaleras y nos llevó al restaurante, donde efectivamente quedaba una mesita, un poco estrecha pero que tenía mis ansiadas vistas al exterior.

La cena fue estupenda; comí alpaca que estaba deliciosa y el camarero que nos atendió se acercó varias veces a hablar con nosotros. Nos contó un poco su vida, lo que ganaba y como yo no hacia más que preguntarle cosas, él sin ningún reparo me iba respondiendo a todo lo que yo le pedía. Así nos contó que su sueldo era de unos 200 dólares al mes, que muchas veces cuando salía del restaurante, en el que empezaba a las 12 del mediodía, tenia que ir a ayudar en la discoteca que su jefe también tenia cerca de allí, y sin incremento de sueldo claro, y que a veces se le hacían más de las 3 de la madrugada. Nos contó sus ganas de irse hacia España, y que tenía un amigo que le ayudaría a conseguir el visado. Yo le dije que con visado, si que podría encontrar trabajo, pero que sin él, mejor que no. Nos pidió si le podíamos dar nuestra dirección y yo tan solo le di mi Email, no quería que por querer ser amable, sin querer me encontrara con un problema. De todas maneras aquel señor, parecía buena persona, de esa clase de personas que cuando las ves, te inspiran confianza.

Salimos de cenar y quisimos dar una vuelta por los bares musicales de la zona. Como teníamos invitaciones de algunos sitios que nos dieron los primeros días, pues las quisimos aprovechar. En una calle que estaba colindante a la Plaza de Armas, entramos en uno que se llamaba MAMA, y que con la invitación nos daban una consumición gratis. Al mostrar la invitación al de la entrada, éste nos la cambió por un ticket que ponía 1ª copa gratis y nos acompañó al bar. Se subía por una escalera muy estrecha y al final de ella, a mano derecha había un restaurante chino y a la izquierda el bar. Era bastante grande, con una barra central, su pista con una pequeña tarima al fondo para los gogos, y más al fondo otra barra más pequeña con su mini pista delante.

Él público era mayoritariamente de allí, con muy pocos extranjeros, al menos hacía esa hora. Y nos fuimos directos a la barra del interior a pedir la consumición. La camarera sin apenas mirarnos nos dijo que eran a partir de las 11 de la noche, y como aún eras las 10 y cuarto pues nos quedamos allí, esperando y bailando un poco.

La música era más o menos la que se puede escuchar en cualquier disco pub de aquí, pero con muchas canciones brasileñas y algunas de antiguas. Cada 20 minutos más o menos, sonaba una campana, y dos chicos y dos chicas se subían a la plataforma para bailar una más o menos ensayada coreografía. Las músicas de aquellos bailes eran totalmente brasileños, muy alegres, con ritmo pegadizo y los chicos se movían mucho mejor que las chicas. Estas, ataviadas con un bikini, tan solo lucían su cuerpo. Al finalizar su baile, vuelta a la música dance, y así me imagino que estaban toda la noche, aunque cambiando de bailarines por que vimos bastantes, sobre todo de chicas.

Yo me puse a bailar un rato solo, y una chica Peruana, muy bajita, pero con un escote impresionante no paró de pasar por mi lado y “chocarse” conmigo. Creo que 3 veces tuvo la casualidad de tropezarse conmigo…

A las 11 en punto fuimos a la barra central a pedir la consumición y el camarero, un chico que no debería tener más de 16 años, me dijo que podía ser un cubalibre o “ Golden seven”. Yo le pedí el cubalibre, pero quise que me aclarara que cubalibre se trataba, pues no sabía si era el mismo que en Cataluña. El chico creo que con cara de extrañeza y pensando que yo no sabía de que me estaba hablando, me contesto que era, hielo, ron y cocacola. Acepte y el ron era de una marca que no conocía y la coca cola de botella de 2 litros. Además el vaso era pequeñito, pero como era gratis, tampoco era cuestión de protestar. Luego Encarna probo el “Golden seven”, que era un combinado de seven up, con ron. A eso de las 12 y poco más, como aquello se estaba poniendo ahora si, muy lleno tanto de extranjeros como de humo, decidimos ir a otro lugar. Salimos a la calle, y casi enfrente había otro pub pero en éste nos pidieron entrada, y por lo tanto, dijimos que no, y nos fuimos hacia el hotel.

El hotel, estaba cerrado por la noche, y se tenía que llamar para entrar. El conserje nos abrió y nos dijo que por su seguridad y porque a veces tenia que salir de recepción cerraba el hotel, pero los clientes si llamaban a la puerta, se les abría. Lógicamente.

