Aquí coloco el mapa del recorrido previsto (seguro que habrá algún cambio que intentaré actualizar) por Polonia.

LUNES 2/07/2012
Como quiero recorrer todo Polonia sin repetir itinerario he decidido acercarme a Gdansk en primer lugar en avión desde Berlín, para después trazar una G que me permita recorrer el país en sus puntos más importantes.
El vuelo a Gdansk lo reservé con Air Berlín, compañía con la que nunca había volado. Inicialmente estaba previsto para las 17:30, pero casualidad en todo el panel sólo hay un vuelo retrasado… total que ha salido a las 19:00. Tarda en llegar al aeropuerto de Gdansk unos 70 minutillos, en un avión parecido a los regionales antiguos de air nostrum (con hélices). El viaje me ha costado 48€. Por cierto, yo no lo sabía, pero Air Berlín no cobra por maleta facturada, ni por pagar con tarjeta de débito, y te da bebida (cocacola) y chocolatinas (twix a mitad de viaje y otra al finalizar el viaje); ya podían aprender otras. Vamos, que suponiendo el retraso mala suerte, estoy pensando en considerar a esta compañía para cuando tenga que regresar de donde termine el viaje.
El aeropuerto de Gdansk es pequeñito, pero muy pequeñito a pesar de tener dos terminales.
Respecto a las divisas: en el aeropuerto ofrecían 3’87 zlotys por euro; idéntico precio ponía el cajero (bancomat). Sin embargo, he pagado con tarjeta un billete sencillo de autobús y el cambio (lo acabo de comprobar por Internet) ha sido 4’17, descontada la comisión del 2% por cambio de divisa que aplican los bancos en general (sin comisión eran 4,29 o así). He sacado dinero de un cajero de Gdansk pero aún no puedo ver el cambio aplicado, cuando lo sepa lo añado para quienes estén interesados en Polonia. (al final el cambio ha sido también cerca de 4'2, así que si podéis no saquéis del cajero del aeropuerto)
Bueno, pues como el aeropuerto no está cerca de la ciudad y no quería gastarme una pasta en taxi, he cogido el autobús que me llevaba a la estación central de trenes, en el centro de Gdansk (el billete cuesta 3 zlotys). Supuestamente iba a el numero 210B, pero en el que yo he montado ponía 888 (igual es que no funcionaba el marcador electrónico). Hay uno cada media hora y tarda el mismo tiempo en llegar a la estación.
Una vez en la estación y teniendo en cuenta lo tarde que era, he optado por un taxi que me ha cobrado algo menos de tres euros en traer al albergue, mochila incluida (ya podían aprender en otras ciudades!!). El albergue en el que me alojo, aunque en el mapa no lo parezca, está relativamente cerca del centro: esto no es Berlín, gracias a Dios. Se llama La guitarra hostel.
Le he echado un primer vistazo y he decidido ampliar la reserva un día más, para andar más tranquilo en la ciudad y hacer alguna escapada; así que en total serán tres noches. El precio de la noche es de 15 € aproximadamente (60 zloty), incluyendo desayuno. Tiene una cocina bastante bien equipada, sólo le falta horno, pero cuenta con lavavajillas!! Por supuesto tiene wifi y, además, en Gdansk ya me he dado cuenta que no hace el bochornazo que he pasado en Berlín.
MARTES 3/07/2012 GDANSK & SOPOT
[align=justify]El vuelo a Gdansk lo reservé con Air Berlín, compañía con la que nunca había volado. Inicialmente estaba previsto para las 17:30, pero casualidad en todo el panel sólo hay un vuelo retrasado… total que ha salido a las 19:00. Tarda en llegar al aeropuerto de Gdansk unos 70 minutillos, en un avión parecido a los regionales antiguos de air nostrum (con hélices). El viaje me ha costado 48€. Por cierto, yo no lo sabía, pero Air Berlín no cobra por maleta facturada, ni por pagar con tarjeta de débito, y te da bebida (cocacola) y chocolatinas (twix a mitad de viaje y otra al finalizar el viaje); ya podían aprender otras. Vamos, que suponiendo el retraso mala suerte, estoy pensando en considerar a esta compañía para cuando tenga que regresar de donde termine el viaje.
El aeropuerto de Gdansk es pequeñito, pero muy pequeñito a pesar de tener dos terminales.
Respecto a las divisas: en el aeropuerto ofrecían 3’87 zlotys por euro; idéntico precio ponía el cajero (bancomat). Sin embargo, he pagado con tarjeta un billete sencillo de autobús y el cambio (lo acabo de comprobar por Internet) ha sido 4’17, descontada la comisión del 2% por cambio de divisa que aplican los bancos en general (sin comisión eran 4,29 o así). He sacado dinero de un cajero de Gdansk pero aún no puedo ver el cambio aplicado, cuando lo sepa lo añado para quienes estén interesados en Polonia. (al final el cambio ha sido también cerca de 4'2, así que si podéis no saquéis del cajero del aeropuerto)
Bueno, pues como el aeropuerto no está cerca de la ciudad y no quería gastarme una pasta en taxi, he cogido el autobús que me llevaba a la estación central de trenes, en el centro de Gdansk (el billete cuesta 3 zlotys). Supuestamente iba a el numero 210B, pero en el que yo he montado ponía 888 (igual es que no funcionaba el marcador electrónico). Hay uno cada media hora y tarda el mismo tiempo en llegar a la estación.

