Hoy nos levantamos a las 07:30 ya tenemos la agenda del día "muy apretada". Salimos del hotel a las 07:45 para estar en el aeropuerto María REICHE, que fue una de las grandes investigadoras de las lineas de Nasca y que por este motivo lleva su nombre, a las 08:00, hora prevista de la salida del vuelo y que dura unos 40 minutos. Se hace antes de desayunar porqué muchos viajeros se marean en pleno vuelo y como decimos aquí "descambian la pela" dejando los interiores de los aviones llenos de recuerdos.
Nos hacen dejar las mochilas y solo permiten que lleves encima la cámara de fotos, el pasaporte y poca cosa más. También te pesan y en teoría, al menos, si sobrepasas los 100 kg. te hacen pagar un suplemento. Yo dí un peso de 101 kg. y me dejaron pasar sin problema, por lo que parece que no son excesivamente rigurosos.
Después de una espera de 20 minutos, nos informan que, de momento, los vuelos están suspendidos porqué hay niebla en la zona de las lineas y a parte del peligro que esto conlleva, estas no se ven desde el aire.
El dueño del hotel nos dice que si queremos podemos volver para desayunar porqué la reapertura del aeropuerto está prevista para las 10:00. Regresamos al hotel, desayunamos y a las 09:40 volvemos al aeropuerto y al llegar nos informan que se han reiniciado los vuelos puesto que la niebla que había en la zona de las lineas ya se ha levantado.
En 10 minutos pasamos el control de seguridad, después de pagar 16 EUROS los dos en concepto de tasas de aeropuerto y embarcamos en la avioneta, que en nuestro caso, es de dos plazas, para mi mujer y para mí, con el piloto y el co-piloto.
Iniciamos el vuelo y en menos de 10 minutos estamos sobrevolando las lineas de Nasca, primer "plato fuerte" del viaje. El co-piloto nos va indicando donde se encuentra cada figura mientras el piloto va inclinando la avioneta para que tengamos una buena perspectiva y podamos hacer buenas fotografías de dichas figuras. Es alucinante ver estas figuras y lineas desde el aire y todavía, hoy en día, es toda una incógnita quién las hizo, como las hizo y con que motivo las hizo, a pesar de que como hemos mencionado antes, la dra. María REICHE, de origen alemán y finalmente nacionalizada peruana, después de más de 40 años de investigaciones no consiguió esclarecer el misterio de las lineas y las figuras de Nasca.
Antes de regresar al aeropuerto, la avioneta pasa por encima de una especie de pozos cilíndricos concéntricos llamados (mal llamados) acueductos de Cantalloc, que según nos informa el co-piloto, su función era la de recoger agua para el regadío de los campos de cultivo próximos y que a fecha de hoy se utilizan para el mismo fin, esto es, llevan en funcionamiento de forma ininterrumpida más de 2000 años.
Aterrizamos sin ningún problema y antes de bajar de la avioneta nos dan dos certificados con nuestros nombres en los que consta que hemos sobrevolado las lineas de Nasca. Todo un detalle.
Lo del mareo en la avioneta creemos que debe tratarse de una cuestión más psicológica que otra cosa, puesto que da más "impresión" (por decirlo de alguna manera) cualquier atracción "fuerte" de cualquier parque de atracciones actual que el vuelo. Este fue muy cómodo y plácido.
El dueño del hotel nos lleva a este y allí ya nos está esperando un guía con un coche el cual nos llevará a visitar la necrópolis de Chauchilla, famosa por sus momias.
Después de unos 10 km. por carretera y otros tantos por una pista de tierra, llegamos a la necrópolis de Chauchilla, donde hay varias momias de la cultura Nasca. El lugar está bien señalizado y hay unos senderos delimitados con piedras pintadas de color blanco que van desde un yacimiento a otro, y que están cubiertos por unos tejadillos de caña que protegen las momias del sol.
Las momias están puestas en posición "fetal" en unos agujeros que hay en la tierra, reforzados con muros de piedra y muchas de ellas conservan su pelo original en incluso a varias se les pueden ver los pies perfectamente conservados. La posición de las momias no es casual, ya que todas están mirando hacia el este y esto es porqué los antiguos Nascas creían en la re-encarnación y en el ciclo de la vida que representa el sol, nace, vive y muere cada día y así sucesivamente hasta el infinito, como nos explicó nuestro guía, Raúl, también muy informado de todo lo referente a la cultura de la zona.