Subimos a la habitación a dar por concluido nuestro sábado de marcha por Cusco. Con un sabor medio amargo de que casi todas las cosas bonitas del Perú ya las habiamos visto, y los días restantes eran como una propina para otras cosas.

Mañana era domingo, aunque para nosotros seguía siendo un día más de un viaje precioso.

DIA 14º DOMINGO 20-07-03 CUSCO

Quizás este fue el día en que nos levantamos con menos prisa. No había ningún plan, ninguna excursión, ni traslado ni nada. Por lo que un poco después de las 9, nos levantamos y bajamos a desayunar casi los últimos.

El plan del día por así decirlo era comprar los regalos que queríamos traer a la familia y amigos y por la tarde, terminar de visitar las cosas que nos faltaban por ver del boleto turístico de Cusco, pero sin prisa ninguna.

Al salir del hotel, en vez de ir hacia abajo, hacia la Plaza de Armas, como hacíamos siempre, nos fuimos esta vez calle arriba, siguiendo la calle Garcilaso hasta la Plaza San Francisco, en la cual había unos puestos de muestra de comida y bebidas pero que no visitamos, tan solo las observamos de lejos, y seguimos caminando dando un pequeño rodeo de lo que era la Plaza de Armas, pero por una zona distinta de la habitual, desde la parte de arriba de la ciudad.

Las calles en Cusco, cambiaban de nombre continuamente, de manera que una calle que se llamaba de una manera, al cabo de unas 3 o 4 cuadras, ya no llevaba el mismo nombre.
Así no es de extrañar que la calle paralela a nuestro hotel se llamaba Marquez, al llegar a la Plaza Regocijo, se pasaba a llamar Mantas, y llegando a la Plaza de Armas, se llamaba Triunfo.


Antes de llegar al centro, empezamos a ver que todas las tiendas estaban cerradas, pero como el domingo pasado nos ocurrió en Arequipa, que los comercios abrieron a partir de las 11, pues creíamos que en Cusco, pasaría lo mismo. Por la calle, multitud de personas muy bien vestidas; como en traje de domingo, que se decía antes, y mucha algarabía que provenía de la Plaza de Armas. Al llegar a ella, nos encontramos con algo que ya habiamos visto en Arequipa. El homenaje al patriotismo. La Plaza de Armas, estaba abarrotada, llenísima de personas, civiles y muchos militares, niños con traje y corbata, niñas con vestidos de gala, las mujeres muy bien maquilladas y los hombres en su mayoría con traje y corbata también. En la explanada que hay delante de la catedral, multitud de militares y civiles engalanados, sentados, contemplando desde la parte más alta de la Plaza, un desfile de los cuerpos del ejército Peruano, y de otros cuerpos de seguridad. Multitud de banderas ondeaban por todas partes y se respiraba un aire de fiesta, de celebración. Me acerque a un soldado que repartía a viva voz periódicos militares gratuitos a toda persona que quisiera cogerlos y muy cortésmente le pregunté que se celebraba, que era aquello, puesto que yo era un “turista de España” y no lo sabía. Su respuesta con tono militar fue que era un homenaje al patriotismo, y que se celebraba todos los domingos…como en cualquier película, terminaba sus frases con un enérgico-“señor”…

Creo que todas aquellas personas que estaban participando en aquel acto, no estaban unidas por ningún credo político y si por un sentimiento que en Latinoamérica está muy extendido. La patria, el concepto de país, de unión…un sentimiento difícil de encajar en Cataluña, y más cuando va acompañado de desfiles militares.

Caminamos por calles interiores de Cusco, que eran menos comerciales y mucho menos transitadas, en las que pudimos ver una gran muestra de la arquitectura colonial con enormes y bellos balcones, e iglesias no Católicas, como alguna de evangelista, que tenía en esos momentos una celebración en marcha, cuando pasamos por delante de su local; decidimos ir a visitar de nuevo el complejo del Koricancha, pero al llegar a su puerta, un cartel nos decía que las visitas eran a partir de las 2 de la tarde. Cerca de la entrada al Koricancha, había una estatua que ya había visto anteriormente y en la que me quería hacer una foto. Era una pared de piedra, en la cual, estaban 2 cabezas que significaban los fundadores míticos de Cusco. Mama Ocllo y Manco Capac, y en la que una inscripción decía, “La ciudad de Cusco a sus fundadores”. Había 2 chicas sentadas delante del monumento y que casi tuvimos que hacer malabarismos para hacer la foto, pues ellas no se movieron para nada. Cusco había sido la capital del imperio, un imperio que los españoles y Pizarro especialmente, se encargaron de aniquilar.

