![]() ![]() ¡TAILANDIA EN CHANCLETAS! ✏️ Blogs de Tailandia
20 Días por Tailandia, sin agobios.Autor: Castellnou Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (131 Votos) Índice del Diario: ¡TAILANDIA EN CHANCLETAS!
01: EL PRIMER DIA
02: TRIANGULO DE ORO
03: Patara Elephant Farm
04: Visita a los templos de Chiang Mai
05: Doi Inthanon
06: Rafting y ultimos dias en C.Mai
07: Koh Tao 1ª parte
08: Ang Thong
09: Koh Tao 2ª parte
10: Bangkok (BKK)
11: ERAWAN
12: Conclusiones finales
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Etapas 1 a 3, total 12
Como podéis suponer, el título se debe a que este viaje lo hemos hecho en chancletas. Muchas veces, en el foro se pregunta, y a este destino, ¿qué calzado hay que llevar? Pues bien, ya en el viaje de regreso, reflexionando, me daba cuenta de que el viaje lo hemos hecho semidescalzos. Es decir, la mitad del tiempo descalzos y la otra mitad en chancletas. EN CHANCLETAS DESCALZOS Y no es por que no tuviéramos otra cosa. Es por que no hace falta. La mitad del viaje se pasa en barcas, en templos, en playas, en casas donde se va descalzo y para la otra mitad, lo mas cómodo es ir en chanclas. Esta curiosidad me hizo pensar que quizás, este era un buen título. Nos habíamos propuesto llevar lo mínimo, para poder viajar sólo con equipaje de mano y no tener que facturar. Pero además de las chancletas, llevamos un par de zapatos puestos y una zapatillas para meter en el agua. Nos lo podíamos haber ahorrado. Día 24 de julio. Empezamos el viaje. Por fin llega el momento. Después de mucho leer, de muchas incertidumbres, por el hecho de mi casi nulo nivel de ingles, llega el momento de salir. La intención es pasar 8 días en Chiang Mai, otros 8 en Koh Thao y 4 en Bangkok. Para rematarlo con 3 días de trabajo en Hong Kong. Salimos de casa a las 5 de la mañana, para llegar al aeropuerto de BCN a las 6 y tomar un vuelo de Spanair a las 7: 30h con destino a Madrid, llegamos sin problemas y hacemos tiempo hasta las 13h., en que sale el vuelo de la Thai con destino a Bangkok . Si no lo pudiéramos coger, nos queda otra alternativa, un par de horas más tarde podíamos intentarlo con Qatar Airwais, con escala en Doha. Por el hecho de viajar con billetes en stand-by, salimos desde Madrid, en vez de hacerlo desde Barcelona, como hubiera sido lo lógico. Pero las previsiones de diponibilidad eran mejores desde Madrid y además se cumplen. Nos aceptan y nos dejan llevar el equipaje en cabina. Nos hemos venido con dos trolleys (maleta de cabina) y dos mochilas. En el equipaje llevamos un par de kilos de provisiones para una española que vive en Koh Tao (provisiones que le envía la mama, qué menos). En el foro habíamos debatido si facturar o llevarlo en cabina. Porque, como podéis suponer, salir del avión con tu equipaje de la mano, es muy cómodo. Duda despejada. Las provisiones han viajado en cabina sin problema. Llegamos puntuales a Bangkok. A las 6 de la mañana. Y aquí, estábamos listados para un vuelo salía a las 10:30 de la mañana con destino a Chiang Mai. Había otro a las 7:30 pero si hubiéramos facturado y en consecuencia esperar a recoger la maleta, no lo habríamos podido coger. Al no facturar en Madrid, pasamos el control de aduana en Bangkok, nos dirigimos al mostrador de la Thai y nos dió tiempo a listarnos en este vuelo. Perfecto, habíamos ganado tres horas. A la llegada a Chiang Mai, lo primero fue cambiar dinero. Cambiamos 50€ a 42 y pico. Después cogimos un taxi, con precio fijo: 120 bht . Unos 3 €. Y fuimos directos al hotel. Como el taxista era un tipo simpático, le propusimos que nos llevara después a ver algo. Sin problema, 800 baths