Hoy era el día que nos dirigíamos al último destino del viaje, nuestra guesthouse en Volcano, la última población antes de entrar en el Parque Nacional de los Volcanes. Por la mañana descartamos acercarnos a Captain Cook a hacer snorkel porque antes de llegar a la guesthouse teníamos bastantes paradas y habíamos leído que la carretera que pasa por el Mauna Kea no era muy buena, así que recogimos pronto nuestros bártulos y con penita dijimos adiós al Hilton.
Pusimos rumbo hacia el Mauna Kea, el volcán más alto del mundo midiéndolo desde su base y uno de los 5 que forman la isla de Hawaii, se trata de un volcán inactivo. La carretera que nos provocaba recelos por lo que habíamos leído hacía ella se encontraba en perfecto estado y no resultó nada complicado circular por ella. Antes de dirigirnos a la cima del Mauna Kea paramos en el centro de visitantes para aclimatarnos a la altura, recomiendan pasar en él unos 30 minutos para que el cuerpo se acostumbre y no sufrir mal de altura ya que la cima se encuentra por encima de los 4000 metros. Tras la parada emprendemos la carretera que nos lleva a la cima, se trata de una pista bastante empinada en algunos tramos, en la cima se encuentran varios observatorios astronómicos ya que desde el Mauna Kea es un lugar ideal para observar el cielo por su altitud. Estuvimos dando una vuelta por la cima y pudimos entrar en uno de los observatorios que se encontraba abierto al público y ver el inmenso telescopio desde dentro. Al cabo de un rato yo me empiezo a notar mareada, supongo que por la altitud así que damos por finalizada la visita y ponemos rumbo hacia Hilo, nuestro siguiente destino.




En Hilo nos dirigimos hacia las Rainbow falls, unas pequeñas cataratas que hay a la entrada de la ciudad. Dejamos el coche en el parking y nos acercamos a verlas a través de la pasarela que te lleva hasta un mirador donde se ven de frente. Luego nos fuimos por un camino para ver las cataratas desde lo alto y nos encontramos por el medio con un enorme Baobab. Deshicimos lo andado y pusimos rumbo hacia un túnel de lava que teníamos marcado, pero cuando llegamos a él vimos que era imposible acceder ya que estaba como un poco abandonado lleno de maleza.


Ahora ya por fin pusimos rumbo hacia nuestra guesthouse, Volcano Fern Forest, un sitio genial con un dueño encantador, se trata de una habitación separada de la casa que cuenta con cocina y que diariamente el dueño nos preparaba el desayuno. Fue una gran elección. Dejamos las cosas en la casa y nos fuimos a ver el atardecer al mirador del Thomas Jaggar Museum, desde el que se ve el cráter del volcán. Cuando estuvimos nosotros no se veía la lava pero a medida que fue oscureciendo el día se veía el resplandor que surgía del fondo.

Al día siguiente nos levantamos pronto para ir a explorar el Parque Nacional de Volcanes, ya que es uno de los platos fuertes del viaje, el día no se presentaba muy estable por el momento no llovía pero metimos los chubasqueros en la mochila con la idea que íbamos a tener que usarlos tarde o temprano... la primera parada fue el centro de visitantes para informarnos un poco de todo, sobre todo de los trails que teníamos intención de hacer.
Luego pusimos rumbo al primero, Sulphur Banks, que se encuentran pegados al centro de visitantes y se accede a ellos por una pasarela de madera, es un paseo corto pero eso si huelo a huevos podres que tira para atrás, jeje.


Tras esto cogimos la carretera y nos fuimos hasta el Thurston Lava tube, otro trail bastante sencillo en el que recorres un tubo de lava.

El día cuando salimos del tubo se iba torciendo y ya empezaba a llover fino pero con ganas, así que decidimos bajar por la carretera a ver si mejoraba el día y estuvimos viendo varias coladas de lava pero como el día no mejoraba decidimos dejar lo que nos quedaba de parque para el día siguiente y cambiar totalmente de aires. Pusimos en el gps para ver las últimas coladas de lava cerca de Kalapana, pero de camino hicimos varias paradas para ver las playas de esta zona que son totalmente diferentes a las de la otra costa, en estas no hay nada de arena a la vista. Finalmente llegamos hasta los campos de lava en los que se encuentra la lava más reciente, que fue la que asoló el pueblo de Kalapana en la década de los 80-90. Estuvimos un rato por allí y vimos que había publicidad de tours que te llevaban a ver fluir lava, así que decidimos preguntarle al ranger que andaba por allí, muy amablemente nos comentó que era posible siempre que fuéramos con un guía porque se trata de campos privados, nos dio el nombre de una agencia que nos podría llevar a verla, Kalapana Cultural Tours, y nos dijo dónde encontrarla, así que para allá que nos fuimos sin saber que una hora más tarde volveríamos para ir a ver lava fluir.