De Pizarro, voy a contar algo, de él y de la conquista del Perú.
Francisco Pizarro nació entre 1471 y 1476, no se sabe con seguridad, y era un poco analfabeto, poco mujeriego pero si muy aficionado a las apuestas, además de tener un carácter digamos, algo tosco. Tenia una gran ambición de fama y oro y como muy pronto se hizo amigo de Diego Almagro, los dos juntos pronto consiguieron permiso para seguir descubriendo lo que hoy es Panamá. Buscaron la financiación de un clérigo, Hernando de Luque y los tres juntos llegaron en 1524 al acuerdo de conquistar la desconocida región conocida como el Perú. El clérigo y Almagro se quedaron en Panamá y Pizarro partió con 112 hombres más 50 o 60 indios a la conquista.

Tras una larga serie de calamidades tan solo quedaron 50 hombres, y tuvieron que esperar a que Almagro, les mandara refuerzos. Almagro, con un ojo menos que había perdido combatiendo a los indios, y enfermo de sífilis, partió a socorrer a Pizarro, pero se encontraron en la zona de lo que hoy es Ecuador, con arenas movedizas, serpientes venenosas y demás contratiempos. Ante esa situación, decidieron que Almagro retornase a Panamá y que en la Playa de San Juan, se quedaran Pizarro, junto con 80 hombres hambrientos. Por si esto no fuera poco, indios caníbales, atacaban constantemente a Pizarro. Almagro regresa con caballos, hombres y perros de presa que producían un gran miedo entre los indios. Un día capturaron a dos indígenas, presumiblemente Incas, cargados de oro y eso les animo a seguir la conquista. En 1527 desembarcaron en una zona, cerca de lo que hoy es Quito, plagada de mosquitos y serpientes. Cundió el desanimo, las luchas internas y Almagro y Pizarro estuvieron varias veces a punto de enfrentarse con las Armas, además como los alimentos escaseaban, se vieron obligados a comerse a sus caballos. Almagro dos meses despues, regresa de nuevo a Panamá y Pizarro con unos 80 hombres, se refugia en una isla llamada, isla del Gallo, en Ecuador, a esperar refuerzos. Almagro tenia orden de regresar y terminar con la aventura, pero Pizarro no obedece y traza la famosa línea en el suelo, que se describe en su sepultura en la Catedral de Lima, y que ya me referí a ella antes. Despues de muchas peripecias, al cabo de unos 6 meses Pizarro, encontró dos naves indias cargadas de oro. Con ese oro, envalentonado regreso a Panamá y partió despues hacia España, para negociar con el rey Carlos V la conquista de las nuevas tierras.
En 1529 obtuvo de la corona, el titulo de gobernador y capitán general vitalicio del Perú y Almagro el de Ecuador y Chile. Antes de partir de nuevo hacia América, se fue a visitar su ciudad natal Trujillo y a convencer a sus cuatro hermanastros para que se le unieran a él.

En 1531 partió la expedición definitiva compuesta por 3 naves, 180 hombres y 27 caballos además de numerosas Armas. Desembarcaron en Tumbez, Ecuador, ciudad que conquistaron y descansaron medio año.

Por aquellos días, el imperio Inca, estaba dividido. Había una guerra civil entre dos hermanos. Huascar y Atahualpa en la que el segundo tenía todas las de ganar, como así fue.
Todo había comenzado con la muerte de Huayna Capac, que tuvo muchos hijos, pero el heredero legitimo que era hijo de su mujer y hermana era Huascar, pero el predilecto por Huayna era Atahualpa. Huayna había dejado a Atahualpa el reino de Quito, y a Huascar todo el resto del imperio con su capital en Cusco. La guerra se hizo evidente y Huascar fue derrotado y hecho prisionero por Atahualpa. Pizarro se enteró de la contienda y quiso atravesar los Andes e ir al encuentro de Atahualpa, que estaba en la ciudad de Cajamarca, a medio camino entre Quito y Cusco. Pizarro se fue con 62 jinetes y 110 soldados. En noviembre de 1532 los españoles llegaron a Cajamarca y entraron en el campamento inca y en el que los españoles pensaron que habían más de 30.000 indios. Un hermano de Pizarro, captura esa misma noche a varios incas, y tras torturarlos, confesaron que Atahualpa les preparaba una trampa para darles muerte. Entonces Pizarro, ordenó tomar la ciudad de Cajamarca, pero al llegar a ella, advirtieron que estaba abandonada…