Después de la visita regresamos a Nasca para comer en un restaurante y hacer tiempo hasta las 16:00, hora de nuestra próxima visita.
A la hora convenida viene a recogernos nuestro nuevo guía, Armando, el cual junto con un chico francés, nos llevará a nuestras dos próximas visitas, el también mal nombrado acueducto de Ocungalla, como los de Cantalloc y la ciudad perdida de Cahuachí.
Después de unos 10 km. por carretera asfaltada, enlazamos una pista de tierra (de piedras más bien) y después de otros 5 km. llegamos a Ocungalla, que es un afloramiento de aguas subterráneas con unas terrazas sujetas con muros de piedra y tras 2.000 años de funcionamiento ininterrumpidos siguen abasteciendo de agua para regadío toda la zona. Continuamos hacia la ciudad perdida de Cahuachí y después de una hora de tortura continuada por una pista pedregosa en un coche pequeño, tipo Chevrolet Matiz, llegamos a la ciudad. A la entrada de la misma vive un anciano, casi ciego, que te hace firmar en una especie de libro de visitas. Esta ciudad, de unos 24 kms/2 de extensión aproximadamente, está comenzando a ser excavada y los muros de la misma apenas sobresalen un metro o metro y medio del suelo. Nos explica nuestro guía que mediante geo-radar han podido hacer un mapa del subsuelo y este baja entre 10 y 15 metros bajo el nivel del suelo actual. El problema es que al no haber presupuesto para proseguir con las excavaciones, estas se encuentran paradas, de momento.
Los muros que afloran son de adobe y están en un estado de conservación excepcional al haber permanecido casi dos milenios enterrados.
Se cree que la ciudad era un centro ceremonial habitado solo por sacerdotes de la cultura Nasca.
Finalizada la visita regresamos a la ciudad por otra pista algo mejor conservada y llegamos a las 20:30, con tiempo suficiente para coger nuestro autobús nocturno hacia Cusco.
Recogemos las maletas del hotel y pagamos la estancia en el mismo, 15 EUROS los dos por una noche con el desayuno incluido, tirado de precio y el hotel correcto y limpio.
El trayecto entre Nasca y Cusco es de unos 700 kms. y nuestro autobús de Cruz del Sur sale a las 22:00 de la primera, con llegada prevista a la segunda a las 12:30 del día siguiente.
A la hora prevista, salimos de Nasca y al cabo de pocos minutos un azafato reparte la cena entre los viajeros. Nosotros también vamos en la zona VIP, que es la más cómoda de todo el autobús.
Este trayecto nos costó, a los dos, unos 78 EUROS con la cena y el desayuno del día siguiente incluidos. En el bus hay un pequeño lavabo, solo utilizable para orinar, pero hacerlo los varones, durante 700 kms. de curvas, no os podéis imaginar lo difícil que puede llegar a ser.
A las 07:00 hacemos una parada de 15 minutos en Abancay, tiempo suficiente para utilizar un lavabo que se esté quieto y estirar las piernas.
Unos kilómetros más adelante nos encontramos con la carretera cortada y al preguntarle al azafato por el motivo del corte este no lo sabe. Les preguntamos a unos camioneros si sabían el motivo del corte de la carretera y nos informan que están haciendo trabajos de pintura. Después de una media hora de espera se restablece la circulación y ahora sí, sin más paradas ni contratiempos, a las 13:00 llegamos a Cusco.
Con un taxi, en pocos minutos llegamos a nuestro hotel, el Hospedaje Turístico ARCÁNGEL, donde después de instalarnos en la habitación, darnos una buena y merecida ducha y cambiarnos de ropa, salimos para ir al restaurante Andean Grill, en la calle Plateros, al lado de la plaza de Armas, para probar la especialidad de la casa, el Cuy al horno.
Cuando viajamos a otros países, siempre lo hacemos con la mente (y el estómago) abierta, para poder asimilar y entender sus costumbres y su alimentación.
