Ruta de 11 km y desnivel de 1.010 m; se presentaba la más dura del trekking por el desnivel a superar.
Otra vez el día amaneció bastante soleado. Había que aprovechar e iniciar la marcha lo antes posible. Tras el pedazo de descanso que disfrutamos las piernas teníamos a punto para afrontar la dura subida del día.
Hoy cumplía años, 29, en un entorno único. Así se puede festejar los años…al menos no duele tanto jeje.
Desde el inicio la senda es bastante estrecha y serpentea por zonas de vegetación y montañas herbosas. El camino está perfectamente marcado con palos de madera color azul y luego de amarillas.
A veces el sendero se convierte en bastante aéreo.
Hay tramos donde hay una soga para ayudar a subir un pequeño repecho.
A lo lejos se intuía la “subidita” que nos esperaba para subir al collado. Ahí sudamos de lo lindo. Entramos en calor a la fuerza. Gracias a las mochilas, en esa subida perdimos casi medio kilo cada uno…
Tras coronar el collado el paisaje cambia drásticamente. Ahora toca atravesar un gran mesetón, al cual obtendremos mejor vista un poco más adelante. Aquí ya el viento pegaba con ganas. Si abro la chaqueta me deslizo como en windsurf!!
Otro sendero aéreo y a poner la chaqueta pese a que íbamos subiendo. Cada paso la altitud se iba in crescendo y se empezaba a notar más el frío.
Llegamos a una zona espectacular. Un torrente de lava petrificada derramada entre las cascadas glaciares, cayendo como una lengua negra aún caliente sobre el hielo. Entre la tierra hay pequeñas chimeneas que evidencian que la tierra está viva. En este punto quitamos las mochilas para pasar un buen rato sentados maravillados ante tal impresionante escenario.
Otro paso dotado de cadenas en una pequeña subida muy pronunciada.
Una mirada hacia atrás con la gran meseta atravesada y otra vez hacia arriba. Casi no hay tregua. Mi novia casi ni se quejaba de sus rodillas. Llevó una rodillera para posibles molestias y de lujo. Animooo!! Que falta poco!
La subida es intensa y contundente pero el esfuerzo vale la pena para la sorpresa que nos espera.
Desde aquí en adelante empieza lo bueno: poco a poco nos adentramos en los restos volcánicos del volcán que entró en erupción en la primavera de 2010, en el glaciar Eyjafjallajökull. Debido a la nube de cenizas que expulsó hacia el cielo el tráfico aéreo de toda Europa se vio paralizado durante unos largooos días.
Empezamos a atravesar neveros y zonas de escoria volcánica, coladas de lava…hasta que llegamos a una “montaña nueva” de color rojiza. Digo nueva porque se creó a partir de los restos volcánicos hace 4 años.
Dejé el sendero principal para subir y explorar el monte rojizo por un evidente sendero. Cada paso que daba la tierra se podía notar como se hundía levemente junto con mi bota. Si ponía la mano contra la tierra rojiza podía notar el calor que desprendía. Todavía había pequeñas chimeneas humeantes. Con mucho ímpetu le animé a mi novia para que dejara las mochilas al lado de un panel informativo y subiera al monte rojizo. Ni se lo creía. Desde ese punto teníamos una visión grandiosa en todo 360º. Se puede ver con total nitidez los glaciares de alrededores, la colada de lava, los cráteres Magni y Módi…brutal todo el escenario. Nos sentimos afortunados de poder presenciar con nuestros ojos. Después de tanto leer diarios, fotos y demás estábamos allí en persona, puffff! Vaya satisfacción!
Precisamente llevamos unas piedras volcánicas de recuerdo a casa. Hoy en día las tenemos puestas como decoración en el salón. Para regalar a alguien puede ser muy interesante, algo único y lo más importante: totalmente gratis que en Islandia todo sale muy caroooo jeje.
Le dedicamos más de hora y media a esta zona. Costaba dejar atrás esta maravilla.
Un cono volcánico...
Con el viento pegando a lo bestia, desde la lejanía pudimos ver el refugio de Fimmvörduhals en lo alto de una montaña, en una situación privilegiada. En la foto hay que fijarse en la parte alta de la derecha. Justo a su espalda tiene el gran glaciar Eyjafjallajökull por lo que corre un viento super gélido. Para acampar con el camping recomiendo hacerlo en el otro refugio situado un poco más adelante.
