Itinerario del día:
A: Kanab
B: Grand Canyon North Rim (Bright Angel Point)
C: Grand Canyon North Rim (Cape Royal)
D: Grand Canyon North Rim (Point Imperial)
E: Hurricane
Cuando me despertó la alarma, a las 6, asomé la nariz por la ventana para comprobar si el día había amanecido más o menos soleado. Y, en efecto, el cielo estaba azulísimo y limpio, con lo cual me metí en la ducha bastante animado. En el South Rim del Grand Canyon no habíamos tenido demasiada fortuna con el tiempo y esperábamos poder resarcirnos ahora en el North Rim. De momento, la cosa pintaba bien.
Nos arreglamos, recogimos todo, llamamos a casa con el skype y en la misma habitación nos tomamos un café y unas cookies hechas con nueces de macadamia, las favoritas de María. Cargamos el equipaje en el coche y tras dejar las llaves en el buzón de la parte exterior de la recepción -los simpáticos dueños todavía no habían dado señales de vida a esas horas- pusimos rumbo al Grand Canyon.
Después de once días, íbamos a volver a entrar en Arizona, así que apenas unas millas al sur de Kanab tuvimos que atrasar una hora nuestros relojes. Por si no hubiésemos iniciado nuestra ruta diaria lo suficientemente temprano, vaya. Al acercarnos al Kaibab Plateau, las nubes de niebla fueron apareciendo de modo paulatino, y en cuestión de treinta o cuarenta minutos se habían apoderado del cielo por completo. El paisaje adquirió un aspecto un tanto fantasmagórico, aunque nosotros no estábamos preocupados, porque suponíamos que todo aquel manto blanquecino suspendido sobre nuestras cabezas terminaría por desaparecer en cuanto el sol comenzase a apretar con fuerza.
Nuestro primer objetivo dentro del North Rim eran los alrededores del Grand Canyon Lodge. Allí queríamos dar un pequeño paseo hasta el promontorio del Bright Angel Point, para a continuación dirigirnos en el coche a través del Walhalla Plateau hasta Cape Royal y finalizar nuestra visita a la zona norte del Grand Canyon en el Point Imperial, el mirador situado a mayor altura de entre todos los del parque.
Llegamos al parking del Grand Canyon Lodge, y las nubes todavía no se habían ni mucho menos disipado. Calculamos que aún tendría que transcurrir media hora o más para que el sol se fuese abriendo paso, y por eso convenía tomarse las cosas con cierta calma. El hotel nos pareció una maravilla. Tan bonito como los del South Rim Village, y con una localización si cabe más espectacular, porque mientras aquéllos se ubican casi al borde del cañón -tan solo separados del mismo por el estrecho Rim Trail- , el lodge del North Rim está literalmente colgado del acantilado.
Lo primero que hicimos fue asomarnos a sus impactantes terrazas, pero la persistente niebla impedía distinguir apenas nada. De tal modo que nos animamos a hacer tiempo regalándonos un desayuno buffet en el fabuloso salón-restaurante. Nos dio un poco de corte ponernos a sacar fotos o tomas de vídeo en el interior abarrotado de huéspedes y turistas, pero he rescatado de internet una imagen en la que se aprecia bastante bien la belleza del comedor.
Nos colocaron en una de las mesas situadas justo al lado de los amplísimos ventanales -en concreto, el tercero de los de la izquierda en la foto- y no puedo por más que decir que fue un desayuno que nunca olvidaremos... pero no por la calidad del buffet -que no estaba mal, dicho sea de paso- sino, obviamente, por el inmejorable entorno. ¡Vaya lujo!
Cuando acabamos y salimos de nuevo al exterior, la mañana se había ido quedando ya algo más despejada, y aprovechamos para darnos una vuelta por los miradores de las inmediaciones del lodge y por las terrazas. Las vistas son brutales, y el contraste entre el naranja y el verde es aquí más acusado que en el borde sur del Grand Canyon, ya que el North Rim tiene una altitud media 300 metros superior y recibe más precipitaciones, con lo que su vegetación es mucho más abundante.
Tema musical: "The hermit" (STEVE HACKETT)
Muy cerca del hotel comienza el trail que conduce al Bright Angel Point. Es un corto y sencillo sendero que discurre a través de un estrecho promontorio. En algunos tramos, de no más de dos o tres metros de ancho, se camina entre precipicios casi verticales que se desploman a uno y otro lado hasta el fondo de los cañones de Roaring Springs -al este- y The Transept -al oeste-. Nos encantó. Además, la niebla había desaparecido y la panorámica desde el mirador en el que finaliza el camino era soberbia. Todo aquel que se acerque hasta el North Rim no debería de dejar de hacer este pequeño pero extraordinario trek de apenas media milla de longitud.
