Nuevo y soleado día. Salimos temprano hacia Salzburgo porque queremos hacer 2 visitas en la mañana e irnos pronto hacia el Königssee.
A las 9 ya estamos entrando a ver la pintura circular, original obra del pintor Johann Michael Sattler que plasmó la ciudad tal como era en 1829 en un inmenso mural de 125m2. El museo también cuenta con una interesante colección de pinturas de viajes expuesta en la misma sala.
A continuación visitamos la Residenz, museo para mí sin pena ni gloria, está conformada por varios edificios, entre ellos la catedral, que albergan exposiciones temporales y permanentes, y en este momento no permiten acceder a la parte que corresponde al convento de los Franciscanos.
Vista desde la Residenz
La verdad es que estos dos días hicimos un auténtico maratón de visitas, pero queríamos exprimir al máximo la tarjeta 48h y creo que lo conseguimos, nos costó 36€ y haciendo las visitas individualmente hubiéramos pagado 75,80€, esto sin contar el transporte, así que la damos por más que amortizada. Por falta de tiempo, dejamos sin visitar el palacio de Hellbrunn y sus juegos de agua, que me hubiera gustado, pero tampoco es grave porque ya habíamos estado en el viaje anterior.
Regresamos al camping en el autobús y cogemos el coche en dirección Alemania.
Tenemos el corazón partío entre ir a Berchtesgaden o al Königssee. Como friki de la IIGM que soy me hubiera fascinado ver el nido del águila, pero después de conocer el incomparable Königsee no me arrepiento de la elección.
Sé que me reitero continuamente citando lo maravilloso que es este u otro paisaje, pero es que la belleza de los Alpes es omnipresente en todos sus rincones.
El Konigssee está en la zona más meridional de Alemania, es un lago glaciar estrecho y alargado de unos 8km de longitud, encajado entre altas montañas. En algún lugar leí que se asemeja a un fiordo. Cogemos uno de los barcos que lo atraviesan y compramos el billete hasta Salet, que es la última parada (16,9€). Las embarcaciones son eléctricas con el propósito de no contaminar y que la paz y quietud de lugar no se vea perturbada por el ruido de los motores. El capitán da explicaciones de lo que vamos viendo, pero solo en alemán, menos mal que cogimos un folleto en la taquilla que nos cuenta más o menos lo mismo en versión resumida. Nos detenemos en la pared del eco, aquí dependiendo de las condiciones meteorológicas se puede escuchar un sonido hasta siete veces repetido. Nos hacen la demostración con una trompeta, pero solo lo oímos 2 veces más.
Desembarcamos en la última parada y un sendero nos lleva hasta el Obersee, diminuto lago que contemplamos extasiados. Su superficie es un espejo que nos devuelve un reflejo perfecto del circo de montañas que lo rodea. La pena es que los horarios del barco son bastante reducidos, siendo el último a las 17:40h con lo que no podemos deleitarnos tanto como nos hubiera gustado, aún así rodeamos el lago hasta el lado opuesto donde hay un bar y una pequeña zona de baño, esto nos lleva más o menos media hora.
Hay muchos carteles advirtiendo que se tenga en cuenta el último barco para regresar ya que no hay posibilidad de rodear el Königsee caminando ni lugar donde pasar la noche. A la vuelta paramos en la Iglesia de San Bartolomé, una de las imágenes más conocidas del lago con su tejado rojo en forma de bulbo.
Terminamos el paseo en barco y de camino al parking ojeamos las numerosas tiendas, hay muchos objetos realizados con sal ya que en las cercanías hay varias minas, una de ellas es la de Hallein que se puede visitar.
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Aprovechamos el hecho de encontrarnos de nuevo estamos en Alemania para comprar salchichas, pretzels, mostaza dulce, etc. para nuestro ritual nocturno. Paramos en una zona comercial en la que hay varios supermercados y también un getrankemark, es decir un supermercado únicamente de bebidas. Esto el paraíso de los cerveceros!! Hacemos acopio para varios días, y no es tarea fácil escoger entre tal despliegue de marcas…
Todas las botellas en Alemania, ya sea alcohol o no, plástico o cristal, están gravadas con el pfand, exitoso sistema de reciclaje implantado hace años en el país, que consiste en pagar esta pequeña tasa que te será devuelta una vez lleves la botella vacía a un punto de reciclaje, normalmente instalados en la mayoría de supermercados.