Una vez en la estación y teniendo en cuenta lo tarde que era, he optado por un taxi que me ha cobrado algo menos de tres euros en traer al albergue, mochila incluida (ya podían aprender en otras ciudades!!). El albergue en el que me alojo, aunque en el mapa no lo parezca, está relativamente cerca del centro: esto no es Berlín, gracias a Dios. Se llama La guitarra hostel.

Le he echado un primer vistazo y he decidido ampliar la reserva un día más, para andar más tranquilo en la ciudad y hacer alguna escapada; así que en total serán tres noches. El precio de la noche es de 15 € aproximadamente (60 zloty), incluyendo desayuno. Tiene una cocina bastante bien equipada, sólo le falta horno, pero cuenta con lavavajillas!! Por supuesto tiene wifi y, además, en Gdansk ya me he dado cuenta que no hace el bochornazo que he pasado en Berlín.
MARTES 3/07/2012 GDANSK & SOPOT

Para no romper la dinámica he vuelto a madrugar, teniendo toda la sala del desayuno sólo para mí. Para estar incluido en el precio de la habitación está bastante bien, cumpliendo perfectamente su función de coger fuerzas hasta el medio día.
Después de la ducha y enfundarme la camiseta del Athletic decido que es hora de acercarme al punto de información turística y al tren para dirigirme a Sopot, población cercana (20 minutos) de Gdansk.
Una advertencia a los viajeros, cuando utilicéis el gps del móvil (vaya invento más cojonudo), intentad poner bien la dirección, porque si no os llevará al lugar solicitado, pero no al que buscabas. Bueno sólo he perdido media hora en llegar a la estación de trenes de no sé dónde, que no era la central. Total que pregunto a alguien que me diga cómo llegar en tranvía a la central. Otra advertencia, cuando preguntéis a alguien confirmadlo con otra persona independiente de la anterior, porque hay gente que no es capaz de decir no sé y te manda a una dirección equivocada. Si antes estaba a dos kilómetros de la verdadera parada, al bajar del tranvía ya estaba según el gps a 4 kilómetros. Total que decido montar en otro tranvía visualizando el gps del móvil y cuando esté “cerca”, pues me bajo y voy andando. Tercer consejo gratuito, cuando useis el gps del móvil aseguraos de que lo tenéis llenito de batería, porque si no tal vez, después de estar conectado más de una hora, se apaga dejándote en la oscuridad más absoluta.
Bueno pues ha resultado que callejeando he llegado a una zona turística de Gdansk y HABÍA UNA OFICINA DE TURISMO!

El tren es un intercity (de los buenillos) y el billete lo he sacado por dispensadora automática por 16 zlotys (5 son de reserva de asiento, claro que como estaba lo del festival, pues me he colocado en el departamento en que había un sitio libre).Llega puntual a Sopot (11:43) y me guío por el plano de la oficina de turismo de Gdansk. Ya en el tren me había hecho un pequeño recorrido que he cumplido bastante fielmente.
En primer lugar me he acercado a la iglesia de San Jorge, que cuenta con unas vidrieras de llamativos colores, aunque resulta un poco oscura. Lo que más me ha llamado la atención ha sido el techo de madera, original y vistoso.

