BAHIA DE HALONG - III ✏️ Diarios de Viajes de Vietnam

Nos despertamos a las seis. Estaba lloviendo y el cielo estaba negro. Aquello no pintaba nada bien. No valía la pena subir a cubierta para ver el espectáculo de la salida del sol. Con ese tiempo no íbamos a ver nada. Mejor dormir un poco más.
Subimos a desayunar a las siete y media. Como por arte de magia había parado de llover. El desayuno, siguiendo el ejemplo de la cena fue idéntico al del día anterior. Pero esta vez no esperaron a que estuviéramos acabando el desayuno para ponerse en marcha. Partieron enseguida. Menos mal que nosotros ese tramo ya lo habíamos visto el día anterior.
Volvimos a probar suerte con la ducha. Esta vez no acertamos el momento. Si llegamos a acertar, más que de suerte estaríamos hablando de un milagro.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Repetimos el mismo recorrido que el día anterior Ya lo habíamos visto, pro no nos importó. Cuando un sitio es bonito de verdad podemos verlo una infinidad de veces sin cansarnos. De nuevo tocaba hacer kayak. En el mismo sitio que el día anterior. Mi mujer prefirió quedarse en el barco, con las dos vueltecitas del día anterior ya había tenido suficiente. Yo en cambio, soy de los que se apunta a un bombardeo. Me cambié y bajé del barco para tener mi ración kayak. Éramos impares, por lo que me tocó ir solo. Me monté en el asiento trasero y a remar. Tras la experiencia del día anterior ya empezaba a controlar la barquita y era capaz de manejarla con cierta soltura. Salí en dirección contraria. Pude disfrutar de un par de rincones muy bonitos que no vimos el otro día. Crucé la ensenada hasta la otra orilla y me encentré con una pequeña cala en cuyo interior habían construido un poblado flotante en forma de U. Era más bonito que lo que se veía enfrente, donde estaba anclado el barco. Aquella zona era un pueblo de verdad, no una pantomima para los turistas. Se veía a la gente en sus quehaceres habituales. Se notaba que allí había vida. Seguí dando la vuelta, disfrutando de los acantilados. Llegué hasta la cueva que habíamos visitado el día anterior y de allí emprendí el camino de regreso al barco. Unos 45 minutos de kayak en solitario muy bien aprovechados. Cuando llegué al embarcadero estaba un poco cansado. Se notaba que ese día había ido solo y no había tenido ayuda con los remos. Por cierto, ya soy todo un maestro en el noble arte del kayak. Quizás debería comprarme uno. No, creo no, no me cabe en la bañera.
Cuando llegué al embarcadero no había nadie esperando. Intenté aparcar sin ayuda, pero al ir solo tuve unos pequeños problemas logísticos. Siempre daba con el morro, pero no conseguía que la parte de atrás quedase lo suficientemente cerca del embarcadero como para alcanzarlo con la mano. Tras varios intentos fallidos, intenté aparcar marcha atrás, como los coches. Y el invento funcionó.
Mientras mi mujer hacía las maletas, me di una ducha con agua fría antes de dejar la habitación. Por lo que tengo entendido es el procedimiento estándar en todos los barcos. Hay que dejar la habitación pronto por la mañana para que tengan tiempo de prepararla para el próximo grupo. Hasta la llegada al puerto, las maletas se amontonan en el comedor.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Al devolver las llaves de la habitación, pagamos las 4 aguas que nos hemos bebido durante el viaje. En total 4 $. Insistieron mucho en que no comprásemos nada a las vendedoras que se acercan en barcas. Incluso nos llegaron a decir que si comprábamos algo y lo subíamos al barco nos lo cobrarían como si lo hubiésemos comprado en el propio barco. No comprobamos si esa amenaza era cierta o no. Además el precio que cobraban por las bebidas no era desorbitado; me pareció muy correcto. No valía la pena meterse en líos.
