![]() ![]() Hawaii: 3 islas en dos semanas ✏️ Blogs de USA
Recorrido de dos semanas por Big Island, Kauai y Oahu.Autor: Mon77 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (35 Votos) Índice del Diario: Hawaii: 3 islas en dos semanas
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Etapas 1 a 3, total 6
Bueno, finalmente he reunido la fuerza de voluntad suficiente para hacer el diario de nuestro reciente viaje a Hawaii
![]() Veréis que en algunas fotos se puede hacer click: así os llevarán a Flickr, donde podréis verlas en grande. Al tajo: el martes 30 de abril de 2013 nos levantamos a las 6:00 am para coger en Barcelona un taxi al aeropuerto bajo el aguacero del siglo. Recuerdo ir en bermudas y sandalias con aquel frío preguntándome si sería verdad que al cabo de unas horas (unas cuantas horas, la verdad sea dicha) estaría en un clima tan diferente. El primer vuelo fue Barcelona - Frankfurt, donde teníamos una escala de unas tres horas, lo que nos dejó tiempo para comer tranquilamente en el aeropuerto. Y a continuación, el vuelo más largo del viaje: Frankfurt - San Francisco. Una larga tirada y además siempre de día. En San Francisco hacemos una corta escala y enseguida estamos dentro de otro avión, rumbo a Honolulu. Aquí nos sorprendió que en las cinco horas y media de vuelo no den comida ni bebida... no lo teníamos previsto, así que el hambre empezó a causar estragos. Llegamos a Honolulu ya de noche, sobre las 22:00 horas, del mismo día 30 de abril. Después de unas 28 horas de viaje, parecía que la vida de Barcelona pertenecía a otro mundo. En Honolulu teníamos una reserva para esa noche al lado del aeropuerto, en el Airport Honolulu Hotel. Tienen un servicio de shuttle, pero debes llamar desde el aeropuerto e indicar tu reserva. La primera vez que llamé, el tipo, muy desagradable, me dijo que no había ninguna reserva a mi nombre y me colgó. Al segundo intento tuve más suerte: la reserva estaba registrada por mi segundo apellido y no por el primero. El hotel no tenía restaurante, bar, ni nada, pero por suerte había dentro una pequeña tienda abierta. Primera cena del viaje: noodles picantes de los que se preparan en el microondas (que por suerte había uno en la habitación) y dos botellas de vino de las de mini-bar. No muy romántico, pero ya vendrían tiempos mejores... Sobre las 24:00 nos fuimos a la cama poniendo el despertador a las 5:00, ya que teníamos nuestro vuelo a Hilo, pero a las 4:00 ya estábamos así: ![]() Arreglar lo de la facturación de las maletas fue mucho más fácil y rápido de lo que pensábamos (lo haces tú todo en una maquinita) así que enseguida estábamos en un avión de nuevo, el cuarto del viaje, rumbo a Big Island. Hacía buen día y cuando llegamos a la isla pudimos ver el Mauna Kea y luego toda la costa este, con una gran cantidad de surcos que indican la presencia de cascadas. Aterrizamos y fuimos a por nuestro primer coche de alquiler: un Ford Escape de la agencia Dollar. Hay que decir que las reservas de los coches de alquiler las hicimos por ealquilerdecoches.com y en las 3 islas tocó Dollar. Y hay algo que no me gustó: supuestamente, en las tarifas que contratamos había una cláusula que decía que cogíamos el coche con el depósito pre-pagado, es decir, te cobran un tanque de combustible. Y luego lo devuelves vacío. No recordaba haber leído nada de eso por ningún sitio, pero claro, tampoco te vas a poner a discutir... No obstante, es una manera bastante poco ética de acabar siempre ganando algo de dinero por su parte, bien porque es difícil apurarlo justo hasta el final (y esto estuvo a punto de costarnos un disgusto), bien porque quizá no gastas ni ese primer depósito (como nos pasó en Oahu). Ese día teníamos reserva en el Volcano Inn, pero era muy temprano y teníamos todo el día por delante, así que nuestro plan era recorrer la zona de Hilo antes de partir hacia Volcano. Nos ponemos en marcha y enseguida llegamos a nuestra primera parada: las Rainbow Falls. Son muy bonitas, pero yo me imaginaba que toda cascada en Hawaii se veía después de un trekking infernal por la selva o algo así, y en este caso no tiene nada que ver: hay un mirador al lado de la carretera y ahí van parando turistas, autobuses del IMSERSO, grupos de japoneses... Decidimos investigar por la zona y fuimos a la parte de arriba de las cascadas, pasando al lado de un enorme baobab. Después de esto, seguimos carretera arriba en busca de los Boiling Pots. Aparcamos y nos acercamos al mirador pero se veía todo desde muy lejos y estaba prohibido bajar. Nos colamos igualmente y bajamos todo lo que pudimos, pero llegó un momento en que había que dar un salto que luego nos veíamos incapaces de escalar a la vuelta, así que volvimos al coche y continuamos hacia las Pe'epe'e Falls. Las Pe'epe'e Falls se ven desde un mirador de la carretera pero están lejos y la verdad es que tampoco son muy espectaculares. La Lonely Planet decía que pasado el puente, a la derecha, había un camino para acercarse a verlas... bueno, realmente es pasado el puente a la izquierda. Tuvimos suerte de ver lo que parecía el inicio de un sendero y decidimos investigar. Esto nos dio un poco de canguelo porque el camino no se veía nada claro y estábamos yendo en contra de las indicaciones de la guía (pero en favor de la lógica). Hubo un par de momentos en el que decidimos dar la vuelta pero en el último momento conseguimos encontrar la manera de avanzar. Así que, después de una buena caminata por la selva, acabamos llegando a la parte de arriba de la cascada, poblada de rocas volcánicas, en donde la vista que había era esta: El camino de vuelta se nos hizo inexplicablemente mucho más corto, aunque el calor y la humedad empezaban a hacer mella. Nuestra siguiente parada estaba en el Jardín Botánico y hacia allí nos dirigimos. Sin embargo, cuando estábamos a medio camino empezó a apretar el hambre (era ya mediodía) y decidimos dar la vuelta para parar a comer en Hilo. A la vuelta paramos en un cementerio muy curioso, el Alae Cemetery, lleno de difuntos japoneses: Comimos bien en el Cronies de Hilo y nos pusimos de nuevo rumbo al norte, hacia el Hawaii Tropical Botanical Garden. Nos costó un poco encontrarlo, pero lo hicimos finalmente. Nos llevó bastante tiempo recorrerlo entero y además el sol empezó a cascar de lo lindo, con lo que el cansancio empezó a hacer mella. Algunas cosas que vimos: ![]() ![]() Desde aquí nos acercamos a la zona de Richardson Beach Park con la idea de bañarnos, hacer algo de snorkeling... pero justo cuando llegamos, se nubló el día. Probamos el agua y además nos pareció que estaba fría, así que se nos quitaron las ganas. El cansancio terminó por apoderarnos de nosotros y como ya se estaba haciendo tarde (eran sobre las seis), decidí que lo mejor era poner rumbo a Volcano. Bien hecho, porque se nos hizo de noche por la carretera y cuando no conoces por dónde vas y estás buscando algo, se hace muy pesado. Al llegar a Volcano, cómo no, la lluvia nos dio la bienvenida. Encontramos el Volcano Inn a la primera, hicimos el check-in y nos dieron información de los restaurantes del lugar (por decir algo, ya que Volcano es prácticamente una carretera con algunas casas a los lados) y también de una guía local que podría llevarnos a ver la lava caer en Kalapana. Llamamos a la guía, quedamos con ella para el día siguiente y nos fuimos a cenar a un Tailandés donde cenamos bastante mal. Durante la cena llegaba ya el momento en que nos quedábamos dormidos encima del plato, así que tocaba recoger, dormir y descansar para prepararse para los acontecimientos del siguiente día, que se adivinaba movidito. A la mañana siguiente nos levantamos temprano y fuimos a desayunar. Gran error. Pedimos un desayuno y unos sandwiches y estuvimos