Lawrence, nuestro “driver” había llegado ya la noche anterior a Kandy. Salimos , pues, puntuales y temprano (y mira que costaba hacerle madrugar) hacia Anuradhapura. En el camino, dos paradas.
Padeniya es un templo pequeño al que no van muchos turistas, pero me pareció precioso. Está construido sobre una roca y, oh maravilla!, no hay que subir escaleras ni pagar entrada. Con el “aturrullamiento” del momento se nos olvidó entrar descalzos. Bueno, tampoco había absolutamente nadie que nos viese, pero…
Padeniya, una visita recomendable
El interior del templo
Después, nos acercamos a Yapahuwa, una fortaleza en la roca muy interesante. ¡Y muy alta! Lo confieso, esta vez llegué solo hasta la mitad: la calor y las escaleras pudieron conmigo antes de llegar al final. Pero eso ya no me iba a pasar más…
Auch!
Vale la pena el esfuerzo
Igual que todos los lugares arqueológicos está lleno de escolares que saltan arriba y abajo como monitos, con su uniforme blanco. Todos aprovechan para practicar las dos frases favoritas de todo el país: Where are you from? y What’s your name? Una vez presentados correctamente, nos hicimos fotos, nos deseamos un buen día y volvimos al coche.
Paramos para comer, baratísimo, en un restaurante de carretera: rice&curry picantísimo otra vez. Yo ya empezaba a ver que la gastronomía de Sri Lanka no era de mis favoritas y no me iba a dar muchas alegrías.
Por la tarde llegamos a Anuradhapura. Y aquí empezó el episodio más absurdo del viaje. Llevábamos un mapa y la dirección de la guesthouse, Little Paradise. Siguiendo el mapa, Lawrence fue incapaz de encontrarla. Preguntando a la gente, tampoco. Llamó por teléfono y en la guesthouse, absurdamente, no supieron indicarle como llegar hasta allí. Finalmente, después de mil vueltas y mil preguntas, casi por casualidad, la encontramos. Pero entonces nos dicen que la primera noche no tenemos habitación allí, que nos han buscado habitación en otro sitio y la segunda noche nos trasladaremos allí. Eso sí que no! ¿Reservo habitación con 5 meses de antelación para que me digan eso? Nos pusimos firmes y le dijimos que, o las tres noches como teníamos reservadas desde hacía 5 meses (y confirmadas 15 días antes de llegar) o nos íbamos (hoteles no faltan por allí). Y, de repente, ya no hubo problema y ya teníamos habitación. No me gustó nada la historia. Nos quedamos porque daba pereza buscar otro sitio y porque estaba bien de precio, pero tentados estuvimos de largarnos a cualquier otro lado.
Cenamos un hoto roti medio picante y nos retiramos a descansar
Pescado fresco en Anuradhapura
Padeniya es un templo pequeño al que no van muchos turistas, pero me pareció precioso. Está construido sobre una roca y, oh maravilla!, no hay que subir escaleras ni pagar entrada. Con el “aturrullamiento” del momento se nos olvidó entrar descalzos. Bueno, tampoco había absolutamente nadie que nos viese, pero…



Después, nos acercamos a Yapahuwa, una fortaleza en la roca muy interesante. ¡Y muy alta! Lo confieso, esta vez llegué solo hasta la mitad: la calor y las escaleras pudieron conmigo antes de llegar al final. Pero eso ya no me iba a pasar más…



Igual que todos los lugares arqueológicos está lleno de escolares que saltan arriba y abajo como monitos, con su uniforme blanco. Todos aprovechan para practicar las dos frases favoritas de todo el país: Where are you from? y What’s your name? Una vez presentados correctamente, nos hicimos fotos, nos deseamos un buen día y volvimos al coche.

Paramos para comer, baratísimo, en un restaurante de carretera: rice&curry picantísimo otra vez. Yo ya empezaba a ver que la gastronomía de Sri Lanka no era de mis favoritas y no me iba a dar muchas alegrías.
Por la tarde llegamos a Anuradhapura. Y aquí empezó el episodio más absurdo del viaje. Llevábamos un mapa y la dirección de la guesthouse, Little Paradise. Siguiendo el mapa, Lawrence fue incapaz de encontrarla. Preguntando a la gente, tampoco. Llamó por teléfono y en la guesthouse, absurdamente, no supieron indicarle como llegar hasta allí. Finalmente, después de mil vueltas y mil preguntas, casi por casualidad, la encontramos. Pero entonces nos dicen que la primera noche no tenemos habitación allí, que nos han buscado habitación en otro sitio y la segunda noche nos trasladaremos allí. Eso sí que no! ¿Reservo habitación con 5 meses de antelación para que me digan eso? Nos pusimos firmes y le dijimos que, o las tres noches como teníamos reservadas desde hacía 5 meses (y confirmadas 15 días antes de llegar) o nos íbamos (hoteles no faltan por allí). Y, de repente, ya no hubo problema y ya teníamos habitación. No me gustó nada la historia. Nos quedamos porque daba pereza buscar otro sitio y porque estaba bien de precio, pero tentados estuvimos de largarnos a cualquier otro lado.
Cenamos un hoto roti medio picante y nos retiramos a descansar