Ya sólo nos quedaba una cosa por hacer, volver el puerto. Según nos habían explicado en la agencia de viajes, durante el último día la navegación debía hacerse por la bahía de Bai Tu Long. Y la verdad es que nos acercamos. Pero no llegamos a adentrarnos entre las formaciones rocosas. Fuimos navegando por el exterior de la bahía, de manera que sólo veíamos las formaciones rocosas a lo lejos, a nuestra derecha. Fue un poco decepcionante. Adentrarse un poco en esa zona de la bahía no les llevaría más de media hora. Sólo con eso la gente quedaría plenamente satisfecha. Creo que es algo que deberían pulir un poco.
Después de lo que habíamos visto los dos días anteriores, sobre todo el segundo, ese último día resulto un poco pobre. Esto nos reforzó en la sensación de que la excursión de dos días se queda un poco coja, no hubiéramos disfrutado de la bahía como lo hicimos al estar tres días. Lo de los tres días fue un acierto total.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Llegamos al puerto alrededor de las once. Nada más llegar nos sirvieron la comida. Más o menos lo mismo que habíamos comido los dos días anteriores. Era un poco pronto para comer. Casi no teníamos hambre. Creo que por eso, aquella fue la única vez en que no nos quedamos con hambre. Incluso sobró algo de comida.
Durante la comida nos dejaron un sobre en la mesa para que pusiéramos las propinas. No me fijé que hizo el resto de la gente, pero nosotros no pusimos nada El barco no nos había acabado de convencer, y la tripulación tampoco había sido un dechado de simpatía. Eso sin contar la tortura del karaoke de la primera noche. No se habían ganado la propina. La sensación con la que nos fuimos fue la de que habíamos pagado un poco caro teniendo en cuenta el barco en el que habíamos ido. Quizás tendríamos que haber regateado un poco. Sin embargo la excursión del segundo día, con un barco prácticamente para nosotros solos, y un paseo en kayak en el que no importaba el tiempo que estuviésemos, no tenía precio. Creo que mucha gente que ha pagado bastante más que nosotros por la excursión no ha disfrutado de un día tan especial como el que tuvimos nosotros. Y por encima del precio, está la Bahía de Halong, un lugar tan maravilloso y mágico. Su visita siempre compensará de sobra el precio que se haya pagado.
Después de comer nos hicieron subir a la terraza superior hasta las doce. A esa hora desembarcamos y nos quedamos en el puerto esperando el autobús que nos tenía que devolver a Hanoi. Llegó a la una cuarto, y quince minutos después iniciábamos el regreso a casa, bueno al hotel. Para volver a casa aún nos quedaban unos cuantos días.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Como a la ida, el trayecto por carretera hasta Hanoi se nos hizo bastante pesado. Volvimos a parar en una tienda a mitad de camino durante 20 minutos. Aprovechamos para comprar una caja con dos paquetes de Oreo y un agua pequeña por 50.000 VND. A estas alturas del viaje ya teníamos claro que nuestro kit de supervivencia en Vietnam consistía en un paquete de galletas Oreo y una botella de agua. Llegamos a Hanoi a las cinco y veinte.
Después de todo tuvimos bastante suerte con el tiempo. El primer día nos encontramos con una ligera neblina que no nos impidió disfrutar de la bahía. El segundo día hizo un tiempo fantástico, totalmente soleado, y el tercer día por la mañana lució el sol, y no se nubló hasta que llegamos al puerto. La temperatura fue muy agradable durante los tres días. Al poco tiempo de iniciar el camino de vuelta a Hanoi empezó a llover. Menos mal que no llovió los días que estuvimos navegando.
En Hanoi nos paramos junto al lago Hoan Kiem. Normalmente te dejan en tu hotel, pero nosotros ya no teníamos habitación, así que nos paramos donde nos pareció mejor. En ese momento no llovía. Aprovechamos para ir a cambiar dinero. Un poco antes de bajarnos del autobús vimos unos cuantos bancos por la ventanilla. Fuimos caminando hasta allí. Cambiamos 300 $, por los que nos dieron 6.295.800 VND (cambio a 20.985).