El Cuy es lo que aquí conocemos como Conejo de Indias, mascotas de muchos hogares, pero allí los crían para comérselos tal como hacemos nosotros con nuestros conejos. El camarero lo trae entero a la mesa para que lo vean los comensales y den su aprobación para, acto seguido, llevárselo y volverlo a traer esta vez cortado en trozos pequeños. Al probarlo nos recordó inmediatamente el conejo de aquí, pero su carne es mucho más fina y está muy condimentada.
Después de comer damos un paseo por la plaza de Armas de Cusco y su casco histórico y tenemos que aminorar el ritmo de nuestros pasos. Notamos una cierta sensación de "falta de aire" y caemos en la cuenta de que hemos pasado de unos 500 mts. a 3.400 mts sobre el nivel del mar en pocas horas y nuestros cuerpos van a necesitar algún día más para aclimatarse. Este síntoma no tiene nada que ver con el famoso "Mal de Altura" (allí conocido como SOROCHE) y lo hicimos más soportable tomado mate de Coca y infusiones de hoja de Coca que hay en todos los bares, restaurantes y hoteles de la zona, en estos últimos a disposición de los clientes de forma gratuita, y infusiones de una planta autóctona llamada Muña que a parte de sus propiedades digestivas también ayuda a paliar los efectos de la altura.
Volvemos al hotel a descansar un poco y salimos para cenar en un restaurante próximo. El dueño del mismo nos pregunta si vamos a visitar el Machu Pichu y le contestamos que ir a Perú y no visitarlo, es como ir a Egipto y no visitar las Pirámides. Se ríe y nos informa que cuando lleguemos al Machu Pichu no nos perdamos el Puente del Inca, que está a 15 minutos andando hacia la parte trasera de la ciudadela, puesto que es muy espectacular y poco visitado por los turistas. Tomamos nota. También le preguntamos para visitar la zona arqueológica de Moray y las salineras de Maras en quads (allí los llaman Cuatrimotos) y nos informa que pasemos mañana puesto que una conocida suya, que tiene una agencia de actividades de aventura ofrece este tour. Después de la cena, en la que probamos la carne de Llama, muy buena y tierna, regresamos al hotel. Mañana tenemos excursión al Valle Sagrado de los Incas, excursión que ya teníamos contratada y pagada desde casa por 50 EUROS los dos y que contaremos en el capítulo siguiente.
Nos hacen dejar las mochilas y solo permiten que lleves encima la cámara de fotos, el pasaporte y poca cosa más. También te pesan y en teoría, al menos, si sobrepasas los 100 kg. te hacen pagar un suplemento. Yo dí un peso de 101 kg. y me dejaron pasar sin problema, por lo que parece que no son excesivamente rigurosos.
Después de una espera de 20 minutos, nos informan que, de momento, los vuelos están suspendidos porqué hay niebla en la zona de las lineas y a parte del peligro que esto conlleva, estas no se ven desde el aire.
El dueño del hotel nos dice que si queremos podemos volver para desayunar porqué la reapertura del aeropuerto está prevista para las 10:00. Regresamos al hotel, desayunamos y a las 09:40 volvemos al aeropuerto y al llegar nos informan que se han reiniciado los vuelos puesto que la niebla que había en la zona de las lineas ya se ha levantado.
En 10 minutos pasamos el control de seguridad, después de pagar 16 EUROS los dos en concepto de tasas de aeropuerto y embarcamos en la avioneta, que en nuestro caso, es de dos plazas, para mi mujer y para mí, con el piloto y el co-piloto.
Iniciamos el vuelo y en menos de 10 minutos estamos sobrevolando las lineas de Nasca, primer "plato fuerte" del viaje. El co-piloto nos va indicando donde se encuentra cada figura mientras el piloto va inclinando la avioneta para que tengamos una buena perspectiva y podamos hacer buenas fotografías de dichas figuras. Es alucinante ver estas figuras y lineas desde el aire y todavía, hoy en día, es toda una incógnita quién las hizo, como las hizo y con que motivo las hizo, a pesar de que como hemos mencionado antes, la dra. María REICHE, de origen alemán y finalmente nacionalizada peruana, después de más de 40 años de investigaciones no consiguió esclarecer el misterio de las lineas y las figuras de Nasca.