la friolera de una hora esperando en el Volcano Inn. Aprendizaje: ir a desayunar fuera y comprar por ahí lo que haga falta para los bocatas. Esperar una hora por unas tortillas francesas y unos sandwiches que te dan sin preparar (todo envasado y sin montar) es algo que no tiene nombre. Para acabar de rematarla, al coger el coche se puso a llover otra vez... así que paramos de camino al parque de los volcanes y compramos unos impermeables de esos que son como bolsas de basura. Finalmente entramos en el parque, paramos en el Visitor Center y un ranger nos explicó muy amablemente lo que podíamos ver en el día y medio que teníamos (ya que ese día por la tarde íbamos a Kalapana a ver el flujo de lava, así que solo teníamos esa mañana y el día siguiente completo). Lo primero que hicimos fue acercarnos al Jaggar Museum y ver de lejos el crater Halema'uma'u. Justo en ese momento paró de llover: Después de esto nos hicimos la caminata hasta los Sulphur Banks. Aguantaba sin llover: ![]() ![]() A continuación nos dirigimos al Kilauea Iki Trail. Resulta que no nos dimos cuenta y lo hicimos al revés. La confusión vino porque paramos en el aparcamiento del final del trekking y no del principio. Así que hicimos primero la parte final, desde la que se ve el Kilauea Iki Crater, que es este: Luego llegamos al otro aparcamiento, desde el que fuimos al Thurston Lava Tube. Comimos unos bocatas en plan rápido y se puso a lloviznar. Y entonces nos lanzamos a bajar al cráter, pero lo hicimos en sentido inverso, ya que aquí es donde finaliza el trekking, no donde empieza. No teníamos ni idea de la dureza ni de la dificultad. En media hora nos plantamos abajo y pensábamos que ya estaba casi todo hecho... justo entonces, nada más llegar al cráter, la lluvia y el viento se intensificaron y se convirtieron casi en temporal anunciador de la llegada de los jinetes del apocalipsis... ![]() ![]() ![]() ![]() Después de cruzar el cráter, nos tocó una subida bastante peor que la bajada, porque por esta parte eran escaleras, mientras que por la otra la bajada había sido más bien tipo rampa (es decir, si lo haces en el sentido en que está planteado, bajas escaleras y subes la rampa). Mientras tanto no paraba de llover como si lo fueran a prohibir y, bueno, ya se ve en las fotos los nubarrones negros premonitorios del juicio final que teníamos encima. Decir que la parte final, desde que llegamos arriba hasta el aparcamiento, fue la que más larga se nos hizo, y claro, es que hubo que recorrer por arriba medio perímetro del cráter que antes no habíamos hecho. Al llegar arriba estábamos mojados, sudados, reventados,... pero felices de haberlo conseguido. Es decir, jodidos pero contentos. Lo de "la vuelta se hará más corta" y "jodidos pero contentos" terminaron siendo máximas recurrentes durante todo el viaje ![]() A lo tonto eran ya como las dos de la tarde y habíamos quedado sobre las cuatro y media en Pahoa con la guía que nos llevaría a ver la lava, así que además de estar hechos polvos, nos dimos cuenta de que estábamos mal de tiempo. Solución: ir al hotel, cambiarse rápidamente, tirar de los consabidos noodles de nuevo (habíamos comprado dos botes en Honolulu y aún nos quedaba uno) y sin más descanso, coger el coche y conducir hasta Pahoa. Por suerte, en cuanto nos alejamos de Volcano dejó de llover y empezó a hacer buen tiempo. Hablando con el paisano del Volcano Inn sobre el tiempo, una vez nos dijo: "Bueno... estamos en un bosque que se llama The Rain Forest" ![]() En Pahoa nos reunimos con la guía local y unas cuantas personas más y nos dirigimos a Kalapana, donde aparcamos los coches y emprendimos la marcha. La caminata fue de una hora y media sobre lava sólida, viendo este tipo de panorama: ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() La verdad es que el panorama era impresionante... El sol cayendo y bañando todo con tonos dorados y nosotros caminando sobre lava sólida con esas formas... lo que sí es cierto es que era inevitable pensar cómo íbamos a hacer el camino de vuelta sobre aquella superficie tan irregular y peligrosa, de noche y con la luz apenas de unas linternas. El ranger nos había avisado de que lleváramos guantes, porque si nos caíamos podíamos cortarnos y hacernos daño, y la guía nos había preguntado si éramos "hikers" habituales y estábamos en forma, y la verdad es que iba a toda leche, pero por suerte iba haciendo paradas cada veinte minutos o así para reagruparnos. ![]() Finalmente, comenzamos a vislumbrar el fin de la singladura: ![]() Justo al final, cuando el terreno se puso fácil, fue cuando tuvimos un percance... mi parte contraria ![]() ![]() 1 - Intentar varias veces el encendido. Así terminó encendiendo. Pero... la pantalla LCD se veía negra. Es como si no hubiera comunicación con el objetivo. 2 - Quitar la batería, ponerla y volver a probar. Así todo pareció volver a la normalidad. Pero entonces nos dimos cuenta de que el botón de disparo había perdido funcionalidad... se había llevado la peor parte del golpe y estaba "clavado", de forma que había perdido la parte intermedia de enfoque, estaba como enfocando en continuo. Solución... 3 - Enfocar en manual. Y así llegamos a ver la lava. Un momento impresionante, aunque estábamos algo chafados por lo que acababa de suceder y además tuvimos que dedicar un buen rato a cuidados "médicos" (desinfectante para las heridas, etc.). Pero esto fue lo que nos encontramos: ![]() Mucha gente me pregunta si no hacía un calor horrible allí o un olor infernal. Y la verdad es que no... a ver, hacía calor cuando te ponías a medio metro de la lava, claro, pero en general se estaba bien. Eso sí, más adelante durante el viaje descubrimos que la cubierta de goma de una de las tapas del trípode se había fundido y, lo que fue peor... las suelas de las botas de mi "recién estrenada mujer" ![]() ![]() ![]() Bueno, mientras tanto se fue haciendo de noche. Tuvimos suerte de ver un par de "breakdowns" de lava surgidos espontáneamente. La verdad es que era algo espectacular, pero muy difícil de fotografiar. La lava es muy brillante y es difícil sacarle sus texturas sin "quemarla". Si expones para la lava, en el resto se te empastan los negros. Y además se estaba haciendo de noche con lo que empezaban a hacer falta velocidades de obturación bajas (ya se ve en las anteriores fotos que había que ir subiendo el ISO a niveles poco recomendados). Y claro, con tiempos largos de exposición, la lava, aunque lentamente, se mueve, por lo que pierdes nitidez... Es decir, parece una chorrada (uh, lava, voy a hacerle fotos), pero sacarla bien es todo un desafío. Bueno, mientras tanto algo pude hacer: ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Mientras tanto discurrí la solución para la cámara de la parienta, que era disociar el enfoque del disparo. Así podía pasar a enfocar como hago yo, con el pulgar, con la ventaja que tienes de básicamente tener el AF-C y el AF-S a la vez a voluntad, aparte de poder enfocar y recomponer sin necesidar de tener que estar constantemente bloqueando el enfoque con el disparador a medias. Bien, no me quiero dispersar, pero es que este fue un tema que nos pudo haber "arruinado" el viaje y poco a poco se fue arreglando por pasos hasta terminar totalmente resuelto (queda algo más del día siguiente). Estuvimos en la costa de Kalapana viendo la lava caer más o menos desde las 18:30 hasta las 20:30. Entonces emprendimos la marcha de vuelta. Sabíamos que el camino nos había llevado una hora y media, era largo, difícil, cansado y peligroso, así que nos concentramos nada más que en mirar cada paso que dábamos, porque un paso mal dado podía conllevar una caída, esguince, corte... La guía emprendió un ritmo frenético y a la media hora hubo que mandarla