Como no podía ser de otro modo, finalizamos el día salchicheando y cervezeando.
A las 9 ya estamos entrando a ver la pintura circular, original obra del pintor Johann Michael Sattler que plasmó la ciudad tal como era en 1829 en un inmenso mural de 125m2. El museo también cuenta con una interesante colección de pinturas de viajes expuesta en la misma sala.
A continuación visitamos la Residenz, museo para mí sin pena ni gloria, está conformada por varios edificios, entre ellos la catedral, que albergan exposiciones temporales y permanentes, y en este momento no permiten acceder a la parte que corresponde al convento de los Franciscanos.
Vista desde la Residenz
La verdad es que estos dos días hicimos un auténtico maratón de visitas, pero queríamos exprimir al máximo la tarjeta 48h y creo que lo conseguimos, nos costó 36€ y haciendo las visitas individualmente hubiéramos pagado 75,80€, esto sin contar el transporte, así que la damos por más que amortizada. Por falta de tiempo, dejamos sin visitar el palacio de Hellbrunn y sus juegos de agua, que me hubiera gustado, pero tampoco es grave porque ya habíamos estado en el viaje anterior.
Regresamos al camping en el autobús y cogemos el coche en dirección Alemania.
Tenemos el corazón partío entre ir a Berchtesgaden o al Königssee. Como friki de la IIGM que soy me hubiera fascinado ver el nido del águila, pero después de conocer el incomparable Königsee no me arrepiento de la elección.
Sé que me reitero continuamente citando lo maravilloso que es este u otro paisaje, pero es que la belleza de los Alpes es omnipresente en todos sus rincones.
El Konigssee está en la zona más meridional de Alemania, es un lago glaciar estrecho y alargado de unos 8km de longitud, encajado entre altas montañas. En algún lugar leí que se asemeja a un fiordo. Cogemos uno de los barcos que lo atraviesan y compramos el billete hasta Salet, que es la última parada (16,9€). Las embarcaciones son eléctricas con el propósito de no contaminar y que la paz y quietud de lugar no se vea perturbada por el ruido de los motores. El capitán da explicaciones de lo que vamos viendo, pero solo en alemán, menos mal que cogimos un folleto en la taquilla que nos cuenta más o menos lo mismo en versión resumida. Nos detenemos en la pared del eco, aquí dependiendo de las condiciones meteorológicas se puede escuchar un sonido hasta siete veces repetido. Nos hacen la demostración con una trompeta, pero solo lo oímos 2 veces más.
Desembarcamos en la última parada y un sendero nos lleva hasta el Obersee, diminuto lago que contemplamos extasiados. Su superficie es un espejo que nos devuelve un reflejo perfecto del circo de montañas que lo rodea. La pena es que los horarios del barco son bastante reducidos, siendo el último a las 17:40h con lo que no podemos deleitarnos tanto como nos hubiera gustado, aún así rodeamos el lago hasta el lado opuesto donde hay un bar y una pequeña zona de baño, esto nos lleva más o menos media hora.
Hay muchos carteles advirtiendo que se tenga en cuenta el último barco para regresar ya que no hay posibilidad de rodear el Königsee caminando ni lugar donde pasar la noche. A la vuelta paramos en la Iglesia de San Bartolomé, una de las imágenes más conocidas del lago con su tejado rojo en forma de bulbo.
Terminamos el paseo en barco y de camino al parking ojeamos las numerosas tiendas, hay muchos objetos realizados con sal ya que en las cercanías hay varias minas, una de ellas es la de Hallein que se puede visitar.
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Aprovechamos el hecho de encontrarnos de nuevo estamos en Alemania para comprar salchichas, pretzels, mostaza dulce, etc. para nuestro ritual nocturno. Paramos en una zona comercial en la que hay varios supermercados y también un getrankemark, es decir un supermercado únicamente de bebidas. Esto el paraíso de los cerveceros!! Hacemos acopio para varios días, y no es tarea fácil escoger entre tal despliegue de marcas…
Todas las botellas en Alemania, ya sea alcohol o no, plástico o cristal, están gravadas con el pfand, exitoso sistema de reciclaje implantado hace años en el país, que consiste en pagar esta pequeña tasa que te será devuelta una vez lleves la botella vacía a un punto de reciclaje, normalmente instalados en la mayoría de supermercados.
Como no podía ser de otro modo, finalizamos el día salchicheando y cervezeando.