La noche no ha sido nada cómoda, y esto no ha hecho más que empezar. Cama dura como una tabla y escuchando el sonido del río toda la noche. La ventana no ajustaba y entraba aire. Apenas hemos podido pegar ojo. Y sin embargo, vemos todo con mucho más optimismo que tras las horas de curvas de ayer.
A las 7 de la mañana, y todavía sin haber salido el sol, comenzábamos la primera etapa del trekking, pasando un punto de control donde revisan los permisos TIMS, justo saliendo de Syabrubesi. Otros excursionistas también comenzaban hoy el trekking por el valle de Langtang. ¡Tendremos que convencer a nuestro porteador para que no nos haga madrugar tanto el resto de los días!.
Nada más cruzar el puente colgante sobre el río, pasamos por el barrio viejo de Syabrubesi, a 1450 m de altura.
Siguiendo el curso del río Langtang, por un camino prácticamente plano, la vegetación era muy variada, incluso cactus. No me podía imaginar encontrar cactus en las cercanías del Himalaya.
El río de color lechoso, por su origen glaciar, bajaba con una fuerza tremenda, redondeando las grandes rocas que afrontaba en su cauce. Y sonaba, y sonaba sin parar.
Tras 1 hora de camino, llegábamos a un alojamiento. Los repollos crecían entre lo salvaje. Era el momento de lavar los cacharros.

Por otro puente colgante, cruzamos a la otra orilla, más húmeda y frondosa. Una cascada caía desde lo más alto de la montaña. Además de verdes rododendros, helechos y bambús, algunos árboles ya habían cambiado la tonalidad de sus hojas: amarillas, naranjas otoñales.

Nuestro porteador, Nabaraj, 21 añitos. Yo había optimizado el equipaje a tope, e incluso así me estaba dando cargo de conciencia ver a nuestro porteador tan cargado con el mochilón. Aunque, pronto me di cuenta de que eso no era nada comparado con la carga que llevaban otros porteadores.
De vez en cuando, de frente se asomaban picos nevados entre el follaje del bosque. Y de espaldas, cumbres nevadas que separan Nepal del Tíbet.

Otro puente colgante para llegar a Domen, donde disponen de habitaciones y comida, en casitas al lado del río, rodeadas de flores, naranjos, repollos, girasoles, vacas y gallinas. 1640 m.
Es entonces cuando comienza la empinada subida por escalones, y también cuando empezamos a escuchar los sonidos de montones de pajarillos. Aunque tendremos que volver a bajar a orillas del río, y ascender a Pairo, donde otra guest house con terraza mira al río envuelto en vegetación. Aquí nos tomamos un té, divisando en lo alto de una ladera el pueblo de Syabru Thulo.
Subíamos y subíamos, el bosque que nos rodeaba era incluso más frondoso cada vez.
En Bamboo, el río Langtang se vuelve una tormenta de agua. Precioso sitio para pararnos a comer en una terraza observando el impetuoso fluir del río. Buen estruendo. Coincidimos con un grupo de españoles que nos dieron buenos consejos para los alojamientos de los siguientes días. Comida caliente, pasta y arroz, ahí, en medio del monte. (Todavía no sabíamos que después se iban a repetir constantemente).
Reemprendíamos el ascenso por el bosque, que resultaba muy llevadero……….. algunos tramos de subida por escaleras, otros tramos planos para recuperar, y otros en bajada cada vez que nos reencontrábamos con el río para volver a cruzarlo por puentes colgantes.
En Rimche de abajo, una tejedora manejaba con destreza los hilos de colores en un telar artesanal, y exponía un puesto de venta de gorros, guantes, bufandas, bolsos, mantas…..
La subida se presentaba más penosa a partir de entonces, escalones entre el bosque, el río bajaba cada vez más frenético, abriéndose paso entre rocas cada vez más grandes. También, cada vez divisábamos más cumbres.
En Rimche, a 2480 m de altura, otro té y banquito con vistas a unas montañas por las que escalan los árboles. Sobresalían otras cumbres más altas con algo de nieve. Y mientras nos deteníamos allí un rato contemplando las vistas, terminamos de decidir quedarnos en esta guest house a pasar la noche. El grupo de españoles que encontramos en Bamboo nos comentaron que Lama Hotel es muy húmedo y frío, y que fue su peor noche de trekking. Así que nos quedamos en este sitio más soleado y cálido, y aprovechamos para ducharnos con ecológica agua caliente solar mientras calentaba el sol.

Alojamiento: Ganesh View Point. Unas modestísimas cabañas de madera con 2 camas, ducha solar y letrinas exteriores. El lavadero era una manguera conectada a un riachuelo que caía sobre una palangana, y este grifo-manguera servía para todo, para regar los huertos de verduras, o para lavar la ropa, la vajilla, las manos, los dientes ………al aire libre.
La noche ha sido mucho mejor que la anterior en Syabrubesi, nada de frío y camastros más cómodos. Cielo extremadamente estrellado, millones de estrellas, e impresionante Vía Láctea.
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