Tocaba madrugón para estar prontito en el aeropuerto. Cuando salimos de la habitación a las 6:30 Tumm ya estaba esperando para llevarnos. Pat se había levantado para despedirnos y como había hecho todos los días se empeñó en que nos lleváramos unos plátanos para el camino. De verdad que son majísimos.
Poco más hay que contar de esa mañana. Volamos de vuelta a Bangkok para coger el vuelo a Siem Reap. Empezábamos a sentirnos en el aeropuerto de Bangkok como en casa. Si queríamos estar tres días viendo los templos de Angkor no había otra opción que pagar el vuelo directo de Bangkok a Siem Reap. Opciones hay más y son más baratas: volar de Bangkok a Phnom Penh, la capital de Camboya y de allí a Siem Reap creo que se suele ir en barco, o bien ir en autobús desde Bangkok, pero las descartamos por falta de tiempo.
El problema del vuelo directo de Bangkok a Siem Reap es que sólo hay una compañía que lo haga, Bangkok Airways. Y cobran lo que les da la gana, que fueron exactamente 271 € cada uno. Eso hay que decirlo, pero también que esa parte del viaje no la habría cambiado por nada del mundo, así que no nos arrepentimos en absoluto.
El vuelo duró sólo 40 minutos y ya antes de despegar nos dieron la toallita para lavarte las manos que suelen dar antes de comer. La comida (porque te dan de comer en 40 minutos) nos la pusieron con el avión todavía subiendo, y cuando nos la recogieron el avión ya estaba empezando a bajar. El paisaje había cambiado, se veían muchas palmeras y arrozales.
Todavía no habíamos acabado con los momentos surrealistas, nos bajamos del avión y nos pusimos a la cola para pagar el visado de entrada. Les dimos el pasaporte y las fotos de carnet que ya sabíamos que nos pedirían, nos tomaron las huellas dactilares y nos dijeron que nos pusiéramos en una cola, hasta ahí todo normal. Y entonces vimos que había una fila enorme de funcionarios que se iban pasando el pasaporte de uno a otro, al siguiente, al siguiente y así hasta ¡¡¡21 funcionarios!!! No exagero que los contamos, y eran 21




En el avión había alemanes, franceses, americanos, japoneses... Y hasta los que parecían más serios estaban intentando no soltar la carcajada.
Una cosa sobre el visado, hasta hace poco había que pagar 25 $ para salir del país por el aeropuerto, pero ya sólo hay que pagarlo a la llegada y cuesta 20 $ por barba. Por cierto, la moneda de uso común allí es el dólar americano y la moneda local, el riel, sólo la utilizan para cambios pequeños (1000 rieles son 25 centavos de dólar)
Nada más recoger las maletas nos estaban esperando nuestros dos compañeros inseparables los días siguientes: Mr Vanny, el tuktuquero que habíamos contratado por internet para esos días por recomendación del foro y el calor y la humedad camboyanos.
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Sólo podemos decir cosas buenas de Mr Vanny así que si os podéis apañar en inglés o en francés os recomiendo que lo contratéis a él. Si además compráis una buena guía de Angkor (nosotros llevamos la guía de Marilia Albanese “Los tesoros de Angkor”, que es completísima), con contratar a un conductor de tuk tuk es suficiente y sale muchísimo mejor de precio. Nos cobró por tres días completos, y recogernos y llevarnos al aeropuerto 80 $. Y si no hubiéramos querido ir al Beng Mealea que está bastante lejos, creo que eran 50 o 60 $. Si aún así os quedáis más tranquilos con guía que hable español, en el foro hablan maravillas de Pao, aunque es más caro.
Antes de irnos leí muchos mensajes en los que la gente que había contratado a Pao hablaba de él como quién habla de un amigo. Reconozco que entonces no lo acaba de entender y me parecía un poco exagerado. Ahora lo entiendo perfectamente, porque esos días le cogimos mucho cariño a Vanny.
Ya en los 8 o 9 kilómetros del aeropuerto al hotel en Siem Reap, nos dimos cuenta de que en una hora no sólo habíamos cambiado de país, sino de mundo. Habíamos dejado el ultramoderno aeropuerto de Bangkok y habíamos llegado a un país con muchos tuk tuks y motos, pero pocos coches y niños desnudos corriendo al lado de la carretera...
Por supuesto, la situación allí es una cosa y la experiencia turística otra diferente. Nos quedamos en el Hotel Prince d’Angkor**** ( 49 € la noche). Ahí os pongo algunas fotos. El hotel está muy bien y el personal es muy amable. Además, está bien situado, porque sin estar demasiado cerca del jaleo de Pub Street, la zona donde se concentran los extranjeros que están en Siem Reap para tomarse algo y/o cenar, se puede llegar con un paseíto de menos de 10 minutos.
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Le enseñamos a Vanny en la recepción el recorrido de los templos que queríamos hacer los días siguientes y entre los tres lo fuimos organizando. Como eran más de las 4 de la tarde, quedamos con él a las 8 de la mañana del día siguiente y nos fuimos un rato a probar la piscina. Fue el único día que nos bañamos de día. Los demás días ya era de noche cuando volvíamos de los templos y nos acostumbramos a los baños nocturnos.
En cuanto caía la noche la zona de Pub Street se animaba un montón: gente de todas partes, restaurantes de todo tipo, músicos tocando canciones tradicionales camboyanas delante de bares con pantallas gigantes de televisión...En fin, un caos que nos encantó. Volvimos todas las noches. En todos los sitios que cenamos por allí se comía bien y barato, no pongo direcciones porque los encontraréis todos en Pub Street.
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Esa primera noche cenamos en Le Tigre de Papier (16 $). Pedimos noodles (¡como no!) y probamos el amok, un plato típico camboyano de pescado que sirven con leche de coco, curry, verduras y especias envuelto en hojas de plátano. Había versiones en las que cambian el pescado por pollo o cerdo. Cervezas las mismas que en Tailandia: Singha, Chang y Tiger. También tenían comida internacional y nos fijamos en la buena pinta que tenían las pizzas. Lo anotamos para volver otra noche.
Bangkok Airways
www.bangkokair.com/en/index.php
Prince D’Angkor Hotel & Spa
www.princedangkor.com/
Mr. Vanny Na
na_vanny@yahoo.com