Hoy tenemos un día muy largo por delante ya que hemos elegido la excursión “Hermitage y visita de la ciudad”, una excursión de día completo visitando el museo por la mañana y la ciudad por la tarde con comida incluida y luego, de noche, espectáculo folclórico.

Madrugamos un montón porque salimos de los primeros y en el puerto nos está esperando el autobús que nos llevará a nuestro destino. Primero vamos a visitar la fortaleza de Pedro y Pablo con sus impresionantes cúpulas doradas.
No vayáis a creer que todo ese dorado es falso, es oro de verdad, en San Petesburgo todo lo que brilla es oro

También visitamos el Palacio de El Hermitage, un precioso edificio barroco que alberga uno de los museos más famosos del mundo y el que mayores fondos tiene, la mayor parte sin exponer por falta de espacio.
Como sólo disponíamos de 2 horas en su interior visitamos algunas de las salas utilizadas por los zares y que conservan mobiliario de entonces y luego fuimos a ver algunos cuadros concretos, ya que no había tiempo para más. Lo que queda claro es que hay que volver, emplear todo un puente largo o una semana para ver esta ciudad como se merece.
Visitamos la iglesia de el Salvador sobre la Sangre Derramada, una típica iglesia rusa con sus cúpulas bulbosas, retorcidas, coloridas y llena de mosaicos. Recibe su curioso nombre porque se edificó sobre el lugar donde fué asesinado uno de los príncipes rusos.
Y nos acercamos al palacio Mijailov, con los preciosos jardines que le rodean y esta reja tan impresionante que no pude por menos que fotografiar.
Estos jardines son muy populares entre los ciudadanos y están llenos de recién casados haciéndose las fotos de la boda
Todavía quedó tiempo para visitar alguno de los famosos puentes de San Petesburgo, desde este se divisa la iglesia de San Isidoro, preciosa con ese contraste de colores verde y amarillo.
Como habréis observado no he puesto nada sobre la comida porque nada hay que decir, era comida, no mucha, se podía comer y quitaba el hambre y ya está. Nos habían advertido previamente sobre la escasa calidad de la misma y ya estábamos sobre aviso.

Naturamente tambien visitamos los canales pues por algo llaman a San Petesburgo la Venecia del Norte.
Y, naturalmente, nos llevaron a una tienda donde poder gastar el dinero en todo tipo de recuerdos. Yo piqué y me compré un precioso colgante de ámbar.

Después vuelta al barco a cenar y luego, con la comida en la boca, hale, a volver a bajar para ver el espectáculo folclórico. Muy bueno, nos gustó mucho, eran los coros del ejército ruso en San Petesburgo, sólo que ese mismo año habían venido a Madrid y los había ido a ver hacía sólo 6 meses, el mismo grupo y el mismo espectáculo.
Bueno y ya a la cama que hoy el día ha sido demasiado largo.