Antes de regresar al aeropuerto, la avioneta pasa por encima de una especie de pozos cilíndricos concéntricos llamados (mal llamados) acueductos de Cantalloc, que según nos informa el co-piloto, su función era la de recoger agua para el regadío de los campos de cultivo próximos y que a fecha de hoy se utilizan para el mismo fin, esto es, llevan en funcionamiento de forma ininterrumpida más de 2000 años.
Aterrizamos sin ningún problema y antes de bajar de la avioneta nos dan dos certificados con nuestros nombres en los que consta que hemos sobrevolado las lineas de Nasca. Todo un detalle.
Lo del mareo en la avioneta creemos que debe tratarse de una cuestión más psicológica que otra cosa, puesto que da más "impresión" (por decirlo de alguna manera) cualquier atracción "fuerte" de cualquier parque de atracciones actual que el vuelo. Este fue muy cómodo y plácido.
El dueño del hotel nos lleva a este y allí ya nos está esperando un guía con un coche el cual nos llevará a visitar la necrópolis de Chauchilla, famosa por sus momias.
Después de unos 10 km. por carretera y otros tantos por una pista de tierra, llegamos a la necrópolis de Chauchilla, donde hay varias momias de la cultura Nasca. El lugar está bien señalizado y hay unos senderos delimitados con piedras pintadas de color blanco que van desde un yacimiento a otro, y que están cubiertos por unos tejadillos de caña que protegen las momias del sol.
Las momias están puestas en posición "fetal" en unos agujeros que hay en la tierra, reforzados con muros de piedra y muchas de ellas conservan su pelo original en incluso a varias se les pueden ver los pies perfectamente conservados. La posición de las momias no es casual, ya que todas están mirando hacia el este y esto es porqué los antiguos Nascas creían en la re-encarnación y en el ciclo de la vida que representa el sol, nace, vive y muere cada día y así sucesivamente hasta el infinito, como nos explicó nuestro guía, Raúl, también muy informado de todo lo referente a la cultura de la zona.
Después de la visita regresamos a Nasca para comer en un restaurante y hacer tiempo hasta las 16:00, hora de nuestra próxima visita.
A la hora convenida viene a recogernos nuestro nuevo guía, Armando, el cual junto con un chico francés, nos llevará a nuestras dos próximas visitas, el también mal nombrado acueducto de Ocungalla, como los de Cantalloc y la ciudad perdida de Cahuachí.
Después de unos 10 km. por carretera asfaltada, enlazamos una pista de tierra (de piedras más bien) y después de otros 5 km. llegamos a Ocungalla, que es un afloramiento de aguas subterráneas con unas terrazas sujetas con muros de piedra y tras 2.000 años de funcionamiento ininterrumpidos siguen abasteciendo de agua para regadío toda la zona. Continuamos hacia la ciudad perdida de Cahuachí y después de una hora de tortura continuada por una pista pedregosa en un coche pequeño, tipo Chevrolet Matiz, llegamos a la ciudad. A la entrada de la misma vive un anciano, casi ciego, que te hace firmar en una especie de libro de visitas. Esta ciudad, de unos 24 kms/2 de extensión aproximadamente, está comenzando a ser excavada y los muros de la misma apenas sobresalen un metro o metro y medio del suelo. Nos explica nuestro guía que mediante geo-radar han podido hacer un mapa del subsuelo y este baja entre 10 y 15 metros bajo el nivel del suelo actual. El problema es que al no haber presupuesto para proseguir con las excavaciones, estas se encuentran paradas, de momento.
Los muros que afloran son de adobe y están en un estado de conservación excepcional al haber permanecido casi dos milenios enterrados.
Se cree que la ciudad era un centro ceremonial habitado solo por sacerdotes de la cultura Nasca.
Finalizada la visita regresamos a la ciudad por otra pista algo mejor conservada y llegamos a las 20:30, con tiempo suficiente para coger nuestro autobús nocturno hacia Cusco.
Recogemos las maletas del hotel y pagamos la estancia en el mismo, 15 EUROS los dos por una noche con el desayuno incluido, tirado de precio y el hotel correcto y limpio.
