
LLEGADA A ZURICH
Mapas: http://ontheworldmap.com/switzerland/city/zurich/
En el aeropuerto de Zurich, chapurreo por un taxi en la oficina de turismo, y las informadoras se desmayan. Insisto, y cortesmente me dicen con voz entrecortada e hipando que son un poco caros, little expensive fue exactamente el término que utilizaron. Tozudo insisto en que concreten, y ante los 70 € que me pasan rozando, dejo de insistir. Pregunto y escucho. Intercambio 400 € por 413 CHF, y acabo en la estación de tren del aeropuerto, donde consigo la Half Fare Card, que acaricio igual que Gollum al anillo mientras susurro, -myyy carddd, myyy carddd-, ante la aterrada taquillera, y unos vulgares billetes a la estación central Zurich HB, y de allí a Zurich Brunau, en el barrio de Enge-Wollishofen.

En Zurich HB, pago la novatada y doy vueltas en círculo hasta encontrar el anden 21 de la línea S4 que me lleva a Brunau, donde me lanzo en paracaidas a las 20'30 hora suiza, ni un segundo antes ni un segundo después. En 5 minuten aterrizo en el más sepulcral silencio, -es sábado y los fines de semana no hay recepción-, frente la puerta de la Residence Mutschellen.

Tras plegar el paracaidas y enganchar la anilla a la parte trasera de un BMW aparcado, entro al vestíbulo, introduzco el código 666 en un buzón al efecto, que previamente me había proporcionado la recepcionista via wasap, y extraigo una llave que a las 21 h abre la cerradura de un amplio estudio con vistas a los exhuberantes jardines interiores de unos señoriales edificios del barrio.

EL CITY TOUR (+/- 12 KMS)
El cuarto y último día en Zurich, fue nominado para circuitar la ciudad, y poder comprobar el motivo por el cual esta urbe de 400 mil almas se encuentre, si no la número 1 del mundo en calidad de vida, como en el 2006 y el 2008, si siempre en el top 5 de este ranking. Con origen romano que se remonta a la Turicum del año 15 a.c., Zurich es en la actualidad el principal planeta, y motor financiero y cultural de la galaxia Suiza.

Me despierto a las 5 de la madrugada por la extrovertida jocosidad de unos juerguistas, lo que aprovecho, mientras me tomo un café, para elegir rincones y zonas de la ciudad que me apetezcan ver, y así poder organizar una ruta circular a pie desde el apartamento. La ruta, acaba incluyendo un poco de todo, aunque básicamente se concentra en las dos orillas del río Limago o Limmat, que atraviesa la ciudad para acabar muriendo en el precioso lago de Zurich.

Partiendo de Mutschellenstrasse, giro al este por Brunaustrasse, lo que me obliga a una leve ascensión antes de comenzar el descenso hacia el lago. Los edificios y las casas son regias, señoriales, o de alto standing; están rodeadas o escondidas entre abundantes jardines y vegetación, y aunque hay cierto tráfico de coches, el ruido parece sobrenaturalmente ahogado. Al final de la calle, tras cruzar las vias del tranvía de la calle Seestrasse, aparece de inmediato ...

BELVOIR PARK
Bella vista, el parque cerrado más grande de la ciudad, se encuentra en el barrio de Enge, a orillas del lago. Nacido a principios del siglo XIX, es un parque de cuento con estanques, la mansión neoclásica de la familia fundadora, prados, aves, jardines, esculturas y bellos rincones, y que además ofrece estupendas vistas del lago, montañas y ciudad. Un tesoro.

Tras cruzarlo muy tranquilamente, para poder disfrutar del relax del lugar y del día, salgo al Mythenquai, el paseo de la ribera del lago, unos cuantos metros más adelante de donde se encuentra la playa del complejo de
MYTHENQUAI STRANDBAD
Zona de baños de pago de Zurich, que ofrece un complejo con un monton de instalaciones, en la orilla izquierda del lago. Tiene trampolines, plataforma de buceo, playas de arena y prados para tomar el sol, vestuarios, zona de barbacoas, piscina y parque infantil, ...