Y la estrategia fue la inversa…Preparar una emboscada a Atahualpa en la plaza principal de la ciudad. Pizarro hizo avisar a Atahualpa que le esperaba a cenar en Cajamarca esa misma noche. Con unos indios que hacían de traductores y como el jefe inca no salía, los españoles nerviosos, empezaron a insultar a los traductores y Atahualpa al oírlos a ellos y a ese lenguaje salió de su escondite. Los españoles le dijeron que Pizarro quería cenar con él, para ofrecerle su ayuda para derrotar a sus enemigos. Atahualpa ofreció a los españoles, chicha morada servida en vasos de oro y acepto él ir a cenar, para la noche siguiente.

El 16 de noviembre de 1532 el jefe inca escoltado por miles de guerreros se fue al encuentro de Pizarro. Los espías de Pizarro, le informaron que los incas, debajo de sus túnicas llevaban porras, mazas y hondas. Y lo que fue la entrada de Atahualpa y su derrota, de veras que fue curiosa. Cuando entró en Cajamarca, tan solo un fraile salió a recibirle, y este con una Biblia en la mano y una cruz en otra, le dijo a Atahualpa, que Dios había creado el mundo y el Papa de Roma había otorgado al rey de España, derechos sobre aquellas tierras, todo ello con la ayuda de un traductor claro. Atahualpa que no entendía nada, cogió la Biblia y la tiró al suelo. A una orden de Pizarro, los arcabuces empezaron a disparar, y con el estruendo, los incas que no conocían las Armas de fuego, empezaron a huir asustados, pero de pronto apareció la caballería española acuchillando todo lo que encontró a su paso. Los indios se amontonaron en la plaza, no podían huir, muchos de ellos murieron aplastados o asfixiados. El ejército Inca, llegó a tener en tiempos más de 200.000 hombres que eran capaces de ponerse en pie de guerra muy rápidamente y gracias a su red de caminos, desplazarse con bastante rapidez; Aunque sus Armas eran bastante rudimentarias, flechas, dardos, mazas, lanzas, no conocían el hierro y por ello sus Armas eran de cobre o de hueso. Por el contrario los españoles disponían de un sinfín de Armas de fuego y además contaban con los caballos que intimidaban a los indios el solo hecho de verlos montados por aquellos extranjeros llenos de armaduras de hierro, cascos y demás.
En la batalla de Cajamarca, murieron más de 3000 incas y Atahualpa fue hecho prisionero. Ahí empezó el fin del imperio inca. A la mañana siguiente el resto de incas, se entregaron a Pizarro que se apoderó de todo el oro y plata que había, ordenó enterrar a los muertos y permitió a sus soldados que se apoderaran de cuantas mujeres quisieran. En estos días, además, Huascar, el hermano de Atahualpa, murió, y los cronistas creen que fue mandado matar por Atahualpa para que no le quitara el trono en su cautiverio. El jefe inca fue tratado como un príncipe en su cautiverio, y tenía servidumbre y todo, y este viendo la codicia de los españoles les propuso un trato. Su libertad a cambio de llenar hasta la altura del brazo extendido sobre su cabeza, todo el aposento en el que estaba hecho prisionero por oro, y otro de plata, en dos meses.

Pizarro accedió y Atahualpa dio orden a sus súbditos que de todos los lugares de su imperio se trajera ese oro. Algunos españoles acompañaron a los incas, y fueron estos los que desvalijaron las más de 700 placas de oro que había en el Koricancha, en Cusco.

En febrero de 1533, Almagro llega a Cajamarca con refuerzos, y entonces se les planteó la duda de que hacer con Atahualpa. Atahualpa también tenia defensores españoles, pero como estos en ese momento no estaban en Cajamarca, Almagro y Pizarro condenaron a Atahualpa a ser quemado vivo por traidor… Y de hereje, por haberse casado con sus hermanas. Pero un pacto digamos de conveniencia evitó que se quemara vivo. Como los incas, creían en la otra vida, su cuerpo no podía ser quemado, y optaron por que el jefe inca se bautizara, convirtiéndose al catolicismo y así ser muerto al garrote vil.

Atahualpa en otro raro gesto, encomendó a sus hijos a su verdugo, a Pizarro. Las crónicas dicen que cuando el inca iba a su muerte, muchos indios caían al suelo como desmayados y algunas mujeres se ahorcaron, para acompañar al inca en su “viaje”.