parar porque estábamos todos sin resuello, excepto un paisano americano que al llegar pensábamos que era del IMSERSO y luego resulta que el cabrón nos reventó a todos andando; la madre que lo parió, era como Indurain pero a pata. Recomendación: hay que llevar linternas lo más potentes posible. Nosotros íbamos con unas que nos dejó el del Volcano Inn que no alumbraban un pijo, y pasó lo que tenía que pasar: caída al canto (de la parienta, no mía; la segunda, y nuevas heridas de guerra para la colección). Hay que saber que aquí no hay camino que valga, ni sendero, ni orientación, ni luz, ni nada de nada. Acojona un poco ir andando sin saber si vas bien o vas mal. Al final llegamos al pueblo sobre las 21:45, lo que significaba que habíamos hecho la vuelta en una hora y cinco minutos, descontando los diez minutos de parada. Es decir, habíamos vuelto a toda leche ![]() Acabamos con una sudada de escándalo y un cansancio considerable. Y todavía quedaba todo el camino de vuelta hasta Hilo... Resumiendo, llegamos al Volcano Inn con el piloto automático y nos metimos directos en la cama, agotados después de un día eterno pero lleno de aventuras y sensaciones. Y así llegamos al "Día 3" efectivo de nuestro viaje. Un día en el que teníamos un montón de planes, pero muchos se quedaron sin hacer por tontas pérdidas de tiempo. Lo primero por la mañana fue arreglar el condenado botón de disparo de la cámara. Con la cabeza despejada, me puse manos a la obra y el botón recuperó toda su funcionalidad, con lo que volvía a ser posible enfocar con él a medio recorrido y así podíamos continuar nuestra "competición de fotos" (aunque para mí tener el enfoque sin disociar es más un inconveniente que una ventaja, pero bueno). Lo primero que hicimos fue ir de nuevo al aparcamiento del final del Kilauea Iki Trail, el que da acceso al Thurston Lava Tube, para bajar de nuevo hasta el cráter, ya que hacía buen tiempo y queríamos verlo con sol y cielo azul. Claro, esto ya nos llevó lo suyo, entre bajar, hacer fotos, volver a subir,... A continuación hicimos el Desolation Trail, que la verdad es que nos decepcionó un poco, ya que lo esperábamos más largo (es apenas una caminata de diez minutos) y más espectacular: ![]() Después nos fuimos a hacer un trail hasta el Pu'u Huluhulu en el que nos interesaba ver por el camino los "lava trees" sobre los que nos había ilustrado el ranger. Pero fuimos haciendo paradas por el camino para ver restos de lava de erupciones y demás, así como para ver la Fisura (una grieta en el suelo consecuencia de temblores de tierra), y cuando nos dimos cuenta ya era tarde (sobre las doce y media) y hacía un calor de muerte. No teníamos agua ni comida y nos dimos cuenta de que si nos poníamos a hacer ese trail, que igual duraba un par de horas, lo íbamos a pasar mal. Así que volvimos a Volcano (primera pérdida de tiempo del día), paramos en una tienda a comprar comida y luego en el Lava Café a tomar una cerveza tostada helada que nos supo a gloria. Y con estas, bien animados a pesar de habérsenos hecho un poco tarde (serían sobre las dos y media), volvimos al mismo punto e iniciamos el trail. Por el camino se ven los "lava trees", que son árboles que quedaron arrasados por un flujo de lava que cubrió su base y los mató, de forma que se puede ver el hueco en el tronco y en muchos casos la parte de arriba caída al lado de la base: ![]() Y aquí tuvimos nuestro segundo problema: nos entretuvimos un montón mirando los árboles y al final no encontramos el camino. Cuando íbamos a dar marcha atrás, vi un sendero al final del área donde estaban los árboles. Y pensé que era el camino. Grave error. Caminamos algo así como una hora por el camino, hasta que nos dimos cuenta de que aquello no era normal: no había marcas que señalasen el trail, no nos cruzábamos con nadie... Además se podían ver unas huellas que indicaban que por allí podía haber pasado algún jeep... Total, que después de una hora andando, pensamos que ese igual era un camino para vehículos de los rangers y dimos la vuelta. Otra hora para abajo hasta el campo de los "lava trees"... y es que también fue casualidad, justo cuando estábamos perdidos e íbamos a dar la vuelta, ver un camino. Desanduvimos todo el camino (tiempo perdido total = unas 2 horas, tiempo perdido acumulado en el día = unas 4 ya), llegamos a los "lava trees", seguimos "desandando" hasta el principio del trail y ahí vimos el camino perfectamente señalado: nos habíamos ido, desde el principio, en perpendicular... ![]() ![]() Total, que obviamente a esas horas (eran sobre las cuatro y media) ya no nos planteamos hacer el trekking, porque queríamos recorrer la Chain of Craters Road hasta el final, así que lo dimos por perdido y volvimos al coche. Conducir por esta carretera con el panorama desolador que había a ambos lados fue una experiencia alucinante que nos encantó. Paramos en el Kealokomo Lookout, desde el que hay esta vista: Queríamos parar a ver los Petroglifos, pero íbamos tan jodidos de tiempo, por culpa de las cagadas varias anteriores ![]() Llega un momento en que la carretera sencillamente se vuelve intransitable en vehículo. Y es por esto ![]() ![]() ![]() Aquí la idea era ver el "famoso" Sea Arch o arco que se adentra en el mar. Vimos las señales típicas de un trail por encima de la lava sólida y hale, vuelta a empezar... ![]() Caminamos, caminamos y caminamos de nuevo sobre lava sólida, con el sol cascando, ya sin agua ni comida otra vez... hasta que llegamos al inesperado fin del trekking. Sin más. En mitad de la lava sólida. Es decir, en un sitio que, para el caso, lo mismo podía estar un cuarto de hora antes o un cuarto de hora después ![]() Así que con la cara de tontos que podéis suponer, dimos la vuelta, preguntándonos para qué habíamos hecho todo eso y dónde estaría el puñetero arco. La vuelta se hizo dura. La falta de agua y el calor empezaron a causar estragos. Llegar al coche fue casi una odisea, y cuando llegamos a donde lo teníamos aparcado, al final de la carretera, vimos un cartelito que apuntaba hacia el mar, que estaba apenas a 100 m, y que indicaba... ¡el puto arco! Tiempo perdido = 1 hora. Tiempo total acumulado en el día que habíamos perdido = unas 5 horas ya... Total, que después de cagarnos en todo lo cagable, fuimos hasta allá y al menos aprovechamos para hacer alguna foto: A la vuelta obviamente no pudimos parar para ver los Petroglifos, tanto por lo justos que íbamos de tiempo como porque yo estaba al borde del desmayo, la deshidratación, la hidrólisis, la levitación,... y teníamos reserva para ir a cenar esa noche "al mejor restaurante de Volcano". Eran como las siete y la reserva era a las ocho y media, así que ya íbamos justos de tiempo. Total, que condujimos de vuelta al Volcano Inn, nos cambiamos y sin darnos tiempo a más, nos fuimos a cenar al restaurante, de cuyo nombre prefiero no acordarme, pues fue el más caro y el peor de todo el viaje ![]() Después de eso aún hubo que sacar fuerzas de flaqueza para ir a ver algo que teníamos apuntado: el resplandor del Halema'uma'u por la noche. Por suerte, el parque de los volcanes abre las 24 horas del día. Así que ya con el piloto automático otra vez nos dirigimos allí y pudimos contemplar esto, que en fotos no se le puede hacer justicia: ![]() Y después de esto, coche de vuelta al Volcano Inn donde más que echarnos a dormir, yo creo que nos desmayamos sobre la cama ![]() Y con esto termina la Etapa 1 del viaje. Continuará... Etapas 1 a 3, total 6
Empieza aquí la segunda etapa del viaje, que básicamente consistía en trasladarse desde Volcano hasta la zona de Kealakekua Bay rodeando la isla por el norte para hacer dos noches allí, básicamente con el objetivo de hacer snorkeling y subir al Mauna Kea.