De allí me he acercado a la calle peatonal por excelencia que lleva hasta la playa, la calle bohaterow, también llamada monte cassino. Simplemente cumple su función de paso, no es especialmente atractiva. Tal vez destaca un pequeño edificio conocido como la casa torcida, que tiene una galería interna con cafeterías, un pub, un restaurante y otros comercios.

Al final de la calle se puede apreciar un edificio muy bonito, el manantial de salmuera y cono de inhalación, donde se encuentra una oficina de turismo; sin embargo, lo que más me ha gustado de la zona ha sido el faro.

Se puede subir por 5 zlotis y las vistas merecen la pena, pues tienes perspectiva del edificio anterior, del Sheraton y sobre todo del muelle de madera tan famoso de Sopot.
Edificio de la oficina de turismo y la plaza del balneario, visto desde el faro

Vista del hotel Seraton desde le faro

El famoso molo o muelle de Sopot visto desde el faro

En efecto, después de una búsqueda infructuosa del museo de Sopot, me he acercado al muelle de madera más largo de Europa. Cobran por entrar 7 zlotis, pero merece claramente la pena. Cuando estás llegando al final y te ves dentro del mar embravecida sobre unos tablones soportados por vigas de madera, la sensación es de estar en un sitio especial. Hoy el tiempo no ha acompañado mucho, la verdad es que porque soy de Bilbao, si no diría que he tenido fresco en todo momento por el viento tan fuerte que soplaba.



Como he perdido tiempo en el viaje de la mañana, ya empezaba a ser hora de ir subiendo hacia el tren. Así he pasado por el Gran Hotel, junto al Sheraton, con una fachada espectacular.

A continuación me he acercado al conjunto de casas que la lonely aconsejaba y, si bien hay algunas muy bien conservadas, otras necesitaban reformas urgentes, aunque todas eran imponentes en sus buenos tiempos.

Esto se acaba. Tengo que ir al tren a ver a qué hora puedo volver a Gdansk. Sorprendentemente hay varios cada 10 minutos. Cojo billete para el primero que veo, a las 14:07. Vaya sorpresa, sólo cuesta 3’75 zlotis. Se nota que es un regional cutrillo, pero para viajes cortos no merece la pena gastar en un intercity o un expreso. Por supuesto, otra cosa será un viaje de varias horas, pero es que el recorrido lo hace en 23 minutos en vez de 20 y el ahorro es de 12 zlotis. Así que ya sabéis los que vengáis, mirad el tipo de tren, por si hay un regional cuyo horarios os cuadre.
De camino al albergue he pasado por un mercado. Cómo me gusta eso de ir a los mercados de verduras y frutas y ser un guiri. Como uno intenta ser respetuoso y les saluda en su idioma (en plan hola, gracias, adios,... lo tengo apuntado), pues se animan y te sueltan una perorata que pa'qué. Al final tienes que entenderte con los dedos. Pero después el pisto sabe más rico

Bueno, pues ya va siendo hora de recorrer los puntos importantes de Gdansk, así que continuara...
Ya estoy de vuelta. Ha sido una tarde productiva, aunque me he quedado sin poder ver alguna cosilla como consecuencia del desfase de dos horas de la mañana. En primer lugar me he dirigido a los astilleros donde comenzó la apertura de la Polonia socialista.

Era la visita más esperada de la ciudad, la más histórica y tal vez en la que menos turistas me he encontrado. Por falta de tiempo no he podido completar la aproximación con la visita a la exposición Caminos hacia la libertad (horario de 10:00 a 18:00), pero el poder estar en las puertas del astillero donde toda la población de Gdansk se concentraba en solidaridad con los trabajadores; puertas donde aún están colocadas las 21 reivindicaciones de los obreros, entre ellas que se erigiera un mausoleo a los obreros asesinados diez años antes durante la huelga de 1970, monumento que ellos mismos se encargaron de realizar y está expuesto en la “plaza solidaridad”; puertas en las que aún puedes encontrar la tienda de souvenirs original de hace treinta y dos años, que se encargaba de dar apoyo a las familias de los concentrados (en el capítulo de lonely planet sobre Polonia le realizan una entrevista). Si no se puede visitar la exposición, existe la posibilidad de contemplar unos paneles explicativos en polaco y en inglés sobre el movimiento, su legalización, el decreto de la ley marcial al año siguiente, el encarcelamiento de los líderes, hasta la caída del régimen en 1989. Muy ilustrativo e interesante. Realmente emociona.
Tienda de souvenirs regentada por Aleksandra Olszewska desde 1980

Puerta 2 de los astilleros donde ser expusieron, junto a la bandera nacional y la foto del entonces papa Juan Pablo II, las 21 reivindicaciones:

Aspecto que tenía la puerta en Agosto de 1980

Mausoleo levantado a diez metros de la puerta, con la construcción del nuevo edificio en la parte de atrás. El monumento está constituido por tres cruces enormes unidas con cuerdas de amarre de barcos y con anclas.