hasta las cuatro o las cinco de la tarde. Nos llevó al hotel, nos esperó media hora, lo justo para hacer el check-in, una ducha y en marcha. No le establecimos ruta, sólo que nos llevara a cualquier sitio que mereciera la pena. Y nos llevó al Doi Suthep. Es un templo situado en una colina próxima a Chiang Mai y desde la que se ve una panorámica de la población. El templo y alrededores es precioso, ya lo veis en las fotos. Pero no voy a descubir nada que no hayan contado cientos de viajeros del foro, que ya han pasado por este sitio. Suele pasar que en un viaje lo que más, o de lo que mas te impresiona, es lo primero que ves. Pero este templo es una pasada, por los colores, por la religiosidad de la gente. Me habría pasado todo el día allí. A continuación, el taxista nos llevo a ver el Tiger Kingdom. Depende de como se mire puede parecer un numerito para frikies y guiris. Pero una vez que estas aquí, dispuesto a ver cosas exclusivas, es algo que realmente no vas a poder repetir y desde mi punto de vista, mereció la pena, luego allá cada uno. Hay varios recintos, unos con animales pequeños, como mucho de diez kilos, otros con gatos de cinco o seis meses y los grandes que tienen un máximo de dos años. A partir de esa edad los retiran de las visitas, porque debe ser mas difícil controlarlos. Los precios varían algo, cuanto más pequeños, más caro. Nosotros pagamos unos 450 baths cada uno, por la visita a los más grandes. Nos hicimos un montón de fotos y al final se acercó uno de los cuidadores y le pregunté que por qué estaban tan pacíficos, si los sedaban. El muchacho no sólo no se lo tomó a mal, sino que se enrolló muy bien, me dio todo tipo de explicaciones, que los acostumbraban de pequeños y que por naturaleza el tigre es noctámbulo y de día descansa. Esto no me acababa de cuadrar, por que en los zoos los he visto activos. Entonces nos invitó a ver a otro que se estaba levantando. Nos hicimos más fotos. Y el animal se fue donde estaba el primero, lo hizo levantarse y le quito el sitio. Luego se tumbaron juntos. Cuando salimos de este recinto, nos dimos una vuelta por la instalación y vimos los pequeños sin entrar, pero les hicimos fotos a 8 o 10 metros. El zoom se encargo del resto. De la visita a los tigres, fuimos a ver un poblado donde han reconstruido el entorno de varias de las tribus del norte mas típicas, con sus formas de vida. Evidentemente, no son los poblados auténticos, pero la reconstrucción es bastante fiel y los habitantes del poblado son gente que han acaptado el ofrecimiento y se han venido a vivir aquí. Sin duda porque deben vivir mejor. Aquí encontramos a las mujeres jirafa y a otras tribus de la zona del triángulo de oro, viviendo entre arrozales, como en sus pueblos originales, con esas casas con los techos cubiertos con hojas de teka, Y con una charca, en la parte de atrás, donde, a modo de piscifactoría, tienen los peces que les sirven de alimento. Y al igual que en sus pueblos de origen, la venta de pulseritas y otros adornos se ha convertido en una fuente de ingresos importante. Me llamaron la atención varias cosas, como la belleza de alguna de estas mujeres, También me llamó la atención el hecho de que la iglesia fuera católica. Parece ser que el trabajo de los misioneros hace que esta gente se sienta más cómoda entre los cristianos... Otra curiosidad es que en varias casas, tenían en la parte de atras el coche. Eso si, tapado con una malla para ocultarlo de la curiosidad de las visitas. El de la foto, ¿no parece un Mercedes? Saliendo de allí, nos fuimos a comer a un sitio próximo, donde tenían una granja de orquídeas y otra de mariposas. Sobre las