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El día empezó con un desayuno espectacular, como siempre: cereales, yogur, tostadas, y un bocadillito de huevo revuelto (que es lo que habíamos marcado en el papel la noche anterior), el de mi chico con salmón también. En esta casa, el desayuno lo servían de 7’30 a 8’30 así que sí o sí te toca madrugar.
Nuestra primera visita del día era la típica-tipiquísima: el Loch Ness… ¿cómo ir a Escocia y no visitarlo? No es de los más bonitos que vimos, pero también está muy bien. Decidimos rodearlo en sentido contrario al reloj, bajando por la orilla oeste y subiendo por la este.
Primero paramos en Drumnadrochit, un pueblecito temático de “Nessie” y compramos unos recuerdos en una tienda frente al parking (recomendada por una forera, que ahora no recuerdo quién, y mira que estoy buscando…).
El primer castillo del día fue el Urquhart Castle (entramos con la Pass, aunque sé de gente que se lo ha encontrado ya cerrado y ha saltado la valla para colarse). Está en ruinas, pero está en la orilla del lago, en un sitio muy bonito (desde la orilla de enfrente puedes parar a verlo después y hacer fotos). Tienen una sala donde te ponen una proyección sobre la historia del castillo; un empleado muy amable nos preguntó de dónde éramos al entrar, y nos puso subtítulos en español. El vídeo está muy bien, parece una película. En la tienda de recuerdos compramos la que sería la banda sonora de nuestro viaje: un CD de los Red Hot Chilli Pipers, versiones de temas pop-rock tocadas con gaitas, muy curioso.
Urquhart Castle:
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Seguimos bordeando el lago hasta Fort Augustus, un pueblo con unas exclusas para salvar el desnivel de 13m. de las aguas del Lago Ness y el Canal de Caledonia. En ese momento estaban pasando varios barquitos, y nos quedamos un rato viéndolo.
Comenzamos a rodear el lago por la orilla Este, y paramos en Foyers a ver una cascada; hay un corto camino muy bien señalizado y con una barandilla de madera desde la carretera, donde dejas el coche. No es muy grande, pero está bien porque el sitio es bonito, entre los árboles; hay un par de miradores para hacer fotos.
Volvimos a parar más o menos a la altura de Urquhart Castle para hacerle fotos desde el otro lado.
Nuestra siguiente visita era la destilería Dallas Dhu, incluída en la Pass. Actualmente no está en activo, pero esto está muy bien para la visita, ya que puedes tocar lo que quieras y hacer todas las fotos; además, te dan una audioguía en español y vas a tu bola. Nosotros estuvimos haciendo la visita solos, hasta que ya en el último edificio nos alcanzó otra pareja. Como vas con tu audioguía, a tu ritmo, es muy fácil enterarse bien de todo el proceso de creación del whisky. Al final te dan un chupito. A mí el whisky no me gusta y el de las destilerías es bastante fuerte para mi gusto, así que yo le echaba un poco de agua de la jarrita que hay en la barra. Supongo que ya lo sabréis, pero pedir hielo en Escocia para el whisky es sacrilegio; como mucho le puedes echar agua.
De camino a Inverness paramos para ver el Castillo de Cawdor, que supuestamente Shakespeare atribuyó a la residencia de Macbeth (aunque parece que por fechas no coincidieron, pero es una licencia poética); el caso es que cobraban (no estaba en la Pass) y también por entrar a los jardines, y como está rodeado de bosque, no se le puede hacer ninguna foto desde fuera, así que desistimos.
Siguente parada: Culloden, el campo de batalla donde en 1746 el ejército inglés masacró a los jacobitas de las Highlands; en poco más de 1h murieron 1200 escoceses y sólo 50 ingleses… El acceso al campo es gratuíto, pero no te enteras de mucho, nada más ves una pradera con banderines azules y rojos. En el centro de visitantes (no incluído en la Pass) te dan una audioguía (que a mi chico no le funcionaba bien y al final le quitamos los auriculares a la mía y fuimos sólo con una, pero nos retrasó bastante de nuestro ya apretado horario) y sales al campo y te van explicando cómo fue la batalla. También hay piedras marcando dónde están enterrados los clanes que allí murieron. Impresionante. Corriendo, porque cerraban, entramos de nuevo a ver la exposición; está muy bien, y tiene un montón de paneles, puestos de audio y mapas con lucecitas explicando todo el tema de la batalla y la historia de Bonny Prince Charlie. Aquí nos pasó algo muy divertido: la chica de los tickets me dijo mal la hora de cierre (o yo la entendí mal) y creíamos que cerraban a las 6’30, cuando en realidad cierran a las 6; el caso es que estábamos viendo la exposición sin darnos cuenta de que estábamos solos… hasta que aparece una señora de la limpieza y nos dice que qué hacemos ahí, que todo el mundo se ha ido ya!...nos sacaron por la puerta trasera de la cafetería, por donde están los cubos de basura…jajaja! La verdad es que la mujer muy maja, estaba flipando un poco…Esta visita, entre que la audiogía no funcionaba bien y el poco tiempo que tuvimos en la exposición no me gustó mucho, pero al menos te sirve para hacerte una idea de la batalla tan cruel que se libró allí mismo.
uno de los enterramientos de Culloden:
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Nuestra última parada del día fue Inverness, que para ser la capital de las Highlands, no es una ciudad muy grande. Dimos un paseo por la ribera del río Ness dirección sur hacia las Islas del Ness, unos islotes unidos por puentecitos muy chulos. Para cenar, elegimos el pub Hootananny, donde hay actuaciones. Había unos chicos tocando el violín, la guitarra y el banjo en una mesa en el centro; no se les oía mucho, pero estaba bien. La comida que sirven es tailandesa. Después de cenar, nos fuimos a dormir que estábamos muertos.