Ésta vez no hizo falta madrugar tanto. Aunque mi memoria me haya fallado aquí y estaba convencida de lo contrario, el barco atracó en la orilla oeste.
Hoy tocaba ir al templo en calesas. El guía se subió con la parejilla y nosotros en otra. El chófer me ofreció sentarme a su lado y de vez en cuando me daba las riendas jeje, pero entre lo que corría el caballo (llamado Ferrari) y lo poco que le entendía, no sé muy bien a dónde hubiésemos parado de no devolverle las riendas jeje.
Al llegar al templo de Edfú ya nos "recibieron" los vendedores, difícil no hacerles caso. A mí marido le dieron una tarjeta con el nombre de Antonio (así se llamaba su tienda) a lo que el comerciante, al ver que teníamos prisa, le dijo que a la vuelta de la visita. Ingenuo de mi marido si se pensaba que el hombre iba a olvidarse de él tan pronto jeje. Bueno, vayamos al meollo que es lo que nos interesa:
El templo es una preciosidad, muy bien conservado, de los mejores ya que lo levantaron los ptolomeos entre los años 237 y 216 a.c, antes no eran más que ruinas de otro templo anterior construido en tiempos de Djoser, en el imperio antiguo. Este lugar era, según la leyenda, el sitio dónde se produjo la batalla entre Horus y Seth (quizás algo e verdad hubo en esta leyenda). Una vez terminadas las explicaciones de Gabriel, tiempo libre para explorar el sitio a nuestras anchas, un verdadero mini laberinto de salas, pasillos, capillas etc... Después de echar fotos a tuti plen, hora de volver. Cuando mi marido se pensaba que el vendedor se habría aburrido y olvidado de él, nada más mejor de la realidad. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba dentro de la tienda con una chilaba puesta jajaja. La realidad es que la tienda está muy bien, pero entre el poco tiempo que tienes y lo agobiantes que son, no entran ganas de comprar nada y es una pena... Bueno, después de pagar su rescate (correspondiente al precio de la chilaba) salimos pitando con mi consecuente: te lo diije, debiste de comprársela al muchacho de la barca, que se lo curraba más, ains... Jejeje.
De vuelta al puerto, nada más bajar de la calesa, otro corralillo, yo me escabullí como pude, pero a mi marido le encasquetaron la foto que nos hicieron subidos en la calesa y a mis suegros, unas botellas de agua, pero vaya, se portaron bien, a una inglesa, yendo a una tienda a comprar o cambiar, la estafaron dándole de cambio 25 piastras (¿puede ser?) en lugar de libras

Llegaron corriendo al barco que ya estaba soltando los amarres. Almuerzo, té en cubierta y próxima parada: Kom Ombo