Llegamos a Kalapana y fuimos a buscarlos para que nos explicaran en qué consistía el tour, nos explicaron que nos llevarían caminando a través de los campos de lava hasta donde sabían que estaba fluyendo lava los días de atrás pero que no nos podían garantizar verla, el precio era de unos 100 $ por cabeza (no lo recuerdo bien) y que había dos grupos uno que salía a las 5 y otro a las 6, eran las 4:30 así que nos decidimos por el de las 5 ya que con el otro nos iba a pillar la noche volviendo. Estábamos sin comer así que rápidamente comimos unos bocatas y casi sin darnos cuenta estábamos ya en marcha.
Recomiendan llevar pantalones largos ya que si te caes (cosa bastante frecuente por lo irregular del terreno) la lava es como cristal y te puedes hacer una avería bastante grande. A todo esto, nos hicieron firmar un papel donde los descargábamos de responsabilidades en caso de tener un accidente.
Éramos un grupo de unas 8 personas, el caminar sobre los campos de lava es impresionante, hay que ir con cuidado para no retorcer el pie y caerte pero es que el paisaje es alucinante, las formas que va haciendo la lava, como vas perdiendo referencias del paisaje y solamente ves campos de lava por todas partes todo igual pero a la vez diferente. Después de casi una hora de caminata por fin llegamos a donde estaba fluyendo la lava ese día, q maravilla ver salir a borbotones la lava entre lo solidificado, poco a poco, sin prisa iba fluyendo y creando nuevas formas, te puedes acercar a ella bastante, siempre con cuidado, mi marido llegó a tocarla con un palo e incluso un chico del grupo llevó un batidor con el que recogió un poco de lava. Cerca de ella el calor que emana es impresionante pero a medio metro ya estás bien. No sé cuánto tiempo estuvimos allí viéndola fluir, sacando fotos, videos, hipnotizados por las formas que adquiría a la hora de enfriarse, estuvimos lo suficiente para juntarnos con el grupo de las 6 de la tarde. Esperamos a que las chicas hicieran fotos para volvernos todos juntos porque irremediablemente nos iba a pillar la noche, la vuelta fue… al principio muy chula viendo cómo se ponía el sol y como empezaba a resplandecer la lava que caía por las laderas, pero cuando ya fue de noche cerrada a mí ya me agobió un poco, porque solo teníamos la visibilidad de una linterna, dimos un pequeño rodeo para llegar a los autobuses porque el guía se despistó del camino pero conseguimos llegar sanos y salvos y con una experiencia única para toda la vida.




Con una sensación de euforia por lo que acabábamos de vivir pusimos rumbo a Volcano, que se encuentra a casi una hora de Kalapana, cenamos algo rápido y para la cama a descansar que estábamos reventados.
Al día siguiente nos levantamos con algo de agujetas, pero con mejor día que el anterior nos dispusimos a hacer un par de trails que nos quedaban. Al primero que nos dirigimos fue al Kilauea Iki trail, dejamos el coche en el parking y bajamos directamente hasta la caldera para recorrerla, con lo cansados que estábamos no nos apetecía hacer todo el trail, que es circular. Se trata de un trail que atraviesa la caldera inactiva del Kilauea.


Después nos dirigimos al Desolation trail, es una caminata de unos 10-15 minutos en los que no ves nada interesante, a mí no me llamó para nada la atención, lo considero bastante prescindible.
Luego fuimos bajando por la carretera parando a ver las diferentes coladas de lava, como cambian a lo largo de los años, desde las más antiguas hasta las más nuevas, hasta llegar al final de la carretera, que se encuentra cortada por la lava. Poco antes de llegar hasta el famoso cartel de Road Closed en mitad de la lava se encuentra el Holei Sea Arch.


Ya de camino de vuelta hicimos el trail para ver los petroglifos Pu'u Huluhulu, es una paseo de 1 kilómetro más o menos q se hace rápido. Y con esto dimos por finalizadas nuestras visitas en el parque nacional, así que decidimos salir de él y ver que nos queda por ver de la zona y a que nos da tiempo ya era medio día.

Mirando el gps vemos que hay una carretera que sube al Mauna Loa así que suponemos que tiene que haber unas maravillosas vistas del Kilauea desde arriba así que para allá que vamos, q gran error, después de conducir más de una hora llegamos a la conclusión que desde allí no se veía nada de nada, ni había miradores ni nada parecido, así que con las mismas damos la vuelta y nos dirigimos hasta la guesthouse a descansar, a última hora de la tarde nos acercamos otra vez hasta el Jaggar Museum para ver el atardecer por última vez, ahora sí que se nos está acabando el viaje.
Al día siguiente tenemos los vuelos de vuelta, el primero de ellos es el que nos lleva a Oahu desde Hilo, luego cogeremos el que nos debería llevar a Los Ángeles, digo debería porque a mitad de océano el piloto nos informa que tenemos que dar la vuelta y regresar a Oahu por un fallo en el motor, menos mal que estábamos medio dormidos y no nos enteramos bien hasta que aterrizamos, porque vaya yuyu. En Oahu esperamos una hora hasta que nos cambiaron de avión y volvimos a poner rumbo a LAX, menos mal que ya habíamos planificado una escala grande porque si no probablemente habríamos perdido el avión de vuelta a Madrid. Por fin en LAX tenemos una escala de un par de horas, lo justo para facturar, dar una vuelta por el aeropuerto y embarcar destino a Madrid. Una vez en Madrid otra vez una escala de un par de horitas y rumbo a Asturias, fin del viaje de 24 horas de aviones y aeropuertos, es lo que tiene volver de la otra punta del mundo, jeje.