Cuando era niño me gustaban mucho los dibujos. Todo tipo de dibujos. Y recuerdo escenas de estas series de dibujos. Una de esas cosas que recuerdo es al eterno Oso Yogi y su amigo Bubu deambulando por el parque de Yellowstone. Ese es el primer recuerdo que tengo de este lugar.
Después el tiempo pasó y este lugar dejó de ser un dibujo animado para tomar forma, en libros, revistas, reportajes de televisión y demás. Tenía mucha curiosidad por este lugar. Tenía que conocerlo.
Cuando comenzamos a planificar el viaje a USA costa oeste era una de mis prioridades, e hicimos lo posible por incluirlo en las rutas. Queríamos llegar en avión y pasar nuestros primeros días en este lugar, o bien los últimos antes de salir de América, pero no encontramos ninguna combinación de vuelos que nos gustara. Una vez cerrados los vuelos intenté de todas las maneras incluir el parque en el recorrido, pero, mirara por donde mirara, era una barbaridad de kms para un "simple" parque. Al final lo llegamos a descartar, no era posible, pero...
...algo en mi interior me decía que teníamos que ir a ese lugar, que si no lo hacíamos nos arrepentiríamos, o, mejor dicho, no nos arrepentiríamos de ir, de hacer todas estas millas. Por lo tanto, al final decidimos incluir el parque en la ruta. Y por nada del mundo nos arrepentimos.
Nos levantamos en Salt Lake City de buena mañana, con ganas de partir. En el hotel muchos jóvenes ojerosos de la fiesta de la noche anterior. Desayunamos y salimos hacia el norte. De este trayecto recuerdo poco, casi todo por una autopista enorme. Recuerdo que la zona urbana que rodea esta ciudad es enorme. Poco a poco el tráfico fué decreciendo hasta que nos quedamos casi solos, dirección Idaho. Al llegar a Idaho Falls nos desviamos de la autopista dirección este, hacia West Yellowstone, nuestro destino.
El paisaje cambió radicalmente. Va apareciendo la montaña y aparecen los grandes ranchos vallados con la calavera en la puerta, literal. Grandes extensiones de terreno que te recuerda las series tipo Bonanza.
De repente aparece el pueblo, West Yellowstone, pequeño y totalmente ligado al parque que lleva su nombre. Llegamos a la hora de comer, y teníamos habitación para esa noche en el City Center Motel, un lugar normalito pero suficiente para una noche. Nos alojamos y comimos algo en el bar del hotel, típico americano con camareras con gorros de vaquero. Y sin apenas descanso partimos hacia el parque.
Habíamos reservado cada noche en un sitio, ya que en el interior del parque no quedaban prácticamente opciones, pero al final creo que es mejor así. La entrada en el parque está prácticamente en el pueblo, y fué aquí donde encontramos aquel Ranger aficionado al futbol y a la selección española que os comenté anteriormente.
Este parque parece un santuario. Desde la entrada hasta los lugares más concurridos puedes parar en cualquier lugar prácticamente, y el respeto que los visitantes tienen por la naturaleza y por el propio parque es envidiable.
Mi opinión sobre Yellowstone es que sencillamente es el mejor lugar donde he estado en mi vida. A lo mejor he visto mejores paisajes, que no lo recuerdo, a lo mejor me lo he pasado mejor en otros sitios, puede ser, pero en conjunto me quedo con este lugar. Las sensaciones que se viven son indescriptibles. Es un lugar donde ocurren cosas, donde la naturaleza se expresa. Yo se que depende mucho de tu estado de ánimo cuando visitas un lugar, y lo que a tí te parece fantástico a otro puede parecerle otra cosa, pero creo que este lugar no defrauda. Ni tan siquiera las zonas devastadas por el último incendio hacen que el parque pierda encanto, porque como dicen los lugareños, son cosas de la madre naturaleza.
Ya desde la entrada caminas paralelo a un río de película, el paraíso de los pescadores. Nosotros, para aquella primera visita habíamos decidido ir a las zonas más turísticas, al suroeste, a visitar al viejo fiel, el Old Faithful. Pero antes de llegar paramos en la zona de Lower Geyser Basin. Tardaría muchísimo en contar con pelos y señales lo que vimos, por lo que mejor unas fotos:
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Este es el río que nos acompañó desde que llegamos.
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Fijaos que imágen...
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Este es el prismatic, una de las lagunas más bonitas del parque, que vista desde arriba es así:
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Una de las charcas humeantes.
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Y por supuesto el viejo fiel, puntual como siempre a su cita. Hay gradas a su alrededor para poder contemplar el espectáculo, y estaban llenas. Es el geyser que más regular estalla, y son capaces de predecir las erupciones con una exactitud asombrosa. Esta que vimos se retrasó apenas 5 minutos de la hora prevista.
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Este geyser estuvimos esperando casi una hora a que apareciera. Cuando nos fuimos estalló. Lo vimos a lo lejos...


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No se si serán demasiadas fotos, pero aquella tarde el dedo me echaba humo. Quería fotografiarlo todo. Otra cosa que me llamó la atención del parque es que está muy preparado para el gran público, para que todo el mundo pueda disfrutarlo, con una accesibilidad increíble, pero aún así no pierde encanto. Nunca da la sensación de que te alejas de la naturaleza.
Cuando anocheció, volvimos al pueblo, tristes, por abandonar aquel lugar. Dimos un pequeño paseo y compramos provisiones para el día siguiente. En este lugar por la noche no hay gran cosa que hacer, y encima el cansancio (y muuuuuchos mosquitos), así que nos fuimos a dormir que el siguiente día se preveía duro también...