Tema musical: "Another day in Haltwhistle" (XII ALFONSO)
Regresamos al umbrío aparcamiento del lodge y nos marchamos en el coche a recorrer la carretera que atraviesa de norte a sur la Walhalla Plateau, unas quince millas en las que se suceden los puntos panorámicos orientados hacia el este. Todos ellos nos iban a ofrecer, por lo tanto, una visión inédita de determinadas zonas del Grand Canyon hasta ese momento desconocidas para nosotros.
La primera parada la efectuamos en el Roosevelt Point, del que dicen que es el mejor lugar para contemplar la confluencia entre los ríos Colorado y Little Colorado. Y no dudamos que esto sea así ¿eh?, lo que sucede es que nosotros debíamos de estar pasando el ratito tonto de la jornada y, por más que lo intentamos, no conseguimos descubrir confluencia alguna. Lo que sí pudimos ver con relativa nitidez fueron los Pallisades of the Desert, unos hermosos acantilados situados, según el mapa, al sur de la huidiza y timorata confluencia.
Tema musical: "Scarborough Fair" (SARAH BRIGHTMAN)
Continuamos avanzando a través de la Cape Royal Road y el siguiente enclave en el que nos detuvimos fue el Walhalla Overlook, desde el cual sí que se obtiene una panorámica bien clara del curso del Colorado River, ya que uno de sus amplios meandros puede llegar a apreciarse casi en su totalidad. También se divisa algo más a la derecha la inconfundible silueta del Vishnu Temple, uno de los buttes más fotografiados del Grand Canyon.
Tema musical: "Roundabout" (YES)
Pero es a partir de aquí donde comienza lo verdaderamente destacable de este trayecto por el Walhalla Plateau, puesto que dos de los miradores más alucinantes de todo el parque se sitúan al final de la carretera, muy próximos el uno del otro. De hecho, la primera mitad del trail que se ha de recorrer para llegar a ambos es coincidente, y solo a partir de un determinado punto se bifurca el sendero.
El primero al que accedimos fue el originalísimo Angel’s Window, caracterizado por un enorme agujero en la roca justo debajo de la plataforma de observación. Las vistas son de infarto, porque hay tal verticalidad en las paredes del acantilado que la sensación es similar a la que tendríamos si nos asomásemos al abismo desde un balcón.
Tema musical: "Supper's ready" (GENESIS)
Y el otro gran mirador al que me refería un par de párrafos atrás es el que le da nombre a la carretera: el Cape Royal. No hay palabras. Viendo todo aquel extraordinario paisaje delante de nuestros ojos, María y yo coincidimos en que ningún otro lugar del Grand Canyon -quizá con la excepción de Hopi Point en la Hermit Road- nos había impresionado tanto como éste.
La perspectiva es amplísima, y abarca desde las Pallisades o el Watchtower de Desert View, a nuestra izquierda, hasta el Thor Temple y la zona del South Rim Village -e incluso más allá- en la dirección opuesta. Además, justo enfrente, se alzan casi al alcance de la mano los sensacionales Vishnu Temple y Wotans Throne. En definitiva, solo puedo concluir diciendo que la visita a Cape Royal es imprescindible para cualquier viajero que vaya a conocer el North Rim.
Tema musical: "Porte sur l'eté" (MINIMUM VITAL)
Wotans Throne, visto desde Cape Royal
Vishnu Temple, visto desde Cape Royal
Pallisades of the Desert, vistas desde Cape Royal
La mañana tocaba a su fin, y los claros en el cielo, también. En pocos minutos, las nubes oscuras con las que ya nos habíamos ido familiarizando a lo largo del viaje comenzaron a multiplicarse de un modo amenazante. Un tanto decepcionados, porque estábamos disfrutando muchísimo, decidimos que lo mejor era retirarse a tiempo antes de que descargase el primer chaparrón.