Nos despertamos con lluvia, cómo no, y cargamos el equipaje en el coche para despedirnos del Volcano Inn. Tengo que decir que es uno de los sitios en los que más a gusto estuvimos. La "parte comunitaria" de arriba, con el microondas, la cafetera, etc., resulta muy acogedora, así como el trato. El único "pero" que le debemos poner es el del desayuno. Una hora para hacer una tortilla francesa y darte unos sandwiches que consisten en el pan por un lado y las lonchas de jamón por el otro, pues como que no... La ruta para ese día incluía la primera parada en las Akaka Falls. Sin embargo, necesitábamos "cash" en moneda americana, dado que habíamos viajado tan felices pensando en cambiar en el aeropuerto al llegar (como habitualmente), sin caer en el pequeño detalle de que llegábamos a Honolulu a las diez de la noche con lo que no hubo dónde cambiar nada, por lo que decidimos parar en Hilo, antes de las Akaka Falls, para ir al banco. La idea no era mala, de no ser porque este día era un sábado y obviamente los bancos estaban cerrados. Lo preocupante es que no nos dimos cuenta de eso hasta que mi mujer vio el cartel, lo cual empieza a ser indicativo de cómo uno pierde la noción del día en el que vive cuando hace un viaje así. Lo único "bueno", por así decir", de ser sábado en Hilo, visto que nuestro propósito de ir al banco se había ido al garete, es que había el Hilo Farmers Market, que se celebra los miércoles y los sábados, así que aprovechamos para dar un garbeo, aunque no compramos nada: ![]() Después de un tiempo tan cambiante, este día estaba haciendo un sol de los que ya molestan. Después de darnos cuenta de que nos habíamos entretenido demasiado (y, como siempre, teníamos un plan hiper-optimista para este día), finalmente nos fuimos hacia las Akaka Falls. Estas son un poco como las Rainbow Falls, con la diferencia de que antes de llegar a ellas te hacen dar un bonito paseo, de manera que al menos no te ves invadido por todas las mesnadas y mesnadas de jubilados de los autobuses del Polynesian Adventure Tours. Eso sí, el paseo está tan preparado como un tour alrededor de Disneylandia. Pero al menos las cascadas sí que son bonitas. Esto es un Banyan Tree que se puede ver por el camino: ![]() Y aquí las cascadas: Nuestra idea para el día era ver estas cascadas, Waipi'o Valley y cien mil cosas más. Claro, cuando nos subimos en el coche después de ver las cascadas igual eran ya las doce del mediodía... con lo que empezamos a intuir que, una vez más, igual nos habíamos pasado de optimistas a la hora de planificar el día... El sol que nos había pegado en la vueltecilla de las cascadas nos había dejado aplatanados, así que decidimos que lo mejor era parar en el pueblo cercano a tomar unas cervezas. Lamentablemente no encontramos ni un sitio decente para tan elogiable y estimable actividad, con lo cual, tras alguna foto de rigor, decidimos tirar para adelante, conscientes de que tanto el hambre como la sed empezaban a dar signos de presencia. ![]() Llegamos a Waipi'o hacia las dos y pico y decidimos que era el momento de comer algo. Hicimos la comida más rápida, mala, guarra, asquerosa, barata y basurera de todo el viaje en un "Drive Inn", el Blanes, en Honokaa. Infernal. Finalmente, hacia las tres de la tarde o algo así, llegamos a Waipi'o Valley, encontramos un sitio de dudosa legalidad donde dejar el coche (estaban todas las plazas de aparcamiento, que no son abundantes, petadas, y hay un punto en donde no dejan pasar a coches que no sean 4x4, debido a la exagerada pendiente de la carretera que baja hasta el valle). La vista era esta: Como podéis ver, ya se avecinaba un nubarrón negro... ¡otra vez! Total, que después de mucho debatir, decidimos bajar (a pata, claro). La bajada tampoco parecía tanto... unos 20 minutos a pata. Con una pendiente del 25%. Y fue dar el primer paso y empezar a llover, cómo no. Pero bueno, lo de bajar se lleva bien, no es hasta que te toca dar la vuelta, y sobre todo si es en subida, cuando empiezas a jurar en arameo ![]() Al llegar abajo, recorrimos un poco el valle y luego fuimos hasta la playa: Hasta aquí, todo bien, dado que incluso dejó de llover fuerte y solo caía alguna llovizna de vez en cuando. Pero, claro, llega el momento en que uno no puede retrasar más lo inevitable... y teníamos por delante aquella milla y media de cuesta arriba al 25% de pendiente... para variar, sin agua ni comida (ya lo sé, ya lo sé, es para matarnos)... Así que nos pusimos en marcha, así como a las cuatro de la tarde, y ¿qué pasó? Pues que entendimos los efectos del calor extremo de la lava sobre la cola que une la suela con las botas. Podría extenderme, dando detalles de las diferentes maneras de intentar arreglarlo en plan casero y artesanal a lo Equipo A, pero mejor resumir y decir esto: las suelas de las botas de mi mujer dijeron "¡BASTA!" y se suicidaron, separándose casi por completo del resto de la bota. Lo más curioso del tema es que justo entonces se puso a llover de verdad. Esto no deja de ser significativo: te quedas sin agua, te quedas sin comida, te quedas sin suelas... y se pone a llover justo cuando tienes por delante la mayor cuesta de tu vida. No deja de ser gracioso, porque es el típico momento en que te dices: "¿Qué cojones hago yo aquí, cuando podría estar tirado en una tumbona de una playa paradisíaca, tomándome un mojito mientras decido si hoy cenaré langosta o solomillo?" (que debe ser lo que la mayoría de parejas hacen como luna de miel, en vez de dedicarse a pasar "penurias" como las de este viaje). Por suerte, no llevábamos creo que ni media hora de subida cuando uno de los coches que subían se apiadó ante nuestro autoestop y nos dejó subir. A decir verdad, no era un coche, sino una furgoneta conducida por un tipo muy peculiar, y por suerte pudimos subirnos, sentarnos y hacer en 5 minutos lo que a pata nos habría llevado una hora y media (y bajo la lluvia y sin suelas de las botas, no olvidemos; bueno, suelas sí había, pero estaban atadas con celo... sin comentarios). Cuando llegamos a nuestro coche era tarde y estábamos cansados, como no podía ser de otra manera, así que decidimos poner rumbo directo a la zona de Captain Cook, ya que los dueños de la casa donde pasaríamos las dos noches siguientes nos habían pedido que no llegáramos de noche. Cosa que no pasó de milagro, ya que el camino era un poco más largo de lo que habíamos calculado y terminamos llegando sobre las seis y pico. Nos íbamos a alojar en un estudio en Napoopoo Road. Al llegar, nos encontramos una casa dividida en dos (primero fuimos a preguntar a donde no alquilaban nada, ley de Murphy) y un garaje cochambroso lleno de perros feos y sucios que nos ladraban ![]() Total, que fuimos a hacer una pequeña compra para tener para el desayuno y los bocatas de los días siguientes y luego fuimos a cenar a un italiano que habíamos visto al pasar, el Amici, donde hay que decir que comimos muy bien. Y con la luz de la mañana, el apartamento parecía aún mucho mejor. Estas eran las vistas que teníamos de Kealakekua Bay: ![]() ![]() Algo que me llamó la atención fue la extrema escasez de bichos, en general. Esperaba encontrarme