Continuando hacia la ciudad por el paseo del muelle, viendo los barcos amarrados o navegando, la gente en bicicleta o tomando el sol en las plataformas de las orillas, llego al inicio de la curva del lago que se dirige hacia el puente de la desembocadura del río Limmat. En dicha curva, ocupando todos los metros cuadrados de esa esquina, piso el

ARBORETUM
Parte importante de los históricos muelles del lago, cuya construcción supuso la transformación de la ciudad medieval en una urbe moderna, el arboretum es hoy en día jardín botánico y parque público de la ciudad, además de contener un lido, zona de baños, un aviario, y un hospital para aves.

Al regreso del tour por la tarde, los prados estaban llenos de grupos de gente, sobre todo joven, con manteles de picnic, comiendo fondues, charlando y bebiendo, o tumbados al sol sobre la hierba. Me quedé un buen rato placenteramente sentado a la sombra de un árbol.
Al llegar a la desembocadura del río, sin pasar por el puente al otro margen, cruzo las vias del tranvía y la gran avenida, y remonto el río Limmat por su margen izquierda hasta llegar a otro lido y piscina fluvial, el

FRAUENBAD
Con uno de los edificios de estilo Art Nouveau más encantadores de la ciudad, construido en 1837, son unos baños con vistas al centro histórico, y tal como dice su nombre, solo para mujeres.
A la noche sin embargo, se convierte en el Barfussbar, “el bar de los pies descalz@s”, sean femeninos o masculinos, un bar al aire libre con encanto, donde además se celebran conciertos y todo tipo de actividades culturales.

Siguiendo el recorrido en paralelo al Limago, en la manzana siguiente, nos encontramos primero con el edificio del ayuntamiento de la ciudad, y sobresaliendo justo detrás, el capuchón puntiagudo y verde turquesa de la
IGLESIA FRAUMÜNSTER
Esta iglesia, antiguo convento, fue construida a partir de mediados del siglo IX, en el lado opuesto del río de la iglesia de Grossmünster, y es famosa principalmente por las vidrieras de Marc Chagall y Augusto Giacometti, y su órgano de 5793 tubos.

La rodeo dejando atrás la aglomeración de turistas para entrar, y cojo la calle Münsterhof primero y Postrasse despues, para salir a la avenida más famosa del centro de Zurich, la ....
BANHOFSTRASSE (Calle de la estación)
Una de las calles de compras más exclusivas de Europa; el paraíso de las tarjetas de crédito en un kilómetro de asfalto, que se puede recorrer en un tranvía desde donde poder hacerle la ola a los galmurosos y lujosos escaparates de Tiffanys, Bulgari, Armani, Prada, Dior, Vuitton, Gubelin, Chanel, Hermes, Cartier, Bucherer, Ferragamo, etcétera, etcétera.

Las marcas que operan en Bahnhofstrasse, pagan una media de 62000 Є mensuales de alquiler por los 100 m2 que utilizan de promedio, o lo que es lo mismo, con lo que cuesta alquilar 5 m2 de negocio en esta calle, se paga el alquiler de un apartamento de 100 m2 en uno de los residenciales barrios de la ciudad.

En caso de ir sobrado de sofisticación o de parecerle demasiado baratas las tiendas de la Bahnhofstrasse, siempre puede sentarse en un banco y quedarse un rato viendo el discurrir de tranvías, turistas y ejecutivos, o de ejecutivos y/o turistas en tranvía, o de tranvías o turistas ejecutivos, en la ...

PARADEPLATZ
En el corazón de Bahnhofstrasse está la Paradeplatz, “la plaza de armas”, cuyo nombre original del siglo XVII, era el de Säumärt o “mercado del cerdo”. Ahora, Paradeplatz, es el meollo financiero del país, dado que las sedes de los grandes bancos suizos, Credit Suisse o UBS, además de otras grandes bancas no suizas, como la británica HSBC, se instalaron en la plaza.

