Continuamos nuestro camino hacia München, la capital de Bavaria y una de las ciudades más importantes de Alemania, bien conocida por todos por la de veces que la hemos visto en españoles por el mundo, por la cerveza y el Oktoberfest, por el fútbol…
El primer problema que nos encontramos fue qué hacer con el coche, como buena gran ciudad europea el aparcamiento es de pago y con restricciones horarias, por lo que le preguntamos al dueño del apartamento en el que nos quedamos. Él nos recomendó dejar el coche en una zona residencial muy tranquila y segura a tan solo dos paradas de metro, así nos podríamos olvidar de él y movernos cómodamente en transporte público.
Desde nuestro apartamento el metro nos dejó justamente en Marienplatz, que viene a ser la plaza principal de la zona céntrica y por tanto de la turística, frente al impresionante ayuntamiento nuevo. Está dedicada a María, la patrona de la ciudad, con una columna en el centro coronada por una figura de la virgen, llamada Mariensäule.
Nada más salir a la plaza la vista se te va a la fachada gótica del ayuntamiento. El edificio se comenzó a construir a finales del siglo XIX, con sus ampliaciones posteriores. Su fachada mide 98,5 metros y cuenta con cuatrocientas habitaciones.
-----
Lo más destacable del edificio es su torre de 85 metros, a la que se puede subir. El carrillón de su fachada, el Glockenspiel representa una escena medieval y se pone en funcionamiento cada día a las 11:00 y a las 17:00. Son muchas las ciudades centro europeas en los relojes se mueven, pero es en este, con tal cantidad de figuras, uno de los que más me ha gustado.
-----
Al otro lado de la plaza está el ayuntamiento viejo, más sencillo y menos espectacular a simple vista, pero más bonito para mi gusto. Se construyó a principios del siglo XIV y funcionó como ayuntamiento hasta el año 1.874, cuando se construyó el nuevo.
Ambos edificios resultaron bastante dañados en la Segunda Guerra Mundial y tuvieron que ser restaurados, pero sabiendo como son los alemanes al reconstruir edificios tal cual, cualquiera diría que los edificios están tal y como fueron en su día.
----------
La calle peatonal que sale de Marienplatz es la Kaufingerstrasse, en la que encontramos multitud de tiendas, sobretodo marcas internacionales que se mezclan con pequeños puestos de frutas y comida.
----------
A la izquierda aparecen las altísimas torres de la catedral, la Frauenkirche, de 99 metros de altura. Estas fueron de lo poco que no quedó destruido en la guerra, por lo que el resto del edificio es bastante simplón al ser de arquitectura más moderna.
-----
Continuamos hasta Karlsplatz, donde está la Karlstor, una de las antiguas puertas de la ciudad que parece haberse quedado fuera de lugar, pues aparecemos de repente en una avenida que nos recuerda mucho más a la gran ciudad en la que estamos, con mucho tráfico, autobuses, paradas de metro…
La plaza también está repleta de supermercados, un centro comercial y multitud de tiendas, a las que no prestamos mucha atención, pues es mucho más interesante el edificio neobarroco del palacio de justicia que queda justo en frente.
----------
Desde allí fuimos hacia la puerta Sedlinger Tor, para continuar por la misma calle Sedlinger, donde está la Asamkirche, una preciosa iglesia del siglo XVIII.
----------
La construyeron los hermanos Asam en estilo rococó, completamente recargada de figuras y pinturas que llenan sus menos de 200 metros cuadrados. Lástima que quedó completamente destruida en la guerra, por lo que hoy día es una reconstrucción pero, como he dicho anteriormente, en este país encontramos reconstrucciones tan meticulosas que parece que nada hubiera pasado por allí.
-----
Pasamos por la zona donde se sitúan la sinagoga Ohel Jakob, la principal de Munich, con un edificio moderno bastante interesante, el museo judío y el museo de la ciudad de Munich, aunque no entramos en ninguno de ellos.
----------
Llegamos al mercado más conocido de la ciudad, el Viktualienmarkt, con hasta 140 puestos, encontramos un poco de todo, fruta, vinos, quesos, tanto locales como internacionales. Es un lugar muy pintoresco que te despierta las ganas de comer.
----------
Paramos primero en el Schrannenhalle, tipo plaza de abastos cubierta de productos delicatesen, buena parte italianos, donde la tienda que más nos gustó fue la de chocolates Milka, si bien es cierto que hubiese pegado más en Suiza, ¿quién puede resistirse a estos chocolates?