de todo (ya que de todo me encontré en su día en Jamaica, en Malasia, en Tailandia, en Brasil y en general en todos los sitios de clima tropical donde he estado) pero no había nada de nada. Este era un pequeño gecko del apartamento, uno de los pocos bichillos hawaiianos que tuve la suerte de retratar: A la mañana siguiente, entre que desayunábamos y demás ya nos volvimos a liar y se nos hizo un poco tarde ![]() Nos explicó que a la zona del monumento del Capitán Cook (que es donde se puede hacer snorkeling en Kealakekua Bay) se podía llegar andando, pero que era una caminata "de la muettte": larga, super inclinada y pegando el solano todo el rato sin posibilidad de esconderse de él. El camino partía precisamente del inicio de Napoopoo Road. Salimos de la tienda con la idea de bajar hasta allá, pero en cuanto subimos al coche empezamos a pensar que íbamos a perder toda la mañana con aquello (ya eran las diez), y en definitiva el tipo nos dijo que en cuanto al snorkeling en sí no había mucha diferencia en lo que se veía entre Kealakekua Bay y Honaunau Bay, así que sobre la marcha decidimos seguir recto e ir hasta Honaunau Bay. Esta es una zona para hacer snorkeling donde también hay bastante gente tomando el sol como si fuera una playa, solo que no lo es, porque es todo roca, no hay arena. Nos metimos por lo que se llama Two Step, dado que realmente parecen un par de escalones hechos adrede para facilitar la entrada al agua, y nos dimos una vueltecilla mirando el fondo. La verdad es que me defraudó un poco... Nada comparable a lo que se puede ver, por ejemplo, en Malasia. Había pocos pececillos y la variedad no era muy grande. Nos paramos en el medio de la bahía a comentar la jugada y de repente mi mujer abrió los ojos como platos y me dijo que acababa de ver saltar un delfín detrás de mí ![]() ![]() ![]() ![]() Al final los conté y eran 18. Una bancada de delfines que subían y bajaban a nuestro alrededor y con los que estuvimos nadando y jugando. ¡Una pasada! Y nosotros pensando que tenían que llevarnos mar adentro en barco para verlos... Nos pasamos un buen rato entre los delfines hasta que al final decidimos salir a descansar. Y ¿qué nos encontramos al llegar a los Two Steps? ¡Tortuga! Aquello ya no podía ser mejor ![]() ![]() Tengo que decir que al cabo de un rato se le unió otra tortuga más, pero no tenemos ninguna foto decente de las dos juntas. Pasado el mediodía decidimos ir retirando, ya que nuestro plan para la tarde era subir al Mauna Kea y yo calculaba que habría que salir sobre las tres. Paramos a tomar una cerveza tostada que nos supo a gloria en un sitio muy chulo, el Annie's, y fuimos a la casa a prepararnos para lo iba a ser otra odisea. A las tres, tal como habíamos calculado, emprendimos el camino, y lo primero fue darnos cuenta de que andábamos justos de gasolina. Entonces tomé la decisión de echar lo mínimo que pensaba que íbamos a necesitar, dado que al día siguiente ya teníamos que devolver el coche en el aeropuerto al mediodía y no me apetecía regalarles combustible. Por lo tanto, paramos en la primera gasolinera y pusimos nada más que 10 $. Craso error. El camino hasta allá se hizo largo. La gente conduce muy despacio, no hay apenas línea discontinua para adelantar (¿adelantar?, ¿qué es eso?) y, para rematar, la carretera cada vez va siendo más estrecha y va teniendo más curvas, aparte de que tuvimos que cruzar una zona de niebla en la que no se veía ni para cantar. Total, que entre pitos y flautas ya eran más de las cinco cuando llegamos al Visitor Centre, donde en teoría debes parar un mínimo de media hora para aclimatarte a la altura. Nuestro plan era estar en la cumbre hacia las 18:30 para ver la puesta de sol y ya luego las estrellas por la noche. Pero lo que a mí me tenía mosqueado es que los 10 dólares de gasolina ya se habían esfumado, e internamente iba haciendo mis cálculos y ya veía que con lo que teníamos era absolutamente imposible hacer la vuelta. Y, claro, tampoco es que aquello esté plagado de gasolineras: había dos horas hasta Kona, en donde habíamos visto la última... El Visitor Centre estaba plagado (cómo no) de japoneses que hacían lo que parece que son capaces de hacer a cualquier hora: comer (¿era su cena, a esas horas?, ¿la merienda?, ¿qué comida del día era?). Nos tomamos un café e hicimos tiempo hasta más o menos las seis, cuando decidimos acometer el último tramo hasta la cumbre, no sin antes leer todos los peligros que nos acechaban en carteles como este: La verdad es que quizá vale más la pena no leer este tipo de carteles, ya que es imposible hacerlo y no empezar a notar al momento todos los síntomas posibles de un montón de cosas que en teoría te pueden suceder. Aunque tengo que decir que mi manía de leer todos los carteles luego nos salvó, ya que en uno de ellos advertían sobre la falta de combustible y pude ver que la gasolinera más próxima estaba en Waimea. Bueno, aquello ya era otra cosa. Hasta Waimea habría unas 40 millas, calculaba yo, aunque había que desviarse un rato en dirección opuesta a Kona. Pero es que hasta Kona habría unas 70 y ya estaba claro que no teníamos combustible suficiente para volver (teníamos ya una autonomía de precisamente unas 40 millas). Y ni siquiera veía claro que pudiéramos llegar ni hasta Waimea, al ritmo que estaba bajando el nivel... Total, que por si faltaba alguna preocupación, a los riesgos de todo lo que nos podía casi matar según el cartel y a la falta de combustible se nos sumó la inquietud por saber cómo se comportaría el coche, ya que leímos que del Visitor Centre hasta la cumbre había unas 12 o 15 millas, si no recuerdo mal, de camino sin asfaltar, y nuestro coche no era 4x4... y yo ya sabía que el seguro del coche de alquiler no cubría ese tramo. Total, que reemprendimos la marcha bastante contentos, como os podéis imaginar ![]() Con cuidado, hicimos la primera milla sobre la grava, vigilando que el coche avanzara bien a pesar del tipo de suelo y de la pendiente. Dentro del coche reinaba un silencio sepulcral ![]() ![]() ![]() Conseguimos que el pánico no nos invadiera ![]() Finalmente, llegamos. Tengo que decir que esta foto es de mi mujer o me mata ![]() ![]() Al bajarme del coche noté un frío polar absolutamente insoportable con el viento que hacía. Hice la primera foto y vi una nube muy sospechosa que cada vez iba cubriendo más: ![]() Y efectivamente, no nos dio tiempo a mucho más porque la nube terminó de cubrir todo, así que esa fue básicamente la primera foto y la última. No sé si llegaríamos a estar ni 5 minutos con algo de luz. Así que nos metimos en el coche, pensando: "Bah, será una nube pasajera". Después de una hora y pico y siendo ya noche cerrada, la nube "seguía pasando". Estuvimos todo el rato sentados en el coche sin ver absolutamente nada, con la esperanza de que la maldita nube se difuminase, pero nada. Salimos un par de veces afuera y el frío era absolutamente indescriptible. Miramos la temperatura que marcaba el coche y vimos 32 ºF... cuando hicimos la conversión nos quedamos así: ![]() Nos consolamos pensando que al menos nosotros habíamos podido "disfrutar" de cinco minutos de ver