orquídeas no hay mucho que decir, sólo os dejo unas fotos. A estas alturas, ya os habréis dado cuenta de que la naturaleza, las plantas y las orquídeas en particular, son una de mis debilidades. Y en cuanto a la instalación de las mariposas, pues era más bien pobre. En cantidad y en calidad. La mayoría de las mariposas que tenían, las hemos visto en abundancia a lo largo del país. Saliendo de aquí, le dijimos al taxista que nos llevara al hotel. Estábamos muertos. El hotel de Chiang Mai, el Raming Lodge, no estaba mal. Es un establecimiento que ya tiene unos años y que determinados aspectos, comó la limpieza, podrían ser mejorables. Y con esto no quiero decir que esté sucio, pero hay rincones en pasillos, escaleras e incluso en la habitación a los que la escoba no llega con frecuencia. Pero a cambio tiene un precio aceptable, 39,99 €. Aire acondicionado, que para mi es imprescindible y una muy buena situación, a cinco minutos a pie del mercado de fin de semana, en un extremo de la calle. En el otro extremo, a otros cinco minutitos tenemos el mercado nocturno, de diario. También cuenta con un personal muy amable y predispuesto a ayudarte en todo momento y esto se agradece. El último día, el director de márketing nos acompañó al aeropuerto y nos dijo que próxima vez, en vez de reservar con Agoda, que le llamemos a él y tendremos mucho mejor precio. Nos dió su tarjeta. Muy amable. Otro detalle es que cada día te dejan un cestillo con fruta fresca y agua no facturable en la nevera. El desayuno correcto, aunque la verdad es que cada vez desayuno menos en los hoteles. Los primeros días, eufórico, empiezo con huevos fritos con bacon, más tostadas con mantequilla y mermelada, para acompañar al café con leche. Y lo remato con un zumo. Al tercer día, los kilos empiezan a acumularse y se impone la cordura. Café con leche y una tostada o cereales, para el resto del viaje. Como en casa. Una vez duchados y descansados, salimos a comer algo y a dar una vuelta por el mercado de fin de semana. Es una locura. Además de inmenso, se puede encontrar casi de todo, la gente es extremadamente amable, es un placer regatear, nadie se ofende, nadie te acosa, todo se hace con una permanente sonrisa. Todos te reciben con el omnipresente sabandikaaap (o como se escriba), y a partir de ahí, la decisión de acercarte o no, es tuya. En cuanto al regateo, que yo pienso que es un arte, que nadie se lo tome a mal. Esta gente no trata de engañar a nadie, sólo que los negocios, son los negocios. Y ellos tratan de sacar lo máximo por su producto y nosotros de conseguir el mejor precio. El arte está en saber cuando llegas al límite, en tensar la cuerda sin que se rompa. Y cuando ves que has llegado al tope, tú decides si comprar o no comprar. Pero nadie se ofende. A mi me resultaba muy curioso perder diez minuos en un regateo y cuando me daba cuenta de que lo que estaba en juego eran 50 o 60 baths ( 1,5€) me daban ganas de rendirme. Pero no es el importe, es la satisfacción de ganar en el juego. Porque cuando cerrabas el precio, a veces no tenias cambio y le dejabas el pico de los 50 baths que habías estado peleando, creando el lógico estupor en el vendedor. Y este de qué va? Deben pensar... Al llegar al hotel, nos dimos el primer masaje tailandés. Dos horas por 700 baths. Muy bien, sobre todo por ser el primero. Los siguientes serían más baratos. Desde la habitación llamamos a Nong y le pedimos que nos organizara algo por el norte del país para los próximos días. Y decidimos los dos días siguientes ir a Chiang Rai en compañía de Tim. El primer día no pudo ser más completo. Etapas 1 a 3, total 12
Día 25 de julio.