----------
Ya en el mercado al aire libre, en el que también hay muchos puestos tipo gourmet, paseamos por los puestecillos, donde probamos deliciosas salsas italianas y nos sorprendimos con la gran cantidad de tipos de fruta que se puede encontrar, sobretodo del sudeste asiático, apetecía probar algunas, ya que son difíciles de encontrar en España, pero no nos quedamos muy convencidas de que fueran a tener mucho sabor, pues nuestra experiencia es que la fruta en Alemania suele saber a poco y además la que yo llamo fruta apestosa thai, también conocida como Durian, no olía a nada de nada.
----------
El mercado cuenta también con un biergarten y decidimos comer en uno de los kioscos de comida. No son especialmente baratos, pero un día es un día. Pedimos un rico goulash de salchichas que nos sirvió para entrar en calor, ya que hacía bastante frío ese día, acompañado por supuesto una Paulaner.
-----
En la calle de enfrente encontramos varias carnicerías en las que también se puede comprar para consumir allí o para llevar salchichas o el típico leberkäse, un tipo de embutido que suele servirse con pan, leberkäsesemmel, aquí volveríamos más tarde, ya que vienen muy bien para reponer energías y continuar recorriendo la ciudad.
----------
Volviendo a Marienplatz está la iglesia de San Pedro, del siglo XI es la más antigua de la ciudad. Su interior es barroco, pero no llegamos a entrar, subimos directamente a su torre de 91 metros de altura y desde la que las vistas de la ciudad son estupendas, se llegan a ver incluso los Alpes.
-----
Para subir hay que hacerlo por una estrecha escalera, a veces es difícil cruzarse con la gente que baja, ya que había muchos turistas. En total más de trescientos escalones para llegar al mirador y darle la vuelta para ver la panorámica por los cuatro lados, mientras se esquivan asiáticos haciéndose fotos como locos.
----------
Callejeamos por detrás del ayuntamiento y llegamos hasta la Plaza Max Joseph, donde está el Teatro Nacional, sede de la Ópera de Baviera y en el que se estrenaron diversas óperas de compositores como Wagner y del que llegó a ser director Richard Strauss.
-----
Siguiendo la calle Theatinerstrasse encontramos Odeonplatz, una plaza repleta de grandes edificios, aunque personalmente a mí me pareció más fría y que el resto de la ciudad y un poco saboría.
Destaca la logia Feldherrnhalle del siglo XIX, construida como homenaje al ejército bávaro. Aquí se sucedieron momentos históricos como el golpe de estado fallido por parte de Hitler en 1.923.
A un lado está la iglesia barroca Theatinerkirche y al otro la Residenz o palacio real, que fue sede del gobierno y residencia de los reyes de Baviera, convertida ahora en museo.
-----
Dentro se pueden visitar varias estancias interesantes, pero nosotras visitamos solamente el Teatro Cuvilliés. Muy pequeño y muy recargado a la vez, el teatro tiene un encanto especial, a cada paso encontramos mil detalles dorados. No encontramos casi ningún turista dentro, sólo unos coreanos que lo visitaron en unos cinco minutos, y pudimos disfrutar del lugar para nosotras solas.
----------
Por detrás de la Residenz paseamos por el Hofgarten y un poco más lejos el jardín inglés, aunque por la época del año estaban bastante deslucidos.
Por la tarde, una vez empieza a anochecer y los puestos de las calle a cerrar, la gente desaparece rápidamente del centro. Supongo que Munich tendrá sus zonas de marcha, pero nosotras sólo nos acercamos a una de las cervecerías más típicas y famosas, la Hofbräuhaus am Platzl.
-----
Fue fundada en 1.589 por Luis I de Baviera y por supuesto destruida durante la guerra, tras la que fue reconstruida. En el interior nos encontramos con grandes salones que pueden alojar varios miles de personas, una pequeña orquesta tocando música típica y en la planta alta había algún tipo de concierto al que no pudimos acceder.
-----
Conseguimos encontrar un hueco y al momento pasó uno de los chicos que recorren las mesas vendiendo unos espectaculares bretzels, enormes y muy ricos. Los camareros que sirven la bebida y la comida son muchos, pero tienen poca paciencia y no les hizo mucha gracia nuestra tranquilidad para descifrar la carta y decidirnos, así que pedimos algo de carne y unas buenas jarras de a litro de cerveza.
-----