Ciudad del Cabo ✏️ Diarios de Viajes de Sudáfrica

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Que tiempo más malo hace hoy. Está gris, cargado de nubes, llueve todo el tiempo y cada poco caen unos chaparrones tremendos. Mientras desayunamos miramos al cielo - ya que en el comedor el techo es de cristal – y nada, unas nubes gordísimas. Gerry nos pregunta que vamos a hacer y claro, querríamos subir a Table Mountain. Llama allí por nosotros, y no hay suerte, de momento está cerrado.

De todas formas y a pesar del mal tiempo nos acercamos hasta allí. Está cerrado, por supuesto. Pero así vemos como funciona la cosa, vemos lugares para aparcar, las ventanillas de pago, las colas que hay que hacer. Igual que nosotros hay media docena de personas que se pasean por allí, pero la lluvia nos hace irnos. Ni siquiera desde la entrada al teleférico se ve nada más que una niebla gris y fría.

Decidimos entonces movernos por la ciudad. He de decir que las ciudades no nos gustan mucho pero con un día tan malo no podemos disfrutar mucho de la naturaleza.

La primera odisea es para aparcar. Todo es zona azul y lloviendo y con tanto tráfico no podemos encontrar un hueco. Nos paramos y uno de los cobradores de la zona azul nos indica un parking muy amablemente. Que alivio dejar el coche; eso si, tuvimos que subir 7 pisos para encontrar un sitio.

Salimos a la calle. Todo me parece una locura, sobre todo los pitidos continuos de los “matatus” y los gritos de los que dicen a donde van éstos. Entre el día feo, el caos y el ruido, Ciudad del Cabo ya me ha desilusionado.

Nos vamos al Castillo de Buena Esperanza. Que entorno más feo, le quita toda la gracia al castillo. Y metidos en aquella niebla ni el paisaje lo acompaña. Entramos a visitarlo y nos entretenemos bastante, que afuera llueve a cántaros (entrada 30 rands p.p.). Vemos las salas, hay muebles, algunas pinturas interesantes, armas y maquetas de barcos y del propio castillo. También nos movemos por el exterior, alrededor de la muralla por arriba y por los patios del castillo.







Después entramos en el District Six Museum (entrada 30 rands p.p.). El recepcionista es un señor muy amable que nos da indicaciones y sugerencias para ver el museo. La verdad es que te puedes pasar horas aquí dentro leyendo los carteles. Merece la pena la visita. Muchas fotos del barrio y sus habitantes. Salas enseñando como eran los negocios en el barrio. Y luego los carteles con los nombres de las calles, en una columna desde el suelo hasta el techo y pegados en las escaleras de acceso al piso superior. Pero lo que más me impresiona son los carteles del apartheid, como en un banco que dice que solo es para blancos. Esto estaba ocurriendo hace nada.







Luego nos vamos hacia Company’s Gardens. Frente a las casas del Parlamento nos paramos en un semáforo y estamos decidiendo si ir hacia la derecha o hacia la izquierda para rodearlas. Un señor que nos ve se acerca a nosotros y nos pregunta de donde somos, que queremos ver y demás. Total, que casi una hora plantados en medio de la calle de parloteo con el señor; ¡que gente tan agradable!

Nos paseamos por los jardines. Hay montones de pájaros incluidos ibis sagrados. Muchos árboles y plantas distintas. Un aloe gigante. Y las ardillas que son unas atrevidas y vienen a pedir algo de comer. Una casi muerde a mi hermano, por culpa suya, claro, que le arrimó mucho un dedo y la otra saltó y consiguió arañarle.
Primero el babuino, ahora la ardilla. Al final creo que lo voy a morder yo.

En el centro de los jardines hay unas pajareras muy grandes (por cierto, es además un punto de acceso wi-fi gratuito). Hay unos pájaros preciosos, muy muy chiquititos y de muchos colores o completamente blancos.
Esto es un oasis en medio del caos, apenas se oye el tráfico ni los gritos y hay poca gente por el parque.




Seguimos por la ciudad y nos vamos a Long Street. Ya he visto tantas fotos de esa calle que apenas me llama la atención. La subimos por un lado y la bajamos por el otro. Quizá con sol habría otro ambiente, no se.



Nos paramos a tomar algo caliente en el Longstreet Bar. Como todos los locales por los que hemos pasado la música está a un volumen insoportable. De todas formas nos tomamos un capuchino, un chocochino , un cake de chocolate con helado y 2 wafles con helado por un total de 120 rands incluyendo propina.

De aquí nos vamos al Bo-Kaap. Esto si que me gustó. Que bonito todo, con las casas de colores. Precioso. Y eso que el día sigue gris y con una niebla espesa cubriéndolo todo. Nos paseamos por las calles en las que nos cruzamos con dos personas, una que entra en su casa y otra que sale. Hoy no hay turistas por aquí, solo nosotros.





Ya es de noche prácticamente. Volvemos a por el coche. Nos hemos alejado bastante así que nos lleva un rato llegar, pero vamos paseando por la ciudad. Una vez dentro del aparcamiento le pregunto a una chica donde tenemos que pagar y me lo explica todo muy amablemente y con una gran sonrisa. Al final, por 7 horas de parking pagamos 90 rands.

Rumbo a casa. A cenar y a ponerle un poco de sal (del Kalahari) a la vida.

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