Nos viene a recoger al hotel, Tim la guía, que habla español y que nos ha proporcionado Nong, acompañada de un chófer, a las 7 de la mañana. Después de desayunar, salimos con dirección a Chiang Rai. La ruta es larga, o al menos se nos hace larga. Porque no son muchos kilómetros. Total 170 y pico, pero aquí hay que tener en cuenta varios factores. La carretera que no es precisamente una autopista. Son carreteras con un trazado muy complicado y los conductores en ningún caso se saltan los limites de velocidad, más bien al contrario. Esto hace que cualquier otra licencia, de las muchas que a nosotros nos parecen una barbaridad, no tengan mucho peligro. De hecho no hemos visto ningún accidente. Después de una parada técnica, llegamos al que se anuncia como el géiser más alto de Tailandia. Como se ve en las fotos es una especie de fuente circular, que en el centro tiene la boca de salida del agua. Y cada cinco minutos aproximadamente suelta un chorro espectacular, quizás 15 o 20 metros. Es difícil precisar, porque sobrepasaba bastante las casas, pero no se veía con precisión la altura. Alrededor del surtidor se ha establecido una serie de negocios para aprovechar la parada de los turistas. Nosotros comimos algo y nos dimos un masajito de pies con peces. Como curiosidad no está mal, pero como veréis mas adelante se pueden hacer en otros sitios con peces en su estado natural y gratis. Para mí, lo mejor fue la cara de la parienta en una foto desenfocada, pero que no tiene precio. Pasado el susto inicial, y comprobado que sólo hacen cosquillas, la cosa cambió un poco. A poca distancia de allí y ya cerca de Chiang Rai, llegamos al templo blanco. Su nombre es Wat Rong Khun Este templo es muy curioso, porque rompe moldes con cualquier otro. Templos, vamos a ver muchos y todos muy bonitos, pero éste, al ser completamente diferente, perdura en la memoria con mucha más fuerza. En esta foto, se ven las manos que salen del infierno pidiendo ayuda. Pero no se si es obra del autor o de algún gracioso, que le ha puesto color a una de las uñas de un dedo de una mano... A mi me recordaba, salvando las distancias, a la Sagrada Familia. Es un templo nuevo, de reciente construcción, obra de un genio. Un pintor de mucho prestigio en Tailandia, que ahora cuenta con 55 años. El templo está en una fase muy avanzada, pero aún les queda una parte importante del decorado. Los interiores los están pintando con un estilo muy cargado de color y de contenido. Allí cabe todo, desde Superman hasta las Torres Gemelas, en un mensaje difícil de asimilar con tanto contenido. El exterior está íntegramente realizado en color blanco, en un estilo muy personal, recargado y en el que se rematan todas las aristas con trocitos de espejo, lo que también me recuerda a los mosaicos fracturados que empleaba Gaudí en sus obras. Otro parecido es que también se financia con aportaciones populares. Una vez visitado el templo, paseando por sus jardines, tropezamos con una curiosa lagartija, o más bien lagarto, que estaba en el tronco de un árbol. Nos regaló todo un reportaje fotográfico, con cambio de ropa incluido. Estaba en el tronco de un árbol y subió y bajó, cambiando progresivamente de color. Después de visitar el templo, visitamos una exposición anexa con cuadros y esculturas del autor del templo y ademas de poder apreciar lo exquisito de estas obras, apreciamos también lo exquisito del precio. Me interesé por una litografía numerada, pero su precio, en euros me pareció prohibitivo, así que tuve que conformar con un poster impreso, que tampoco era barato. El trayecto desde el templo blanco hasta Chiang Rai, se hace muy corto. Después de dejar el equipaje en el hotel, nos fuimos a buscar un poblado en el norte, Los Karen. Para ello tomamos una barca en el río, en un paseo que dura más de una hora. Las barcas, que son muy parecidas en toda Tailandia, al principio me llamaron mucho la atención. Son muy estrechas y muy largas y en popa llevan un motor de coche, o al menos lo parecen. Del motor sale un tubo muy largo, al final del cual está la hélice. Como el motor pivota sobre su soporte, moviendo el motor se consigue controlar la hélice, que a su vez hace de timón. La velocidad de estas barcas, en este río, fue la más alta de todas las que vi en Tailandia. Pero como nada es perfecto, a nosotros al cabo de media hora de trayecto, se nos paró el motor de la barca. Después de varios intentos infructuosos de arrancarla, el barquero acabó sacando el móvil y llamando