Como está en la otra punta de la ciudad, he tenido que caminar hasta la zona más turística aprovenchando para detenerme en la estación de trenes y autobuses (están juntas) y así planificar el día de mañana y el de la salida definitiva de Gdansk.
En Gdansk hay un recorrido que en menos de un kilómetro guarda la mayor parte de las zonas de atractivo turístico, es el denominado camino real. Comienza con la puerta alta donde hoy están unos profesionales de la oficina de turismo “como la copa de un pino”. Es la puerta de acceso a la calle larga o Dluga Targ.

Sin embargo, después de atravesar el monumento con forma de arco de triunfo, nos espera la antepuerta de la Calle Larga.

Que por falta de puertas no sea, pues a continuación tendremos la puerta dorada junto a la residencia de la hermandad de San Jorge. Esta puerta está muy bien conservada (posiblemente reconstruida, ya que los nazis no dejaron apenas cosas en pie en las poblaciones polacas en el momento de su huida).

El recorrido sigue por la casa de Uphagen y el ayuntamiento (una mole bastante fea de ladrillo para mi gusto).

Al lado del ayuntamiento tenemos la bella fuente de neptuno, seguida por varias casas señoriales como la de Artus (sí, el de la mesa redonda) o la del tribunal, si bien la que más me ha gustado ha sido la casa de oro, con visibilidad reducida por el montón de terrazas de la calle y lo frondoso de los árboles


Por último, la calle concluye de manera espectacular, como no podía ser de otro modo, con la puerta verde, donde se encuentra la oficina de Lech Walesa.

De esta manera he llegado a la ribera, pudiendo apreciar ya la inmensa grua medieval de Gdansk, donde un solo hombre colocado en la rueda era capaz de levantar dos toneladas de peso.


El recorrido ya estaba concluido, por lo que sólo faltaba acercarse a otros puntos relevantes de la ciudad como las Iglesias de San Nicolas (la más antigua de Gdansk) y de Nuestra Señora (Mariacka).


Ésta última es la iglesia construida en ladrillo más grande de Europa. Sinceramente, impresiona lo alta y grande que es, como si no tuviera que mantenerse en pie por tanto peso que soportan sus pilares.
Para entrar en esta iglesia hay que abonar 4 zloti, creo recordar, pero allí la gente entraba y salía a su gusto, sin pagar a la señora de la caja que los miraba impotente. En el interior de la iglesia, de una blancura deslumbrante, está el reloj astronómico de Durero y un retablo dedicado a solidaridad.
La excursión la he terminado en la calle mariacka, una pequeña calle con encanto especial, donde se ha rodado parte de la miniserie de los Buddenbrook. Esta calle está repleta de bellas tiendas que se dedican a la venta de abalorios de ambar, algunos realmente bonitos.

Poco a poco me encamino hacia el albergue para poner al día el diario y cenar el pisto que me ha sobrado.
Hasta mañana.
MIÉRCOLES 4/7/2012 SZTUTOWO, KRYNICA MORSKA Y FRAMBORK