algo, porque todo el resto de gente que llegó después que nosotros no pudo ver nada y tuvieron que dar la vuelta "de manos vacías". Por cierto, los japoneses llegaron con su autobús cuando la nube ya estaba completamente instalada. Si no se pasaran la vida comiendo y haciéndose fotos tontas en grupo con cada una de las cámaras de las veinte personas del grupo, habrían podido ver algo ![]() Así que, bastante chafados por lo que parecía una tarde entera desperdiciada, afectados además por la altura (nos dolía la cabeza, pero vete a saber si no era consecuencia de haber leído los carteles en los que te advertían hasta de la llegada del apocalipsis) y cagados de miedo porque no teníamos autonomía ni para llegar a Waimea, emprendimos la vuelta, siendo ya noche cerrada. Nunca había llegado a conducir a 50 por hora en una autopista, pero siempre hay una primera vez para todo ![]() ![]() Finalmente llegamos sobre las once y pico de la noche a nuestro alojamiento y, para variar, no podíamos con nuestra alma. Nos hicimos una cena casera con las cosas que habíamos comprado el día anterior, lo que incluía una botella de vino que ayudó a reponer fuerzas y ver las cosas de otra manera ![]() El día siguiente teníamos el vuelo hacia Kauai a las dos, así que entre pitos y flautas no nos dio tiempo a mucho. Volvimos de nuevo a Honaunau Bay con la esperanza de ver delfines otra vez, pero en esta ocasión no hubo suerte. Hicimos snorkeling hasta las once y media más o menos y emprendimos ya el camino al aeropuerto, con tiempo suficiente para volver a parar en el Annie's y tomar una Fire Rock helada ![]() ![]() Etapas 1 a 3, total 6
El día 6 de mayo nos subimos a un avión en Kona rumbo a la isla de Kauai, en la que teníamos depositadas muchas expectativas. Partíamos de la isla situada más al sur en el archipiélago rumbo a la isla más al norte, lo cual nos permitió disfrutar de vistas desde el avión como esta, que en concreto es la zona de Waianae en Oahu.
![]() Al tomar tierra nos dirigimos a la oficina de Dollar, a la que había que llegar en shuttle. En cuanto nos "posaron" en la oficina pudimos constatar cuál era el que debería nombrarse "animal de la isla": ¡la gallina! Estaba todo lleno de gallinas "salvajes" por todas partes. La verdad es que muy exótico no resultaba: a mí me hacía pensar más en las aldeas de Asturias (madreñas, hórreos, etc.) que en exóticas islas del Pacífico, pero bueno, así son las cosas. La cola en la oficina de Dollar fue de una hora (aviso a navegantes). Cuando me tocó el turno aguanté todo el rollo, pero de repente una palabra hizo que se me encendieran todos los sentidos: "upgrade". Pues sí, resulta que se les habían acabado los coches de la categoría que habíamos reservado (la más sencilla) y nos tocaba algo mejor: un Jeep Liberty 4x4 con el que, en palabras del paisano que me atendió (y que era uno de los que de estrés no se iba a morir, desde luego), nos lo pasaríamos bien: "You'll have more fun with this". La verdad es que, como se verá más adelante, le sacamos partido y probablemente nos evitó otra nueva situación de estrés angustioso al estilo de la del Mauna Kea. Eran algo así como las cuatro y pico o cinco de la tarde y decidimos que igual nos daba tiempo a ver las Wailua Falls y las Opaekaa Falls, sobre todo teniendo en cuenta que realmente no teníamos nada específico planeado para el día. Ambas cascadas están cerca del aeropuerto, así que nos pusimos en marcha y enseguida vimos que esta isla tiene algo especial. En el camino a las Wailua Falls, esta era la vista: ![]() Para ver las Wailua Falls, el ángulo la verdad que no es el mejor: ![]() La verdad es que estas cascadas nos nos impresionaron tanto como las que habíamos visto en Big Island, aunque sí que es cierto que el entorno de la isla nos transmitía ya desde el principio algo especial. Cerca de las Opaekaa Falls se puede ver esta vista del Wailua River: Y a lo pijo, el día se nos iba esfumando... ![]() La verdad es que lo de "no parar" era difícil, ya que en semejante escenario y además con la maravillosa luz que estaba impregnándolo todo, lo que se nos aparecía ante los ojos a cada curva de la carretera parecía un regalo para la vista. Por ejemplo (parada en un lugar cualquiera de la Kuhio Highway ante la alucinante de puesta de sol que estaba aconteciendo): ![]() A la altura de Princeville vimos el par de miradores que hay sobre la zona de Hanalei y empezamos a darnos cuenta de que estábamos llegando a un área privilegiada: ![]() ![]() Finalmente llegamos a Hanalei justo cuando se hizo de noche y el hambre empezaba a causar estragos. Paramos donde vimos ambiente (primero en el Dolphin, pero estaba lleno y nos lo guardamos hasta otra ocasión, que llegaría, claro que sí) y acabamos tomando algo y cenando en el Kalypso, un sitio bastante agradable al borde de la carretera. Hasta el momento, las sensaciones sobre la zona donde haríamos base las siguientes 3 noches no podían ser mejores: las vistas eran preciosas, había diversidad de sitios para tomar algo, comprar, cenar,... y además había ambiente. Ni mucho ni poco: el justo. Después de cenar tuvimos el inevitable "momento aventura": teníamos que encontrar la casa donde nos alojábamos, cuya localización exacta, para variar, no teníamos muy clara, aunque tampoco es que por esa zona haya tantas calles como para perderse ![]() Así que condujimos bajo la cerradísima noche por la estrecha y no iluminada carretera de Hanalei, atravesando sus puentes con cabida para un único vehículo, y cuando nos parecía que aquello no podía conducir a ningún lugar civilizado, llegamos a la casa donde pasaríamos las siguientes tres noches, la cual estaba dividida en dos en la parte de arriba, con la parte de abajo para nosotros ![]() La casa estaba en segunda línea de playa, pasada Wainiha Bay, exactamente en Kepuhi Beach, que no es una playa al uso sino más bien un arenal, y se llamaba Taari Beach House. La playa contigua es Tunnels Beach, a la que sin problema también se podía ir andando desde la casa. Era demasiado tarde como para ver nada y teníamos demasiado tute encima, así que nos fuimos directos a la cama pensando en el largo día que se nos avecinaba en breve: ruta hasta las Hanakapi'ai Falls. El día siguiente lo empezamos ya cometiendo errores ![]() ![]() Finalmente comenzamos el trekking. Cartel al canto: ![]() La verdad es que lo de fotografiar el cartel está bien, pero lo que habría estado mejor sería ¡LEÉRSELO! Dado que en esta ocasión no nos molestamos en leerlo con detalle (total, llevábamos la Lonely Planet y pensábamos que con eso íbamos más que servidos) y, de haberlo hecho, probablemente no habría cambiado nada de lo que aconteció después, pero al menos habríamos estado mentalizados desde el principio. El inicio del trekking es a lo bestia: subida bastante empinada durante unos 15 minutos por un sendero lleno de piedras y rocas. Aquí volvimos a tener problemas ya con las "suelas desplegables"... empezaba a quedar claro que esas botas no volvían a casa (o, al menos, volverían por partes). Tuvimos que pararnos un rato a aplicar remiendos caseros. Tampoco es que se pudiera ir muy rápido, de