Nuestro tercer bus nocturno en suelo peruano fue mucho más incómodo que los antetiores: fue un trayecto con muchas curvas, el conductor iba bastante rápido, y la peli a todo trapo en la pantalla común (Movil Tours no tiene pantallas individuales como Cruz del Sur) no ayudó a que descánsaramos mucho. Teníamos billete hasta Chachapoyas ya que nos había sido imposible comprar sólo hasta Pedro Ruiz por internet, así que tuvimos que decirles a la azafata y al conductor (varias veces, por si acaso) que por favor nos despertaran en Pedro Ruiz. Al final lo de “despertar” fue más bien anecdótico porque no íbamos profundamente dormidos precisamente. Cuando llegamos a Pedro Ruiz eran las 5 de la mañana, aún de noche, y tuvimos la inmensa suerte de que había un chaval en motocarro esperando a ver si caía algún cliente. Después de regatear un poco (mi marido me decía que estaba loca, que le diéramos lo que quisiera, porque estábamos muertos de frío y era el único que había a la vista) nos subió a Cuispes por S/20. El trayecto, cuesta arriba por un camino sin asfaltar, se nos hizo muy largo porque estábamos cansados y con mucho frío, pero también porque se tarda un buen rato (una media hora). A las 5:30 de la mañana, todavía de noche, nos presentamos en la Posada pensando que estarían esperándonos (porque le habíamos insistido a Kike con que llegaríamos en bus nocturno), pero no… menos mal que Jarvik, el chico que lleva la posada, se levanta pronto! Llamamos a la puerta y nos abrió un Jarvik somnoliento y sorprendido, porque pensaba que llegábamos por la tarde: Kike se había olvidado de avisarle. Nosotros lo único que queríamos era descansar un poco después del viaje infernal, y menos mal que Jarvik es un auténtico amor y nos preparó la habitación en un pis pas. Le dijimos que íbamos a dormir un rato y luego ya veríamos qué hacíamos el resto del día.
Voy a hacer un inciso para hablar de la Posada. Quizás habrá alguien que no esté de acuerdo conmigo, pero yo os voy a dar mi opinión, que para eso es mi diario. ¿Está bien la Posada? Sí, sin duda. Es un lugar muy bonito y merece una visita, y ya os digo que Jarvik es un amor y se merece todas las cosas buenas que se dicen de él y su familia. ¿Es lo mejor de la zona, el único sitio al que merece la pena ir, y la reostia? No, yo creo que no. Creo que en este foro hay ciertos usuarios con intereses creados que nos venden la Posada como si fuera lo mejor de Perú, y sinceramente, no lo es, bajo mi punto de vista. Eso no le quita mérito a la Posada, que conste: es un lugar muy tranquilo, bonito, y llevado por lugareños estupendos, en un esfuerzo muy meritorio de salvaguardar la selva de la zona y promover el turismo sostenible involucrando a la gente local. Pero también es verdad que se le ha dado mucha publicidad en este foro de una forma un tanto dudosa, y como cualquier alojamiento de este estilo no está libre de "peros": nosotros pasamos mucho frío por la noche porque no tenían ni un mal radiador en las habitaciones, solo una chimenea donde hacer fuego, pero la madera que hay allí es muy mala y se quema muy rápido (aparte de estar mojada y costar un triunfo encenderla), con lo que no sirve para pasar la noche. Y por los $40 que cuesta la habitación ya podían tener algún radiador eléctrico! Además, el colchón de nuestra habitación tenía un lado completamente hundido y era bastante incómodo. *edito: me consta que ya están trabajando para solucionar estos dos puntos* Con esto no quiero quitarle a nadie las ganas de visitar la Posada, simplemente quiero que se sepan las cosas como son y que cada uno decida si quiere quedarse allí cuatro días como nosotros o si prefiere buscar alternativas.
