Después de un desayuno correcto pero no espectacular (ninguno lo sería durante el viaje), a las 8:30 ya estábamos entrando en la iglesia de San Blas para admirar su altar mayor y las vistas desde su campanario, bonitas pero nada del otro mundo al no ser una torre demasiado elevada. Desde aquí seguimos bajando hacia la plaza de Armas, pasando por el Museo de Arte Religioso, que ya que venía incluido en el boleto religioso decidimos entrar a verlo. Destaca su claustro central. Al terminar, hicimos alguna foto más a la plaza de Armas y pusimos rumbo al Qoricancha.
Cuzco: cuesta de San Blas
Cuzco: Museo de Arte Religioso
Cuzco: Catedral
Cuzco: plaza de Armas
A esas horas todavía no había demasiada gente en la calle. Qoricancha fue el templo más importante del imperio inca, sobre el cual los españoles construyeron la iglesia de Santo Domingo. Hoy en día no queda nada del oro que en su día albergaba el templo, ya que se usó para el intento de rescate de Atahualpa, pero aún así merece la pena una visita. Es una curiosa mezcla de arquitectura inca y colonial, en la que destaca un magnífico muro curvo inca de 6 metros de alto que se puede ver desde fuera. La entrada cuesta S/10 y las guías de la entrada pedían S/30, pero nosotros lo hicimos por libre.
Cuzco: Qoricancha
El patio central tiene una fuente octagonal (inca) que se dice que estaba cubierta de oro. En los laterales del patio se ve lo que queda de los templos incas, en teoría dedicados al sol y la luna. Al ser un templo tan importante, la precisión al trabajar las piedras es impresionante: los bloques están simplemente encajados unos con otros, sin ningún material entre medias, con esa forma tan característica de la arquitectura inca. Lo que mucha gente no sabe es que los incas también hacían muros mucho menos elaborados, por ejemplo en viviendas. Cuando más importante o elevada era la función de la construcción, más perfecto era el trabajo de la piedra. En algunos sitios, como Pisaq o MaPi, se ven ejemplos de los dos extremos.
Cuzco: Qoricancha
A las 10:30 salíamos del Qoricancha y decidimos acercarnos a la zona del Mercado de San Pedro antes de ir hacia Tambomachay. Para llegar atravesamos la plaza de San Francisco, y vimos que tenían una buena montada: estaba toda llena de puestos de comida, pero todos tenían lo mismo. Era el chiriuchu, la comida cuzqueña típica del Corpus Christi, que consiste en cuy y pollo asado, queso, morcilla o chorizo, pimiento asado, una especie de torta de pan de maíz y alguna cosa más. Este fue nuestro primer encuentro con el cuy, aunque no lo probamos.
Gastronomía peruana: chiriuchu
Llegamos al mercado y aquello era una auténtica marea humana, qué de gente! Casi no se podía ni andar. El mercado está organizado por zonas (carne, fruta, panes, zumos, pescado…) y al fondo hay sitios para comer. Tentador pero era un poco pronto, así que nos dedicamos a explorar el mercado, sus olores y sus colores:
Cuzco: Mercado de San Pedro
Cuando salimos del mercado volvimos hacia la plaza de San Francisco, y por el camino se ven las iglesias de San Pedro y Santa Clara:
Cuzco: Iglesias de San Pedro (al fondo) y Santa Clara
Al pasar por la plaza de San Francisco y ver otra vez los puestos nos entró la curiosidad por probar algo, aunque fuera sólo el pan de maíz y el queso, y nos compramos un trozo de cada (S/5). El plato completo de chiriuchu, con un poco de todo, costaba unos S/23. Mientras estábamos allí comiendo el pan y el queso (que por cierto estaban muy ricos) vimos la primera de las “procesiones” de gente disfrazada bailando:
Cuzco: celebraciones de Corpus Christi
A día de hoy sigo sin tener claro si las llamitas que llevaban colgadas eran de verdad o de peluche. Creo que de verdad…
Como queríamos coger un taxi para ir a la parada de combis del Señor del Huerto para ir a Tambomachay, teníamos que salir de esa zona que estaba petada de gente y por donde empezaban a circular las procesiones. Paramos en una pequeña cafetería donde compramos unas empanadas y unos sándwiches para llevar y antes de poder coger un taxi todavía vimos más gente bailando por la calle:
Cuzco: celebraciones de Corpus Christi
Nos montamos en un taxi y le preguntamos cuánto nos cobraba por subirnos hasta Tambomachay. El chaval se lió un poco y nos dijo que 10 soles, y como nos pareció muy barato aceptamos. Él se debió quedar un poco dudoso porque llamó por radio a la central y les preguntó cuánto podía ser, y le dijeron que 20 “tesoritos” (a partir de aquí ya tuvimos la coña todo el viaje con los tesoritos), así que el pobre chaval nos dijo avergonzado que se había equivocado y que S/10 era para ir a Q’enqo, pero Tambomachay estaba muy lejos para ese precio. Como íbamos bien de tiempo decidimos seguir el plan original y le pedimos que nos llevara a la parada de combis del Señor del Huerto, cerca de la calle Puputi. El taxi nos costó S/4 y la combi hasta Tambomachay fue S/1 por persona.