… y luego, si el paseante quiere acumular energía antes de continuar el tour, y además regalarse el gustazo de liberar neurotransmisores del placer, se puede dirigir a la esquina de la plaza donde está esquinada la reconocida confitería …

SPRÜNGLI
Uno de los negocios de la Bahnhofstrasse con más solera, ya que data de 1836, es esta confitería asociada en épocas pasadas al chocolatero Lindt. Yo visito primero la tienda, y luego como en la terraza de la cafetería no hay sitio, entro al interior. Reviso las filas de delicatessen, y me pido para desayunar un café con leche, un briox de salmón, y una tartaleta de manzana con almendras, a los que califico respectivamente con un bien, un suspenso, y un notable, tras haber considerado también en la evaluación, los 18 eurazos que me ha costado la broma.

Embriagado por la fragancia del dinero, y con el cerebro endulzado, abandono la suntosa avenida, girando de regreso a la margen del río por la callejuelas que discurren hacia la antiquísima iglesia de San Pedro, y su sobresaliente torre con precioso reloj, que con sus 8'7 metros de diámetro es uno de los relojes murales más grandes del mundo.

A sus pies, en la recoleta plaza de San Pedro, enlazo con el pintoresco barrio de tiendas de arte y artesanías de Schipfe, de calles estrechas, jardines escalonados, y casas medievales, y situado al amparo de mi próximo objetivo, que no es otro que el parque de
LINDENHOF

Sobre una colina histórica por sus asentamientos celtas, romanos, y medievales, este parque en el corazón de Zurich, es uno de los lugares de recreo más famosos de la ciudad por sus increibles vistas sobre la ciudad vieja y el río Limmat. Los coches tiene vetado el paso por las callejuelas que rodean el parque. Con mesas, fuentes, bancos, y mirador, es un popular lugar de reuniones políticas, jugadores de ajedrez, practicantes de petanca, y siempre concurrido por paseantes.

A la hora de la comida, muchisima gente utiliza los bancos o el cesped para comer y relajarse con la vista de los tejados, campanarios y el río. Desde luego, tienen alrededor suficientes torres con reloj, como para que no se les pase la hora de volver al trabajo.
Desde el parque, desciendo al río colina abajo por las escaleras de la calle Fortunagasse, y paseando hacia el norte por la margen del Limmat en dirección a la estación central, hago parada técnica en un super Coop, donde me compro para comer un par de ensaladas centroeuropeas, -de patatas y pepinillos, y de cervela-, y un par de cervezas, por 9 €.

Reinicio la ruta, y mi intención es cruzar el río más al norte, para poder ver otra zona de Zurich que no sea el centro histórico. Para ello, desde la plaza de la estación, cruzo primero el río Sihl, y luego camino por la calle Lagerstrasse junto a las vias del tren hasta encontrar

LANGSTRASSE (la calle larga)
que conecta los barrios 4 y 5, y cuyo túnel cruza por debajo el oceano de raíles ferroviarios, para aparecer y atravesar el barrio 5, Gewerbeschule, y morir en la plaza Limmat, donde comienza el puente que cruza a la otra orilla del río.

Estos dos barrios del Zurich oeste están en plena evolución, -hace una década era el distrito rojo de la ciudad-, y mezclan ahora vestigios de su época anterior, naves industriales, algunos clubs nocturnos o de striptease y prostitución, con zonas de bares muy populares entre la gente joven, nuevas edificaciones, restaurantes y discotecas, y sobre todo, multiculturalidad que no había visto hasta ahora en Zurich, y que mientras se pasea por sus calles se hace evidente.