a otro barquero. Mientras esperamos en la orilla amarrados a un manojo de juncos. Una vez en el poblado, la primera sopresa fue ver que los niños van al colegio uniformados, como en toda Tailandia. Aunque vayan descalzos. Pero también los hay que van en moto... Es la curiosa mezcla de las sociedades menos desarrolladas con el progreso, en las que éste entra a borbotones. La gasolinera... Y así nos encontramos con que esta gente vive en principio de sus fuentes de ingresos tradicionales, la agricultura, el arroz y los frutales. Pero no le hacen ascos a las nuevas y jugosas fuentes de ingresos. La artesanía. Somos nosotros los que invadimos su espacio llenos de curiosidad y ellos satisfacen nuestra avidez con chucherías, que para nosotros son calderilla y ellos les supone una ayuda económica. Por ello es cada vez más dificil encontrar poblaciones donde no haya un tenderete con sus abalorios. Yo no llevaba ninguna intención de comprar nada, pero esta cría me desarmó. Son cinco baths, me dijo en perfecto castellano. Me quedé sin palabras y con una pulsera que llevé casi todo el viaje. Hasta que se rompió. Justo detrás de la parada de artesanía, suelen tener una tumbona donde duermen o matan el rato. Y próximo está el cerdo, al lado o debajo de la casa, que no es mucho más que una tarima, sobre pilotes de madera, para protegerse de roedores y otros animales, con techo de hojas de teka y paredes de madera. Aquí no hay que protegerse del frío. Las construcciones son muy simples, la mínima expresión. Lar marquesas, que aquí son plantas de interior, allí crecen con libertad alcanzando un tamaño más que considerable. A un lado de la casa vimos una familia que tenía una especie de depósito con agua y nenúfares. Pregunté para que era y uno de los chavales se metío dentro de un salto, con una especie de salabre y no paró hasta sacar uno de los peces gato que guardaban allí como alimento vivo. Después de dar una vuelta por el poblado, acabamos en el río en una especie bar/tienda/comidas y variedades. Entre otras cosas tenía su propio "zoo". Recogía reptiles que arrastra el rio en los dias de crecida. Y tenía varias pitones y alguna iguana, con las que te podías fotografiar por un módico precio. Concluida la visita, volvimos a Chiang Rai con nuestro conductor, que había venido por carretera a buscarnos. En Chiang Rai, el masajito de rigor, paseo nocturno y cena sin complicaciones. Dia 26 de Julio El hotel donde nos alojamos no tenía desayuno. Por 12€ no se podía pedir más. Por lo que nos fuimos a desayunar a otro sitio, al primero que encontramos. Y de allí, Tim nos llevó a dar una vuelta por Chiang Rai. Pudimos comprobar que la influencia del templo blaco ha llegado hasta aquí O quizás que el autor del diseño es el mismo que el del templo blanco.. Por la calle nos encontramos a este preocupado caballero. No pude reprimirme. No me quedó más remedio que inmortalizarlo. La foto es casi de concurso. Después nos fuimos a ver un templo próximo... del que no me acuerdo del nombre, en su lugar os dejo unas fotos. Si no se apunta, es imposible acordarse de los nombres, de todos los nombres. Este templo se encuentra en un estado de integridad precario, debido al algún terremoto reciente. Pero no por ello abandonado. En este templo Tim me explicó algo que me intrigaba desde el primer día. Veía a la gente agitando unas vasijas que estaban llenas de palitos. Yo interpretaba que era algún tipo de ofrenda o plegaria. No exactamente una plegaria, o al menos yo no lo entendí así. Se trata de agitar el recipiente hasta que cae un palito. Solo uno, de lo contrario hay que volver a empezar. El palito que ha caído, tiene un número, y en un mueble auxiliar hay unos cajones con el número de cada palito y en cada cajón hay unos papelitos... en tailandés, por supuesto. Pues bien, del cajón con el número del palito que ha caído, sacamos un papel. Y aquí hay una especie de ....horóscopo, que dice cosas buenas o no tan buenas. Como todos los horóscopos. Tim traduciendo mi horóscopo Otra cosa curiosa por la que nos interesamos, fue estos adornos que veíamos en ciertos árboles. Tim nos explicó que son árboles en los que habitan espíritus y no se pueden talar. Los hay por toda Tailandia. Les atan alrededor del tronco unas cintas o tiras de tela y quedan protegidos. Y parece ser que se respeta. A pesar del delicado estado de la estructura del templo, como ya he dicho, no se encuentra abandonado. Está conservado y mantenido De aquí nos fuimos a hacer