todas maneras, con aquella pendiente, la estrechez del camino, lo irregular del suelo pero, sobre todo, el tráfico humano: virgen santa, ¡aquello parecía la Gran Vía en rebajas! ![]() De vez en cuando veías cosas surrealistas, como por ejemplo una chica que nos cruzamos y que iba exclusivamente en biquini y con una máscara y un tubo de snorkeling en la mano. Es decir, completamente descalza y sin mochila, bolsa, toalla, agua,... Y claro, si viene con equipo de snorkeling... ¿sería que venía de la playa, Hanikapi'ai Beach? Pero... ¡si en esa playa no se puede nadar! Y aunque se pudiera, esa no era la cuestión, sino más bien que ¡estaba a dos millas! ¿Esto significaba que había caminado dos millas en esas condiciones? ¿Ida y vuelta? ![]() Lo bueno del inicio tan duro es que enseguida se disfrutan de impresionantes vistas de la Ke'e Beach, como esta: ![]() El color del mar era sencillamente precioso: Continuamos avanzando y ante nosotros empezó a asomarse poco a poco la impresionante costa de Na Pali: ![]() Era difícil no pararse una y otra vez a admirar esto: ![]() Finalmente, después de casi dos horas de caminata y cuando empezábamos a pensar que a lo mejor la playa no existía y todo era una gran broma, el camino empezó a bajar y pudimos divisar Hanikapi'ai Beach. Finalmente llegamos abajo y nos encontramos con la sorpresa de que había que cruzar el río (sorpresa porque no habíamos leído el cartel con detenimiento ![]() Estábamos ya bastante cansados después de las dos horas de caminata, sobre todo porque el sol pegaba muchísimo, y paramos en la playa a comer los bocatas. Mientras tanto, abrí de nuevo la Lonely Planet para decidir si seguir hasta la cascada o no. Ahí fue cuando empecé a darme cuenta de que hacer la ida y vuelta a la cascada, todo el recorrido completo, ¡nos llevaría unas 8 horas! Ya que hasta la cascada había casi dos millas más... es decir, 8 millas en total. La verdad es que en ese momento resultó un poco desmoralizante confirmar que solo llevábamos un 25% del recorrido hecho (a pesar de que, sí, lo ponía bien clarito en el cartel). Creo que mi confusión, o, más que confusión, mi "infravaloración" del segundo tramo (de la playa a la cascada) procede del tratamiento que se le da en la Lonely Planet: lo describe como un "paseo placentero". Repito, textualmente dice: "The 4-mile roundtrip hike is relatively flat and pleasant going through the densely forested valley and crossing the stream at several swimming holes". Pero ¿qué se había fumado el que escribió esto? Por lo tanto yo debía pensar que era más fácil y no sé por qué mi cerebro asimiló que entonces además debía ser más corto. Pero no. Eran dos millas más (aunque, al menos, "placenteras", según la Lonely Planet). Y luego había que deshacer todo el camino hecho... y eran ya las doce y media... En este momento teníamos que tomar la decisión, y la decisión fue ir. Así que sin más dilación nos levantamos y nos pusimos en marcha. Total, parecía más fácil que lo que habíamos hecho (aunque si hubiera leído el cartel de marras, habría visto que a esta parte no se la describe como "fácil" precisamente). Para rematar la faena, como teníamos tanta incertidumbre sobre lo que se tardaba en llegar a la cascada, preguntamos a los primeros que nos encontramos. Y estas fueron sus respuestas: ÉL: "Media hora, más o menos". ELLA: "¿Qué dices? ¡Media hora no! Más bien cuarenta y cinco minutos". Así que, bueno, en el peor de los casos, si eran cuarenta y cinco minutos, ¡ni tan mal! Así que seguimos adelante. Tras caminar un buen trecho, ahora ya resguardados por la sombra del follaje mientras nos internábamos en el valle, el camino empezó a ponerse más difícil. Bajamos por una pared de rocas y llegamos al río. Ahí vimos a un hombre que acababa justo de cruzarlo hacia nosotros, en el sentido de vuelta. Como ya llevábamos casi una hora andando, y pensando que ya no debía faltar mucho, le preguntamos al tipo cuánto faltaba hasta las cascadas. Respuesta: "At least fifty minutes. And you'll have three or four crossings more". ![]() En un intento desesperado de rechazar la realidad, le pregunté, totalmente esperanzado: "¿Fifteen?". Y me dijo él: "No. FIFTY!" La verdad es que hay mucha diferencia entre saber desde el principio que se tardan dos horas (o más bien una hora y cuarenta y cinco minutos, realmente) desde la playa, y saber que se tardan dos horas cuando ya llevas una hora y te habían dicho que se tardaba menos de una hora ![]() Para terminar de poner la cosa divertida, el camino fue poniéndose progresivamente más complicado, convirtiéndose en una especie de gymkana en la que había que subir, bajar, escalar, descolgarse, agacharse, saltar, pisar barro, hacer el Spiderman, vadear, agarrarse,... y, como nos dijo el paisano, cruzar el río. Y no dos veces como dice el cartelito, no: en total unas cinco o seis. Fue en uno de esos cruces del río cuando me quedé mirando a la piedra a la que me tocaba saltar y de repente la vi muy lejos, muy pequeña y muy resbaladiza. Y yo, con la mochila con la cámara, los objetivos, el trípode, mi tobillo izquierdo con cinco esguinces... en ese momento tomé la decisión de dejarme de mariconadas y dedicarme a cruzar el río como Dios manda: metiéndome dentro y caminando, y a tomar por culo ![]() Los últimos diez minutos del recorrido eran ya el más difícil todavía. Las rocas por las que había que ir (ya casi no había ni camino) estaban cubiertas de unas micro-algas que resbalaban como una pista de patinaje, y si al menos fuera llano, aún, pero tocaba subir, bajar,... y además cada vez era todo más estrecho. (Bueno, quizá estoy exagerando todo un poquito, pero hay que darle dramatismo, ¿no? ![]() Cuando estábamos ya solo a unos cien metros de la cascada nos encontramos a unos simpatiquísimos caballitos del diablo hawaiianos. Mirad qué majos eran: Nunca había visto uno rojo entero. Estos sí que eran exóticos. Resulta que en Hawaii hay 34 especies de odonatos (libélulas y caballitos del diablo), de las cuales 23 son endémicas, es decir, solo las hay allí. Lo que significa que este retrato tiene bastante valor ![]() Bueno, y si habéis leído hasta aquí, supongo que querréis ver lo mismo que nosotros queríamos... ¡la puñ#$%&/=@ cascada! Aquí está: Debido a lo tarde que llegamos, tampoco la pudimos disfrutar mucho, pues no queríamos arriesgarnos a que se nos hiciera de noche por el camino. Nos quedamos una media hora, lo justo para comer los bocatas y hacer un par de fotos, y emprendimos el viaje de vuelta. La verdad es que hay que echarle moral, cuando sabes que te quedan cuatro horas por delante y ya no tienes el aliciente de ver lo que has ido a ver. Pero, ¿sabéis lo que pasó? ¡La vuelta se nos hizo más corta! (Hasta la playa. De la Hanikapi'ai Beach a Ke'e Beach la verdad es que sí que se nos hizo largo, y es que el cansancio hacía mucha mella ya.) Lo más reseñable de la vuelta fue que tuvimos un par de momentos de pánico al perdernos del camino. A veces no estaba muy claro por dónde seguir (sobre todo después de cada vez que se cruzaba el río) y un par de veces nos despistamos, pero por suerte nos encontramos rápido, sin necesidad de