Las cuatro ruinas incas que íbamos a ver se pueden visitar muy fácilmente por libre. Lo más habitual es coger la combi (o taxi) hasta la que está más alejada de Cuzco y bajar andando tranquilamente desde allí. Todas están incluidas en el boleto turístico por lo que no tuvimos que comprar más entradas.
La primera en visitarse es Tambomachay, también conocido como el baño del Inca. Se cree que eran unos baños ceremoniales de piedra que el Inca usaba en ceremonias especiales. El agua está canalizada desde un manantial de la parte alta.
Alrededores de Cuzco: Tambomachay
Justo enfrente de Tambomachay está la segunda ruina: Pukapukara, literalmente fortaleza roja por el color rosado de la roca. Nos pareció menos impresionante que la primera. Se nos acercó un chaval para hacer de guía que nos dijo que era estudiante y nos quería contar un poco la historia del lugar, y aceptamos. No es que sea tan grande ni tan representativo como para necesitar un guía, pero nos cayó bien el chaval (le dimos S/10). Aunque se llame fortaleza, en realidad no está claro la función que tenía, y se cree que pudo ser un puesto de vigilancia o un refugio. Las vistas del valle desde la parte superior son bonitas.
Alrededores de Cuzco: Pukapukara
El siguiente punto es Q’enqo, que está como a una hora andando por la carretera (cuesta abajo). Tuvimos la suerte de ver pasar una combi del Señor del Huerto y la paramos para que nos llevara hasta Q’enqo por S/1 por persona y así ahorrarnos el paseo, porque estaba pegando el sol con ganas y hacía bastante calor.
A primera vista, Q’enqo parece un grupo de piedras enormes colocadas así un poco al azar, pero luego ves que hay canales entre ellas y en uno de esos canales hay una especie de altar ceremonial.
Alrededores de Cuzco: Q’enqo
Cuando salimos de Q’enqo nos comimos las empanadas que habíamos comprado y nos pusimos a andar hacia la última parada de la ruta (unos 15 minutos andando desde Q’enqo), que era también la más importante e impresionante: Sacsayhuaman, un gigantesco conjunto de rocas enormes en forma de zigzag que fue escenario de una importante batalla entre Manco Inca y los españoles con Juan Pizarro a la cabeza. Aquí sí que queríamos un guía, y en la puerta cogimos uno por S/30. Nos llevó primero hacia la parte de arriba del yacimiento, a través de un túnel muy estrecho en la roca donde no se veía absolutamente nada (de hecho había un grupo delante nuestro que tuvo un poco de claustrofobia y no quiso entrar). Al salir del túnel llegas a una explanada circular cubierta de césped que en su día estaba llena de agua, y nos contaron que el túnel era consecuencia de la erosión del agua. Un poco más adelante se empiezan a ver perfectamente las ruinas en forma de zigzag que hacen famoso al yacimiento:
Alrededores de Cuzco: Sacsayhuaman
Te puedes acercar hasta las rocas para ver lo enormes que son. Hay teorías que dicen que la forma en zigzag de las ruinas era para representar los dientes del puma, ya que la ciudad de Cuzco se diseñó en forma de puma y se supone que Sacsayhuaman estaba colocado en la cabeza. Nuestro guía nos dijo que esta teoría no cuadraba del todo porque no estaba exactamente en la cabeza. Lo que sí está claro es que los muros han aguantado diversos terremotos sin derrumbarse, así que parece que esa forma de construcción podría ser precisamente para eso. En cualquier caso, son unas ruinas impresionantes, y se dice que en tiempos incas, cuando Sacsayhuaman estaba en todo su esplendor, era incluso más impresionante que Machu Picchu.