Hoy no es que haya madrugado, es que he hecho un sacrificio sobrehumano levantándome a las 6:00. El plan de hoy incluye dos sitios: Szutowo, donde se encuenta el campo de concentración nazi de Stuttof y Frombork, ciudad en la que Copérnico desarrolló casi toda su obra.
Como escribí ayer el recorrido era todo un reto para alguien tan negado para la orientación como yo, sobre todo teniendo en cuenta que los transfers los tenía que hacer en localizaciones que ni siquiera podían llamarse pueblos turísticos, en algunos casos en plena carretera.
En el mapa detallo el recorrido propuesto en consonancia con la información recibida en la oficina turística de Gdansk.
Gdansk 7:20
Szutowo 8:30 (llegada) 10:55 (salida)
Rinica Morska 11: 35 (llegada) 13:30 (salida ferri)
Frombork 15:00 (llegada) 18:38 (salida)
Gdansk 21:30
Ayer comenté la profesionalidad de los de la oficina de turismo, pues en resumidas cuentas no han dado ni una: el autobús sale cinco minutos antes de Gdansk (bueno, ya sé que no es mucho), pero es que en Szutowo es media hora antes. Lo más relevante, no existe ferri a esa hora (ni a ninguna posterior a las 9:00). En este momento, mis hermanos que apostaron por unanimidad a que me perdería ya estarán haciendo cuentas de lo que les debo, pero que no se precipiten que he encontrado alternativa y es lo que voy a explicar junto a las visitas a las ciudades realizadas.
Para ir a Szutowo hay autobuses cada hora desde la estación central de Gdansk, comenzando a las 6:15. Se trata de un autobús (nº 870) de unas 40 plazas, a medio llenar que hace paradas en todos los pueblos de la región. La parada de Szutovo museum es la número 50 (no exagero, la de Rinica Morska, destino del autobús, es la 71). La distancia a recorrer es de 51 kilómetros y el precio es de 14€.
La parada del campo de concentración es la previa a la de Szutowo ciudad, dejando el autobús a unos veinte metros del camino de acceso.

La visita es gratuita si no requieres de audioguía (inglés o polaco) ni de un guía propio (en inglés 60 zlotis). Han hecho el esfuerzo de dar una traducción al inglés de gran parte de los elementos del museo, aunque no en su integridad. El centro de información abre a las 9:00, pero el campo está abierto al público a partir de las 8:00
Como pasó en el KZ de Sachsenhausen tampoco he sacado fotos. Está menos preparado que aquél para el turismo, y es que además de mí no habré contado más de cinco visitantes. La parte que más me ha “gustado” ha sido donde se narraban experiencias de los supervivientes para explicar ciertos elementos del propio campo. Parecía que estabas leyendo a Primo Levi en ciertos momentos.
En unos 100 minutos he salido (una pena que sólo estén en polaco algunas partes), por lo que me ha dado tiempo a coger el siguiente autobús que salía de Gdansk dos horas después del que yo he cogido. Ha sido muy puntual apareciendo exactamente a las 10:23
El recorrido hasta Kyrica Morska (21 kilómetros, 8’30€) se hace por una carretera secundaria en menos de 40 minutos, con parada cada dos minutos de promedio. Como ya no me fiaba de los “profesionales de Gdansk”, me acerco al embarcadero y solicito reservar ticket para el ferri de las 13:30 y así disfrutar de esta ciudad ubicada a apenas veinte kilómetros de la frontera con Rusia (Kaliningrado), ver sus playas, sus dunas,… Pues resulta que sólo hay un ferri, a las 9:00, que si quiero puedo reservar para mañana; sin comentarios.
Toca buscarse la vida o rendirse y volver a Gdansk. A lo último me niego, aunque sólo sea para no dar la razón a mis cuatro hermanos. Miro el mapa de la Lonely Planet y creo encontrar una solución, tremendamente costosa en cuanto al tiempo empleado.

Todo empieza por olvidarme de visitar Kyrica Morska y coger un autobús a Elblang, donde haré transbordo a otro que me lleve por fin a mi destino.
El trayecto hasta Elblang es de algo más de una hora y cuarto (62 kilómetros 14’60€), de nuevo por carreteras secundarias y muy frondosas.
En la estación de esta ciudad (es grande) me oriento para coger el autobús dirección Branievo, con parada en Frombork (33 kilómetros, 6’80€) al de otra hora aproximadamente. Al final va a ser verdad lo que decía la Loneley sobre cómo llegar a esta ciudad:
“llegar a Frombork en autobús es toda una aventura, oculto como está cerca del extremo noreste del litoral polaco. Las carreteras se estrechan según se atraviesan masas boscosas, interrumpidas únicamente por diminutas aldeas.”
No sé si es por lo que me ha costado llegar o por la ilusión de alejarme de los turistas tipo, pero es que me ha gustado mucho esta pequeña ciudad de 2000 habitantes. Es conocida porque en ella residió hasta su muerte Copérnico, bajo el apoyo económico de su tío, obispo de la impresionante iglesia y del majestuoso complejo eclesiástico que te encuentras de frente cuando te bajas en la única parada del pueblo.
En realidad, cuando te bajas te encuentras una pequeña puerta de acceso a la zona amurallada

