La primera localidad que visitamos fue COMBOURG, un pequeño pueblo que destaca por su château o castillo situado al lado de un bonito lago. Aquí empezamos a ver las primeras casas con entramado de madera típicas de la zona de Bretaña.
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A pocos kilómetros llegamos al gran Menhir "Champ Dolent" de unos 10 metros de altura, que está situado en una zona rural con mesas de merendero, donde comimos a base de picnic.
Seguidamente visitamos otro pequeño pueblo, DOL-DE-BRETAGNE. Dimos un paseo por su centro y vimos su catedral y una pequeña exposición en la calle de artículos de la II Guerra Mundial (uniformes, cascos, boinas,…).
Nos desplazamos en coche tres kilómetros para llegar a MONT-DOL, un pequeño monte de unos 65 m de altura, donde hay un bonito molino de viento, una capilla y una torre, desde donde se divisa una extraordinaria panorámica de los paisajes de los alrededores y, sobre todo, de la bahía de Mont Saint-Michel.
Por la bonita carretera de la bahía pusimos rumbo a Cancale, pero nos llamó la atención que en la playa, con la marea tan baja que había, estaban practicando “carro a vela”, que es una especie de carro alargado con tres rueda y una vela que se mueve por la fuerza del viento. Paramos y bajamos a verlo, menos nuestro hijo mayor, que se quedó en el coche porque todo el día estuvo bastante indispuesto y le dolía la tripa. Alquilamos uno y estuve montado con nuestro hijo menor probando durante un rato.
Después de la experiencia, llegamos a CANCALE, pueblo famoso por el cultivo y venta de ostras. A la entrada del pueblo paramos en un mirador desde donde vimos una bonita panorámica del pueblo con la marea muy baja y con los barcos en el puerto varados en la arena. Anduvimos por su paseo marítimo, que estaba lleno de restaurantes que ofrecían especialmente mariscadas, y llegamos al final del paseo donde había varios puestos que vendían ostras a muy buen precio. Los criaderos estaban allí al lado y se podían ver al estar la marea baja, por lo que las ostras no podían ser más frescas. Compramos una docena y nos sentamos, como hacía la gente, en un muro junto al mar para comerlas. Las conchas las echamos en un inmenso montón que había en la arena.
Como iba siendo hora de cenar y queríamos darnos un homenaje, entramos en el restaurante Au Pie d`cheval, que tenía buenas opiniones en la web de Tripadvisor. Pedimos le plat de fruits de mer (mariscada) para 2 personas por 52 euros, moules frites, una sopa de marisco y para beber una botella de la famosa sidra bretona, que entraba de maravilla. Nos sacaron una gran bandeja repleta de marisco: centollo, gambas, cigalas, quisquillas, bígaros, almejas y ostras. De postre un típico dulce de la zona, el far bretón, que estaba muy rico.
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