Como nuestro vuelo salía por la tarde, aprovechamos la mañana para terminar de exprimir Edimburgo.
Fuimos al Museo de Edimburgo, que repasa la historia de la ciudad hasta la actualidad y tiene objetos muy interesantes (para mí) como una losa picta con grabados y el ajedrez de Lewis. Al final había una sala más dirigida a niños donde había diferentes inventos que se podían tocar, como un juego de poleas para levantarte a ti mismo, un cochecito teledirigido, una figura de un astronauta donde te podías hacer una foto como si estuvieras dentro y ¡tachán! ¡La Oveja Dolly disecada! A mí me parecio interesante…jeje.
Terminamos de adquirir los últimos souvenirs y compramos comida para llevar y comer tranquilamente en casa de mi amiga: unos bocadillos de asado de cerdo en un sitio que se llama Oink y está en el 34 de Victoria Street, al lado de Grassmarket.
Hacia las 3'30 de la tarde cogimos nuestras maletas y fuimos a Waverley Station a coger el bus CityLink que nos llevaba al aeropuerto. Edimburgo nos despidió con más lluvia de la que nos recibió. Tanta que la guía, que iba en la bolsa de viaje, se mojó y ahora está algo arrugada… bueno, ¡tiene su encanto!
Gracias a l@s que habéis llegado hasta aquí por leer mi diaro.
