Este día iba a ser especial, ya que dormiríamos en el interior del parque y veríamos cosas maravillosas, de las cuales tengo un recuerdo que dificilmente se me olvidará en mi vida. Creo que con mi edad ya he visto bastantes cosas en algún que otro viaje, pero pocas veces he sentido las sensaciones que ese día viví contemplando determinados paisajes.
Nos levantamos en West Yellowstone con ganas ya de entrar al parque. Desayunamos en la propia habitación del hotel para no perder tiempo y salimos hacia el parque. En la entrada los simpáticos rangers dandonos la bienvenida. No se si lo dije anteriormente pero en el primer parque que visitamos compramos el national park anual pass que nos acompañó durante todo el viaje. Y comenzamos la visita:
El primer lugar que visitamos fue el Norris Geyser Basin, con sus pequeños geysers, fumarolas, charcas humeantes... un espectáculo alucinante. Parecía que estábamos en otro mundo. Cuando vas paseando por los senderos habilitados alrededor de tí ocurren cosas, explosiones, fenomenos... Además estás rodeado constantemente de fauna. Por ejemplo entré en un aseo habilitado en un centro de visitantes y cuando salía un ciervo estaba bebiendo tranquilamente en la puerta del aseo

Una pequeña muestra:
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Tras esta primera parada continuamos hacia el norte, hacia las terrazas de Mammoth. Atravesamos un paisaje increible, rodeado de exuberante vegetación en todo momento, y por fin, casi sin darnos cuenta a pesar de que en el mapa está bastante lejos llegamos al lugar. Son formaciones muy curiosas de tipo terraza que se han ido formando debido fenómenos geológicos, cuyo resultado es sorprendente:
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El recorrido por este lugar se nos hizo bastante duro, debido en parte al tremendo calor que hacía. Estaba muy bien acondicionado para la visita, con senderos señalizados que te indicaban las mejores rutas. Es un poco artificial, pero creo que es suficiente. Es otro tipo de experiencia.
Salimos de allí a mediodía, dirección a nuestro último destino del día, el Cañon de Yellowstone


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... y seguimos hacia el sur atravesando prados de película...
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Pero lo mejor del día estaba por llegar. Como dije antes en este lugar hay paisajes que te llegan a sobrecoger, pero ninguno como la contemplación del Cañon de Yellowstone, una visión que recordaré siempre.
Llegamos a nuestro destino, el Canyon Lodge y tomamos la cabaña. Estábamos en la parte más alejada del complejo, en plena naturaleza. Seguro que esa noche que pasamos allí estuvimos rodeados por multitud de animales salvajes, incluso puede que osos


Tras esto nos encaminamos al cañon. Nos llevamos un disgusto importante, y era que uno de los puntos de observación más populares, Inspiration Point, estaba cerrado. Bueno, no pasaba nada, quedaban otros, aunque en palo fue grande. Nos dirigimos a la otra orilla, hacia Artist Point, y la visión que encontramos fue sublime, un cañon magnífico, perfecto, grandioso...
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Tal vez las fotos no reflejen la grandiosidad del lugar, y encima la hora y la luz no eran muy buenas para las forografías, pero creedme si os digo que este lugar solo ya merece la pena la visita. El parque de Yellowstone recibe su nombre de las paredes de roca amarillenta que se ven en este lugar, y la vista y el sonido que provocaban la cascada del fondo, que parece pequeña pero es enorme, es preciosa. Después de pasar un buen rato en el mirador decidimos dar un paseo por los alrededores y alejarnos del gentío, pero en cuanto mi mujer leyó un cartel que pedía cuidado con los osos nos dimos la vuelta y volvimos a la "civilización".
Después comenzamos una excursión hasta la base de la cascada, un punto lladado "Mirador del tío Tom". Cientos de escaleras (a mi me parecieron miles) bajaban hasta prácticamente la base de la cascada, como ya dije, y allí se disfrutan otras visiones del cañon no menos espectaculares.
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Decidimos volver y cruzar a la otra orilla, para ver las dos cascadas de cerca, la uper y la lower. Tuvimos que volver al aparcamiento (tremendo, por cierto) e ir en coche. En este miradoR se veían las cascadas desde arriba, y el sonido era atronador. Aquí comenzó a hacerse de noche, así que decidimos volver al complejo y relajarnos un poco...
Fuimos a la lavandería y lavamos la ropa que llevábamos sucia, dimos una vuelta por las tiendas y decidimos cenar en el restaurante de la zona, muy bien, por cierto. El camarero se sorprendió de ver a dos españoles, aunque por allí vimos varios. Le llamó la atención nuestro acento, ya que según nos dijo ellos estudiaban en el instituto español pero con acento mexicano, así que el sonido c o z le llamaba mucho la atención...
Y poco más, de allí a nuestra cabaña a dormir y preparar nuestra salida del paraíso para el día siguiente.