una visita al mercado local. Aquí, como en cualquier otro sitio, estaban los puestos con huevos, carnes, verduras, pescados, que como en toda Tailandia, están vivos o casi vivos. Especies, noodles y frutas conviven en armonía, no muy diferente a nuestros mercados. Saliendo del mercado nos acercamos a ver el Triángulo de Oro. No hay mucho que ver, aparte de admirar el impresionante río Mekong. Este es un gran río, que yo no imaginaba tan caudaloso. Pero claro, viene del Himalaya y resulta ser el 8º río más largo del mundo. Y aquí todavía le queda un largo trecho hasta el mar. Tiene que pasar todo Vietnam. Cuando llega a este punto ya ha bajado 4500 metros de desnivel, desde su nacimiento y eso hace que su caudal te deje boquiabierto. Aparte del río, otra curiosidad es la confluencia de las fronteras de Tailandia, Laos y Myanmar o Birmania, que tanto da. La confluencia del Mekong con uno de sus afluentes, establece la frontera entre los dos países, quedando Birmania a la izquierda y Laos en la orilla de enfrente. Pero mejor lo vemos en una foto Birmania, en este punto, no ofrece ningún atractivo visible y Laos sólo unos casinos que se han establecido a la orilla del río, aprovechando la prohibición para este tema en Tailandia. Por lo que respecta a la parte tailandesa, podemos ver la presencia de un gran Buda, visible desde lejos. Os dejo una imagen de uno de los motores con los que equipan a las rápidas lanchas del Mekong. Si no son motores de coche, a mi me lo parecen.. En esta zona aprovechamos para visitar el museo del opio, donde no nos dejaron hacer fotos. El opio es el producto que enriquecía esta zona, para que se le diera el apelativo de Triángulo de Oro. Pero Tailandia, todo lo relativo al comercio de estupefacientes, se lo han tomado en serio. Y si no han erradicado el comercio, no le falta mucho. El consumo es otra cosa, porque vimos varios nativos, a lo largo del país, fumando unas pipas de caña de bambú altamente sospechosas. Para acabar las visitas de la zona, estuvimos en el templo de los monos, que como su nombre indica, está poblado de monos. Estos animales están razonablemente sociabilizados. De forma que esperan que las visitas les den cacahuetes, que previamente han comprado, llegando a cogerlos de la mano. su voracidad es tal, que van almacenando los cacahuetes en una especie de bolsa, en el cuello y acabada la visita de los turistas, se los van tragando.. Cuando nos cansamos de monadas, nos dedicamos al templo, que como todos es precioso. El viaje de vuelta se hizo largo. Casi cuatro horas. Pero había merecido la pena. Muchas gracias a Tim, porque es un lujo de guía. Etapas 1 a 3, total 12
Patara es excepcional.
Si de algo guardamos un recuerdo mejor que los demás, es de la granja Patara. Y los demás son muy buenos, pero es que este sitio cala hondo. La gente que lo lleva transmite un cariño especial. A los animales y a las visitas. Te sientes muy bien acogido y lo tienen organizado de forma que sintonices muy bien con el elefante. Con tu Elefante. Porque este sitio está pensado para que pases un día conviviendo con un animal y que te compenetres lo máximo con el. Para empezar, te vienen a buscar al hotel hacia las 7 de la mañana y después de una horita se llega a la granja. Se hacen las presentaciones, se pasa a dar unas explicaciones sobre los animales, su estado de ánimo, de salud, la forma de comportarse con ellos, etc etc, Una hora. English only...! Esta quizás sea la única objeción que yo les haría. En mi caso, que mi nivel de inglés es mínimo, estas explicaciones quedan, a priori, fuera de lugar. Pero siempre hay recursos. Esta vez había un matrimonio de París que con mucho gusto me hicieron de traductores, ya que en francés me defiendo bien. Pero sería fácil, tal como les sugerí, tener traducidas estas explicaciones a varios idiomas y de esta forma salvar la papeleta. Uno de los detalles para conocer el estado de salud de los elefantes, es analizar sus excrementos...! Han de estar agrupados de seis en seis y contener un grado de humedad tal que si los estrujas desprenden líquido. Además, no deben hacer mal olor... y para muestra un botón: todos pasamos la prueba de algodón Terminadas las explicaciones te dan un cesto con fruta (plátanos y caña de azucar) y te asignan un elefante. Este será tu compañero para todo el día. Mekam, mi elefante Se comienza por darle la fruta una a una, para ir cogiendo feeling con el. Y como estos animales son muy inteligentes, enseguida se establece