Domingo 22 de Agosto
Aún es muy de noche cuando nos suena el despertador, no recuerdo haber dormido muy bien no solo por los nervios del gran día que se nos presenta, sino más bien por el ruido exterior, hay una especie de discoteca cercana al hotel y el ruido es un poco insoportable entre música y alboroto de la gente.
Bajamos a desayunar, somos los únicos en el restaurante, creo que hasta hemos despertado a la cocinera para que nos prepare el desayuno, tortitas, fruta, café, leche, o infusiones de coca.
En cuanto hemos desayunado, los adultos, porque Ivan y Carla, los pobres son como dos zombis, caminan por inercia y no han probado bocado.
Cogemos las mochilas y bajamos la calle para hacer la cola del bus que nos llevará hasta Machu Picchu, mientras Antonio y yo nos adelantamos para comprar los tikets del bus, 14$ i/v los adultos.
Creo que cogemos el bus que hace 5 o 6, y que ya están de regreso, y solo son las 5,45, creemos que no llegaremos con hora de coger turno para el Huayna Picchu.
Por fin cogemos el bus, solo nos separa media hora para culminar nuestro viaje y el objetivo principal de este.
La subida con el bus es bastante pronunciada, lo veo un poco dificultoso para aquellos que quieran venir caminando, quizás es mejor el regreso que es cuesta abajo, pero siempre hay valientes que están dispuestos a ello.
Llegamos arriba y el sol empieza a deslumbrar tímidamente, al igual vamos a tener suerte y ver el amanecer, aunque el día se asemeja un poquito gris.
Nos ponemos el la cola de entrada y nos sellan nuestras entradas con los números del 389 al 396, hemos llegado por los pelos al segundo turno, que suertaza hemos tenido, dentro de lo que cabe.
Pasamos la entrada y contratamos un guía, en este caso una chica para que nos explicara un poco y nos pusimos en marcha. Accedimos por el lado izquierdo, pasado el control INC
El primer tramo es un poquitín de dificultad, no en si por el estado sino por la pendiente que hace que mi respiración se entrecorte, pero eso hará que el resto del camino sea fácil pues iremos siempre bajando.
En cuanto llegamos arriba, nos topamos con un tímido amanecer
y la conquista de la cumbre, con nombre y apellidos MACHU PICCHU, aquél curioso nombre que oí de pequeñita y que tanta gracia me hacía, por fin veían mis ojos aquella fotografía que tantas veces había tenido entre mis manos y la estaba haciendo realidad, allí delante mío, como tantas veces había imaginado, ahora yo estaba allí y me recibía con su plenitud, con tanto que enseñarme, con tanto que darme para que yo me lo llevara en mi memoria, grabado en mi retina, plasmado en mi cámara de fotos para que siempre quedara en mi recuerdo….
Machu Picchu, significa Montaña Vieja, una ciudad inca construida en piedra entre las dos montañas Machu Picchu y Huayna Picchu.
Si bien Machu Picchu, siempre existió desde el siglo XV, no se dio a conocer al mundo hasta que el norteamericano Hiram Bingham, toparon con un campesino de la zona Melchor Arteaga, que tras pagarle 1 sol, les indica que en la cima de la montañas hay ruinas. En el ascenso se encuentran con dos familias que vivían allí la de Anacleta Álvarez y la de Toribio Recharte, que cultivaban las tierras utilizando los andenes de la parte baja de la ciudad, uno de los hijos de Recharte, es quien les guía hasta los restos arqueológicos.
Y gracias a ellos hoy podemos disfrutar de tal maravilla
Puerta de acceso a la ciudad
Zona agrícola, terrazas para el cultivo
Recinto del Guardián
Diferentes edificaciones de la ciudad
Plaza Principal
Donde campan libremente las llamas, algunas tan bebitas que todavía maman
Caminando, caminando…
llegamos hasta el Intihuatana, la piedra donde se atrapa el sol, es decir el Observatorio astronómico.