Alrededores de Cuzco: Sacsayhuaman
En la parte trasera de los muros hay restos de dos torres circulares de las que solo quedan los cimientos (de 22 metros de diámetro), pero que dan idea de la magnitud del lugar. Desde aquí también hay buenas vistas de Cuzco, y vimos que a esa hora (eran las 15:30) las celebraciones del Corpus Christi estaban en pleno auge. Dimos por terminada la visita a Sacsayhuaman y empezamos a bajar andado hacia Cuzco, viendo algunas llamas por el camino:
Al bajar se pasa por la iglesia de San Cristóbal, que era lo que nos quedaba por ver dentro del boleto religioso, pero queríamos llegar lo antes posible al centro para ver el Museo Inca, que cerraba a las 17:00. Desde la iglesia se tienen buenas vistas de la plaza:
Cuzco: Plaza de Armas
Cuando llegamos al Museo nos lo encontramos cerrado, debía ser porque al ser fiesta hacían horario de domingo y cerraban antes. Qué mala suerte! Si lo hubiéramos sabido habríamos entrado por la mañana, pero qué le íbamos a hacer. Vimos que en la torre de la iglesia de la Compañía había gente asomada, así que aunque no entraba en el boleto religioso decidimos pagar los S/10 de entrada y pasar a ver la iglesia (bonita, pero nada del otro mundo) y las vistas desde la torre:
Cuzco: Plaza de Armas
Había mucha gente por la calle, aunque las celebraciones ya habían acabado prácticamente. Por cierto, el día del Corpus es uno de los poquísimos días (si no el único) en el que las puertas principales de la Catedral se abren completamente y se puede ver el interior desde fuera.
Yo volvía a tener un dolor de cabeza horrible (siempre me daba por la tarde) así que fuimos a una cafetería a por un mate y a comer algo. Las sorochi pills que nos habían dado en el hotel me habían venido muy bien el día anterior, así que al pasar por una farmacia compré un blíster de 10 pastillas (S/18) para los siguientes días, por si seguía con los dolores de cabeza.
Queríamos ver el monumento a Pachacutec, que también entra en el boleto turístico pero está algo alejado del centro, pero como se estaba haciendo de noche lo descartamos. Volvimos al hotel andando y dejamos la poca ropa que teníamos sucia en una lavandería junto al hotel (S/7) para recogerla cuando volviéramos a Cuzco unos días más tarde, ya que volvíamos al mismo hotel (también íbamos a dejar las maletas grandes en el hotel para no cargar con ellas los siguientes días). Como yo estaba con la cabeza como un bombo, sin nada de hambre y con todo el sueño del mundo, compramos algo de comida para cenar en la habitación y dimos el día por terminado. Esa noche hicimos el check out del hotel, para no perder tiempo a la mañana siguiente porque salíamos pronto hacia Pisaq. Pagamos en soles porque nos dijeron que con tarjeta había comisión (no sé cuánto era, 5 ó 7% creo recordar), y el cambio que nos hicieron fue el estándar del viaje (3.15 S/$). Tuvieron el detalle de adelantar nuestro desayuno del día siguiente porque les dijimos que queríamos salir muy pronto. Nos íbamos al Valle Sagrado!!