Lo bueno que tiene la Posada es que es muy fácil (y barato) organizar las excursiones por la zona. Se pueden hacer en privado con un chófer para ti solo (que sale mejor si vas en grupo, como unos españoles con los que coincidimos allí que eran 5 y lo hicieron todo así), o por libre en transporte público. Nosotros hicimos 4: el primer día Jarvik nos acompañó a ver la catarata Pabellón (muy bonita pero que se puede visitar el día que ves Yumbilla porque el camino es el mismo); el segundo día cogimos un mototaxi para subir a los sarcófagos de San Jerónimo (con guía local, íbamos solos, un paseo cansado pero merece la pena, es una caminata muy chula y los sarcófagos son pequeñitos pero impresionan); el tercer día fuimos a Yumbilla con un guía local (es un paseo por la selva, pedid hacer la vuelta bajando al segundo salto de la cascada, se baja por unas cuerdas en plan rápel y a mí que soy un poco cabra loca me encantó); y el cuarto día fuimos a Kuelap (en combi hasta Chachas y luego allí nos recogía una agencia local para ir en bus en grupo). La que nos faltó fue Gocta, que debe ser impresionante pero mucho más turística que Yumbilla y con más gente, por eso elegimos Yumbilla. Esto, en parte, fue por mala planificación: a toro pasado, creo que la mejor opción era continuar en el bus nocturno la primera noche hasta Chachas y ver Kuelap ese día, y volver a Cuispes pero ya a dormir. Llegar a Kuelap desde Cuispes es una paliza de tomo y lomo, y si hubiéramos hecho la visita el primer día, podríamos haber visto Gocta también. Pero bueno, no todo sale siempre como a uno le gustaría, y es parte del viaje al fin y al cabo.
Ese primer día, después de un par de horas de sueño, Jarvik nos ofreció acompañarnos a ver una de las cascadas de la zona: Pabellón, que pese a ser una maravilla de cascada, no merece una excursión de día completo puesto que se puede ver el mismo día que se visita Yumbilla. Jarvik nos acompañó y no nos quiso cobrar nada, es un tío muy majo. El paseo hasta la cascada es hora y media, cuesta arriba pero facilito. El día que hicimos Yumbilla hicimos la subida en motocarro para ahorrar tiempo. Por el camino se tienen buenas vistas de otra cascada: Chinata, a la que no se accede.
Cuispes: Chinata
Pabellón es menos impresionante que Chinata, pero se llega a la base y es un sitio muy muy bonito y tranquilo:
Cuispes: Pabellón
Estuvimos un ratillo ahí sentados disfrutando de la paz del lugar (creo que Jarvik hasta se durmió!) y después volvimos paseando y hablando hasta la Posada. Rosita, la madre de Jarvik y la encargada de las comidas en la Posada, ya tenía la comida puesta para nosotros, y nos sentó de maravilla porque llegamos con muchísima hambre (en total habían sido 11 km de caminata, 3 horas sin contar el tiempo que estuvimos descansando en la base de la cascada). Por cierto, las comidas no están incluidas pero son muy baratas: S/8 por persona (tanto desayuno, como comida y cena). Comida casera, recién hecha y muy rica, aunque bastante básica como es de esperar.
Esa tarde la dedicamos a pasear por Cuispes y a mezclarnos con los lugareños, que estaba de fiesta celebrando el día del padre. En un campo de fútbol había chavales jugando, y los padres comiendo y bebiendo y con la música puesta. Nos vieron pasar y les faltó tiempo para invitarnos a cerveza y darnos conversación. Conocimos al “descubridor de Yumbilla”, que nos contó cómo había encontrado la cascada mientras buscaba hierbas medicinales para un hijo enfermo, aunque no sabemos muy bien cómo de verídico es esto… El caso es que fueron muy simpáticos, nos trataron muy bien, y nos sentimos muy acogidos.
Después de una estupenda cena casera en compañía del grupo de 5 españoles con los que coincidimos en la Posada, y que ese día habían ido a Kuelap, nos fuimos a dormir, que falta nos hacía. Al día siguiente iríamos a ver los sarcófagos de San Jerónimo!