Este día tocaba visitar la parte moderna de la ciudad.
Tomamos un taxi hasta Siam, y realmente impresiona el contraste entre esta parte de la ciudad y la Bangkok antigua que llevábamos viendo todos los días anteriores. Te sientes como en Japón, rodeada de grandes avenidas, edificios enormes, centros comerciales, carteles publicitarios, puentes, miles de coches de colores, el sky train, una pasada!
Dando un paseíto fuimos a la primera parada del día: La casa de Jim Thompson. En un principio no teníamos mucho interés en ir, pero nos dejamos guiar por las recomendaciones de la Lonely Planet y la verdad es que merece mucho la pena conocerla. La casa/museo está rodeada de unos jardines preciosos, que suponen un agradable resguardo de los 40º que nos hacía ese día. El interior de la casa, a la que sólo se puede acceder con un guía, es impresionante. Todo está cuidado al milímetro, decorado con un gusto impecable… yo salí obsesionada, necesito tener una casa así!
De ahí, nos fuimos derechos a la zona de centros comerciales. Los dos odiamos los centros comerciales, y en Madrid sólo los pisamos en casos de extrema necesidad, así que nuestra intención entra entrar, dar una vuelta, y salir. Pero cuando cruzamos la puerta del MBK, alucinamos! Más que un centro comercial es un mercadillo gigantesco, laberíntico y caótico. 7 plantas de tiendas mezcladas entre sí, con marcas auténticas y falsificaciones, con tiendas de artesanía y de los aparatos tecnológicos más a la última. Nos dejamos llevar por la locura y al final pasamos allí toda la mañana, encantados de la vida.
Si tenéis pensado hacer muchas compras en Tailandia, el MBK es una gran opción. Además de las típicas copias de ropa y complementos que tienen en todos los lados, tienen también falsificaciones de muy buena calidad y con precios bastante más elevados (pregunté el precio de un bolso de Céline muy logrado y en piel auténtica, y eran unos 500 euros). Lo que no merece la pena es la tecnología, al cambio muchos artículos salían más caros que en España. Pero si buscas accesorios originales, como fundas para iPad o para los teléfonos, cascos, altavoces y demás, hay una oferta enorme y con diseños muy originales.
Lo que más nos gustó fue la zona de ocio y restauración. Todos los establecimientos están decorados en colores chillones, y hay una variedad enorme.
Desde el MBK, fuimos a otro centro comercial, el Siam Paragon. Este centro representa el auténtico lujo asiático! Todas las grandes firmas internacionales están aquí, incluidos los concesionarios de coches más lujosos, una pasada.
Un poco hartos de tanta tienda, decidimos coger el Sky Train e irnos a la zona de Silom a dar un paseo y reservar en un restaurante que teníamos visto para el día siguiente.
La verdad es que Silom no nos gustó mucho… sigue siendo una zona moderna, pero nos dio la impresión de estar muy poco cuidada. Por la gran avenida de la zona vimos la rata más enorme del mundo (ojo, porque en Bangkok desgraciadamente hay muchas alrededor de los cubos de basura de las calles… pero es que esta en particular tenía el tamaño de un gato!). Aún así es una zona bastante vivible, sin tener los lujos de Siam, pero con una oferta de hoteles y restaurantes bastante amplia.
Dimos un paseo, reservamos en nuestro restaurante para el día siguiente y nos volvimos a nuestra zona a cenar y a tomar unos cócteles en Khao San.
