Este día me levanté pronto, pues a las 8 de la mañana tenía que coger el autobús a Gjesvaer, para ir al Birdsafari. Este autobús es el 335, y sale de la oficina de turismo, pero tiene parada muy cerca del hostal, por lo que no hace falta ir hasta el centro, El recorrido hasta Gjesvaer es común con Cabo Norte los primeros Kilómetros, y luego las carreteras se bifurcan. El trayecto es muy similar: lagunas, curvas, subidas y bajadas, a veces montones de nieve, arroyos, etc. Este recorrido lo hicimos solos el conductor y yo y a ratos nos acompañó la lluvia. Gjesvaer es un pueblecito perdido, con casas desperdigadas a la orilla del mar, secaderos de bacalao y cuyo único atractivo, aparte del entorno, es la excursión para ver las aves árticas que anidan y viven en unos islotes cercanos. Al llegar no había un alma, llovía y el aire frío me hizo buscar refugio en la cantina-comercio de donde salía el barco. Afortunadamente, la señora me permitió estar allí hasta que dejó de llover y pude salir a ver un poco los alrededores hasta el comienzo de la excursión. Como no había nadie y el tiempo no acompañaba pensé que iba a hacerla yo solo o se suspendería. Pero un rato antes de salir llegó un autobús con turistas, lo que me dio un poco de alivio saber que ya no estaba solo y la excursión se iba a realizar. Esta dura algo menos de dos horas, y al salir te puedes poner unos monos para el viento y el agua, que gracias a ellos el frío se pudo capear. Pero el recorrido es muy bonito, con unos islotes espectaculares y multitud de aves de diversas especies, destacando los glotones frailecillos en su hora de pesca, los cormoranes, alcatraces, águilas de cola blanca y otras especies menos conocidas, todas en su hábitat veraniego como son estas islas próximas a Gjesvaer.
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Diversas vistas del Birdsafari
Esta excursión, que yo hice por mi cuenta, es un poco complicada, por lo apartada que está y sólo disponer de un autobús en la mañana, el de las ocho que regresa a las 2 y media, por lo que si sale un día malo como el mío no puedes disfrutar de la estancia allí y tienes que esperar como buenamente puedas hasta que salga el autobús de regreso. Por eso creo que es mejor hacer la que tiene programada Hurtigruten, que te trae y te lleva sin pérdida de tiempo, nada más llegar a Honningsvag, y dejar la ida a cabo Norte para el día siguiente. De todas formas creo que de haber hecho mejor tiempo hubiera podido disfrutar, mucho más, matando el tiempo viendo los alrededores mientras esperaba el bus.
El viaje de vuelta fue casi todo con lluvia, y la tarde ya en Honningsvag, la pasé recorriendo todo el pueblo de arriba abajo haciendo fotos, a ratos con lluvia a ratos con sol, y visitando el Artico Icebar, propiedad de un matrimonio español, todo él de hielo y disfrutando el chupito con que te obsequian, en baso de hielo, por supuesto.
Diversas imágenes de Honningsvag