Volvimos al parking en el que desemboca la carretera para subirnos al coche y desandar la Cape Royal Road hacia el norte. Pero no llevábamos ni un par de millas recorridas cuando empezó a caer agua como si nos hubiésemos colado sin querer en un túnel de lavado. ¡Qué manera de jarrear! Durante unos instantes nos sentimos transportados al día de la terrorífica ruta 666 en las proximidades de Seligman. Y menos mal, porque podía haber sido mucho peor… nos habíamos librado del descomunal aguacero por escasos minutos. Resultaba inevitable pensar en todos aquellos pobres infelices a los que habíamos dejado en Cape Royal sacando fotos a diestra y a siniestra…
Por fortuna, el diluvio remitió pronto, aunque la luminosa mañana dio paso a un mediodía casi en penumbra. Paramos en Vista Encantada, el último punto panorámico que nos quedaba pendiente en esta carretera, y nada más asomarse al mirador y darse de bruces con aquella oscuridad, la siempre ocurrente María no tardó en rebautizar el lugar: Vista Encapotada. Y es que las imágenes hablan por sí solas:
Tema musical: "Vivendo un giorno"
(CONSORZIO ACQUA POTABILE)
Antes de abandonar el North Rim, nos apetecía acercarnos a conocer el enclave en el que el borde del Grand Canyon alcanza su mayor altitud: Point Imperial, situado a unos 2750 metros sobre el nivel del mar. Al llegar allí cayó otro pequeño chaparrón, y tuvimos que esperar un rato en el parking, metidos en el coche, hasta que escampó.
Ni que decir tiene que las vistas desde el mirador son muy buenas, pero estaba ya todo muy grisáceo y triste, así que después de unos minutos comprendimos que lo más inteligente era echar el cierre definitivo a nuestra estancia en el Grand Canyon y poner rumbo a Hurricane, localidad en la que teníamos el alojamiento reservado.
Tema musical: "Nichts für mich" (ANYONE'S DAUGHTER)
En Jacob Lake, justo a la altura del cruce con la 89A, hicimos un alto para repostar y comer unas deliciosas hamburguesas en el restaurante del Jacob Lake Inn. Entramos también en la panadería del complejo hotelero a comprarnos unas cookies que tenían una pinta excelente y un tamaño XXXL.
Unas millas más al norte volvimos a detenernos en Le Fevre Overlook, un mirador de carretera donde los Navajos tenían montados unos cuantos puestos de venta de ropa, artesanía y demás. La extensión del territorio, tanto de Arizona como de Utah, que se alcanza a divisar desde allí arriba es enorme, y comprende desde los Vermillion Cliffs -en la zona de Paria Canyon y Coyote Buttes- hasta los White Cliffs, más allá de Kanab. Se adivinan asimismo, aunque algo más alejadas, las siluetas de las montañas del Grand Staircase-Escalante National Monument.
No he podido incluir en el diario ninguna de las fotos y tomas de vídeo obtenidas desde Le Fevre Overlook porque la calidad de unas y otras dejaba bastante que desear y apenas se distinguía nada del magnífico paisaje. Una lástima.
Conforme nos íbamos alejando del North Rim, la tarde mejoraba a pasos agigantados. Desconozco lo que habrá sucedido en años precedentes pero, desde luego, a lo largo del mes de julio de 2013 hemos tenido la oportunidad de comprobar en primera persona -del plural - cómo el Grand Canyon ha resultado ser todo un imán para las tormentas y el mal tiempo.
Cuando llegamos a Hurricane el sol ya asomaba tímidamente, aunque todavía quedaban algunas nubes. El cielo, por cierto, estaba tan bonito que parecía como si alguien lo hubiese pintado con acuarela.
Tema musical: "Outer limits" (IQ)
El GPS nos condujo hasta el Days Inn, donde teníamos reservada una habitación para pasar la noche. En alojamientos anteriores habíamos conocido ya a varios recepcionistas de la India, y su gentileza y buen trato nos habían dejado siempre un muy buen sabor de boca. Pues bien, en Hurricane nos tocó lidiar con la excepción a la regla de la amabilidad hindú: un personaje borde y antipático que durante el check-in puso todo de su parte para que no nos sintiésemos a gusto en nuestra recién estrenada estancia dentro del hotel. Me imagino que su equipo favorito de cricket habría acabado de perder la final de la Copa de Su Maharajá de Rajasthan, o algo, porque si no, no se entiende tan mal talante.
En fin, procedía tomarse las cosas con filosofía y por eso, una vez instalados en la habitación, bajamos a la piscina a intentar relajarnos dándonos un baño. Había también un jacuzzi, pero el agua del mismo tenía tal cantidad de productos químicos que apenas se podía aguantar dentro más de unos pocos segundos. En mi vida había visto nada semejante.
De vuelta en la habitación, nos dimos una buena ducha para quitarnos de la piel los restos de cloro -quiero pensar que aquello era cloro- y a continuación nos preparamos unos sandwiches calientes en el microondas. Entramos un rato a internet y antes de acostarnos nos tomamos un café con alguna de las sabrosas cookies que habíamos comprado en Jacob Lake. A las 9 nos quedamos fritos. Cada día que iba transcurriendo nos sentíamos más cansados que el anterior.
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