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Empezamos a pasear junto al lago, pero se puso a llover de nuevo. Era el momento de buscar un bar con wifi y poner al día nuestros correos. Siempre pasa lo mismo, cuando no los buscas te cansas de ver sitios que anuncian que tienen wifi gratis. Pero cuando los necesitas no aparecen por ningún lado. Buscando, buscando, empezó a llover con fuerza. Nos costó, pero acabamos encontrando un sitio muy cerca del teatro de marionetas, que era bar, agencia de viajes, tienda, y no se cuantas cosas más. Estábamos empapados. Pedimos dos zumos naturales, uno de mango y otro de lima. Nos cobraron 95.000 VND. Los zumos eran naturales de verdad. Estaban exquisitos. A partir de ese momento empezamos a pedir zumos naturales por todos los sitios a los que íbamos. Vietnam es el paraíso de los zumos naturales.
Miramos nuestros mails, y entre los rechazados encontramos uno de Jetstar, de día 26, en que nos informaban que anulaban el vuelo que teníamos reservado para el día 31. Esa misma noche, exactamente dentro una hora nos venían a recoger para ir a Sapa. Y a la vuelta teníamos que ir directamente la aeropuerto para pillar ese vuelo. Teníamos que conseguir otro vuelo en esa hora de que disponíamos. Y también teníamos que cenar. Cosas del destino, teníamos una agencia de viajes allí mismo, dentro del local. Le preguntamos a la chica que la atendía si sabía algo de la anulación de vuelos por parte de Jetstar. Hizo una llamada, y nos dijo que un amigo suyo le había confirmado que esa compañía había cancelado todos los vuelos de octubre y noviembre entre Hanoi y Danang. No lo podía confirmar al 100% ya que no había hablado con la compañía aérea, pero estaba casi segura. ¡¡¡Vaya putada!!!. Habían cancelado el vuelo hacía más de un mes y no nos avisaban hasta tres días antes. Es lo que pasa por volar con gente poco seria. Ya había leído que no esa compañía no era fiable, pero por ahorrar unos euros no hice caso. Ahora teníamos un problemón. Son unos informales. Evitad esa compañía, volad siempre con Vietnam Airlines, son mucho más serios. Los de Jetstar no tienen vergüenza.
Como la chica se había portado, decidimos comprarle el billete a ella. Además había otro motivo de peso, no teníamos tiempo de ir dando vueltas por las agencias de viajes pidiendo precio por un billete de avión. Nos ofreció dos vuelos para ese día, uno a las 08:00 y otro a las 11:00. Cogimos el primero. Nos cobró 85 $ por persona. El total, incluyendo el 3% de recargo por pago con tarjeta, fue de 175 $. Nos salieron un poco caros, pero en ese momento eso importaba. Íbamos muy justos de tiempo y lo importante era solucionar el problema lo más rápidamente posible. Nos quedaba media hora para cenar. Estábamos justo al lado del Thai Express, el restaurante donde habíamos comimos el primer día. Entramos, y sin mirar la carta para darnos más prisa, pedimos dos platos de tallarines con frutos del mar y un agua pequeña. Nos sirvieron muy rápido, y nos los comimos más rápido todavía. Pagamos 258.000 VND. En 15 minutos estábamos de nuevo en la calle. Acabábamos de batir el record mundial de cena rápida. Lástima que no estuviesen allí los del Guiness para homologarlo. A esa velocidad no pudimos saborear la cena, tan sólo la engullimos, pero me pareció intuir que los tallarines estaban bastante buenos.