Pizarro nombro más tarde a otro hermano de Atahualpa jefe inca, era Toparca, pero era más o menos un jefe títere, sometido a la voluntad de los españoles. Con él fue a la capital del imperio Cusco y sin apenas resistencia la saquearon. Además los españoles eran vistos al principio como liberadores, puesto que los incas, habían sometido a muchos grandes señores de los pueblos, y obligados a practicar la mita, a desplazarse forzadamente. Había un gran descontento popular, y por ello la resistencia fue bastante menor que la esperada.

Pocos días despues el sucesor inca Toparca murió, y fue puesto en su lugar otro hermano Manco Capac. Pizarro traslado la capital de Cusco a Lima, se construyó un gran palacio y pasó a vivir de rentas



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comment_icon  Últimos comentarios al diario: 365 Horas en Peru
Total comentarios: 7  Visualizar todos los comentarios
Imagen: STILNOX  STILNOX  25/08/2009 11:44   📚 Diarios de STILNOX
Que maravilla de diario!!!!
pon algunas fotos no??? Con ellas se hace más amena cualquier lecutra
Imagen: Sandy_su81  sandy_su81  07/03/2010 21:10   📚 Diarios de sandy_su81
Buen diario pero creo que faltan algunos trozos ¿no? Puede que se hayan borrado sin querer. Aun asi te dejo mis estrellitas.
Imagen: Lwrence  lwrence  08/03/2010 11:46   📚 Diarios de lwrence
Amiga viajera..Esta completo, lo que ocurre es que esta partido en tres trozos, pues era muy extenso..Espero que los puedas ver por aqui, si no, no tengo inconveniente en mandartelo entero.
un saludo
Imagen: Zaidahg  zaidahg  11/03/2011 01:09
Qué envidia de viaje¡¡¡ Gracias por contarlo¡¡¡
Imagen: Chinita29  Chinita29  11/01/2012 14:47
Dios!!! Que palabras más bonitas has podido definir todo ese recorrido a mi país, sinceramente con el leer cada párrafo y el detalle que explicas, me hace sentir como si estuviera viviendo cada día, cada hora y minuto, esa experiencia que has vivido tú y Encarna.
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AnLee81
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03-10-2012
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Fecha: Vie Jun 27, 2025 01:13 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Buenas forer@s! Os voy a plantear una elección (casi) imposible: Amazonas o Andes/Machu Picchu. ¿Qué os maravilló/sorprendió/enamoró más? ¿A qué lugar volveríais sin pensar? Estoy planeando mi primer viaje a Perú y tengo dos semanas. He conseguido incluir tanto la selva desde Iquitos como varios días en Cuzco para hacer un par de trekkings y visitar Machu Picchu. Sin embargo, pienso que ambos destinos merecen más tiempo y que, probablemente, se trata de dos viajes independientes. Así que ahora me estoy planteando centrarme solo en uno y volver al año siguiente para visitar el otro. En...  Leer más ...
anais85
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03-04-2009
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Fecha: Vie Jun 27, 2025 02:55 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Cuzco y la zona del valle Sagrado es la esencia y lo que hace único a Perú
En 15 días puedes hacer la ruta clásica
Pochoki
Imagen: Pochoki
Super Expert
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09-10-2009
Mensajes: 979

Fecha: Vie Jun 27, 2025 03:29 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Si no se puede ir a los dos sitios y hay que elegir solo uno por narices, no hay duda, Machu Picchu de cabeza.
kukycfm
Imagen: Kukycfm
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14-03-2010
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Fecha: Dom Jul 13, 2025 10:30 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Yo creo que en dos semanas te da tiempo de ir a los dos sitios. Puedes hacer 1 Semana en Cuzco, y varios días en Iquitos. Deja para otro viaje Lima, Arequipa y Puno (LAgo titicaca). Y si te qudas con más ganas de selva, en un 2do viaje incluyes también Puerto Maldonado.
miguelang031075
Imagen: Miguelang031075
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24-05-2007
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Fecha: Dom Jul 13, 2025 11:56 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Yo al final no he podido ir a Perú por motivos de salud, pero el amigo con el que iba mantuvo la ruta que habíamos organizado e hizo 4 noches en Iquitos (1 en un hotel de la ciudad y 3 en un lodge en la selva), 2 noches en Arequipa y 6 noches en la zona de Cuzco, así que te diría que sí te da tiempo. Eso sí, en nuestro caso nos saltábamos el cañón del Colca y el lago Titicaca, pero aún así creo que más o menos lo puedes hacer.

Saludos.
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