El trayecto entre Nasca y Cusco es de unos 700 kms. y nuestro autobús de Cruz del Sur sale a las 22:00 de la primera, con llegada prevista a la segunda a las 12:30 del día siguiente.
A la hora prevista, salimos de Nasca y al cabo de pocos minutos un azafato reparte la cena entre los viajeros. Nosotros también vamos en la zona VIP, que es la más cómoda de todo el autobús.
Este trayecto nos costó, a los dos, unos 78 EUROS con la cena y el desayuno del día siguiente incluidos. En el bus hay un pequeño lavabo, solo utilizable para orinar, pero hacerlo los varones, durante 700 kms. de curvas, no os podéis imaginar lo difícil que puede llegar a ser.
A las 07:00 hacemos una parada de 15 minutos en Abancay, tiempo suficiente para utilizar un lavabo que se esté quieto y estirar las piernas.
Unos kilómetros más adelante nos encontramos con la carretera cortada y al preguntarle al azafato por el motivo del corte este no lo sabe. Les preguntamos a unos camioneros si sabían el motivo del corte de la carretera y nos informan que están haciendo trabajos de pintura. Después de una media hora de espera se restablece la circulación y ahora sí, sin más paradas ni contratiempos, a las 13:00 llegamos a Cusco.
Con un taxi, en pocos minutos llegamos a nuestro hotel, el Hospedaje Turístico ARCÁNGEL, donde después de instalarnos en la habitación, darnos una buena y merecida ducha y cambiarnos de ropa, salimos para ir al restaurante Andean Grill, en la calle Plateros, al lado de la plaza de Armas, para probar la especialidad de la casa, el Cuy al horno.
Cuando viajamos a otros países, siempre lo hacemos con la mente (y el estómago) abierta, para poder asimilar y entender sus costumbres y su alimentación.
El Cuy es lo que aquí conocemos como Conejo de Indias, mascotas de muchos hogares, pero allí los crían para comérselos tal como hacemos nosotros con nuestros conejos. El camarero lo trae entero a la mesa para que lo vean los comensales y den su aprobación para, acto seguido, llevárselo y volverlo a traer esta vez cortado en trozos pequeños. Al probarlo nos recordó inmediatamente el conejo de aquí, pero su carne es mucho más fina y está muy condimentada.
Después de comer damos un paseo por la plaza de Armas de Cusco y su casco histórico y tenemos que aminorar el ritmo de nuestros pasos. Notamos una cierta sensación de "falta de aire" y caemos en la cuenta de que hemos pasado de unos 500 mts. a 3.400 mts sobre el nivel del mar en pocas horas y nuestros cuerpos van a necesitar algún día más para aclimatarse. Este síntoma no tiene nada que ver con el famoso "Mal de Altura" (allí conocido como SOROCHE) y lo hicimos más soportable tomado mate de Coca y infusiones de hoja de Coca que hay en todos los bares, restaurantes y hoteles de la zona, en estos últimos a disposición de los clientes de forma gratuita, y infusiones de una planta autóctona llamada Muña que a parte de sus propiedades digestivas también ayuda a paliar los efectos de la altura.
Volvemos al hotel a descansar un poco y salimos para cenar en un restaurante próximo. El dueño del mismo nos pregunta si vamos a visitar el Machu Pichu y le contestamos que ir a Perú y no visitarlo, es como ir a Egipto y no visitar las Pirámides. Se ríe y nos informa que cuando lleguemos al Machu Pichu no nos perdamos el Puente del Inca, que está a 15 minutos andando hacia la parte trasera de la ciudadela, puesto que es muy espectacular y poco visitado por los turistas. Tomamos nota. También le preguntamos para visitar la zona arqueológica de Moray y las salineras de Maras en quads (allí los llaman Cuatrimotos) y nos informa que pasemos mañana puesto que una conocida suya, que tiene una agencia de actividades de aventura ofrece este tour. Después de la cena, en la que probamos la carne de Llama, muy buena y tierna, regresamos al hotel. Mañana tenemos excursión al Valle Sagrado de los Incas, excursión que ya teníamos contratada y pagada desde casa por 50 EUROS los dos y que contaremos en el capítulo siguiente.