que da paso a otra puerta más grandota

Básicamente lo más turístico de la Frombork está dentro de estos muros. Eso sí, para todo tienes que pagar, incluso para ir al baño (2 zlotis). El complejo incluye diferentes atractivos como la catedral (8 zlotis), el museo de copérnico (6 zlotis), la torre (6 zlotis) y el hospital del espíritu santo (6 zlotis)
Vamos por partes. En primer lugar no recomiendo la visita al hospital del espíritu santo, que es una capilla antigua, del s.XV que acoge arte religioso (en polaco) e historia médica (en polaco). Es muy pequeñito y salvo algunos atlas de anatomía antiguos, pues no me ha llamado la atención.
El museo de copérnico se sitúa en el antiguo palacio episcopal. Consta de tres plantas, siendo las dos últimas las dedicadas al astrónomo y hombre de ciencia. En la edición más actual de la lonely planet (2008) se escribía “las exposiciones están bien iluminadas y organizadas de manera creativa, el único pero radica en que todo está en polaco” Cuatro años más tarde suscribo todas las palabras de la cita.

La torre del antiguo campanario permite disfrutar de las vistas de la ciudad, así como de la laguna del Vístula. Altamente recomendable. En el interior de la torre también tienes la única explicación en inglés de todo el recinto: se trata del famoso péndulo de foucault del panteón de Paris, del que se puede apreciar una réplica, en escala de la torre, claro.


La joya sin embargo es la catedral, hecha en ladrillo durante el siglo XIV. Es espectacular.


En su interior reposan los restos de muchos nobles de la época, algunos con lápidas cuanto menos que curiosas;

Así como un mausoleo al personaje de la ciudad, Copérnico.

Asimismo, en su interior también cuenta con un órgano, protagonista de varios recitales durante julio y agosto.

Por supuesto el autobús directo de Frombork a Gdansk no es conocido por nadie, por lo que la alternativa vuelve a ser acercarse a Elblag y de allí otro para Gdansk. Me acerco a la única parada (al menos no me podré equivocar) y pregunto a una señora que está esperando allí al autobús. Ha sido mucho más que un acierto, ha sido lo mejor de todo el día con diferencia. Hamila, que así se llama, ha excedido cualquier límite de la cortesía: me ha explicado que había una compañía de microbuses diferennte a la estatal (hasta ahora siempre había ido en autobuses estatales), “Guliver”, que iba a Elblag en cinco minutos. Y así ha sido. El billete ha costado 6’80€ y el viaje ha durado por lo menos una cuarta parte menos que el anterior de ida. Para en la misma estación central de Elblag. Además de explicarme esto, me ha dado conversación, pero como consideraba que su inglés no era lo suficientemente bueno (hablaba polaco, ruso y francés), llama al móvil a su hijo (Ludwik) en Gdansk para que me dé explicaciones más detalladas. Flipante. Una vez en Elblag se encarga de preguntar por el autobús ¡directo! que sale en una hora y media en una compañía privada por 13 zlotis me deja en Gdansk en una hora. No tengo palabras de agradecimiento suficientes. Y es que lo más difícil para el viajero por este país es el límite idiomático cuando tienes que moverte: todos los horarios tienen notas a pie que te dicen que sólo funciona los sábados, que es de lunes a jueves, que en verano no llega hasta final de trayecto,… Para que el forero se haga una idea, Halina ha descartado el horario que me habían ofrecido los “profesionales de Gdansk” por cuatro superíndices aclaratorios que venían, cada uno con su significado en polaco. Total que no te puedes fiar de ningún horario que veas si tiene alguna letra, signo, símbolo o número raro al lado. Y eso es desasosegante.
Pues el día ya se ha terminado, ahora al albergue, que cada vez me gusta más, su limpieza, su comodidad, su situación… Y a poner en orden el diario.
JUEVES 5/7/2012 GDANSK – MALBORK – TORUN
El plan de hoy era sencillo, después de desayunar y marchar del albergue dirigirme a Malbork, donde podía coger otro tren para ir a Torun. Sin embargo, como es habitual in situ las cosas se adaptan a la realidad.

