El domingo 3 habíamos decidido quedarnos a descansar en el hotel, que bien nos lo merecíamos, así que poco que contar: playa, piscina, cockteles, comer mucho y descansar. Dada nuestra naturaleza inquieta acabamos de compras en Playa del Carmen al atardecer ¡es que no podemos evitarlo!
Al día siguiente el plan era Xel-ha, pero una inoportuna infección de estómago nos hizo posponerlo y tomarnos otro día de relax obligado
Con este día de descanso total y alguno más de pollo a la plancha y arroz pudimos seguir con los planes….
Martes 5: XEL-HA
Nos levantamos sin prisa, desayuno, sobre las nueve trenecito al Colonial y nos vamos a la carretera a tomar la van hacía Xel-ha. Cómo es dirección Tulum, hay que cruzar la carretera. Si os da respeto cruzar los cuatro carriles hay un paso subterráneo cómo a 50 metros del hotel (preguntarle al guarda), pero nosotros no lo utilizamos nunca porque sueles encontrar un hueco grande para cruzar. En seguida para una van, al subirnos le decimos que vamos a Xel-ha y en unos 20 minutos nos deja delante (20 pesos por persona al bajarnos). Otra vez a cruzar la carretera y hay un caminito de unos 7 minutos hasta la entrada.
Casi no hay cola en las taquillas y nos cambian enseguida nuestra entrada comprada en las ruinas de Tulum por una pulserita para el todo incluido. Entra la comida, refrescos, helados, toallas, taquillas, y el equipo de snorkel, aunque para este tenéis que dejar un depósito de 200 pesos que os devuelven después.
A la entrada es cierto que no te revisan la mochila, pero nosotros, que llevábamos crema biodegradable comprada en el hotel, les preguntamos si podíamos usarla. Nos explicaron que esa crema era buena para el mar, porque desaparecía en un mes, pero que para su laguna, que era más cerrada, nos pedían que usáramos la crema que nos daban ellos, que protegía igual y era biodegradable en 3 días. Yo soy muy blanquita y me quemo con que me de un poco de sol, pero el chico nos dio 2 sobres de crema para niños a cambio de guardar la nuestra y al final nos sobró uno entero y no me quemé nada. Es cierto que mucho rato suelo dejarme camiseta blanca puesta, que además así no roza el chaleco, pero con los dos sobres no hubiera tenido problema. Es una crema super espesa y de un factor muy alto (hay de factor menor si eres más moreno). Vamos, que esto allá cada uno con su conciencia ecológica, dentro había mucha gente que se ponía todo tipo de crema y también mucha que utilizaba los sobres…
Lo primero que hicimos es dejar todo en las taquillas menos las chanclas y la cámara acuática e irnos a buscar la entrada de rio. Hay una parte que haces andando y otra en un tren. Una vez arriba hay unas bolsas donde puedes dejar tus pertenencias (nosotros solo las chanclas) y te las devuelven abajo. Incluso hay unas bolsas especiales por si llevas cosas frágiles como cámaras. Aquí puedes elegir bajar con el equipo de snorkel (entonces recuerda llevar el dinero de la fianza) o en donuts (flotadores gigantes). Elegimos donuts porque snorkel ya haríamos luego en la laguna.
La bajada yo pensé que habría más corriente, pero no, casi no hay y por lo tanto, como es casi una hora, es algo cansado. Yo recomiendo ir parando a descansar en alguna de las plataformas que hay por el camino, porque si no llegaréis como yo, que al final ya me tiré del donut y llegue nadando con la lengua fuera… Por el camino hay un par de “Piedras del Valor”, para tirarte desde bastante altura al agua en zonas donde hay mucha profundidad.
Luego fuimos a la laguna a hacer snorkel y vimos un montón de peces por debajo del puente colgante (cuidado que marea un montón pasarlo y hasta estar debajo de él). No vimos a la barracuda… pero si peces enormes y de todo tipo. Esta es una vista general de la laguna:

Pasado el puente hay una cueva donde te hacen un par de fotos que puedes recoger a la salida. Nosotros cogimos esa y una de los donuts porque la verdad es que quedaron muy chulas.
Esto es cerca de la cueva:

Comimos de uno de los buffet, bastante bien por cierto, y luego ya por la tarde nos lo tomamos relajado, una pequeña siestecilla en las hamacas al lado del faro (IMPRESIONANTE) , bañitos en plan tranquilo y un paseo en canoa (aquí sí con un poco más de esfuerzo).
Y ya de vuelta a nuestra rutina de tarde/noche hotelera: piscinita, ducha, cena… y a dormir!
Cuando llegamos al hotel teníamos sorpresa: al día siguiente nos tocaba excursión EkBalam / Rio Lagartos con Infocenter, y tenemos un mensaje que nos avisan que nos cambian la excursión de día… del miércoles al jueves. La excusa es que íbamos a ir solos y eso era muy aburrido, que mejor esperar al jueves para ir con más gente… El jueves nos daríamos cuenta de que solo era una excusa… pero a nosotros nos da igual ¡a cambiar de planes! Haremos los dos parques seguidos: mañana a Xcaret.
Miércoles 6: XCARET
La mañana empieza como la anterior: desayuno, trenecito al Colonial y van hacia Xcaret. Esta vez sin cruzar la carretera, porque es en dirección a Playa del Carmen. Otros 20 pesos al bajarnos por persona cuando llegamos a Xcaret. Te deja en la carretera al lado de un túnel donde para el “despeinado”, un autobús muy curioso, gratuito, que te deja en la entrada del parque. No está indicado en ningún sitio, pero hay un banquito dónde esperarlo y ¡realmente pasa! No se os ocurra ir andando porque la entrada está muy lejos.
Otra vez a cambiar nuestra entrada comprada en las ruinas de Tulum por las pulseritas. Esta vez no es realmente todo incluido… lo que incluye por persona es: comida, dos refrescos o snacks, toallas, taquillas y equipo de snorkel (otra vez dejando fianza de 200 pesos). Te dan unos vales para cambiar por lo que vayas consumiendo, mientras que en Xel-Ha te acercabas a las máquinas de refrescos siempre que querías y te servías tu mismo (¡qué rica el “agua fresca de limón”!). En esto está mejor Xel-ha, no solo porque puedes consumir lo que quieras, si no porque si quieres una botella de agua tienes que irte a la taquilla, que puedes tenerla lejos, a buscar el dichoso vale (que se moja si lo llevas encima). Es muy poco práctico.
Lo primero que hicimos es el recorrido del rio subterráneo con el equipo de snorkel, aunque no lo llevamos puesto todo el rato, porque tampoco había muchos peces. Hay dos opciones: completamente subterráneo o mixto, aunque hay una parte que es común. Nosotros hicimos el mixto y es muy chulo, vas como en un cañón rocoso, pasas por zona de manglares y por cuevas totalmente oscuras.
Pongo alguna foto aunque están algo oscurillas:

Luego dimos una vuelta por la zona de la playa:

Y camino de las taquillas vimos que empezaba el espectáculo de los Voladores de Papantla, espectacular:


Luego ya nos fuimos a cambiar los bañadores y más sequitos fuimos a recorrer el parque fuera de la zona de baño. Hicimos la caminata hasta el Rio del Paraíso, donde se pueden ver un montón de animales como tapires, pecarís, jaguares, pumas, loros, ciervos, flamencos...
El Rio Secreto y algún animalillo:

Y de allí para el acuario, donde se pueden ver todo tipo de peces clasificados, una granja de tortugas y algún cocodrilo:

Después de comer, en un buffet a los que ya estábamos acostumbrados, pasamos a la aldea maya que hay dentro del parque. Allí estuvimos viendo las tiendas de artesanía, aunque no compramos nada, la recreación del cementerio y algunas de las casas. No os perdáis la “Casa de los susurros”. Es una tienda de souvenirs, pero aunque no vayáis a comprar nada pedirle a la chica que os enseñe el secreto de la casa, ¡es realmente alucinante! Saliendo de allí empezaba el “ritual prehíspanico”:

El cementerio:

Luego dimos unas vueltas más por los alrededores, paramos a tomar algo, y cómo ya era algo más de las 6 nos fuimos acercando al recinto, cerca de la salida, donde se hace el espectáculo nocturno, que empieza a las 7. El espectáculo dura cerca de dos horas. Primero es una serie de representaciones sobre la historia y la cultura mexicana: los mayas, la conquista de los españoles, el mestizaje… y la segunda parte es un recorrido por los bailes típicos de los diferentes estados mexicanos:
Foto de la primera parte del espectáculo:


Uno de los bailes de la segunda parte:


Salimos 5 minutitos antes de que acabara, cuando salieron los mariachis, que es el fin de fiesta, para evitar el mogollón de la salida. Como no nos apetecía irnos hasta la carretera, decidimos coger un taxi. Hay una taquilla especial para pedirlos a la salida, con precios prefijados: al Palladium, 24 Dólares.
Ante el debate Xel-ha versus Xcaret, yo diré que quizás me lo pasé mejor en Xel-ha, porque soy menos de espectáculos y más de naturaleza. La parte de animales de Xcaret es tipo zoo, y los espectáculos no sé, son un poco “PortAventura” (que voy casi cada año, no es que no me guste…). Yo, habiendo tenido tiempo, no me arrepiento de haber ido a los dos, pero me gusta más lo “natural” de Xel-ha. Como siempre, es solo una opinión…
Ese día llegamos tarde y aprovechamos para cenar algo rápido en uno de nuestros rincones favoritos, el snack bar 24 horas de la playa: Punta Emilia , dónde se suelen acercar los mapaches a tomar algo contigo… Y se nos fue un día más…