una buena relación. Como veis son muy agradecidos y te dan una muestra de cariño con cualquier detalle. Después de este almuerzo, se procede a limpiarlo de tierra, para lo cual el elefante se tumba en el suelo y con unas ramitas le vas sacudiendo la tierra hasta dejarlo limpio. Notaréis que el animal colabora con todo tipo de posturas para hacernos más fácil el trabajo. Mis traductores franceses limpiando su elefante Luego se le conduce hasta un riachuelo donde se lava con agua y se le cepilla hasta dejarlo impecable. Todas estas manipulaciones el animal las acepta encantado. Como nosotros cuando nos hacen el masajito de cada tarde. como veis, la limpieza es exhaustiva. por castellnou, en Flickr Acabada la limpieza, lo celebramos con una foto de grupo ![]() Una vez limpio, nos tocó el almuerzo a nosotros. Nos tenían preparada la comida a base de pollo frito, arroz, pasteles, fruta. Vamos que no nos lo acabamos. Sencillo pero sabroso y abundante. Este revoltoso, sinvergüenza y juguetón, se pasó el día buscando una teta de la que mamar. A falta de otro nombre, yo lo llamaba pelopincho, ¿por qué será? Acabada la comida, fuimos a dar un paseo cada uno en su elefanrte, en fila india. Nos enseñaron a subir, para lo cual el elefante lo pone todo de su parte. A una orden, levanta la pata delantera para que sirva de peldaño y cuando estás subido, la levanta más hasta que te puedes agarrar a una oreja y subir sin demasiados esfuerzos. El paseo es precioso, entre arrozales y como veis, vamos subidos en la cabeza del elefante, apoyando las rodillas en las orejas. Al pasar por un lodazal de más de medio metro de hondo, el elefante de mi esposa, que iba delante de mi, llenó la trompa de agua y barro, y la soltó hacia atrás. Hizo la gracia del día. Carcajada general. Pero yo, que venía detrás, recibí el impacto del barro en el objetivo de la cámara de fotos…!...! Estuvo a punto de aguarme las vacaciones. En el primer momento, después de limpiarla no se cerraba, luego me ha dado problemas de enfoque el resto del viaje he tenido que ir dándole golpes para conseguir que enfocara medianamente. Y por descontado que ahora está en el servicio técnico. En fin, cosas que pasan. La vuelta del paseo la hicimos por dentro del río. Precioso. Una vez concluido el paseo matutino, en las horas de más calor del día, pues toca baño. Nos fuimos a unas cataratas próximas y nos dimos un bañito bajos los chorros de la cascada. Y a continuación nos metimos en el río con los elefantes, a los que les encanta el agua. Estuvimos bañándonos con ellos una hora o más. Para concluir la jornada dimos un largo paseo por el bosque, por caminos empinados y estrechos, continuas subidas y bajadas imposibles para nosotros pero que los elefantes las afrontan con toda facilidad. Es su medio natural. Al terminar, nos dieron un DVD con las fotos y videos del dia. Todo un detalle, que cualquier otro nos habría cobrado. Otra anécdota es que yo, ingenuo de mi, pensaba pagar con tarjeta. Cuando llegué vi que iba a ser difícil, ya que la granja está en medio de la selva. Vamos que no hay teléfono ni móvil. Cuando se lo expliqué, un poco avergonzado, no pusieron ningún tipo de problema. Me acompañaban encantados a un cajero en la ciudad. Luego no hizo falta, ya que tambien aceptaron encantados que les pagara en euros. Un detalle importante es el precio. No es barato. 5800 baths por persona. Unos 136 €. Pero es algo que hoy ya no recuerdo. Sólo recuerdo haber pasado el mejor día en Tailandia. Este es un sitio exclusivo, sólo admiten 10 visitas por día. La atención es exquisita y a estos animales hay que alimentarlos y cuidarlos. Vamos que las cosas tienen un precio y este lo pagué encantado. A las 6 de la tarde nos dejaban en el hotel. Por la noche masajito y cena en un restaurante de Chiang Mai muy aconsejable: Se trata del Whole Earth Restaurant. Magnífico restaurante en una casita típica tailandesa, sobre el primer piso. Se puede comer en la terraza o dentro con un aire acondicionado potente. Como corresponde a la tradición, te descalzas antes de subir y un chaval te guarda y al final te entrega tus chanclas. La comida tradicional tai, es de lo mejor que he probado en este viaje. Y el servicio muy bien. Este restaurante está situado junto al mercado de noche, el de cada día. El precio sobre 10 euros por persona, dos o tres platos, que se comparten, más postres y cerveza.[/align] [/size] Etapas 1 a 3, total 12
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