En Polonia hay trenes regionales, interregionales, intercity y, aunque no he tenido posibililidad de verlos, los expresos. El que va de Malbork a Torun es de los primeros… a evitar a toda costa, pues para en todos, he dicho todos, los pueblos del camino.
Los interregionales hacen menos paradas, los intercity que hay en Gdansk hacen menos aún y permiten reservar asiento en primera.
Para ir a Malbork he cogido el intercity desde Gdansk. El viaje dura unos cincuenta minutos (17zlotis en segunda clase). Ha sido puntual en la salida y en la llegada a la ciudad. En malbork sólo hay una parada de tren por lo que no te puedes equivocar. Está a 1’3 kilómetros del castillo, que no se ve desde la estación y tampoco está señalizado, así que hazte con un previo esquema de google maps o algo así.

El Castillo de Malbork , patrimonio de la humanidad desde 1997, es el castillo de ladrillo más grande de Europa y fue construido, en distintas etapas a partir del siglo XIII (castillo inferior, castillo medio y castillo superior dotado de torres y madmorras), por los caballeros teutónicos. Una especie de caballeros cruzados que se lo montaron tan bien que, de ser guardianes de Tierra Santa, pasaron a ofrecer sus servicios militares a nobles y autoridades, hasta el punto que se convirtieron en un auténtico poder militar, comenzando a construir castillos a diestro y siniestro, siendo éste de Malbork el que los dirigía. De hecho fue la residencia de su jefecillo, llamado Gran Maestre, que suena como más importante.


Al que le interese la historia que sepa en que en poco más de un siglo se hicieron con el control de toda Prusia, que se dice pronto. Eso sí, las cosas buenas no duran siempre y polacos y lituanos se organizaron para quitarles territorios diversos al de poco más de 100 años.
Su emblema es el del pelícano (encima del pozo del castillo) que se hiere en el pecho para alimentar a las crías con su propia sangre. Se trata de una alegoría del sacrificio de Cristo y emblema del catolicismo guerrero de la Orden de los Cablleros Teutones.


Bueno, pues el castillo es realmente imponente. Aunque la lonely dice que hay que entrar con guía, no es exacto. El precio de la entrada es de 40 zlotis, incluyendo una audioguía en polaco o en inglés. Es muy conveniente coger la audioguía, controles o no el idioma porque te orienta con las fotos la estancia que estás a punto de visitar.
Algunas estancias son espectaculares, aunque la mayor parte del castillo ha sido restaurado como originalmente estaba construido, ya que fue prácticamente destruido por bombardeos soviéticos en un solo día de 1945


De un tren de llegada a Malbork al tren de salida tenía sólo tres horas y media. Supuestamente el recorrido diseñado por el castillo duraba tres horas. Sin lugar a dudas si vas con guía es muy fácil que se tarden; en mi caso, que he ido rapidito, han sido unas dos horas y media. Es difícil tardar menos, ya que es enorme y tiene un montón de estancias, algunas sencillas y otras realmente bellas. Sin embargo, no esperéis un castillo de princesas, se trataba de una orden religiosa-militar. Tiene el valor histórico que tiene, pero no artístico, salvando tal vez el gótico patio principal y el palacio del gran maestre


Supuestamente lo que más valor tiene es la puerta dorada que da acceso a la Iglesia de Santa María, aunque a mí no me dijo nada especial (por supuesto son un profano en estas cosas)

También se pueden contemplar las vistas de la ciudad y de la zona del Vístula desde una torre que se puede visitar (8 zlotis), después de subir 213 escaleras, que se hacen eternas. La gente no se ha animado, por lo que he visto. Quien ande con prisa, podría prescindir, ya que la ciudad de Malbork tampoco es que sea gran cosa.


Tal vez más interesantes son las vistas del propio castillo desde esa altura

Al final del recorrido se tiene acceso a varias estancias-museo donde puedes ver desde armamento, armaduras hasta joyas de ámbar (hay tienda):