El camino a seguir estaba libre de nieve pero con una polvareda que molestaba cada paso dado. Imprescindible llevar gafas de sol. En algunos diarios leí que encontraron este paso con bastante nieve a mediados de julio pero hasta finales de agosto no presenta dificultad aunque siempre puede haber una buena nevada siendo verano. Es casi totalmente llano y está perfectamente señalizado con estacas altas de color amarillo.
El camino adquiere muchos subeybajas hasta que llegamos al desvío del refugio del Fimmvörduhals. Desde este punto se puede ver cómo hay que superar un buen trecho para llegar a ello. Ufff menos mal que nosotros íbamos al siguiente refugio que quedaba a la vista en la lejanía. Como nos alegramos de la decisión tomada jeje. No había que desviar del sendero principal.
Poco a poco fuimos acercando a nuestro refugio tras atravesar unos neveros bastante grandes y zonas con algo de hielo. La espalda necesitaba descansar, se estaba quejando un buen rato…
Ya pudimos ver nuestro refugio en la lejanía....faltaba poco!
Llegamos muy pronto al refugio Baldvinsskáli situado casi a 1000 metros de altitud, sobre las 14:30h. El refugio antes se utilizaba como emergencia. Se renovó al completo en 2012. Aspecto que tenía antes…(foto de web)
...y el aspecto de hoy tras la reforma:
Nos daba tiempo para bajar hasta Skogar pero no nos merecía la pena; la fatiga se notaba y que eran mi cumpleaños! Jeje. Merecíamos pasar una noche calentita y dormir encima de un colchón. El mejor regalo regalable en ese momento, ya lo creo!
Tardamos 4 horas y 50 minutos en recorrer la etapa, incluyendo las paradas. La subida sí que se hizo dura pero íbamos mentalizados hasta la médula y al final no se nos hizo tan dura como habíamos esperado. Con el correr de los días la comida se estaba agotando y con ello la mochila pesaba cada vez menos lo que nos sentíamos más livianos o ligeros al andar… y eso sumado que cada vez estábamos mejor de forma nos presentamos en el refugio mejor de lo esperado.
Extendimos los sacos sobre los colchones y disfrutamos de lo lindo de la estadía. La tarde pasamos dando una vuelta por las inmediaciones y charlando con todo aquel que entraba en el refugio.
Sobre las 17h el tiempo cambió radicalmente y un fuerte viento acompañado de lluvia tapó todo a 20 metros a la redonda. Cada vez que salíamos afuera al baño nos congelábamos. Nos llamó la atención un grupo de jóvenes excursionistas provenientes de Skogar que iban en pantalón corto en dirección al refugio de Fimmvörduhals al no haber plaza en el nuestro. Sin ropa adecuada y algunos hasta con zapatillas. Y luego que pasan cosas y desgracias… no me extraña.
Sobre las 19h llegó una pareja que habíamos conocido durante el trekking. Unos alemanes. El refugio estaba lleno, apenas era para 25 personas, pero hablando con el guarda al final entre todos les hicimos sitio para dormir. En esta etapa si no se tiene una reserva para dormir es mejor madrugar y llegar para el mediodía al puerto que si no luego pueden venir complicaciones con las horas de luz.
El refugio nos costó 9000 ISK / 58 € entre los dos. Estufa, cocina de gas y con suelo de madera. A esas alturas qué más podíamos pedir; nos pareció el mejor resort del mundo
Disfrutamos muchísimo, hasta me cantaron los cumpleaños y todo!! Jeje y me dieron un pastel de chocolate; casi se me saltan las lágrimas de la emoción al ver ese pastel jeje, buenooo no era para tanto pero sí que me emocioné bastante al ver que todos del refugio cantaban dirigiendose a mí. Compartí con mi novia y tan agusto
Pasamos la velada entre mapas, libros y charlas interesantes. Al tener una ventanita encima de nuestras cabezas, siempre estaba mirando al exterior. Había un pequeño termómetro, marcaba 3-4 ºC. Hacía un viento infernal y todo estaba cubierto por una niebla extensa. Nos dormimos en un santiamén, qué gozada!