Los billetes de tren los habíamos comprado en la web de Hotels In Vietnam. Eran para el Hara Express Train, y nos cobraron 29 $ por persona y trayecto. Además se comprometieron a llevarnos a la estación totalmente gratis. Habíamos acordado que nos recogerían en el hotel Sunshine Suites. Al menos la lluvia había aflojado, por lo pudimos ir hasta el hotel caminando tranquilamente. Llegamos al hotel a las ocho menos cinco. Los de la agencia ya nos están esperando. Por lo visto se habían equivocado y habían ido a recogernos a las siete. Recuperamos las maletas. Nos las habían guardado el hotel mientras estábamos en Halong. El chico de la agencía nos montó en un taxi y nos llevó a la estación de tren. No estaba muy lejos. Tal y como habíamos acordado no nos pidieron nada. El de la agencia pagó el taxi.
No se limitó a dejarnos allí, nos acompañó hasta el interior de la estación, y se ocupó de canjear el bono por los billetes. Incluso nos acompañó hasta el vagón y buscó la cabina que nos correspondía. ¡Qué más podíamos pedir! Una vez allí nos entregó el bono que teníamos que canjear en la estación de Lao Cai para obtener los billetes de vuelta. Ante un servicio tan eficaz no me quedó más remedio que darle una propina al chaval. Le di 10.000 VND. Le hubiera dado algo más, pero era lo único que tenía suelto.
En teoría a los andenes sólo se puede acceder con un billete de tren. Pero allí entraba todo el mundo. No se para que tanto control y tanto revisor, si después dejaban pasar a todo el que se lo pedía. Y lo de subir al tren. Eso ya fue demasiado. No se que tipo de control llevan allí. Pero bueno, así es Vietnam. Todas estas cosas son las que hacen que estos viajes sean diferentes y que realmente valga la pena vivirlos. Ves como se pueden hacer las cosas de una manera mucho más sencilla. Sin tantas prohibiciones ni tantos controles. En este sentido tienen mucho que enseñarnos los vietnamitas.
El tren estaba muy bien. Mucho mejor de lo que me había imaginado. Hasta se parecía a los de las fotos de internet. Con eso queda todo dicho. En estos países las fotos no suelen corresponderse con la realidad, que suele ser bastante más cruda. Pero en esta ocasión no hubo truco., todo era como nos lo habían vendido. Las cabinas eran de madera, con aire acondicionado, y con 4 literas. Todo muy limpio. Hasta dejaron una botella de agua por pasajero. En la cama sólo había una sabana, la bajera, y edredón para taparse. Con el aire acondicionado hacía falta echarse algo por encima para no tener frío. Y había espacio más que suficiente para las maletas. Si no son muy grandes caben debajo de la cama y si son grandes en un espacio habilitado sobre la puerta. Aquellos que más que de viaje parece que se mudan de casa, si que pueden tener algún problemilla de espacio. Pero eso no es culpa del tren, ……
Mucho mejor que los trenes de China. ¡Dónde va a parar!.
Antes de que el tren se pusiera en marcha intenté ir al baño. Estaba ocupado. Me quedé esperando en la puerta. Pero pasaba el tiempo y no salía nadie. Ya me estaba mosqueando cuando el revisor que había junto a cada vagón me dijo que fuera al baño de la estación; que tenía tiempo de sobra. Me hicieron pagar 5.000 VND. Pero mi preocupación era otra, ¿estaba estropeado el baño del tren?. Aquello podía convertirse en un problema. Por lo que averigüé después, no estaba estropeado. Lo que ocurre es que nos los abren hasta que el tren se pone en marcha. ¿Por qué?. No tengo ni idea, y prefiero no saberlo.
Salimos a las 21:15, puntuales. Compartimos camarote con una pareja joven. Ella era chilena y el inglés. Estuvimos charlando un rato con la chica, y antes de las diez ya nos metíamos en la litera para intentar dormir un poco.
El tren estaba muy bien, pero no dejaba de ser un tren. Una vez en marcha se movía mucho y hacía bastante ruido. En esas circunstancias es difícil dormir de un tirón. No me incluyo, yo me dormiría de pié sobre una roca. Mi mujer no tiene el sueño tan pesado y se pasó la noche en un duermevela; ahora me duermo, ahora me despierto, ahora me duermo, ahora me despierto.