De vuelta al tren no me arriesgo y sigo el gps del móvil. Llego un poco justito de tiempo (compro el billete unos seis minutos antes de la hora prevista de salida). Sin embargo, por vez primera el tren se retrasa, veinte minutos. El precio y tiempo de vuelta el mismo que el de ida. Como el viaje es corto, no merece la pena viajar en primera. En el camarote hay ocho butacas bastante cómodas… bueno para el que se pueda sentar. Porque había overbooking, sí más billetes vendidos que asientos. He preguntado a un chico que estaba conmigo en el pasillo y me ha dicho que es habitual en ciertos trayectos en verano. Eso sí, que no se me olvide, aquí nadie se salta la restricción de fumar ni en el camarote ni en el pasillo.
De vuelta a Gdansk ya tenía previsto cómo aprovechar el tiempo de espera hasta la salida del intercity a Torun (3 horas). Voy a visitar el ayuntamiento y la exposición de solidaridad, que no había podido verlos porque por las mañanas solía acercarme a otras poblaciones y para las cinco o seis ya estaban cerrados.
El antiguo ayuntamiento está muy aconsejado por parte de la lonely y estoy de acuerdo con sus opiniones. La entrada cuesta 10 zlotis (visita a la torre aparte, que no he hecho por falta de tiempo). Lo que más me ha gustado ha sido la escalera interna de madera que había visto en el capítulo de Paraísos Cercanos de TVE (la L.P. no le da la suficiente relevancia).


En el piso de abajo se pueden ver otras dos salas, muy bonitas, si bien la más cuidada artísticamente es la sala roja, con su gran chimenea y 25 plafones pintados en el techo, destacando por su tamaño uno de forma ovalada con un titulito… la glorificación de la unión de Gdansk con Polonia.



En los pisos de arriba hay diferentes exposiciones temporales sobre el deporte, los juegos olímpicos, si bien lo más demoledor son las fotografías murales de la ciudad tras la 2ª Guerra Mundial.
A todo correr me dirijo hacia la otra parte de la ciudad para visitar la exposición de los caminos hacia la libertad que está situada en los sótanos del edificio de solidaridad. Está en inglés y polaco, cuenta con audioguía (que no he cogido). La entrada es de 5 zlotis.

Es un museo pequeñito pero muy concentrado. Se basa en una combinación de grandes fotografías, de material audiovisual y de objetos de época. Con ello se nos presenta la situación de privación de libertad, así como de alimientos y productos básicos en la Polonia del momento histórico del nacimiento del sindicato Solidaridad.
Sorprende ver que en 1980 la población polaca anduviera con cartillas de racionamiento, que hiciera colas en los establecimientos durante horas,…
Sin embargo, el museo no trata sólo del origen del movimiento sindical en Polonia, sino que lo encuadra perfectamente en un período de rebelión contra el poder en muchos países de la órbita soviética iniciado ya en los años 50’ (levantamiento de Poznan, de Praga, de Budapest,…)
Pasada esta introducción histórica, continúa de forma más monográfica sobre la lucha por la libertad con el asesinato de los trabajadores de los astilleros de Gdansk en 1970, las huelgas de 1979 y la gran huelga del astillero número 2 de Gdansk (astillero Lenin) de agosto de 1980, que con el apoyo explícito de la población de Gdansk y más adelante de toda Polonia, consiguió en 17 días la aprobación de sus 21 peticiones y la legalización del primer sindicato libre en los países del Este: Solidaridad, que en menos de un año consiguió ¡¡diez millones!! de afiliados en Polonia. Sin embargo, al de 16 meses de su legalización la ley marcial en TODO el país condujo a sus ilegalización, entre otras cosas. Con todo, Lech Walessa (emocionantes los videos en los que se sube a la puerta del astillero y explica el acuerdo a miles y miles de personas que se concentraban todos los días esperando noticias) consiguió el premio nobel de la paz al año siguiente, 1983; y el de su pueblo en las primeras elecciones libres de su historia en 1989-90.
Toca volver al albergue a recoger la mochila y dirigirme a la estación de tren. No tengo tiempo para ir andando y hace un calor tremendo (primer día) por lo que me acerco al Hilton (un edificio que mantiene la estructura externa de las casas típicas de la zona), que lo tengo a 100 metros del albergue, y con mis pintas monto en un mercedes no sé qué, con interior de cuero y el aire acondicionado a tope y para la estación por 20 zlotis.

Llego con veinte minutos de antelación, tiempo suficiente para comerme un kebap (aún tengo la lengua en el infierno) y llegar con tres minutos de antelación al andén que me llevará a Torun. Eso sí, esta vez voy en primera clase. De hecho ahora estoy escribiendo en mi camarote. Digo mío porque tengo los seis asientos para mí solo. La verdad es que parece un karaoke porque estoy a grito pela’o cantando canciones de Nino Bravo reproducidas en el móvil.