ir atrás en ningún momento (digamos que habíamos tomado "rutas alternativas"). Una de las cosas que aprendimos en el camino de vuelta es que no conviene agarrarse nunca a las ramas de los árboles para ayudarse (por ejemplo a pasar el río por las piedras). Las ramas pueden doblarse (o incluso partirse), ¿y cómo acabas? Con el culo en el agua. Esto se puede leer varias veces, pero dudo que el aprendizaje sea tan efectivo como experimentarlo en las propias carnes. Por cierto, seguimos viendo cosas surrealistas, del estilo de señoras de sesenta años en sandalias haciendo aquel trekking (¡pero si nosotros no podíamos con nuestra alma y eso que íbamos bien equipados) o, por ejemplo, este gato. ¿Qué pintaba un gato ahí? Ni idea, pero ahí estaba, parado en un punto del camino donde lo vimos tanto a la ida como a la vuelta: ![]() En fin... Hasta la playa fuimos bastante rápidos, enfocados, sin hablar casi, y debimos hacerlo en algo menos de dos horas. Y en Hanikapi'a Beach ya ni paramos, puesto que eran las cuatro y pico, y seguimos directos hacia el inicio del trail. Durante este tramo final, de nuevo no pudimos evitar echar la vista atrás bastantes veces para ver esto (aquí se puede intuir la Hanikapi'ai Beach): Finalmente llegamos sobre las seis a Ke'e Beach, cansados, mojados, quemados, sedientos y hambrientos... es decir, jodidos... ¡pero contentos! La verdad es que, aunque sabíamos que era el trekking por excelencia del viaje, no nos habíamos informado con toda la precisión del mundo y la cosa se complicó un poco más de lo que creíamos, pero ahora mirando atrás no podemos evitar recordar ese día como uno de los "highlights" del viaje. Nos dio tiempo aún a darnos un baño reparador en Ke'e Beach y luego fuimos a casa a darnos la ducha de rigor y salir a tomar las Fire Rock heladas más merecidas de todo el viaje. Ese día cenamos en uno de los restaurantes de la zona de bares y tiendas, el Bouchons, donde comí el mejor sashimi de mi vida. Y de ahí... al catre pensando en el día siguiente, en el que haríamos un vuelo escénico rodeando la isla en avioneta. A la mañana siguiente nos levantamos con un buen tiempo espectacular. Al aterrizar en Lihue habíamos cogido varias revistas para mirar anuncios y terminamos llamando a Air Ventures y contratando con ellos el combo de vuelo escénico + costa de Na Pali en catamarán. Hoy tocaba la avioneta y para eso teníamos que estar a las 11:00 en el aeropuerto, así que teníamos tiempo para disfrutar de la preciosa zona de Hanalei. Por lo que cogimos el coche y fuimos haciendo algunas paradas, como por ejemplo aquí: ![]() Nos llamó la atención lo limpio y cuidado que estaba todo. La verdad es que en Hanalei, mires para donde mires, siempre ves algo espectacular: ![]() No pudimos evitar volver a parar en los dos miradores: Nuestra idea era visitar el Kilahuea Lighthouse, pero llegamos sobre las nueve y media y no abrían hasta las diez, así que nos conformamos con verlo de lejos: ![]() Continuamos el camino hacia Lihue, haciendo alguna parada esporádica: ![]() Finalmente llegamos al aeropuerto a las once menos diez y esperamos hasta que se reunió todo el grupo. En total íbamos seis personas más el piloto. Con unos auriculares podíamos ir escuchando las descripciones y explicaciones que el piloto nos iba dando de todo lo que veíamos. Que empiece el festival. Zona de Po'ipu, donde estableceríamos nuestra segunda base en la isla. De izquierda a derecha están Kiahuna Beach y luego Poipu Beach, dividida en dos. Se puede ver claramente el Brennecke's, que se convertiría en nuestro bareto favorito en esa futura etapa: ![]() Acercándonos a la zona de Waimea: ![]() ![]() Waimea Canyon: ![]() Y esa maravilla de la naturaleza única en el mundo... la costa de Na Pali: ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() La zona de Hanalei. Aquí podemos ver de derecha a izquierda primero Haena Beach (la más cercana en la foto), luego Tunnels Beach (más pequeñita, metida un poco hacia dentro), Kepuhi Beach (donde estaba nuestra casa, se ve hasta la calle), Wainiha Bay (ahí hay una playa pero no se ve en la foto), Lumahai Beach y ya al fondo se ve toda la bahía del propio Hanalei: ![]() Aquí lo que vemos es en primer término Wainiha Beach y, detrás, Kepuhi Beach, Tunnels Beach (que casi no se ve) y, al final, Haena Beach: ![]() La bahía de Hanalei y Princeville. Aquí se pueden ver Pali Ke Kua Beach y Pu'u Poa Baeach: ![]() Después de una hora exacta de vuelo rodeando todo el perímetro de la isla, aterrizamos y emprendimos el rumbo de vuelta a Hanalei buscando algún sitio para comer por el camino. Aprovechamos para hacer una parada mínima en esta playa, Kealia Beach: ![]() Y finalmente llegamos a Hanalei sin haber visto por el camino ningún sitio en el que nos apeteciera parar a comer, así que decidimos parar en el Dolphin, que lo habíamos visto el primer día por la noche pero no pudimos parar porque no había sitio ni para aparcar. Ahora no había mucha gente y pudimos sentarnos en la terraza, y la verdad es que el sitio da todo el buen rollo del mundo, con aquellas vistas al río... Este simpático bichillo nos dio la bienvenida en el parking: ![]() Y esto era lo que veíamos desde la mesa en la que comimos: Había muchos pajaritos rondando las mesas de la terraza, supongo que por si caía algo: ![]() ![]() Terminamos la comida con un brownie salvaje que era una bomba calórica inenarrable, por lo que lo único que se nos ocurrió hacer a continuación fue ir a la playa enfrente de la casa. No es una playa apta para nadar o hacer snorkeling, pero para nuestro propósito, que era básicamente amorfar ![]() Al despertarme de la siesta fui a hacerle unas fotos a la casa, de recuerdo. Esta era la parte de delante: ![]() Y esta la de detrás: ![]() (Nosotros estábamos en el estudio de la planta baja, como la plebe.) Al poco rato llegó el momento de la puesta de sol y me fui a hacer fotos al final de Kepuhi Beach, mirando hacia Tunnels Beach. Primero el making-of ![]() ![]() Y ahora los resultados... soy incapaz de elegir una de las dos: cada una tiene su gracia. ¿Cuál preferís? ![]() Y de aquí nos fuimos a la zona de restaurantes, no sin antes parar a hacerle una foto a la Wai`oli Hui`ia Church (vaya con el nombrecito): Para cenar y despedirnos a lo grande del lugar elegimos el sitio pijo de moda de Hanalei, el Bar Acuda Tapas & Wine (que se publicita ostensiblemente como restaurante de tapas españolas). No estaba mal, pero para nuestra desgracia el vino tenía un precio no tan prohibitivo como en el resto de lugares, sino aún peor, por lo que hubo que tomar las tapas con cerveza. Esto del vino fuera de España ya lo dejo por imposible... Con esto finaliza el octavo día de nuestro periplo. Los planes para el día siguiente pasaban por hacer el traslado del norte de la isla al sur, a Poipu, donde estableceríamos nuestra base durante las siguientes tres noches para desde allí visitar la zona del Waimea Canyon y salir en el catamarán a ver la costa de Na Pali. Y esto, obviamente, constituye la Etapa 4 del viaje, que estará lista en breve ![]() Etapas 1 a 3, total 6
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