Tras pasar Limmatplatz y cruzar el puente a la otra margen del río, bajo inmediatamente al sendero que, volviendo al centro, discurre ideal en paralelo al río, y es concurrido por gente que pasea, senderistas y ciclistas, a la vez que se puede observar a los bañistas en tumbonas o toallas extendidas, disfrutando del

FLUSSBAD OBERER LETTEN
otra zona de baños y ocio, con piscina fluvial, playas de cemento y cesped, campos de voleibol y otros deportes, y que a lo largo de medio kilómetro del río Limago, se extiende entre el puente y el punto de encuentro con su afluente el río Sihl, un poco antes de la estación de trenes. Si quereis tomaros algo y ver el panorama, está la estupenda terraza del Panamá bar sobre el canal y toda esa zona de baños.

Como parte de la historia, esta zona llamada "Letten", una antigua estación de trenes cerrada en 1989, fue tristemente famosa en las décadas 80-90, junto con el
PLATZSPITZ
parque adyacente en forma de espolón que se encuentra detrás de la estación central, entre las aguas de los dos ríos. En su tiempo conocido como el "parque de las agujas", por haber acogido a principios de los 80 un experimental territorio legal para las drogas, -en este parque no tenía permitida la entrada la policía-, acabó siendo un tremendo problema para la ciudad por la llegada masiva de heroinómanos y camellos de todo el mundo, -se llegaron a contabilizar 20000 personas, hasta 3000 inyectándose a ciertas horas en un mismo punto-, que derivó en una total degradación medioambiental y sanitaria del área, la cota más alta de crímenes y delitos nunca vista, y una tragedia por los fallecimientos diarios por sobredosis.

Continuo por el sendero esquivando ciclistas, hasta salir a la vía principal del paseo, y dejando atrás el puente que lleva a la estación central al otro lado, me sumerjo en el casco histórico por su calle más emblemática,
NIEDERDORFSTRASSE
la peatonal calle típica de los cascos viejos de muchas ciudades, de suelo empedrado, comercios más modestos, muchos bares y restaurantes, tiendas de souvenirs, antros sombríos, mucho turismo, prostitución, hermosos rincones, terrazas al aire libre, y menos asepsia. Aparecen los tatoo-piercings, cervecerías más canallas, y papeles y colillas por el suelo.

A medio camino, la tasca Romero, un leonés a precios suizos; una San Miguel, -allá donde va triunfa-, a 5'50 €, y un café expreso a 4'40 €, sin que haya venido a hacértelo expresamente Juan Valdés en burro desde Colombia. Este es el tercer bar/restaurante español que he fichado en la ciudad, tras la "Taberna catalana", cerca del parque Lindenhof, y la "Casa Aurelio" en Langstrasse, pasado el túnel bajo las vías del tren.

Me desvío dos pasos, y me meto detrás del escenario, a sentarme un rato en una escondida placita trasera, con cajas de cartón, bicicletas, árboles, salidas de humos y un caballo blanco. Tras un rato, vuelvo al redil, y nada más enfilar de nuevo Niederdorf, ohhh, sorpresa!, colisiono en la siguiente esquina con la fachada empapelada de banderas rojigualdas de "La bodega española".

Me pongo firme delante, y entre los vítores de la clientela, hago una reverencia con la cabeza, antes de proseguir mi camino desembocando primero frente a la fachada de la famosa iglesia de GROSSMUNSTER, y ya, dejando atrás el casco viejo zuriqueño, llegar otra vez la desembocadura del Limmat, cruzarlo por el puente de Quaibrucke. Desde allí, reandando un tramo de la ida por la avenida del General Guisan, llego otra vez al parque del Arboretum, donde los chavales continuan sus picnics, con manteles y fondues sobre la verde hierba.

Desde el parque, tomo hacia el interior en dirección opuesta al lago, y atravesando las mansiones y villas ajardinadas del residencial Enge, giro y me lanzo en descenso por Waffenplatzstrasse, hasta que al inicio del tramo donde la calle se transforma en Mutschellenstrasse, me planto en la puerta de entrada al edificio de mi apartamento, y mis pies se amotinan pateándome el culo.