Ya habían transcurrido casi las tres horas y teníamos visto todo el recinto, así que nos quedaba un poco para descansar antes de subir al Huayna Picchu,
Cuando llegamos a la puerta de acceso al Huayna, nos aconsejaron que no subiéramos con los niños debido a la “peligrosidad“ del camino, así que opté por quedarme con ellos y que Antonio, Isidro y Gemma, subieran porque mi estado físico se resentía con la altitud y podría ser una lacra para ellos.
Mientras ellos subían, nosotros estuvimos en la explanada de la Plaza Central jugando al “un, dos, tres, cara a la pared” nos lo estábamos pasando tan bien que algunos niños que por allí estaban se unieron a nuestros juegos y de esta forma intercambiamos algunas costumbres con ellos.
En otro lugar y “sufriendo con gusto” el resto de las familys emprendían su aventura de ascenso al Huayna Picchu, pudiendo saborear unas vistas impresionantes y volver pletóricos por la hazaña efectuada en unas dos horas aproximadamente.
En cuanto llegaron, reposaron un poco y nos explicaron todo, emprendimos el camino regreso hacia Aguas calientes, no sin antes pasar por,
El grupo de las tres portadas
y con ello dimos por concluida nuestra inolvidable visita a Machu Picchu, durante más de siete horas intensas, que duró.
No tuvimos que esperar al bus de regreso, pues nada más llegar estaba en la parada recogiendo el pasaje, así que nos montamos y en la media hora de camino que duró algunos cayeron en los brazos de Morfeo, debido al cansancio.
Llegamos al hotel, recogimos el equipaje y nos fuimos acercando a la estación para buscar un restaurante para comer, nuestro tren salía a las 15,20h, teníamos tiempo suficiente de una comida rápida, así que justo enfrente de la estación pedimos unas pizzas, no es que fuera muy rápidos, pero si nos dio tiempo de comer antes de subir al tren.
Puntualmente salimos y durante hora y media disfrutamos del paisaje, esta vez sin incidentes, y sobre las 17h, llegábamos a la estación de Ollanta.
Al salir de esta había un señor con un letrero y mi nombre, casualidad o no, pero pasamos olímpicamente de él, realmente nunca sabremos si fue enviado por el taxista o fue cosas del azar, lo cierto que al primero que nos ofreció una van por 10 soles por persona para llevarnos hasta Cusco, lo cogimos, ya nos habiamos ahorrado más de la mitad que si lo hubiéramos hecho con el taxista.
El camino hasta Cusco fue de infarto, el chofer de la van corría que se las pelaba, estamos vivos y no sabemos aún como, porque incluso paró a repostar con el coche en marcha, nosotros alucinábamos y no sabíamos que hacer, si bajarnos escopeteados o seguir en el coche especulando con la situación.
Por fin llegamos a nuestro destino, la Plaza de las Armas de Cusco donde llamamos a Manuel, el transfer de TORRE DORADA para que viniera a recogernos.
Checkeamos nuevamente en el hotel y nos dieron las mismas habitaciones donde nos esperaban las maletas y nuestra ropa limpita, como era un poco tarde para volver al centro y a cenar, nos ofrecieron la posibilidad de traernos comida china y prestarnos el comedor para que pudiéramos cenar.
Mientras esperábamos la comida, le pedimos a Manuel si nos podía acercar al Mercadillo Indio para hacer las últimas compras y amablemente nos llevó y nos espero a que termináramos.
Llegamos al hotel y cenamos, como al día siguiente nuestro vuelo a Lima, salía temprano, hicimos el check out y desde recepción intentaron hacernos el checking de nuestro vuelo, pero no se lo dejaron hacer, así que deberíamos madrugar un poquito más.
La amabilidad de todo el personal del Torre Dorada, merecen un diez sin excepción por todo lo que hicieron por nosotros, hacernos sentir como en casa y despreocuparnos un poquito de todo. Agradecérselo especialmente a todos.
Esa noche dormimos como angelitos….
ALOJAMIENTO EN:
Torre Dorada Residencial
www.torredorada.com.pe
Calle Los Cipreses N-5
Residencial Huancaro
Cusco - Perú Tlf: (51) 84-241698 / Fax: 84-224255